Historiografía de la Historia Antigua en Grecia PDF

Title Historiografía de la Historia Antigua en Grecia
Author David Fraile Ruda
Course Tendencias Historiográficas I (Prehistoria, Historia Antigua e Historia Medieval)
Institution Universidad de Sevilla
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Profesor Cesar Fornis...


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Tema IV: La historiografía griega La Historiografía es la narración de los acontecimientos del pasado, lejano o inmediato, de acuerdo con unos principios formales y metodológicos. Tiene su origen en Grecia, donde surgieron los relatos genealógicos, etnográficos y geográficos hacia finales del Siglo VI a.C., en el Asia Menor (en contacto con culturas de Oriente). Se alcanzó la madurez historiográfica en el Siglo V a.C. con Herodoto y Tucídides, cuando se adquierió rigor en la interpretación y crítica de los hechos. Aristóteles decía que la historiografía trataba sobre lo particular, y la tragedia de temas universales. La historiografía es un intento de ordenar y explicar el pasado, pero también debe buscar la causa y efecto de esos sucesos para comprenderlos y aplicarlos a otras situaciones (Historia como Magistra Vitae). Por tanto, la Historia tiene un fuerte contenido moral. Los historiadores tratan de mostrar vicios y virtudes y sus consecuencias. Tucídides decía que deseaba que su obra sirviese para siempre, que no se olvidase. Estos son los planteamientos de la historiografía moderna, aún no considerada ciencia. Según un estudio de Felix Jacoby, la documentación escrita que se ha conservado es apenas la cuadragésima parte de lo que hay. La historiografía como género literario. En el Mundo Antiguo, la historiografía se confundía frecuentemente con la biografía, pues la Historia se veía desde los ojos de los hombres importantes y a través de los acontecimientos bélicos. Además, la biografía incluye muchos datos históricos. Plutarco, nacido en el Siglo II, era un polímata (escribía sobre muchos asuntos) y erudito (filósofo, historiador, escritor, etcétera). Él mismo afirmó que no quería representar los hechos con la exactitud que merecían, sino que le interesaba el individuo que trataba dejando los hechos en un plano secundario. Th. Mommsen organizó en el Siglo XIX todas las inscripciones griegas y latinas conocidas hasta entonces, labor por la que recibió el premio nobel de literatura en 1902. En la época se consideraban los hechos como inamovibles, y se embellecían con rebuscadas palabras. La Historiografía es también las personas que estudian la Historia. Es un estudio con condicionantes personales y de época. Prisciliano era un heterodoxo y un poco asceta o rigorista en su concepción de la religión, algo mal visto por los jefes de la Iglesia. Hace cuarenta años se le consideraba un hereje, pero hoy en día se le ve como alguien que llevó la religión a las capas más bajas de la sociedad. Conclusión: Los hechos contados por cualquier historiador se ven afectados por su propia visión del mundo a raíz de sus experiencias personales. La Historia se convierte en ciencia cuando se comienzan a analizar los hechos, y no simplemente a narrarlos. Declive y caída del Imperio Romano (1776), de E. Gibbon, se

considera el primer libro de Historia como ciencia, pues en esta obra ya encontramos un espíritu crítico. B.G. Niehbur consolidó la Historia Antigua como disciplina impartida en las universidades. Escribió una “Historia de Roma” (la historia de Grecia aún no tenía una obra científica). A mediados del Siglo XIX apareció el primer historiador de Grecia, George Grote, que cambió totalmente la percepción que se tenía de ésta. Hasta entonces, en la historia de Grecia Atenas y su democracia eran considerados un peligro, pues simbolizaban el poder de las masas. Grote depuró la democracia antigua de sus aspectos más radicales para hacerla más aceptable a ojos de la sociedad de su tiempo. Anteriormente, Rollin había hecho algunas aportaciones, pero desde un punto de vista muy secular que creaba incongruencias. Historiadores como Gillies o Mitford, al servicio de la monarquía británica, criticaron la democracia ateniense. A lo largo del Siglo XIX se continuó progresando en la disciplina. Karl Marx descubrió la importancia de la economía en el mundo antiguo, y trató de explicar la Historia a través de la evolución de los modos de producción. Buckhardt fue el primero en decir que había que centrarse en la polis y no en el individuo. La Escuela de los Anales, fundada en los años 30, tuvo gran trascendencia dado que aspiraba a la “Historia Total”, es decir, una Historia que tuviese en cuenta todos los factores determinantes en la misma (geografía, política, sociedad, economía, etcétera). Hasta el Siglo XX, la corriente única era el positivismo, representada por L. von Ranke, que consideraba que había que atenerse únicamente a las fuentes y contar los hechos de la forma más veraz posible, pues los hechos eran incuestionables. Sin embargo, el positivismo no tiene en cuenta quién escribe las fuentes ni cómo le condicionan su cultura, sus vivencias o su condición social a la hora de narrar ciertos hechos. Por ello, en contraposición al Positivismo surgió el Escepticismo (dudar de todo), algo que en Historia se conoce como Pirronismo (por Pirrón de Elis). Los poemas homéricos Los poemas homéricos no son Historia, sino epopeya. Para empezar, no tenemos seguridad de que existiese Homero. La mayoría de expertos creen que probablemente la Ilíada y la Odisea fueran escritas por distintos autores. Tampoco se sabe a ciencia cierta cuando fueron creadas, aunque se sabe que comenzaron a ponerse por escrito en el Siglo VIII a.C. No fueron definitivamente codificados hasta el Siglo VI a.C., en la Atenas de Pisístrato. Antes de esto había muchas versiones, pues eran una tradición oral de varios siglos. Los aedos y rapsodas improvisaban en función del territorio en que se encontraban, para ensalzar a los ancestros de cierto lugar. Homero es considerado como un ciego, elemento que caracterizaba a personas extraordinarias con capacidades videntes. Las obras homéricas son parte del Ciclo Troyano. Al haberse ido forjando a lo largo de muchos siglos, los poemas homéricos retratan numerosas sociedades, de ahí que sean tan complejos. Recogen parte del mundo micénico, de la Edad Oscura y del Siglo VIII a.C. Por tanto, a pesar de no ser una fuente histórica, no hay que despreciar su valor como fuente de información.

La Odisea representa un mundo más moderno, el de las colonizaciones griegas, en el que aún no existían leyes escritas. Ese mundo acabó cuando aparecieron las leyes del Siglo VII a.C. Al igual que la Ilíada, no es una fuente histórica, pero tiene valor para entendr esa sociedad anterior al Siglo VII a.C. Hesíodo Hesíodo, originario de Beocia (Grecia Central), escribió en torno al año 700 a.C. Es el primer autor conocido en la Antigüedad, pues nos da unos pocos datos de su biografía al comienzo de su obra, pero aun así sigue siendo una figura bastante desconocida. Hesíodo escribió la Teogonía. Para ello, se empapó de toda la tradición religiosa de la civilización asiática para crear una teogonía griega. También escribió “Trabajos y Días”, obra en que dividía el pasado en cinco etapas. La última o contemporánea de su tiempo era la del hierro, que destacaba por sus duras condiciones de vida y una justicia arbitraria, siendo un mundo especialmente cruel para las mujeres. En general, es un mundo más real que el presentado en los poemas homéricos, aunque sigue sin ser Historia. La poesía lírica arcaica La poesía lírica arcaica puede servir como fuente porque representa muy bien la aristocracia arcaica. Por otro lado, la fábula era la expresión de las clases inferiores, pues eran colectivas / anónimas, mientras que la poesía lírica era individual / firmada. Las fábulas fueron recopiladas a finales del Siglo IV a.C. por Demetrio de Falero. Teognis de Mégara escribió a mediados del Siglo VI a.C. Se quejaba de los cambios del mundo, y en especial de que los asuntos públicos iban dejando de ser monopolizados por la aristocracia a causa de una creciente introducción del demos en los asuntos públicos. Para él, la areté o virtud es innata, es decir, no se puede obtener por ningún medio salvo el nacimiento. Los sofistas del Siglo V a.C. se opusieron a esta idea. Teognis daba más importancia a la areté que a la riqueza, pues estaba ligada a la justicia. La clase aristocrática arcaica se encontraba vinculada entre sí mediante matrimonio endogámicp. También eran esenciales las Xenía o vínculos de hospitalidad (en este caso sería más bien una “amistad ritualizada”). Se trataba de sellar un pacto ante los dioses para mostrar que ambos individuos eran más que amigos. A veces, estos lazos sobrepasaban incluso las políticas de estado. Los aristócratas organizaban simposios o banquetes donde planeaban conjuras contra el sistema democrático. Alceo y Safo son los llamados poetas lesbios. Vivieron en torno al año 600 a.C., y ambos provenían de Mitilene, capital de la isla de Lesbos. Alceo, de una poesía más agresiva, sufrió el destierro por participar en luchas políticas. Safo mostraba una poesía melancólica en la que destacaba el amor entre mujeres.

Arquíloco (ca 650 a.C.), de la isla de Paros, era hijo bastardo de una familia bien acomodada que se vio obligado a emigrar y se ganó la vida como mercenario (algo que no tiene las connotaciones negativas actuales). Nos da una visión distinta de la guerra, pues para él no es el escenario de actos heroicos, sino un método de sustento, y no le avergonzaba tirar el escudo y huir de una batalla si era necesario. Tirteo, un poeta supuestamente espartano del Siglo VII a.C., vivió durante la Segunda Guerra Mesenia (quizá como general), un conflicto de suma relevancia para Esparta. Su poesía se caracteriza por ser bélica, de contenido marcial, con intención de expresar el espíritu de lucha y la muerte en batalla como el mayor honor posible. Solón es el primer personaje real de la historia ateniense. Era un aristócrata, y de hecho accedió al arcontado en el año 594 a.C. En el contexto de disputa con Megara por Salamina, Solón exortó a los atenienses por recuperarla. Los tiempos de Solón fueron de conflicto interno o stasis. El líder ateniense fue nombrado árbitro en ese conflicto, algo que se refleja en sus poemas conservados en obras posteriores. Se cree que las leyes de Solón fueron reescritas y modernizadas. El gran mérito de Solón fue eliminar la esclavitud por deudas y otros problemas de base que que habían generado ese clima de tensión y conflicto. Sin embargo, nunca accedió a la redistribución de tierras que demandaban los más pobres. Esto se debe a que Solón no buscaba el beneficio del pueblo, sino solucionar los problemas estructurales de la sociedad ateniense. Los logógrafos - Origen del género historiográfico El logos es el discurso razonado, y los logógrafos aquellos que los escribían y recitaban. Estos eruditos escribían en verso, y a partir de los Siglos V-IV a.C. se especializaron y convieron en los “abogados” de la época. El origen de la prosa narrativa se ubica a finales del Siglo VI a.C., y se iría desarrollando a lo largo del Siglo V a.C. Los logógrafos fueron los primeros en mirar al pasado de una forma crítica, racional y, hasta cierto punto, independiente de la religión con sus propios instrumentos de análisis. Hecateo de Mileto apelaba a la exigencia de verdad para el relato de los acontecimientos, y consignó por escrito hechos importantes de la ciudad en varios campos (militar, político, religioso, etcétera). Los logógrafos también se dedicaban a la genealogía, es decir, las raíces de las grandes familias ligadas, siempre al origen de la ciudad, que a su vez estaba ligado al mito. Por tanto, podemos deducir que para legitimar supremacía de ciertas familias, se recurría al mito. Hecateo no se desprendió completamente del mito, pero atenúa el elemento sobrenatural del relato. Con él se comienza a tener una cronología verosímil, aunque no del todo precisa. La primera cronología se realizó mediante generaciones. Hecateo intentó organizar y configurar un pasado heroico.

En este proceso de historización tuvo mucha importancia el contacto con Oriente. Estos logógrafos comenzaron a escribir sobre regiones y pueblos fuera de Grecia, como Persia (las Persiká). Helánico de Lesbos escribió en la segunda mitad del Siglo V a.C., pero con un estilo más arcaico. Sus obras se encuentan a mitad de camino entre las genealogías míticas y la historia humana, pues describía lugares, relataba leyendas de fundación, explicaba los nombres de los pueblos, establecía la ascendencia heroica de las familias aristocráticas, narraba costumbres, etcétera. Escribió sobre las costumbres de Persia, Egipto, Lidia, Escitia y otros muchos lugares. Herodoto, el primer historiador Herodoto nació en Halicarnaso en el Siglo V a.C. Su obra más conocida son las Historias, dividida en nueve libros dedicado cada uno a una musa. La columna vertebral de su relato son las Guerras Médicas, hecho que no vivió, pero que se encontraba próximo a su época. Al iniciar la obra, él mismo señaló que su objetivo era impedir que las acciones de los hombres se borrasen de la memoria del tiempo. Herodoto quería narrar un acontecimiento que había marcado tremendamente a la generación anterior a la suya, y aún existía gente que lo había vivido. Las Guerras Médicas fueron un acontecimiento humano, real, y Herodoto quedó impresionado por éste debido a que finalizó con la victoria de los griegos y sus valores. Herodoto inició el tránsito de la logografía a la historiografía. Él mismo inventó el término historíe, que significa investigación o indagación. Sin embargo, parecía retrotraer al pasado aspectos de su época. Coincidió con la época de los sofistas, encontrándose en Turios con Protágoras. Los sofistas ponían todo en tela de juicio, incluso la religión tradicional. Sin embargo, al contrario que Tucídides, Heródoto no pareció muy influido por los sofistas, y respetaba mucho las creencias religiosas de cualquier pueblo. Tuvo que exiliarse por enfrentamientos políticos, iniciando un recorrido por varios lugares del mundo heleno, como la Magna Grecia y quizá Egipto. Se asentó en la Atenas de Pericles, donde entabló amistad con Sófocles. En el año 444 a.C. fundó la colonia de Turios en Italia, presuntamente panhelénica, donde murió. El trabajo de Herodoto es más etnográfico que histórico. Le interesaban los pueblos, costumbres, o la fauna que los hechos. Tampoco eliminó del todo el elemento sobrenatural en sus relatos, como sí haría Tucídides. Los dioses aún tienen cierta influencia en la vida de las personas que trata en su obra. La vida de los grandes hombres se guía por el koros o exceso de riqueza, que lleva a la hybris o soberbia, y que conlleva el ate o castigo divino, que restablece el equilibrio. Esto ocurre, por ejemplo, con los grandes reyes persas. Por tanto, la providencia o el destino gobierna los acontecimientos. El destino es inexorable, pero no de tal forma que la voluntad del hombre quede totalmente anulada. El ser humano conserva una cierta responsabilidad moral. El individuo puede tomar decisiones que pueden ser erróneas. Herodoto hizo una historia maestra de la moralidad que mostraba la fragilidad del ser humano.

En la obra de Herodoto tampoco se erradica del todo el elemento legendario (amazonas). Tampoco busca la causa de los acontecimientos, sino su simple narración, a veces incluso oída de terceros. Su método se basa en tres pasos, opis-historíe-gnome. Opis es la observación personal, historíe es la indagación o investigación a través de fuentes (inscripciones, tradición oral, etcétera) y el gnome es la capacidad crítica del historiador para discernir entre lo que es creíble y lo que no. Tucídides criticaría la carencia de Herodoto de esa capacidad crítica, pues consideraba que sólo se debían narrar los hechos totalmente verídicos. En lo que respecta a la cronología, para los hechos más distantes, Herodoto empleaba las generaciones, pero para los hechos más recientes empleaba el año del arcontado. En el Libro I, Herodoto nos pone un ejemplo del componente moralizante de la Historia. Habla de Creso, rey de Lidia, de quien se decía que fue indirectamente responsable de las Guerras Médicas, por atacar a las ciudades griegas de Asia Menor. Creso quería consultar al oráculo de Delfos, reservado para los griegos. Para ello se valió de un aristócrata llamado Alcmeón, con buenas relaciones con Delfos, que consiguió que admitiesen al rey de Lidia. Creso preguntó si podía enfrentarse a Persia, y por interpretar mal la respuesta del oráculo acabó destruyendo su propio reino. Los persas lo iban a quemar vivo, pero empezó a llover. El rey persa, entendiendo los designios de los dioses, decidió convertirlo en su consejero. Al final del Libro I, Herodoto nos habla del rey Ciro y de Babilonia, y cierra la primera parte con la muerte del rey persa. El Libro II está dedicado enteramente a Egipto. Nos habla de su historia, sus maravillas y curiosidades, como el embalsamiento. El Libro III comienza con la conquista de Egipto por el rey Cambises. Herodoto lleva el hilo de su narración a través del crecimiento del Imperio Persa, hablando de los pueblos de los territorios por los que se expandía. Nos habla también de la India o Arabia. En el Libro III, Herodoto presenta un debate ficticio en el que se defienden tres formas de gobierno (democracia, monarquía o aristocracia). En el mismo Libro III, Herodoto narra una parábola en la que expone la creencia de superioridad de las culturas. En el Libro IV se habla de la guerra de Darío contra los escitas, por lo que también se ahonda en Escitia. Herodoto critica algunos de los mapas de la zona hechos con anterioridad, pues le parecen demasiado simétricos. En el Libro V, Herodoto comienza la narración de la invasión de Europa. Los persas cruzaron el Helesponto y sometieron Tracia y Macedonia. Comenzaba así el relato de de la revuelta jonia del 491 a.C. El líder de la revuelta era Aristágoras de Mileto, duramente criticado por Herodoto dadas sus intenciones egoístas y no altruistas. Aristágoras fue a Esparta y trató de convencer a Cleómenes de unirse a la lucha contra Persia, pero su hija Gorgo le convenció para rechazar la oferta. Los atenienses sí que

ayudaron en la revuelta, que fracasó y finalizó con la toma de Mileto en el 484 a.C. Darío II, según Herodoto, decidió vengarse de los ateniense por ayudar a los jonios. El Libro VI se narra la expansión por el Quersoneso, y el relato se centra en Milcíades el viejo, un antepasado de Milcíades el joven. El Libro VI finaliza con la batalla de Maratón. Los Libros VII-IX narran la Segunda Guerra Médica. Herodoto comienza con los preparativos, cifrando el ejército persa en casi 4 millones soldados, algo inverosímil. En las batallas decisivas, Salamina y Platea, el historiador griego da cifras astronómicas, además de sincronizar batallas en un mismo día. En definitiva, Herodoto supuso un paso importante en el desarrollo de la historiografía y es una fuente importante a la hora de estudiar la Grecia de finales del Siglo VI e inicios del Siglo V a.C., pero se mantuvo atado a la tradición y el mito, impidiendo que podamos considerar su obra como Historia. Tucídides Tucídides es la cima de la historiografía antigua, y su influencia llega hasta nuestros días. Sería el modelo a seguir para muchos posteriores, y tres de ellos continuaron su obra. En su obra encontramos análisis político, religioso, filosófico, etcétera. Tucídides entiende muy bien las relaciones de poder. Escribió apenas 20 años después que Herodoto, pero sustituyó la curiosidad de éste por el deseo de narrar un acontecimiento contemporáneo, en su caso la Guerra del Peloponeso. Él definió esta guerra como la mayor kínesis o conmoción que había sufrido nunca Grecia. La Guerra del Peloponeso se divide en ocho libros, y es un magnífico modelo de historia científica, basada en hechos entendibles por la razón, y de historia política. No encontramos apenas digresiones en su obra, y no influye su postura religiosa (aunque considera la religión como un factor a tener en cuenta). Tucídides sabía que no podía ser completamente objetivo, pero sí ecuánime. Incluso tras haber sido exiliado por un fracaso militar, nunca ensalzó su figura o denigró la de sus enemigos. Tucídides narra la Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), y sabemos que vivió el final de la misma, pero su relato se interrumpió en el año 411 a.C., probablemente porque o tuvo tiempo para seguir escribiendo. Ese relato sería retomado por Jenofonte poco después. Cabe destacar la influencia que tuvo el sofismo en su obra. En el Libro I, Tucídides fundamenta su método de inv...


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