La razon y emocion como base del proceso cognocitivo. PDF

Title La razon y emocion como base del proceso cognocitivo.
Author Mariano Gonzalez
Course Historia
Institution Universidad Autónoma de Nuevo León
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apuntes de introduccion de la materia de filosofia de la historia y epistemologia....


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La razón y la emoción, por separado, se convierten en procesos que pueden perjudicar nuestro futuro por medio de decisiones desacertadas. Somos capaces de valorar una decisión, a pesar de su racionalidad, como inadecuada (“matar a uno para salvar a muchos”). También somos capaces de advertir decisiones

inadecuadas por lo exagerado de las razones que las motivan (“no viajar por el miedo a volar”). En definitiva, nos valemos de un equilibrio entre lo racional y lo emocional para decidir de manera correcta, proceso éste que se ha ido conformando gracias a nuestra experiencia vital

La razón y la emoción, por separado, se convierten en procesos que pueden perjudicar nuestro futuro por medio de decisiones desacertadas. Somos capaces de valorar una decisión, a pesar de su racionalidad, como inadecuada (“matar a uno para salvar a muchos”). También somos capaces de advertir decisiones

inadecuadas por lo exagerado de las razones que las motivan (“no viajar por el miedo a volar”). En definitiva, nos valemos de un equilibrio entre lo racional y lo emocional para decidir de manera correcta, proceso éste que se ha ido conformando gracias a nuestra experiencia vital

La razón y la emoción, por separado, se convierten en procesos que pueden perjudicar nuestro futuro por medio de decisiones desacertadas. Somos capaces de valorar una decisión, a pesar de su racionalidad, como inadecuada (“matar a uno para salvar a muchos”). También somos capaces de advertir decisiones

inadecuadas por lo exagerado de las razones que las motivan (“no viajar por el miedo a volar”). En definitiva, nos valemos de un equilibrio entre lo racional y lo emocional para decidir de manera correcta, proceso éste que se ha ido conformando gracias a nuestra experiencia vital Universidad Autónoma De Nuevo León Facultad De Filosofía y Letras Evidencia de unidad (ensayo) La razón y la emoción en la toma de decisiones.

González Flores Mariano Jaspe 1768502

Índice: Pág. 2: introducción Págs. 2-5: desarrollo

Págs. 5-6: conclusión Pág. 6: fuentes Introducción. Actualmente no se puede establecer una dicotomía entre emoción y razón en el análisis de las decisiones humanas. Más que de una dualidad, se trata de una interacción que confluye en una elección que depende de múltiples factores tanto contextuales como personales, propios de la experiencia de cada sujeto. En la toma de decisiones, obviamente, influyen múltiples factores como la edad, nivel educativo, experiencia personal, y hasta la posición socioeconómica, así como las fuentes de información que el sujeto selecciona y que con el desarrollo de las TIC se han multiplicado. En todo este proceso no dejan de intervenir emociones que inclinan al sujeto a orientarse hacia un punto de vista específico. Y a elaborar y reelaborar cogniciones que favorecen aún más su punto de vista previo.

Desarrollo. La razón y la emoción, por separado, se convierten en procesos que pueden perjudicar nuestro futuro por medio de decisiones desacertadas. Somos capaces de valorar una decisión, a pesar de su racionalidad, como inadecuada (“matar a uno para salvar a muchos”). También somos capaces de advertir decisiones inadecuadas por lo exagerado de las razones que las motivan (“no viajar por el miedo a volar”). En definitiva, nos valemos de un equilibrio entre lo racional y lo emocional para decidir de manera correcta, proceso éste que se ha ido conformando gracias a nuestra experiencia vital. ¿Qué es una decisión acertada? En principio la respuesta parece fácil: es aquélla que mayor beneficio nos aporta. Pero esta cuestión no siempre está clara. Cuando nos enamoramos las emociones toman el mando y dirigen nuestras decisiones, y una vez hemos salido de este estado de ensimismamiento nos preguntamos cómo es posible que actuáramos así, sin tener en cuenta más opciones que las que dicta el corazón, incluso desatendiendo los consejos de personas que apreciamos y tenemos en alta estima. Frases populares como “el amor es ciego” nos advierten del poder que las emociones tienen sobre estas cuestiones, pero no ha sido hasta fechas recientes que la emoción se ha considerado un elemento determinante en los procesos racionales. ¿Qué es una decisión acertada? la respuesta parece fácil: es aquélla que mayor beneficio nos aporta. Pero esta cuestión no siempre está clara. Cuando nos enamoramos las emociones toman el mando y dirigen nuestras decisiones, y una vez hemos salido de

este estado de ensimismamiento nos preguntamos cómo es posible que actuáramos así, sin tener en cuenta más opciones que las que dicta el corazón, incluso desatendiendo los consejos de personas que apreciamos o tenemos en alta estima. Frases populares como “el amor es ciego” nos advierten del poder que las emociones tienen sobre estas cuestiones, pero no ha sido hasta fechas recientes que la emoción se ha considerado un elemento determinante en los procesos racionales. Precisamente las decisiones basadas en juicios morales evidencian de manera muy clara el papel de la emoción dentro del contexto social. En algunos lesionados en la corteza orbito frontal las emociones parecen haber dejado de interactuar correctamente con la razón. Esta región modula el funcionamiento de la amígdala, que es el origen más primitivo de nuestros impulsos y emociones más ingobernables. La asignación de significado afectivo a un estímulo determinado puede tener lugar sin que seamos conscientes de ello. Es decir que, aunque muchas veces nos percatemos de nuestras emociones, no son pocos los casos en que nos pasan desapercibidas. Más aún, es posible que el eslabón siguiente, la producción de reacciones corporales al contenido emocional, también se produzca sin que tengamos conciencia de él. En esto existe una gran variabilidad que no sólo se debe a factores genéticos, sino también a la atención que el cuerpo y sus sensaciones hayan recibido durante la infancia y la adolescencia. Aunque parezca sorprendente, vivimos en una sociedad en la que el cuerpo interno o visceral no recibe demasiada atención y es habitual encontrar personas en las que su vida consciente acaece en una esfera bastante alejada del cuerpo y de sus vivencias. Es frecuente encontrar una verdadera desconexión y en casos extremos la participación emocional en la toma de decisiones, una auténtica disociación entre las vivencias psíquicas y las sensaciones corporales. También es posible que se produzca una situación intermedia. Que, aunque el carácter afectivo de un determinado estímulo no llegue a acceder a la conciencia, sí que lo hagan las repercusiones somáticas del mismo; las palpitaciones, la sudoración o las sensaciones digestivas. En estos casos intermedios la sensación corporal nos indica que algo importante para nosotros está sucediendo, aunque no lo hayamos registrado previamente y no comprendamos a primera vista de qué se trata. Nos proporciona una pista, una oportunidad para intentar averiguar la causa de ese malestar o sensación corporal e identificar de dónde procede. Si las repercusiones somáticas son fuertes y sobre todo prolongadas, es probable que acaben produciendo alteraciones más o menos graves en algún órgano u órganos, siendo éste el origen de numerosos trastornos de los llamados funcionales o de las enfermedades psicosomáticas.

Las emociones que no encuentran una salida adecuada por otras vías de expresión acaban por manifestarse por medio del cuerpo, aunque paradójicamente, el sujeto vivencie estas alteraciones corporales como algo ajeno a él, algo que no reconoce y que le causa problemas y sufrimiento. En estas decisiones, obviamente, influyen múltiples factores como la edad, nivel educativo, experiencia personal, y hasta la posición socioeconómica, así como las fuentes de información que el sujeto selecciona y que con el desarrollo de las TIC se han multiplicado. En todo este proceso no dejan de intervenir emociones que inclinan al sujeto a orientarse hacia un punto de vista específico. Y a elaborar y reelaborar cogniciones que favorecen aún más su punto de vista previo. Por ejemplo, las personas que tiene un cierto tipo de malestar somático sensorial emocional con el tema de la educación sexual, son incapaces de leer objetivamente un artículo donde se pueda probar o desmontar algunas de sus ideas preconcebidas. En ese caso se recae en el sesgo cognitivo que es la tendencia a preferir o a seleccionar datos de la realidad que se alinean a sus creencias o esquemas cognitivos previos. Esto dirige su atención que se enfocará en aquellos aspectos del tema que demuestren algún tipo de debilidad, o favorezcan sus argumentos previos. El proceso de toma de decisiones es bastante complejo. la toma de decisiones es un proceso de imitación humano o en otras palabras un comportamiento cotidiano imitativo.cLa acción individual es una señal que se envía a un conglomerado social que la absorbe, y a través de sus respuestas, retroalimenta a las decisiones de un individuo. Siguiendo este orden de ideas, las tomas de decisiones se ven altamente influenciadas por estrategias sociales heredadas. Las personas expuestas a un proceso de toma de decisiones ven activadas las siguientes reacciones previas a la decisión: (a) reconocer circunstancias, (b) considerar consecuencias, (c) represalias, y (d) ayudar a otros.

¿Qué papel juega la emoción en este proceso de aprendizaje, y en concreto a la hora de tomar una decisión? No siempre las opciones están claras, y en este caso, el concepto de Marcador Somático (nos permite, por fin, dar entidad a la emoción como guía de nuestra decisiones. Los marcadores somáticos son sentimientos que pueden presentarse a modo de intuiciones cuando nos sentimos indecisos (p.ej., no sabes por qué, pero tienes una “sensación” extraña justo antes de pasar por una calle y decides tomar la siguiente), y que nos ayudan a decidir qué opción será la más beneficiosa para nuestros intereses. Esta intuición se ha generado a partir de situaciones similares acontecidas en el pasado y de su ¿qué papel juega la emoción en un proceso de aprendizaje, y en concreto a la hora de tomar una decisión? No siempre las opciones están claras, y en este caso, el concepto de

Marcador Somático nos permite, por fin, dar entidad a la emoción como guía de nuestra decisión. Los marcadores somáticos son sentimientos que pueden presentarse a modo de intuiciones cuando nos sentimos indecisos, y que nos ayudan a decidir qué opción será la más beneficiosa para nuestros intereses. Esta intuición se ha generado a partir de situaciones similares acontecidas en el pasado y de su conexión, no siempre de manera consciente, con las consecuencias que nos depararon, y que ahora afloran para “advertirnos “del camino a seguir (quizá hace unos años sufriste un atraco en una calle parecida a esa, pero apenas lo recordabas ya. Es tranquilizador pensar que disponemos de un mecanismo que en último término nos “advertirá” de lo que es más adecuado para nosotros. Pero no siempre es fiable esta advertencia, e incluso hay trastornos psiquiátricos en los que se ha desvirtuado tal función hasta el punto de advertirnos de peligros inexistentes, como en fobias y ansiedad. Por suerte, junto a esta intuición siempre hay un proceso racional que nos permite sopesar los pros y los contras, y en esta dualidad es en la que nos movemos a diario, entre lo que dice el corazón y lo que dice la mente. Quizá sea esto lo que hace la vida interesante y lo que convierte al ser humano en dueño de su propio destino, capaz de equivocarse y, aun con todo, seguir adelante y mantener la esperanza. Es tranquilizador pensar que disponemos de un mecanismo que en último término nos “advertirá” de lo que es más adecuado para nosotros. Pero no siempre es fiable esta advertencia, e incluso hay trastornos psiquiátricos en los que se ha desvirtuado tal función hasta el punto de advertirnos de peligros inexistentes, como en fobias y ansiedad. Por suerte, junto a esta intuición siempre hay un proceso racional que nos permite sopesar los pros y los contras, y en esta dualidad es en la que nos movemos a diario, entre lo que dice el corazón y lo que dice la mente. Quizá sea esto lo que hace la vida interesante y lo que convierte al ser humano en dueño de su propio destino, capaz de equivocarse y, aun con todo, seguir adelante y mantener la esperanza. Conclusión. En mi opinión, nunca vamos a encontrar seres puramente racionales a la hora de decidir, sino más bien seres que deciden con base a emociones que se conjugan con una serie de procesos cognitivos particulares. Entonces a nivel colectivo, cuando hablamos de un sujeto social que decide y esto tiene que ver con la democracia, el tema se complejiza, pues en todo caso se trata de una supuesta mayoría que no es necesariamente la representación estadística de eso.

No podemos considerar que existen emociones buenas ni malas, solo son estados que nos guían en el proceso de elegir algo, e influyen en gran parte de forma inconsciente en nuestras decisiones, pues operan desde lo que se conoce como memoria implícita que es un tipo de memoria basada en condicionamiento. Lo que sí podría ocurrir es que la disfuncionalidad o la prevalencia de ciertas emociones como la ira, el miedo o la tristeza por lo general nos lleven a tomar decisiones equivocadas. En psicología se utiliza el término inteligencia emocional para advertir que existe una capacidad humana que influye en el manejo y administración de las emociones, y que en la medida que esa capacidad se desarrolla tendremos una vida más saludable y funcional. Fuentes: Muñoz, R., & Rodríguez, S., (2005). La inteligencia emocional y su relación con el proceso directivo en el contexto empresarial. Revista Industrial, 26 (1), 18-24. Moya, J. (2012). Las emociones y la toma de decisiones morales. Revista Moralia, 35, 155177. Jiménez, R., (2009). Gerencia e inteligencia emocional. Revista Debates IESA, 14 (4), 8687. Gorroño, I., (2008). El abordaje de las emociones en las organizaciones: Luces y sombras. Cuadernos de Relaciones Laborales, 26 (2), 139-157.

Precisamente las decisiones basadas en juicios morales

evidencian de manera muy clara el papel de la emoción dentro del contexto social. En algunos lesionados en la corteza orbitofrontal las emociones parecen haber dejado de interactuar correctamente con la razón. Esta región modula el

funcionamiento de la amígdala, que es el origen más primitivo de nuestros impulsos y emociones más ingobernables. Estos pacientes pueden explicar las normas sociales, pero no dudan en quebrantarlas si creen poder obtener beneficios. En un reciente trabajo se planteó una serie de preguntas a sujetos con

lesiones en la corteza prefrontal ventromedial. Estas preguntas estaban referidas a dilemas morales como “dejar morir” a un individuo con la finalidad de salvar a un grupo mayor de personas...


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