La memoria del mundo. Cien años de museologia. Bolaños PDF

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El visitante que acude al museo, el ministro que decide su fundación, el técnico que diseña sus vitrinas, el novelista que lo convierte en escenario de su narración, el arquitecto que proyecta su edificio, el coleccionista que le lega sus obras de arte, el artista que expone en sus salas, el conserv...

Description

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MARrA DEL!':ARMEN VALDÉS SAGÜÉS.·

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III En la exposición de la Royal Academy el caravaggismo está representado por dos cuadros de G. Dumesnil de la Tour, una Natividad (Museo de Rennes) -diver฀ tida, pero inferior al cuadro de BerlÍn- y El tramposo (de la colección Landry), un lienzo pesado, con una mala aplicación del color y de mal gusto. No acabo de en฀ tender todo el barullo que se ha querido armar estos últimos tiempos en torno a este caravaggista de menor valía que Terbruhggen, Manfredi o Valentín. � G. ISARLO. crítico de arte. 1 93 1 .

IV La Tour se había convertido en una sorpresa para todo el mundo. Hasta enton฀ ces éramos quizá siete, quizás ocho personas las que sabíamos de la existencia de La Tour. Se convirtió en un pintor conocido en toda Francia y yo empecé a recibir 66

Pero recordemos que, muy a menudo, a los grandes museos se les ofrecen dona฀ ciones que se ven obligados a rechazar, bien porque a pesar de su mérito no añadi฀ rían nada al brillo de una obra o de un talento, bien porque duplicarían o triplicarían colecciones que ya están ricamente provistas. Sería posible encaminarlas, si es que podemos decirlo así, hacia museos menos afortunados, hacia un «museo adoptado». y la benevolencia del donante no se sentiría frustrada si se le hiciese sentir que se trata, no de un arreglo circunstancial, sino de todo un sistema de actuación. Hay, sin duda, en todo ello una apariencia de tutela: por muy buenos que sean los resultados, ¿no se corre el riesgo de despertar susceptibilidades, cuyo principio y tono son fáciles de adivinar? Alarguemos el procedimiento, démosle más flexibilidad, reconozcamos que cualquier museo en el que haya una gran obra, un objeto de alto valor histórico y humano, es un gran museo, y tratémosles a todos fraternalmente. 76

U n a n u eva tendencia expositiva, l os period rooms Otra de las ponencias de la Conferencia de Madrid, a cargo de un académico español y no del M u seo del Prado, Escrivá de Romaní a bogaba en favor de la neutralidad a y de una contextualización h istórica, una modalidad que los m useos abían puesto en práctica a través de los period rooms.

erior de los museos es un--tema polémico y debatido en laacosible formular una opinión chra y general s obre una materia argo,"podemos establecer, como norma general, que la obra de as a la mayor belleza posible de -su presentación,_fOdeada de uerde su época y su destino. cibe un encargo importante, de una escultura o de un lienzo, las condiciones de su emplazamiento. Por ello resulta preferi฀ tico en un templo antes que en un museo, siempre que el local es adecuadas de visibilidad, luz, dimensiones, etc. La mayor de arte siempre llevarán el sello de su origen que evocarán siempre entran. el siglo XIX han sido verdaderos almacenes de obras de arte amon฀ so las galerías italianas de escultura clásica, cuyos muros de mármol y n que el continente armonizase admirablemente con el contenido. Sin y en día se realiza una selección de los géneros, se miden las distancias, los valores, se busca, en una palabra, que el cuadro o la estatua se libere nflujo perjudicial. inacotecas que, desde entonces, no se han renovado, producen una impre฀ ematura de fatiga al visitante que atraviesa el umbral de una de esas salas in฀ ables que, en general, deja entrever a través de sus puertas centrales otras sa฀ al de grandes que producen idéntica impresión. Los muros, apenas visibles,

Habitación...