los origenes de la civilizacion de gordon childe PDF

Title los origenes de la civilizacion de gordon childe
Course Antropologia social
Institution Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco
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Resumen de libro “Los Orígenes de la civilización” por Gordon Childe Gordon Childe hace un análisis de la prehistoria y la historia de la humanidad visualizando cómo el hombre se ha construido a sí mismo gracias a sus avances biológicos, científicos y culturales. En el primer capítulo, historia humana e historia natural, se discute sobre la noción de progreso. Gordon Childe posee un pensamiento anclado firmemente a la ciencia, considera al progreso como la posibilidad que tiene la humanidad para supervivir y multiplicarse a través de sus propios medios creados. Aclara que la prehistoria además de penetrar en el pasado humano, también ayuda a la historia natural. Compara que biológicamente las especies luchan por la sobrevivencia de sus semejantes e intentan adaptarse lo mejor posible al ambiente natural, evolucionando o pereciendo. Los seres humanos también luchan por su sobrevivencia y cuando logran garantizar la vida continua a su especie es posible analizar su progreso. En segundo capítulo, evolución Orgánica y Progreso cultural, continúa con la visión de que por un lado la historia natural se encarga de indagar sobre las especies, su evolución, adaptación y sobrevivencia dentro del entorno natural; y la historia humana estudia al hombre creando sus propias formas de subsistir a través de la creación de economías que garanticen el incremento de su especie y el mejoramiento de su aptitud. De este modo, para el ser humano es fundamental su evolución como especie a nivel orgánico, porque ello lo faculta para pasar de sobrevivir salvajemente, a refinar su forma de adaptarse al mundo gracias a sus cualidades físicas como un cerebro y unas extremidades que facilitan su forma de adquirir conocimientos, poseer un lenguaje, y ser el creador de su propia cultura, la cual al desarrollarla se convierte en el lugar que antes ocupaba la evolución orgánica. Así, los avances culturales se convierten en una serie de efectos tan cruciales e importantes como los efectos biológicos en la evolución orgánica. En tercer capítulo, escalas de tiempo, En esta parte quiere dejar manifiesto que las Edades, Paleolítica, Neolítica, de Bronce y de Hierro, no deben ser confundidas con periodos absolutos de tiempo, como las eras de los geólogos. De modo que la edad es relativa y no ocupa un periodo definido de tiempo histórico, ni tampoco sucede igual en todos los lugares en donde el hombre se asentó en la tierra. El cuarto capítulo, recolectores de alimentos, los utensilios son la clave material para intentar estudiar y descifrar las formas de vida de nuestros antepasados. Los hallazgos arqueológicos han permitido establecer que nuestros ancestros prehistóricos tenían una economía de subsistencia basada en la cacería y en la recolección de alimentos. Dotado de una fisonomía con la cual elaborar utensilios y recolectar frutos y raíces, el hombre primitivo se hizo con un pilar del progreso cultural: el fuego. No sólo le serviría para la cocción de alimentos, calefacción y defensa, sino también para alejarse de la conducta sumamente salvaje de otros animales y crearse como humanidad. Así pudo entonces tener el conocimiento de tener fuego, afirmándose cada vez más como un creador que ahora puede manejar un elemento de la naturaleza y elaborar utensilios de madera o piedra, con los cuales podía hacerse con

herramientas de caza y recolección, métodos inherentes para asegurar su subsistencia en la Edad Paleolítica. El quinto capítulo, la revolución neolítica, Childe comienza a acuñar su concepción de revolución, específicamente en la Edad Neolítica. La revolución comienza gracias a que el hombre logra zafarse en cierta medida de su estado netamente salvaje para tener cada vez más control de su supervivencia por medio de la cooperación con la naturaleza. Así, la forma de abastecerse sus propios alimentos fue el impulso de la primera revolución la cual transformaría al hombre de un salvaje limitado a un ser capaz de sembrar y cultivar vegetales y a domesticar animales. La práctica de la agricultura mixta, la creación del hacha de piedra pulimentada, la fabricación de armas, objetos de alfarería y textiles, denotan un progreso cultural que permitiría al hombre garantizar la vida de su especie y establecerse en comunidades cuya economía era autosuficiente por su no dependencia al trueque o intercambio. Además de ello, el hombre comenzó a inmiscuirse dentro de la trama simbólica de la magia y la superstición para crear su mundo a través de rituales que pusieran a su conveniencia las fuerzas de la naturaleza. En el sexto capítulo, preludio a la segunda revolución, Childe menciona detalladamente sucesos cruciales que darían paso a la segunda revolución. La capacidad cada vez más diestra para domesticar animales, la invención del arado, la excavación de canales para regar los campos y drenar pantanos; el carro de ruedas tirado por bestias, el bote de vela, la rueda en la industria manufacturera y el arte simbólico-religioso, no pudieron ser posibles sin que el hombre haya logrado conocimientos cada vez más útiles en el dominio sobre los procesos químicos de extracción metales, la cocción de barro, la contemplación del cielo, la refinación de la manufactura. Esto significa un nuevo bagaje de conocimientos industriales que formarían una nueva economía gracias a la larga experiencia y a los experimentos constantes, lo cual se traduce como una primera forma de ciencia aplicada. Con estos descubrimientos e invenciones, la humanidad aumentaba su población y se establecía de una forma más cómoda, por así llamarla, a la lucha por la sobrevivencia. En el séptimo capítulo, la revolución urbana, Childe analiza a las siguientes civilizaciones más antiguas de la tierra: los egipcios, los sumerios y los hindúes. Fue entonces cuando la humanidad se organizó en Estados que por vez primera crearon clases sociales y dividieron los roles de la vida humana entre una clase privilegiada conformada por reyes, sacerdotes, escribas y funcionarios, y aquellos que sostenían con su trabajo a toda la sociedad: los artesanos, los soldados, y los productores de alimentos. Con un modelo económico urbano que se basaba en la manufactura especializada y en el comercio libre, la población humana tuvo de nuevo un crecimiento demográfico gracias a la producción agrícola a gran escala. Eso significa que era una revolución porque se evidencia el progreso cultural que salvaguarda la subsistencia de la especie humana. En el octavo capítulo, revolución en el conocimiento humano, Childe afirma que las revoluciones anteriormente descritas sólo pudieron manifestarse gracias a un valioso conjunto de experiencias acumuladas transformadas en ciencia aplicada. Por ejemplo, los imperios

necesitaron de mecanismos de registro para realizar cuentas y para ello crearon sistemas matemáticos que facilitaban la organización económica y social de todo el imperio. La creación de un sistema de escritura convencional es evidencia clara del progreso humano; su importancia es fundamental en la transmisión de conocimiento y libra a la ciencia de las limitaciones del tiempo y el espacio. Así el hombre pudo entonces inmortalizar su experiencia, aprender de ella y hacerla inteligible a las generaciones venideras. El libro finaliza con el novelo capítulo, la aceleración y la retardación del progreso, si bien la humanidad de las antiguas civilizaciones logró un desarrollo prominente en las aplicaciones de la ciencia en cuanto a la agricultura, el arte, la artesanía, la arquitectura, las matemáticas, la astronomía y la escritura; las desestabilidades sociales y la incapacidad de los estados para remediarlas ocasionaron la caída de los grandes imperios a través de guerras y conquistas entre estados y grupos que querían hacerse con los territorios y el poder hegemónico. La guerra entonces expresa una disminución de la población, lo que significa una retardación del progreso. Además de que los saqueos, las violaciones y la destrucción de ciudades limitan el desarrollo científico-cultural que se llevaba a cabo en aquellos lugares. Childe señala que la superstición impide que la ciencia lleve las riendas del conocimiento; la religión y la creencia en dioses, sólo crea ignorantes sometidos y una clase privilegiada a costa de ellos. De forma que por un lado el hombre aplicaba la ciencia y con ello lograba el progreso cultural, pero la religión y la magia que organizaban a la sociedad, estancaba a sus dominados a través de postulados mágicos que sólo buscaban vedarlos del conocimiento y mantenerlos cegados para así, la clase social elevada, establecerse indiscutiblemente en la parte más alta de la pirámide social. Análisis critico La principal ideal para Childe en su libro es la evolución y el progreso del hombre. De modo que en texto se pudieron identificar los siguientes propósitos: primero, examinar la historia y la prehistoria humanas desde el punto de vista del progreso alcanzado en el curso del tiempo; y segundo, señalar como la historia enfocada desde el punto de vista científico impersonal puede justificar el progreso humano, tanto en los días antiguos como en los días actuales. Childe la prehistoria, es la continuación de la historia y así realiza una analogía entre la evolución biológica de los seres vivos y el progreso cultural. Así podemos mencionar que a la aparición de nuevas especies, mejor adaptadas para sobrevivir, para conseguir alimentos y para reproducirse, corresponde, en el marco de la historia humana, a la creación de nuevas tecnologías, nuevas industrias, etc., que han propiciado el crecimiento en número de la especie humana y con ello ha mejorado su capacidad para la lucha por la existencia, siendo hoy día el hombre, el que domina el mundo. También nos plantea que los seres humanos tienen la capacidad de adaptase y sobrevivir al medio ambiente, nos presenta dos formas de adaptación al medio. Primero el trabajo que es la manera activa y la segunda biológicamente por la evolución que es la manera pasiva.

Si bien es cierto que Childe hace una analogía entre la evolución y el progreso humano, resulta esencial no perder de vista las importantes diferencias que existen entre el proceso histórico y la evolución orgánica, entre la cultura humana y la naturaleza de los animales, entre la herencia social y la herencia biológica. Así la base de este argumento será que los diferentes sistemas socioculturales, que pueden observarse tanto en las sociedades pasadas, como en las presentes tienen cierto grado de semejanza. Childe marca dos grandes estadios en la evolución del hombre. La primera es la Revolución Neolítica, que dio lugar a la agricultura, y más tarde a una Revolución Urbana, que desemboco en los primeros pueblos y ciudades. Esto solo nos muestra como las revoluciones económicas, reaccionan sobre la actitud del hombre y promueven el desenvolvimiento de las instituciones, de la ciencia, de la literatura, etc., lo que resumido, en una palabra, es la civilización. Childe describía la historia de la cultura refiriéndose a los mayores avances tecnológicos y sociales como "revoluciones" que capacitaron al hombre para hacer un mejor uso de su medio. Para Childe la evolución social del hombre corría paralela a su tecnología. Childe también desarrolla con amplitud su “teoría de las revoluciones” supone un canto optimista del progreso humano como motor de la historia, en tres revoluciones: Revolución Neolítica: Transforma la economía y da al hombre el control sobre su propio abastecimiento de alimentos a través de la domesticación de animales y plantas. En otras palabras, es el desarrollo de la agricultura, ganadería y sedentarismo. Revolución Urbana: En algunas zonas del mundo apareció un excedente social de producción relativamente alto debido a la agricultura de regadío. Ello motivó la aparición de verdaderos centros urbanos, de estados bien organizados y de especialización técnica e industrial. Esta etapa corresponde al inicio de las grandes civilizaciones y de las primeras ciudades. Revolución del conocimiento: El saber es acumulativo y transmisible a través de la escritura y la organización de las ciencias. Un elemento fundamental para Childe fue la aparición de la escritura, cuya verdadera importancia radica en que "estaba destinada a revolucionar la transmisión del conocimiento humano”. A Childe lo identifican dentro de la corriente del “Evolucionismo” porque si identificamos los conceptos centrales de la obra de Childe, podremos asegurar que son prácticamente los mismos que el de la teoría evolucionista, que estos son: la evolución y el progreso humano. Pero otros autores consideran a Childe que estas dentro de la corriente antropológica del “Difusionismo cultural”, mismo que señala que los grupos culturales, toman elementos unos de los otros mediante un intercambio cultural. La “Teoría de las Revoluciones” de Gordon Childe se le ha comparado y reconocido como los “Estadios Universales” de Morgan (salvajismo, barbarie y civilización)....


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