filosofía del siglo XVIII PDF

Title filosofía del siglo XVIII
Course Historia del Pensamiento
Institution Universitat de València
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Summary

Wolff, Gottsched, Brodmer y Bretinger...


Description

Siglo XVIII Ciencia

res cogitans

Objetividad, unidad, universalidad

Contraposición Arte y estética

res extensa

Siempre sensible, a través de los sentidos,

Marginación de lo estético por parte del racionalismo *Racionalismo moderno: se construye un sujeto.

2 WOLFF Es un filósofo del siglo XVIII. Empieza a articular el saber filosófico para que se pueda divulgar el recionalismo pero no deja espacio para la reflexión sobre la belleza y el arte. Divide la filosofía en parte teórica y parte práctica, lo que delata su racionalismo porque realiza esta división de manera lógica. *Descartes ya hablaba de temas matafísicos a partir de razonamientos lógicos (ej la existencia de Dios). En Wolff, la práctica está subordinada a la teoría: si actúo bien (práctica) es porque conozco la verad (teoría). El pensamiento de Wolff refleja claramente su racionalismo. Ya en el siglo XVIII se va cuestionando y criticando esta visión wolfista del arte. Acabará eclosionando en Kant, cuyo pensamiento ayudará a su nuevo entendimiento. A finales de ese siglo, aparece el criticismo de Kant, el wolfismo se agota por completo y podemos observar la fundamentación racional moderna de la autonomía del ámbito estético. A lo largo del siglo XVIII ya discípulos del filósofo buscaron estrategias para reflexionar sobre la estética:

Gottsched:

Era discípulo de Wolff. En consonancia con el arte clasicista francés de la época, intenta acercar el arte a la razón, haciendo el arte razonable. El arte puede contribuir al Bien (la razón). El arte tiene que estar guiamdo a la razón. Arte coherente, lógico, desde un punto de vista científico. Así, propuso una vez más hacer del arte parte del saber, convertirlo en ciencia, intelectualizarlo. Había que mover el arte hacia aquello objetivo para reconocerlo. El gusto tenía que convertirse en una facultad del entendimiento. Esto solamente podía conseguirse sometiendo la imaginación al principio de no contradicción siguiendo las leyes de la razón. La imaginación ha de hacer mosaicos con la realidad. El artista así tendrá valor y reconocimiento porque se convertirá en un maestro moral de la realidad, tendrá la capacidad de instruir y podrá hacer de todos mejores hombres. De esta forma, si el artista imita la realidad racional, no será perjudicial. Esto, como ya he dicho, se consigue disciplinando a la imaginación. El resultado de esto será proporcionar a los individuos verdades que aclaren, ilustren, iluminen con la luz de la razón, que acerquen al bien. En el siglo XVIII, la verdad, el bien y la belleza siguen unidos. De esta forma se entiende que si el artista entrega al pueblo la verdad, enseñará por consiguiente, el bien.

Brodmer y Bretinger: Ambos son la contraposición a Gottsched. Eran críticos de arte y reivindicaban una reflexión sobre el arte y lo estético entendiéndolos como diferentes a la razón, esa diferencia se destaca porque la conexión es arte-imaginación, no arte-razón. Ellos defenderán que, frente a la idea de que el arte no ha de hacer otra cosa que imitar la realidad mediante unas leyes, éste ha de explorar nuevos mundos, tiene que ver con aquello subjetivo, la creación y la expresión. La imaginación es y ha de ser libre de los conceptos de la razón. Hay que desvincular, además, el artista de la figura del maestro. En definitiva, desligar el arte de las

concepciones anteriores. Estaban de acuerdo en que la facultad era una, la representativa, pero ésta siempre tiene algo de creativo, no es toda lógica. Esta facultad tiene que ver con los sujetos particulares, con aquello diferente que se encuentra dentro de ellos. De esta forma, el arte tendrá valor por ser subjetivo, por construir posibilidades no conocidas. El arte tiene que ver con el genio del artista, no tiene que convertirse en una ciencia. Son los padres del sentimiento entendido como romanticismo. Lo más importante es que el arte abre posibilidades diferentes a la ciencia. Para Wolff, la única facultad humana es la facultad representativa (razón) que son los conceptos. Los wolffianos siguen con esa tesis de que no hay otra facultad humana pero dicen que las representaciones estéticas son también parte de esa facultad representativa pero que son inferiores a los conceptos, son menos reales. Para los seguidores de Wolff, se acepta el arte desde un punto de vista racional y científico (como Gottsched) pero es un nivel inferior al conocimiento. Baungarten, por su parte, responderá a esta polémica situándose a favor de los pensadores suizos. El filósofo aplicará las leyes de la silogística a las obras de arte. La teoría del conocimiento sigue siendo para él la preponderante, pero esta ya no es sólo lógica, sino también estética y ambas son independientes una de la otra. Así, la lógica será la teoría de los conceptos, mientas que la estética, la teoría de las percepciones sensibles (que son representaciones oscuras y confusas inferiores a los conceptos). Esto supondrá una gran ganancia para el ámbito estético. Baungarten entiende que la teoría del conocimiento no es sólo lógica, sino que también introduce dentro de esta teoría la estética. Ésta, por fin tiene un lugar especial dentro del conocimiento, ya que se entiende que tiene un rigor igual al de la lógica y la filosofía tradicional. Se reconoce que la belleza es distinta del bien y la verdad, teniendo percepciones sensibles, no conceptuales. Estas percepciones no son tan claras y distintas como lo son los conceptos, pero tienen una claridad extensiva, proporcionan un conocimiento. Además de Baungarten, puedo mencionar a otro filósofo importante de la época, Mendelsóhn. Éste, pertenece a la filosofía popular. Para él, la representación estética tiene valor por sí misma, aun cuando no representa algo bello. La representación sensible tiene valor en sí misma y merece un estudio como es la estética no porque son representaciones de objetos perfectos con una perfección de belleza, sino que versan sobre objetos que tiene valor, esto es, la representación estética tiene una perfección en sí misma. Esto supone la apertura hacia lo estético. El arte ya no es intelectual. El arte ahora tiene un valor no sólo por representar la realidad racional, sino también porque ahora crea realidades. Comienza a valorarse la figura del genio, que desde su subjetividad individual crea nuevos mundos, explora posibilidades desde su experiencia personal y subjetiva. El arte ahora se entiende como representación de aquello individual de cada artista. Esto surge en un contexto determinado, la época del sentimiento (finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX). Durante este periodo, asistimos a un camino que ya no tiene que ver con reconocer el arte en virtud de su función moral o reconocimiento de las verdades racionales, sino que se observa la lucha por el reconocimiento del arte, insistiendo en sus valores independientes del valor moral y la metafísica. Es un camino que ha de luchar por divorciar lo bueno, lo verdadero y lo bello y tiene que esforzarse en hacer desaparecer la creencia de que la facultad es siempre una y la misma. Los autores e intelectuales de la época que tienen puesto su interés en el arte, intentan, mediante diferentes estrategias, que éste tenga un lugar dentro de la filosofía. Siguiendo esta línea, he de volver a Mendelsóhn que afirmaba la existencia de otra facultad más, además de aquella representativa, la facultad del gusto. Igualmente, afirmaba que el placer estético no debe caer en el placer sensible, en el mero agrado, ya que no es un placer que genera deseo, es un placer empírico. Poco a poco se va desvinculando la verdad de la belleza, como con Bodmer y Breitinger, y se va a empezar a decir que lo bello es bello por sí mismo. También que las representaciones estéticas no son ni más ni menos reales, sino que hay que interpretarlas como algo diferente del

conocimiento teórico. Esta línea iré en busca de otras facultades. Ej: Mendelson ya habla de una capacidad de aprobación o desaprobación estética que es independiente de la facultad representativa de la razón teórica. En 1750, Baumgarten en su obra “Aesthetica”, reconoce por primera vez la estética como una rama de la filosofía, acuña el término de “estética”. Pero esta rama del saber no está fundamentada desde la propia razón. Sin embargo, es más importante la obra de Kant porque consigue, desde dentro del pensamiento, fundamentar y demostrar la autonomía del ámbito estético....


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