EUTANASIA SEGÚN EL UTILITARISMO PDF

Title EUTANASIA SEGÚN EL UTILITARISMO
Author Camila Añez
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EUTANASIA SEGÚN EL UTILITARISMO1 Camila Añez2 La eutanasia es un problema que puede y es analizado desde diversas áreas del saber, pues no implica solamente la visión médica de quién está autorizado a poner fin a la vida de un paciente o si está acorde o no con el juramento hipocrático que un médico...


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EUTANASIA SEGÚN EL UTILITARISMO1 Camila Añez2 La eutanasia es un problema que puede y es analizado desde diversas áreas del saber, pues no implica solamente la visión médica de quién está autorizado a poner fin a la vida de un paciente o si está acorde o no con el juramento hipocrático que un médico ayude un paciente a morir. Desde el punto de vista legal, tenemos cuestiones como, por ejemplo, si es un derecho legal decidir cómo y cuándo morir. Tenemos también el punto de vista filosófico que discute si la eutanasia es moralmente permisible o no; si es un derecho moral decidir cómo y cuándo morir; cuándo empieza y cuándo termina la vida; cuáles son los fundamentos para defender o rechazar la práctica de la eutanasia, si la muerte es siempre un mal a ser evitado, entre otros. La comunidad académica y científica hasta ahora no ha conseguido llegar a un consenso si la eutanasia debe ser entendida como un derecho fundamental; sin embargo, existe el consenso de que se debe seguir debatiendo y aclarando las diversas lagunas que envuelven la práctica de la misma. Algunos países como Holanda, Bélgica y Suiza permiten la muerte asistida y/o la eutanasia voluntaria y no-voluntaria de pacientes en estado terminal. Dos de los principios filosóficos que fundamentaron sus leyes son el de la autonomía y el de evitar el daño. Pero al final, ¿qué quieren decir estos principios y por qué fundamentan la defensa de la eutanasia? Considerando la necesidad de aclarar en qué consiste la práctica de la eutanasia y cuáles son los principios que permiten su defensa, en este artículo me concentraré en su aspecto filosófico. El objetivo es defender3 que ella es moralmente permisible bajo la óptica

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Ensayo publicado en la Revista Percontari (n.20) del Colegio Abierto de Filosofía. Febrero de 2019, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Disponible en: 2 Licenciada en Filosofía y Máster en Ética y Filosofía Política por la Universidade Federal de Santa Catarina, Florianópolis, Brasil. 3 Este ensayo es una versión traducida al español de dos investigaciones mías. Sobre la eutanasia voluntaria activa, ver: ÃNEZ, C. EUTANÁSIA ATIVA VOLUNTÁRIA: UMA DEFESA UTILITARISTA, 2014. Disponible en: . Sobre la eutanasia no-voluntaria activa, ver: AÑEZ, C. A PERMISSIBILIDADE MORAL DA EUTANÁSIA NÃO VOLUNTÁRIA ATIVA: UMA DEFESA UTILITARISTA, 2017. Disponible en: .

de la corriente ética denominada utilitarismo. Para ello, explicaré qué es la eutanasia, tipos de consentimientos y modos de practicarla. En un tercer momento explicaré la diferencia entre matar y dejar morir, y la diferencia entre vida biográfica y vida biológica. Estas diferencias son esenciales para entender por qué la eutanasia es defensable. Por último, aplicaré los principios utilitaristas a la defensa de dos tipos de eutanasia: la voluntaria activa y la no-voluntaria activa. VIDA Y MUERTE El objetivo de esta sección es aclarar algunos conceptos relacionados a la eutanasia e introducir argumentos relevantes que nos guiarán en la defensa de la permisibilidad moral de dos tipos de eutanasia. ¿Qué es eutanasia? En primer lugar la eutanasia no puede estar asociada a toda y cualquier práctica que lleve una persona a la muerte. Por esa razón es necesario definir su alcance y cuáles son sus implicaciones morales. El término “eutanasia” proviene del griego euthanatos que significa eu = buena + thanatos = muerte. Actualmente la eutanasia es entendida como la conducta médica que anticipa la muerte del paciente que se encuentra en estado de ausencia de salud. Peter Singer en su libro Ética Práctica (1993)4 explica la práctica de la siguiente manera: “Eutanasia” significa, según el diccionario, “muerte serena, sin sufrimiento”, pero hoy el término es usado para referirse a la muerte de aquellos que están con enfermedades incurables y sufren de angustia y dolores insoportables; es una acción practicada en su beneficio y tiene por finalidad ahorrarles la continuidad del dolor y el sufrimiento. (SINGER, 1993, p. 186)

Por su vez, Jeff McMahan, al discutir sobre el fin de la vida desde el punto de vista moral en su libro La Ética en el Acto de Matar (2011)5, define la eutanasia como un:

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Versión traducida al portugués de la Editora Martins Fontes. Versión publicada en portugués por la Editora Artmed.

Acto de matar o dejar morir que satisface dos condiciones: el acto debe beneficiar o ser bueno para el individuo que muere, y segundo, el agente debe estar motivado a hacer aquello que es bueno para el individuo en cuestión, y debe tener la intención de beneficiarlo al provocarle su muerte. (MCMAHAN, 2011, p. 478)

La eutanasia en relación a la conducta médica puede ser activa (matar) o pasiva (dejar morir). Es activa cuando la persona X causa la muerte de Y por medio de una acción directa; por ejemplo, cuando X aplica una inyección letal en Y. Y es pasiva cuando la persona X deja de actuar para que Y continúe vivir; por ejemplo, cuando X desconecta los aparatos de soporte vital de Y o cuando X no realiza algún procedimiento que podría prolongar la vida de Y. En relación al consentimiento del paciente la eutanasia puede ser voluntaria, novoluntaria e involuntaria. Ella es voluntaria cuando el paciente solicita de manera clara y libre que quiere morir, ya sea de manera activa o pasiva; es no-voluntaria cuando el paciente no es capaz de decidir por sí mismo, por ejemplo, personas en estado vegetativo, en coma o bebés; por último, es involuntaria cuando se provoca la muerte del paciente contra su voluntad6. Concentrémonos en la eutanasia voluntaria y la no-voluntaria. En los casos de la eutanasia voluntaria, sea ella pasiva o activa, desde el punto de vista utilitarista los elementos que determinan su permisibilidad moral son la autonomía y el bienestar. McMahan describe que la eutanasia es voluntaria cuando “una persona pide para morir, consiente en ser muerta” (MCMAHAN, 2011, p. 479). O sea, el paciente que padece de una enfermedad grave e incurable es capaz de hacer elecciones libres y esclarecidas sobre el curso que deberá tomar su vida, por más que su elección diga respecto a cómo y cuándo morir. Una vez tomada la decisión de interrumpir la vida, el cuerpo médico procede con la realización del pedido del paciente respetando su autonomía. Aquí también se incluyen los casos en que un individuo saludable manifiesta oralmente o a través de un documento su voluntad de morir en el caso de que futuramente venga a sufrir alguna enfermedad que lo haga dependiente e incapaz de tomar decisiones conscientes y bien informadas. 6

Lo que supuestamente distingue la eutanasia involuntaria del homicidio es la intención, es decir, en la primera la intención es de acabar con el sufrimiento del paciente, la razón sería humanitaria. Por ejemplo cuando se administra una dosis alta de morfina al paciente para alivianar su dolor, sin embargo, se sabe que esa alta dosis de morfina lo matará.

En Holanda7, tanto la eutanasia voluntaria como el suicidio asistido son reglamentados. Según el texto, los niños mayores de 12 años pueden solicitar la eutanasia, pero con el consentimiento de sus padres. A los 16 años ellos pueden decidir solos, pero los padres deben acompañar ese proceso. Y a partir de los 18 años los individuos tienen el derecho de decidir solos. Para que los individuos puedan recibir el auxilio a morir, deben cumplirse algunos criterios y condiciones, entre ellos8: 1) el individuo tiene que solicitar de manera clara y libre que quiere morir, no restando dudas al respecto de esta decisión; 2) el individuo padece de enfermedad incurable y/o terminal que le provoca daños físicos y psicológicos; 3) no hay alternativa aceptable – para el paciente – que aliviane su dolor. Bélgica9 fue el segundo país europeo a legalizar la eutanasia voluntaria para adultos en el mismo año. Y en el 2014 fue autorizada la eutanasia voluntaria activa a niños sin límite de edad desde que tengan capacidad de discernimiento10. Los criterios y procedimientos que orientan la práctica de la eutanasia son básicamente los mismos que los de Holanda. La condición de salud del paciente debe ser testificada por lo menos por dos médicos. El paciente debe haber tomado la decisión de manera clara y bien informada; el paciente es portador de enfermedad incurable que convierte cualquier tratamiento y cualquier cuidado paliativo fútil, haciéndolo escoger poner fin a su vida, entre otros. Como podemos ver, las reglas generales que permiten la práctica de la eutanasia en estos países tienen por objeto respetar la autonomía de los individuos y promover una muerte serena y sin sufrimiento para los mismos, evitando el daño. En el caso de la eutanasia no-voluntaria, estamos hablando de anticipar la muerte de pacientes incapaces de dar su consentimiento. Singer (2002, p. 189) explica que entre aquellos considerados incapaces de dar su consentimiento están los bebés recién nacidos o de tierna edad que tienen severas malas formaciones o lesiones cerebrales graves, niños y adultos que debido a sus enfermedades o accidentes graves se convirtieron en incapaces de 7

Para saber más, ver: Eutanásia e Suicídio Assistido Legislação Comparada (2016). Ley del 1º de abril de 2002. Disponible en: . Acceso en: 17 mai. 2014. 9 Ley de mayo del 2002. Disponible em: . Acceso en: 23 mar. 2016. 8

dar su consentimiento para siempre al respecto de lo que quieren hacer con sus vidas. Según McMahan: Esta categoría, por lo tanto, comprende todos los casos de eutanasia en que el individuo muerto o autorizado a morir es un feto, un niño, un animal, un ser humano con graves deficiencias cognitivas congénitas, o un ser humano que haya dejado de ser competente para formar preferencias autónomas sobre la vida y sobre la muerte, y que no haya manifestado previamente su voluntad sobre el tema. (MCMAHAN, 2011, p. 479)

Siendo así, la eutanasia no-voluntaria se refiere a individuos que por algún problema severo de salud se convirtieron en incapaces de hacer elecciones autónomas, de desarrollar sus personalidades e identidades, de tomar decisiones, realizar sus planes de vida, concretizar sus proyectos, etc. En otras palabras, estamos hablando de individuos que no poseerán o dejaron de poseer para siempre una vida biográfica. Para estos casos, la decisión sobre anticipar su muerte cabe a los responsables legales. Vida biográfica y vida biológica Siempre que se discuten temas relacionados a la vida y la muerte humanas, nos deparamos con cuestiones cómo: ¿dónde empieza la vida? ¿Dónde termina la vida? ¿Qué es vivir y qué es tener vida? Para muchos, vivir no es lo mismo que tener una vida. Y estar vivo no es garantía suficiente para que se tenga una vida. Por esa razón, filósofos como James Rachels diferenciaron la vida biológica de la vida biográfica. En su libro The End of Life11 (1986), Rachels destaca que la visión tradicional occidental que tenemos sobre la vida es una mezcla de influencias de los antiguos griegos, del cristianismo y del judaísmo, esta visión es conocida como “santidad de la vida humana”. De acuerdo con esta visión, los humanos ocupan un espacio especial en la creación y por eso merecen consideración moral. Siendo así, matar una vida humana es moralmente incorrecto. Sin embargo, existe otra visión que consiste en comprender que una cosa es vivir una vida y otra cosa es tener vida. En sus palabras:

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Esta obra y otras del filósofo James Rachels están disponibles en su página web:

Es importante percibir que usamos la palabra “vida” en dos sentidos. De un lado, cuando hablamos “vida” podemos estar refiriéndonos a las cosas que viven, a las cosas que están vivas. Estar vivo es tener un organismo biológico en funcionamiento. Aquí el contraste es con cosas que están muertas o con cosas que no están ni vivas ni muertas, como las rocas. No solamente personas, pero también chimpancés e insectos, árboles y arbustos, son cosas que viven. […]. Del otro lado, cuando hablamos en “vida”, tenemos en mente otro tipo de concepto, uno que pertenece más a la biografía que a la biología. Seres humanos no están solamente vivos, ellos también tienen una vida. Una persona que dice “la vida de Bobby Fisher” se está refiriendo a este sentido. (RACHELS, 1986, p. 24-25)

Como podemos ver, existe una distinción importante entre estar vivo y tener una vida. Por ejemplo, cuando pensamos en la vida de una determinada persona, como por ejemplo, el actor Al Pacino, pensamos en los hechos de su vida, sus películas, su grandiosa actuación como Michael Corleone en El Padrino, su personalidad, técnica de actuación, etc. Lo mismo hacemos cuando pensamos en nuestras vidas. Por lo tanto, cuando pensamos en nuestras vidas, estamos pensando en nuestra vida biográfica. Obviamente que la parte biológica es necesaria para que tengamos una vida biográfica, pero no es suficiente, pues no siempre la vida biológica permite que los seres humanos tengamos una vida en el sentido biográfico. La concepción de Rachels está directamente relacionada a la visión de vida del filósofo John Stuart Mill, utilitarista por excelencia, pues siguen el mismo razonamiento. Es innegable que lo que nos hace diferente de otros animales es que somos capaces de atribuir valor a la felicidad y buscarla, somos capaces de moralidad y establecer normas de conducta, somos capaces de recordar, planear el futuro, tenemos autoconsciencia; en otras palabras, todas estas características hacen parte de una vida biográfica y dan sentido a nuestras vidas. Volveré a este aspecto más adelante.

El mito de la diferencia moral entre matar y dejar morir En la sección 1.1 vimos que la eutanasia se diferencia por la conducta médica adoptada, esto es, pasiva o activa. Pues bien, en el caso de la pasiva se trata de dejar morir y en el caso de activa se trata de matar. La filósofa Helga Kuhse, en su artículo El mito

moderno: que dejar morir no es lo que intencionalmente causa la muerte (2006)12, destaca que una de las supuestas diferencias entre dejar morir y matar reposa en el mito de que dejar a alguien morir no es lo que intencionalmente causa la muerte de la persona. Este mito está basado en el ideal de santidad de la vida humana. La filósofa denomina este problema de “mito de la diferencia moral”. Este mito encuentra refuerzo en los códigos penales, pues establecen diferencia entre formas de matar inocentes: asesinato, homicidio doloso o culposo, etc. De esta forma, la conducta médica que permite que un paciente sea dejado morir tiene amparo en la ley, pues lo que mata al paciente es supuestamente la enfermedad y no la acción del médico de retirarle el soporte vital. En general, matar es incorrecto y las leyes sirven para criminalizar y sancionar a aquellos que matan deliberadamente. Obviamente que matar a un inocente es incorrecto, pues al hacerlo se le estará frustrando sus planes y expectativas de futuro, faltando el respeto a sus intereses, etc. Sin embargo, en algunos casos parece razonable aceptar que matar no es incorrecto, como por ejemplo, en legítima defensa. También parece razonable aceptar que matar no es incorrecto en casos como de los individuos que solicitan asistencia para poner fin a sus vidas porque poseen alguna enfermedad degenerativa avanzada, como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), que les impide de hacerlo por su cuenta. Dejarlos morir (eutanasia pasiva) no parece ser lo mejor por el sufrimiento que promueve, pues los individuos con ELA avanzado están, muchas veces, enclaustrados dentro de un cuerpo que no reacciona y muchas veces no consiguen ni siquiera pedir auxilio en el momento que sienten dolor, mucho menos son capaces de explicar rápidamente qué sienten o qué quieren. En estos casos, dejarlos morir retirando los medicamentos que disminuyen su dolor o cualquier otro tipo de terapia paliativa, es peor que simplemente matarlos a través de una combinación de sedantes y sustancias letales. Para Kuhse, independientemente del método que se use, la intención de la eutanasia es poner fin a la vida del paciente. Por esa razón no existe una diferencia moral relevante entre matar y dejar morir. Pero existe una diferencia cualitativa que hace con que un método sea mejor que el otro dependiendo de la situación, y por ese motivo a veces es preferible matar que dejar morir.

Why Killing is Not Always Worse – and Sometimes Better–Than Letting Die. In Helga Kuhse & Peter Singer (eds.), Bioethics: An Anthology. Blackwell. pp. 1-4, (2006). 12

Imaginemos los casos de eutanasia y la conducta médica. Algunos dirán que los médicos no deben interferir en la muerte de sus pacientes, ni de forma pasiva, ni de forma activa. Otros dirán que es correcto que los médicos dejen morir a sus pacientes en algunas circunstancias, y que cuando lo hacen, lo hacen por razones humanitarias. Sin embargo, otros decimos que sí es correcto que los médicos ayuden en la muerte de sus pacientes si estos así lo solicitan o si sus responsables legales lo deciden, siempre y cuando los criterios para su práctica se cumplan. Por lo tanto, la decisión de cuál método para practicar la eutanasia es mejor dependerá del cuadro clínico y los pronósticos de salud. No nos olvidemos que cuando se opta por la eutanasia ya se está asumiendo que la muerte es lo mejor para el paciente. La visión de la mayoría de los utilitaristas es de que en casos de enfermedades, de ausencia de perspectiva de una vida biográfica y de bienestar, los médicos deberían estar autorizados a promover una buena muerte a sus pacientes en vez de simplemente dejarlos morir. Matar, en estos casos, no es moralmente incorrecto, pero sí es moralmente mejor que dejar morir. Esto es, matar es moralmente permisible. LA PERMISIBILIDAD DE LA EUTANASIA ACTIVA VOLUNTARIA Y NOVOLUNTARIA Cuando se constata que el cuadro de salud del paciente es irreversible y que no habrá forma de que este pueda vivir una vida biográfica, existen por lo menos dos cursos de acción a ser tomados. El primero es de continuar con los tratamientos terapéuticos de manutención artificial de la vida y/o mantener los cuidados paliativos. El segundo es de permitir que el paciente muera a través de la eutanasia activa o pasiva. Eutanasia voluntaria activa En la obra La Libertad (1859)13, Mill busca aclarar los deberes y derechos de los individuos que componen la sociedad. Es en esta obra que presenta dos principios-clave que permiten hacer el cálculo utilitarista sobre cuál es la acción correcta que debemos seguir. El primer principio es el de la libertad, más conocido como principio de evitar el 13

Versión traducida al portugués por la Editora Martins Fontes.

daño. Para el filósofo inglés, el principio que nortea las conductas de los individuos es el principio de la libertad que funciona como un regulador de la libertad, pues impide los daños a terceros. El daño puede ser “entendido como una violación de los intereses esenciales para el bienestar humano, o sea, una violación de derechos” (SANTOS, 2013, p. 78). El segundo principio es el de la autonomía, de acuerdo con él: La única parte de la conducta de cada uno, por la cual es responsable ante la sociedad, es la que dice respecto a otros. En la parte que dice respecto a sí mismo, su independencia es, por derecho, absoluta. Sobre sí mismo, sobre su cuerpo y mente, el individuo es soberano” (MILL, 2000, p.18)

Según Mill, entonces, cada uno es señor de su propio cuerpo y mente, consecuentemente, tiene la libertad de elegir como quiere vivir y elegir los medios para alcanzar sus objetivos. Para él, los individuos deben vivir sus vidas de acuerdo con sus intereses, valores y creencias con los cuales se identifica, pues son importantes para su bienestar y para su desarrollo personal. La libertad en la visión utilitarista está asociada a la responsabilidad de asumir las consecuencias de los actos que provocan daño a los demás. La felicidad de nadie debe estar arriba de la de los otros, mucho menos los medios para alcanzarla se justifican cuando provocan daño a los demás. Para los casos de eutanasia voluntaria activa sería correcto afirmar que el impedimento de la práctica en favor de los individuos que la solicitan, es violar su derecho moral a la libertad y su autonomía. Así siendo, impedir que in...


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