“Los pampas del norte de la Patagonia y la carta del cacique Antonio al Jefe de la Colonia Galesa del Chubut” PDF

Title “Los pampas del norte de la Patagonia y la carta del cacique Antonio al Jefe de la Colonia Galesa del Chubut”
Author Marcelo Gavirati
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CUADERNOS DE HISTORIA Patagónica Nº3 Marcelo Gavirati · Elida Fernández · Ana María Beeskow (Directores) Editado por Fondo Editor del CEHYS Centro de Estudios Históricos y Sociales de Puerto Madryn El presente ejemplar cuenta con el auspicio de Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut Munic...


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CUADERNOS DE HISTORIA

Patagónica Nº3 Marcelo Gavirati · Elida Fernández · Ana María Beeskow (Directores) Editado por Fondo Editor del CEHYS

Centro de Estudios Históricos y Sociales de Puerto Madryn El presente ejemplar cuenta con el auspicio de

Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut

Municipalidad de Puerto Madryn

Puerto Madryn, 2015

Cuadernos de Historia Patagónica Nº 3 / Marcelo Gavirati ... [et al.] ; dirigido por Marcelo Gavirati ; Elida Fernández ; Ana María Beeskow ; ilustrado por María Laura Bratoz. - 1a ed . - Puerto Madryn : Centro de Estudios Históricos y Sociales de Puerto Madryn, 2015. 262 p. : il. ; 21 x 15 cm. ISBN 978-950-99116-2-8 1. Patagonia. 2. Historia Regional. 3. Historia de la Provincia de Chubut . I. Gavirati, Marcelo II. Gavirati, Marcelo, dir. III. Fernández, Elida, dir. IV. Beeskow, Ana María , dir. V. Bratoz, María Laura, ilus. CDD 982

Fecha de catalogación: 04/11/2015 Tirada: 500

Directores Marcelo Gavirati Ana María Beeskow Élida Fernández Imagen de tapa María Laura Bratoz · “La Dista” 27x35cm · Acrílico s/tela.

© Centro de Estudios Históricos y Sociales de Puerto Madryn 1° de Marzo y Ciudad de Nefyn, Puerto Madryn Correo electrónico: [email protected]

Comité Editorial del CEHYS Ana María Beeskow Patricio Castillo Meisen Mónica Durán Laura Estevan Élida Fernández Teresita Fernández Marcelo Gavirati Nelcis Jones Corrección de textos: Julia Chaktoura Arte y Diseño Imágenes de tapa y portadas: María Laura Bratoz Diseño de tapa, contratapa e interior: Pablo García Fotografías Reproducción y digitalización de fotografías del Archivo Fotográfico del CEHYS: Juan Muraro y Francisco Pertini. Agradecimientos Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut, Municipalidad de Puerto Madryn y Biblioteca Domingo F. Sarmiento de Puerto Madryn NOTA ACLARATORIA El Comité Editorial y la Comisión Directiva del CEHYS apuntan con esta publicación a la recuperación de la memoria colectiva y a la divulgación de trabajos de investigadores de la historia regional, formen o no parte de la institución. Las ideas, expresiones, como asimismo la responsabilidad por los datos vertidos en la presente obra, corresponden exclusivamente a los autores y personas entrevistadas. No es condición necesaria para su publicación en el presente volumen que los conceptos por ellos expresados sean compartidos por el Comité Editorial ni por el CEHYS, sino que el único requisito que estos fijan para su publicación es su relevancia e interés histórico.

Índice

Presentación ........................................................................ 9 I. Un siglo y medio de historia: pampas y tehuelches, colonos galeses, nativos y migrantes de aquí y de allá. ............................................................13 Marcelo Gavirati. Los pampas del norte de la Patagonia y la carta del cacique Antonio al Jefe de la Colonia Galesa del Chubut. .................15 Fernando Coronato. Madryn, el puerto de la Colonia Galesa. .............................................. 63 Pablo Martín. Conociendo la historia de los madrynenses: un acercamiento mediante el estudio de los matrimonios celebrados durante el siglo XX. ................................................. 83 II. De nuestro pueblo: Relatos, Recuerdos y Postales Madrynenses. ............................................ 107 Élida Fernández. Puerto Madryn, entre la orilla y el sol. Costumbres de una época dorada (1950- 1960). ...................... 109 Laura Estevan. Peña “Los Tres de Fierro”: Juan Meisen Ebene, Eduardo Estevan y Luján Barrientos. ................................................ 119

III. La importancia del agua en la Patagonia. ................. 125 María del Pilar Álvarez y Marta Gueli. El rol del Agua en la Historia de la Península Valdés. .......................................... 127 Marcelo Gavirati y Teresita Fernández. “El agua fue primordial”. Crónica de la lucha de Puerto Madryn y su gente por conseguirla. ..................................................... 139 Fernando Williams. Energía hidráulica y molinos harineros en el valle del Chubut. ......... 181 Jorge Oriola. Los Años Dorados de la Presa Futaleufú. ............................................ 201 IV. Testimonios Orales ..................................................... 229 Joffre Pérez Machi. .................................................. 231 Entrevista realizada por Teresita Fernández. V. Fotografías ................................................................... 247 Pequeño álbum fotográfico del Centenario del arribo de los Colonos Galeses Nacimiento de Puerto Madryn (1865-1965) Selección de fotografías y presentación por Patricio Castillo Meisen y Marcelo Gavirati ............ 249

I. UN SIGLO Y MEDIO DE HISTORIA PAMPAS Y TEHUELCHES, COLONOS GALESES, NATIVOS Y MIGRANTES DE AQUÍ Y DE ALLÁ…

“Los pampas del norte de la Patagonia y la carta del cacique Antonio al Jefe de la Colonia Galesa del Chubut”

Por Marcelo Gavirati

I. Introducción En octubre de 1865, Jorge Claraz, naturalista de origen suizo, pero afincado como estanciero cerca de Bahía Blanca, inició un viaje desde Carmen de Patagones con rumbo al valle del río Chubut, donde un par de meses antes se había instalado una pequeña colonia formada por unos ciento sesenta colonos provenientes de Gales. La comitiva del viajero estaba compuesta por cinco indígenas: Francisco Hernández, que dominaba la lengua pampa (gününa yajech), el araucano (mapudungum), el tehuelche del sur (aoniko aish) y el castellano; el capitanejo Vera, lenguaraz y baquiano entre los tehuelches; Manzana, un pampa de bastante edad; Curruhuinca, que hablaba el araucano (mapudungum); y Negrón, que aparece como peón de Vera y sobre el cual Hux especula con la posibilidad de que fuese Juan Antonio Negrón.1 Al llegar a Talagepa [Talagapa], al norte de la actual provincia del Chubut, Claraz recaló en la toldería de Antonio, cacique de los pampas del norte de la Patagonia, llamados Gününa a Küna en su propia lengua y más frecuentemente conocidos como “Te1 P. Meinrado Hux. “Epílogo. Jorge Claraz y su Obra”, en Claraz 1988: 187188.

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huelches del norte”. Durante su estancia allí, el suizo mantuvo interesantes conversaciones con el cacique, en las que éste le contó historias de su pueblo que se remontaban a varias décadas atrás, épocas en la que estos pampas todavía señoreaban sobre la región comprendida entre los ríos Colorado y Negro, e incluso sobre el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Allí habían formado parte de los “indios amigos” de Rosas hasta su caída, para luego retornar algunos de ellos a su territorio original, la Patagonia septentrional. Aprovechando la presencia de Claraz, Antonio le manifestó su intención de mandar una carta al nuevo establecimiento del Chubat [Chubut], con el que los miembros de la tribu estaban deseosos de entablar relaciones. Dado que le asignaban gran importancia a la misiva “todos discutieron prolijamente la forma en que debía escribirse”, por lo que Claraz debió haber sido muy cuidadoso en su rol de escriba con los términos empleados. Según cuenta en su Diario de Viaje —editado más de un siglo después en forma de libro—, en un momento el “cacique interrumpió de repente la discusión para preguntar si la gente del Chubat era buena, o si eran salvajes unitarios [...]”.2 Llama la atención cómo, a trece años de que se marchara al exilio, el discurso del Restaurador aún pervivía entre sus antiguos aliados, los que paradójicamente endilgaban el calificativo de “salvajes”, con el que los indígenas eran estigmatizados por los “blancos”, a una fracción de estos últimos. Paradoja que nos invita a reflexionar acerca de lo subjetivo de las perspectivas etnocéntricas, desde las que se utilizan este tipo de epítetos contra el “otro” diferente. Lamentablemente no se ha encontrado el original de la carta que le dictara Antonio y entre los papeles del viajero suizo tampoco se halló una copia, por lo que su texto no formó parte de la primera edición de los diarios de viaje de Claraz, realizada en 1988. Luego, su contenido permaneció desconocido y, por lo tanto, sin la atención que hubiese merecido por parte de historiadores y etnólogos de la Patagonia durante más de un siglo. Sin embar2 Ver Claraz (1988: 82-83).

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go, en 1979 el sociólogo galés Glyn Williams hizo referencia a la misiva en un artículo referido a las relaciones entre galeses e indígenas patagónicos. Si bien sólo reprodujo algunos pasajes, iluminó la pista para poder acceder a su contenido completo, ya que citaba una versión en inglés publicada en 1867 entre una serie de informes a Su Majestad Británica sobre la Colonia Galesa del Chubut.3 En esta antigua edición la halló hace algunos años Fernando Coronato, quien efectuó una traducción del texto al castellano, que presentamos por primera vez en el año 2002,4 la que luego sería incorporada a la segunda edición del diario de Claraz, editada en el año 2008. La misiva está datada el 8 de diciembre de 1865 en Tschetschgoo (Chipchihuau), paradero ubicado al norte del Chubut muy próximo al paralelo 42, al oeste de Talagapa y a unos cincuenta kilómetros al norte de Sacanana. Según expresa en su carta, Antonio se la confiaría a su “nieto, Francisco Hernández” para que éste se la entregara personalmente a Lewis Jones cuando arribase al Chubut junto con la comitiva de Claraz. Pero dado que el suizo debió interrumpir su viaje antes de llegar a destino, ya que sus guías indígenas le pusieron diferentes reparos para continuar,5 Hernández retornó a Patagones sin poder cumplir con el encargo del cacique. La misiva recién sería entregada al líder de los colonos galeses en abril del año siguiente por parte del cacique Francisco, el que encabezó el primer grupo indígena en tomar contacto con la nueva colonia. Este ir y venir de la misiva y la coincidencia entre el nombre de pila del emisario designado por Antonio (Francisco Hernández) 3 Correspondence Respecting The Establishment Of A Welsh Colony On The River Chupat, In Patagonia. Presented to both Houses of Parliament by Command of her Majesty, editado por Harrison & Sons en Londres en 1867. 4 GAVIRATI, Marcelo y CORONATO, Fernando, 2002. “Presentación de la carta del cacique “patagón” Antonio al Jefe de la Colonia Galesa del Chubut” Ponencia presentada en la V Jornadas de Historia Regional, UNPA, Río Gallegos, 1° y 2 de noviembre. 5 La comitiva llegó hasta la actual localidad de Dique Ameghino, aproximadamente, es decir a sólo 130 km de su meta. Allí los acompañantes de Claraz le pusieron diferentes reparos: falta de caballos buenos, la distancia, etc.

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con el del cacique que efectivamente concretó la entrega (Francisco), hicieron que Glyn Williams los confundiese pensando que se trataba de la misma persona, cuando en realidad eran dos personajes diferentes. El primero de ellos —Francisco Hernández—era por entonces un joven, al que Claraz presenta en sus Diarios como el hijo de un comandante de Patagones durante la época de Rosas de apellido Hernández y de la hija del cacique pampa Maciel,6 por lo que de acuerdo con los datos de este viajero —coincidentes con los de otros autores— el joven Hernández en realidad era nieto del legendario cacique Maciel y no de Antonio, como éste dice en su carta. En cambio, el cacique Francisco es descripto por la mayoría de los cronistas galeses de la época como un hombre de edad avanzada,7 el que no se presentó como “nieto” sino como “hermano” de Antonio.8 Esto aunque el primero era tehuelche y el segundo pampa. En ambos casos debemos estar alerta ante una posible aplicación difusa de términos como “nieto”, “hermano” y otros utilizados por los indígenas patagónicos, que tal vez no posean la misma consistencia en cuanto a sus significados en relación con los que normalmente se le asignan en nuestra lengua.9 6 Moreno también sostenía que Hernández era hijo de un coronel de ese nombre (E. Moreno 1997: 99), el que habría actuado en Patagones entre 1845 y 1848. Según Harrington, basándose en sus informantes, Hernández era hijo de madre gününa küne y padre “cristiano”, y basándose en Sánchez Cechi, presume que se trataría del coronel Juan José Hernández, quien habría muerto fusilado por sus propios soldados en la batalla de Caseros (Harrington, cuadernos inéditos en Biblioteca R. Casamiquela). En 1870 Francisco Hernández estaba establecido cerca de Guardia Chica de Patagones (Musters 1991: 357), en tanto que acompañó a Francisco Moreno en su viaje de 187879 (E. Moreno 1997: 125-6 y 236), en el transcurso del cual habría muerto envenenado por la mujer de Utrac, hijo de Incayal, en la zona de Cholila (ídem, pág 173). 7 Ver L. Jones (1993: 74); A. Matthews (1992: 35); Rhys (2000: 156); y T. Jones ([1926] 1999: 73). 8 Así lo cuenta Antonio Álvarez de Arenales (Memoria Ministerio del Interior, 1867-68: 355). 9 Sobre parentesco entre los tehuelches ver Ana Fernández Garay y Graciela

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Este cacique Francisco o Hascao —tal su verdadero nombre— era uno de los principales jefes tehuelches, conocido también como el cacique Frances. Bajo este último nombre había concluido en mayo de 1865 un acuerdo con el Gobierno argentino conocido como “Tratado Chegüelcho”, por el que se comprometía a proteger, junto con Antonio y Chiquichan, a la Colonia Galesa que se estaba por instalar en tierras de su pertenencia,10 por lo que no resulta extraño que haya sido el primer jefe en visitar a los colonos y que fuese el portador de la carta. La misiva de Antonio que por su naturaleza forma parte de un género muy poco difundido, resulta particularmente valiosa por su contenido, tanto para el estudio de las identidades étnicas de los indígenas patagónicos como para el de las relaciones mantenidas por éstos con los establecimientos criollos y europeos instalados en la Patagonia. Dada su importancia para el conocimiento de la historia de la Patagonia durante la segunda mitad del siglo XIX hemos optado por transcribirla completa y agregarla como anexo al presente artículo para que el lector tenga un acceso directo al texto y no pierda el sentido de conjunto. La única mediación literaria realizada en este trabajo se reduce a intercalar rótulos que la dividen en partes, para facilitar el análisis y comentarios que abordaremos a continuación. II. Presentación y asignación étnica (Parte 1) En primer término, ante la necesidad de identificarse frente al líder de la nueva colonia, Antonio le ofrece —y nos ofrece— una Hernández (2004: 139). 10 El tratado Chegüelcho (aunque en el documento figura como “Cheguelcho”, sin la diéresis), fue arreglado en mayo de 1865 entre el Sargento Mayor Juan Cornell, “Comisionado del Gobierno Nacional para gestionar las buenas relaciones de los indios Tehuelches”, y el cacique Frances, principal referente indígena de dicha transacción junto con los caciques Antonio y Chiquichan. Si bien los dos últimos “no se hallan presentes” al momento de pactar el acuerdo, fueron involucrados en él por Frances, quien se comprometió a tenerlos bajo sus órdenes, para defender la Colonia Galesa del Chubut. Ver Gavirati (2004 y 2012).

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clasificación étnica del mundo indígena sur pampeano y patagónico desde la perspectiva de un cacique de uno de los pueblos que lo componían: “[…] Usted, sin duda, no sabe que en la región al sur de Buenos Aires existen tres grupos distintos de indios. Al norte del río Negro (Patagones) y al borde de las altas montañas que los cristianos llaman la Cordillera, vive una nación de indios denominados «Chilenos». Estos indios son de corta estatura y hablan el idioma llamado Chilona. Entre el río Negro y el río Chupat vive otra nación, que son de mayor estatura que los Chilenos y que visten mantos de guanaco y hablan un idioma diferente. Esta es la nación llamada Pampa y que habla pampa. Yo y mi pueblo pertenecemos a ella. Al sur del río Chupat vive otra nación llamada Tehuelche, gente aún más alta que nosotros y que habla un idioma distinto.” [ Parte 1]11 Dos de estas tres designaciones étnicas utilizadas por Antonio —“pampas” y “tehuelches”— son recogidas también por la arqueóloga y etnohistoriadora Nacuzzi en su obra Identidades Impuestas, en la que —descripta sucintamente— sostiene que muchas de estas denominaciones habrían sido “impuestas” a los indígenas por parte de la obra conjunta de funcionarios coloniales y etnólogos.12 11 Lamentablemente en la muestra titulada “Galeses y Tehuelches”, producida por la Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut y el Consejo Federal de Inversiones en el año 2007, que fuera exhibida en Cardiff, Buenos Aires y Rawson, se seleccionaron algunos párrafos de la misiva, eliminándose éste y otros pasajes fundamentales en los que el cacique realiza su autoadscripción, los que contrarían la asociación que desde el presente se hace entre lo tehuelche y lo mapuche. Consultada en: (http://www.chubut.gov.ar/archivodenoticias/ archives/001054.php?id=-1) 12 En esta obra, Nacuzzi (1996 y 1998) luego de criticar profundamente la obra de los etnólogos, especializados en Patagonia, como Escalada, Harrington, Vignati y particularmente Casamiquela, concluye que casi

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Sin embargo, en la carta de Antonio estos nombres no aparecen “impuestos” ni intermediados por funcionarios o etnólogos, sino utilizados por el propio cacique, por lo que estamos frente a un exquisito testimonio en el cual los pampas, representados por uno de sus caciques, no son un mero sujeto pasivo en un hipotético proceso de “imposición de identidades” por parte de los “blancos”, sino que son ellos mismos los protagonistas de ninguna de las denominaciones empleadas por estos etnólogos aparecía en las fuentes documentales analizadas para su trabajo (Viedma, Villarino y Zizur) —circunscriptas a un período de tiempo por demás acotado (17791784)— sino que “pampas”, “tehuelches” y “aucas” eran las denominaciones étnicas que surgían recurrentemente. Pero luego aclara que éstas no “aparecen en los documentos usados como gentilicios por los respectivos grupos sino como meros rótulos por parte de los que escriben”, sin explicar cómo llega a dicha conclusión —previsible, dado que no son los primeros sino los segundos los que producen los documentos— ni tampoco por qué éstos utilizaron denominaciones aborígenes para etiquetar, en lugar de términos castizos. Luego concluye: “De modo que no se trataba de «auto identificaciones», ni de «identidades contrastantes», ni de «identidades virtuales» puestas en juego por los indios. Aquí el blanco tiene mucho más protagonismo que el que parece, al «otorgar» o «imponer» identidades con fines puramente prácticos administrativa y políticamente. Por eso me refiero a identidades impuestas.” (1998: 108, 133 y con una ligera variante en 241.) Estas “identidades impuestas” habrían adquirido el valor de “verdaderos gentilicios”, para luego filtrarse hacia la etnografía en donde se “corrigieron” las adscripciones a cada rótulo, y “se transformaron en verdaderos grupos étnicos a los que se estudiaba como entidades reales” (Ídem: 162). Ahora bien: si los rótulos utilizados por los administradores coloniales en los documentos no son los que aparecen entre los usados por los etnólogos, éstos no habrían adscripto linealmente a las “identidades impuestas” por aquéllos, sino que sus categorizaciones provendrían de otro corpus de fuentes, de una diferente interpretación de las mismas o de una elaboración teórica propia. Contrario sensu a lo sostenido anteriormente y adscribiendo sorprendentemente a las “denominaciones impuestas” por los administradores coloniales, sin ser controladas mínimamente con otras fuentes, la autora concluye afirmando: “¿De qué manera puedo adscribir a los subgrupos, sus caciques y sus territorios a estos rótulos de «pampas», «aucas» y «tiquelchus»? […] En la región del Fuerte, las desembocaduras de los ríos Negro y Colorado más una región indeterminada hacia el interior de esos cursos de agua, se ubicaban los «pampas». Hacia el sur del río Negro, los «tehuelches». En las sierra de la Ventana y su regiones inmediatamente vecina hacia el oeste y el norte, los «aucas» (ver Mapa 4)” (Ibídem, pá...


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