Luis F. Molina PDF

Title Luis F. Molina
Author Aylen Zepeda
Course Arquitectura y vernacula
Institution Universidad Autónoma de Sinaloa
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Summary

Luis F. Molina y la Arquitectura Porfirista en la ciudad de Culiacán, Martin Sandoval Bojorquez....


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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE ARQUITECTURA MATERIA: OPTATIVA ARQUITECTURA VERNÁCULA

LUIS F. MOLINA Y LA ARQUITECTURA PORFIRISTA EN LA CIUDAD DE CULIACÁN ASESOR: ARQ. SANDOVAL BOJÓRQUEZ MARTÍN ALUMNA: ZEPEDA BELTRAN AYLEN SEMESTRE: 6 GRUPO: 3

CULIACÁN SIN, 22 DE ABRIL DEL 2020

Introducción A continuación hablaré del libro Luis F. Molina y la arquitectura porfirista en Culiacán, donde habla acerca del inicio de la etapa más importante de Culiacán, un poco de la biografía del arquitecto Luis F. Molina y cómo es que esta persona ayudó al crecimiento y embellecimiento de la ciudad, no sólo como arquitecto, sino también ingeniero, docente, político. Esta etapa fue el porfiriato, fue una de las épocas de la historia del país en la que se llevó a cabo la construcción de una cantidad de edificios sin precedentes, los cuales vinieron a responder las necesidades que imponía el desarrollo, y a las aspiraciones de la clase en el poder. Técnicamente, durante el porfiriato se va a construir la imagen del Culiacán moderno mediante la construcción de obras e implementación de servicios, consolidando loo que ahora denominamos “casco histórico”.

ETAPAS DEL DESARROLLO URBANO ARQUITECTÓNICO DE LA CIUDAD DE CULIACÁN

1531. El año de la conquista y fundación de Culiacán. 1861. El año en el que se elaboró el plano más antiguo de la ciudad de Culiacán que hasta hoy conocemos. Ambas fechas representan momentos importantes que nos permiten darnos una idea de la forma en que se fue estructurado el asentamiento desde su origen hasta poco antes del porfiriato. Origen de los primeros establecimientos Existen muchas teorías pero realmente se desconoce cuándo se asentó el primitivo habitante en estas regiones. Por ejemplo, Paul Gendrop, con base en un estudio de utillaje manejado por le hombre primitivo, supone que 30 mil años a.C. el hombre ya circulaba por estos lugares en busca de las mejores condiciones de vida, y que no hace más de 10 mil ya existían asentamientos en el altiplano central. Por otro lado, Antonio Nakayama (historiador sinaloense), sin dar una fecha determinada plantea que el hombre se asentaba en estas regiones desde la prehistoria, pero acota como dato referencial su presencia en el Valle de México hace por lo menos 10 mil años, en la etapa del llamado “Hombre de Tepexpan”, y de la presencia en el noreste de rutas migratorias. En su pasado más remoto el actual Estado de Sinaloa debió ser lugar de tránsito de las grandes migraciones, primero de los grandes mamiferos prehistóricos. Son casi nulos los estudios arqueologicos norteamericanos, pero por éstos, se puede afirmar que las amplias llanuras del noroeste mexicano fueron lugares de comunicación. Cuando las condiciones climaticas eran distintas, se fue generandopoco a poco el poblamiento de la región. Los primeros hombres en llegar a la entiedad sinaloense es probable que lo hayan hecho mediante una larga peregrinación, pero fueron desalojados por otras oleadas debido a lo atractivas que eran las numerosas corrientes de agua que existían, elemento tan necesario y determinante para la sobrevivencia. El paso obligado por Sinaloa en la ruta que seguían los diversos pueblos primitivos de las llanuras de los actuales Estados Unidos hasta Centroamérica, por la costa del Pacifico, llevó a la fijación de asentamientos en lugares clave.

Uno de estos lugares fue la actual región de Culiacán ya que las condiciones propicias que crea la abundancia de agua y la riqueza vegetal y animal que esta permitía, facilita la sobrevivencia de estos grupos de cazadores y recolectores. Un elemento que se vuelve básico para entender que el actual Estado de Sinaloa y especificamente la region de Culiacán, ya estaba poblado por grupos humanos con importante desarrollo cultural, lo constituye los abundantes grabados rupestres, los cuales son elocuente expresión de ese pasado tan poco explorado. Culiacán es considerada como la frontera más septentrional del cultivo del algodón en la epoca prehispánica. A la llegada de los españoles era el pueblo más culto y civilizado de la región. Estaba organizado en barrios, algunos de estos divididos por el río Tamazula quizá a la altura del actual poblado de El Barrio. Fundación y época colonial en Culiacán La conquista de este extenso territorio por el implacable Nuño Beltrán de Guzmán, es explicable no solo por el poderío militar de los españoles, quienes se hacían acompañar por 8 mil amigos desde el altiplano. Las condiciones geográficas y climáticas, hicieron que desde tiempos inmemoriales el sitio ocupado por el actual ciudad fuera propicio para el establecimiento de asentamientos, por su posición estratégica y segura, la abundancia de agua, la elevación respecto al valle, el predominio de tierras planas, la abundante fauna, la riqueza en madera y agrícola. La vida cotidiana se desarrollaba en esta provincia con mucha sencillez. El habitante de estos lugares era de buen ver, y desde entonces, una referencia constante es a la extraordinaria belleza de la mujer. Los conquistadores se desplazaron rápidamente al valle y a la sierra, observando las posibilidades de explotación de las riquezas naturales. Crearon un fuerte cerca de la confluencia de los ríos, el cual sirvió de apoyo a las incursiones para capturar indígenas. Ante el constante peligro por la agresividad de los naturales y resuelto a ir a fundar la capital de su Gobernación en Compostela, Nuño decide trasladarse a un lugar plano y alejado de la confluencia de los ríos para establecer la villa. Determinando el sitio, el trazo fue algo sencillo sin la necesidad de realizar grandes operaciones y aprovechando el extenso valle. Finalmente se fundó la villa de San Miguel con cien habitantes españoles a los que les repartió terrenos y encomienda para hacerles atractiva su permanencia, y les entregó en calidad de esclavos a algunos indígenas del altiplano de los que lo acompañaban y que aun sobrevivían.

Pero la fundación no fue definitiva, las constantes inundaciones, los necesarios desplazamientos hacia la confluencia de los ríos a zonas más despobladas y con mayores riquezas, obligaban desde el mismo año de fundación al mantenimiento permanente del fuerte, que había sido establecido jerarquizando los edificios administrativos y religiosos, alrededor de la plaza y la parroquia de acuerdo con la costumbre occidental. Las casas de los conquistadores de estos primeros asentamientos, la villa de San Miguel y lo que sería la ciudad de Culiacán, no eran diferentes en cuanto a los materiales de construcción de los ya empleados por los indígenas, ya que eran los más accesibles que les ofrecían las condiciones naturales del medio, el aislamiento geográfico y cultural que impidió la construcción de estructuras con materiales más nobles que soportaran el paso del tiempo. Un rasgo permanente en el trascurso de la colonia va a ser su aislamiento geográfico, que va a provocar ciertas peculiaridades en la villa a lo largo de los siglos. En cuanto su estructura urbana es posible suponer que no iba más allá del trazo de las calles aledañas a la plaza, y que esta era un extenso baldío que en su extremo sur contaba con el templo. La gran manzana estaba rodeada de los edificios más importantes de la villa, dentro de los que destacan las casas consistoriales y edificios administrativos además de las casas habitación de los primeros españoles más o menos acaudalados, que conformaron el primer espacio cívico y de poder de esta sociedad colonial. En lo arquitectónico aunque se notaba una mejoría en las construcciones, estas no respondían a las directrices formales que se desarrollaban en el centro de la Nueva España, por lo que formalmente siguieron produciendo las formas toscas, aunque con leves mejorías en cuanto a proporción, pero con los mismos materiales de la región. El estilo barroco se empezaba a desarrollar en otras zonas consolidadas de México, sin embargo, en Culiacán estas formas estaban ausentes. Llama la atención que por la cantidad de habitantes, Culiacán ocupaba el quinto lugar de las localidades de Sinaloa. La primera modernidad Los pocos más de 50 años que van desde la Independencia hasta inicios del porfiriato en nuestra entidad, podemos caracterizarlos como convulsivos, no solo por sus constantes asonadas, golpes de Estados, traiciones, asesinatos y epidemias, sino también por lo dinámico de los cambios en la estructura

productiva que va a permitir la consolidación económica de algunas familias, teniendo su equivalente repercusión en la estructura urbana-arquitectónicas de la ciudad. En el año de 1823 es importante para la hegemonía de Culiacán respecto a los demás asentamientos de la región, ya que fue cuando se dio la separación de las provincias de Sonora y Sinaloa y se declaró a Culiacán la capital de la provincia de Sinaloa, dándole la categoría de ciudad y convirtiéndola en la segunda del noroccidente, ya que la primera que ostentó ese rango fue la de Arizpe, que había sido nombrada con anterioridad capital de las Provincias Internas. Desde la independencia y durante el lapso que formó parte del Estado de Occidente, el cual dura de 1824 hasta 1830, en la ciudad no se desarrollaron importantes transformaciones que contribuyeran a mejorar su imagen, ya que la pugna entre los representantes de Sonora y Sinaloa no fue favorable para el desarrollo. El espacio urbano arquitectónico estaba consolidado y la plaza principal que, era el asiento del poder civil y eclesiástico, era espaciosa y agradable, y en torno a ella se estaban configurando las construcciones con portales con sus calles rectas de bastante extensión. Sus casas habitación poseían corredores abiertos que hacían más confortable el ambiente interior. A pesar de que se estaban construyendo algunos edificios, estos no eran una extraordinaria calidad artística, sino simples y austeros. La antigua parroquia se encontraba en condiciones deplorables a pesar de que la ciudad era residencia de los obispos, encontrándose noticias acerca de los esfuerzos realizados para construir otro templo. La llegada al poder de la familia De la Vega, en ocasiones teñida de maniobras, motines, intrigas y desprestigios, convirtió de nuevo a Culiacán en la capital del Estado. Esta familia es la que inicia la construcción de importantes edificios, modificando lentamente la imagen de la ciudad. Entre ellos destacan los portales de la Plaza de Armas, la Casa de Moneda y la fábrica de hilados. Estas obras no van a caracterizarse por ser de la mejor calidad formal ya que eran de trazos simples. La Casa de Moneda y la fábrica de hilados, símbolos del impulso económico y de la importancia de la ciudad, si bien eran de grandes proporciones, su concepción formal no era extraordinaria y la presencia de estilos artísticos tendría que esperar otras épocas.

El clan De la Vega funcionará en el mejoramiento de la imagen de la ciudad y en la promoción de la cultura, al unir sus esfuerzos con los del recién llegado obispo de Sonora don Lázaro de la Garza y Ballesteros. La arquitectura religiosa va a impulsar el culto obispo tendrá una mayor calidad formal; el Seminario y luego la catedral vienen a conferirle a la ciudad su identidad y presencia, y la convierten en el principal centro cultural del noroccidente. Durante la lucha por la Reforma y contra el imperio, la ciudad fue escenario de importantes movimientos militares protagonizados por grupos de liberales y conservadores. Entre los primeros destacan Eustaquio Buelna y el teniente Plácido Vega. En cuanto a la limitación de la ciudad, el norte sigue siendo la ribera del rio Tamazula, en el que podemos apreciar, no existía ningún puente que facilitara la comunicación con el poblado de Tierra Blanca. En el sur, venía siendo la actual calle Hidalgo, camino que comunicaba la costa con la sierra. La construcción urbana comprueba como la ciudad se fue ensanchando al oriente y poniente y que el casco original ya estaba consolidado en 1861.

DESARROLLO URBANO ARQUITECTÓNICO DE LA CIUDAD DE CULIACÁN 1880-1910 El año de 1880 representa el inicio de una etapa de mayor estabilidad, atrás quedaba el primer periodo de gobierno del general Francisco Cañedo, el cual debido a sus constantes conflictos políticos, económicos, sociales y revueltas de todo tipo que culminaron en asesinatos de personajes del mundo político, represento una etapa de errores y aprendizaje. El nuevo gobernante, el ingeniero Mariano Martínez de Castro, sentará las bases para el despegue del desarrollo del Estado, en el que las construcciones arquitectónicas serán elocuentes testigos de los cambios. 1890 es el año en que llegó a la ciudad el arquitecto Luis F. Molina, artífice y creador de las más importantes construcciones hachas en la ciudad durante todo el porfiriato, sus obras representan la mejor arquitectura creada durante las últimas dos décadas del siglo XIX y la primera del XX. La arquitectura a principios de 1880

La construcción del kiosco en la plazuela se convirtió durante los primeros años de la década de los ochenta, en la obra urbana arquitectónica más importantes denotando el esfuerzo de estos primeros gobiernos porfiristas, por llevar a cabo obras que vinieran a conferirle al escenario urbano una nueva imagen coherente con las aspiraciones de modernidad que se estaban imprimiendo en otras actividades. En las vacías plazas comienzan a construirse graciosos y coloridos jardines propicios para la relajación, el esparcimiento y la convivencia social. A partir de 1861, surgieron las primeras colonias, en las cuales se llevaban a cabo construcciones bajo nuevas tipologías, las más de ellas con clara influencia francesa; los trazos urbanos ligándolas con el viejo casco histórico; el embellecimiento de las plazas con jardines, la construcción de los primeros kioscos y un sinnúmero de intervenciones urbano arquitectónicas, que vinieron a otorgar una nueva imagen más agradable. Caracterización general de la segunda mitad de la década de los ochenta Se forman las Juntas de Sanidad y Beneficencia; el gobierno se erige en benefactor al ser presididas estas Juntas por la primera autoridad política y compuesta por las personas as honorables. Se auxilia a los hospitales, asilo de pobres y casas de beneficencia en las principales ciudades del Estado. Este periodo se caracteriza por la aplicación de fuertes acciones para combatir los movimientos subversivos, tanto a nivel nacional como estatal. La paz era impuesta mediante medidas enérgicas y hasta abusivas, y es entendible que los gobiernos porfiristas se congratularan de sus victorias. El gobierno asume el papel de mecenas consciente de que urgían obras que resolvieran problemas de salubridad, higiene y comodidad de la población, pero estas obras también eran un medio para trascender en la historia del Estado y del país además de poner nuestra sociedad a la altura de las más desarrolladas. La arquitectura en la segunda mitad de los ochenta Son dos obras relevantes, ambas prioridades del gobierno: la administración y la educación; aunque también fueron importantes las obras de urbanización y de infraestructura realizadas durante ese periodo. El palacio de gobierno y el Colegio Nacional Rosales

Ambos tienen un lejano origen que se pierde en los tiempos de la época colonial, lo que hace difícil precisar la fecha de su construcción, se deduce que se trata de unas de las más antiguas construcciones de la ciudad. Los dos poseían una excelente ubicación y amplitud que los hacia atractivos para colocar en ellos oficinas o servicios públicos. Además, eran puntos importantes de referencia en el paisaje urbano desde hace mucho tiempo. Pero desde la llegada del general Cañedo, el palacio de gobierno se ubicó en el antiguo edificio particular, en el cruce de las calles Rafael Buelna y Ruperto L. Paliza. El edificio “La tercena” le pertenecía al clero y había sido denunciado y adquirido. Lo destinaron como sede del Colegio Nacional Rosales, que prestaba los servicios de internado. Un año después, el gobernador Mariano Martínez, compró una enorme área al fondo del edificio, que a los pocos días se trasladó ahí el Colegio Nacional Rosales. El edificio del palacio de gobierno continuará en construcción durante los años que le restan a la década de los ochenta; se le añadieron nuevos espacios y elementos formales que los hicieron más suntuoso, elegante y representativo de las funciones que tenía. A principios de 1890, una de las primeras actividades de Luis F. Molina fue colocar el reloj y la estructura que lo soportaba en el centro del edificio, jerarquizando su acceso y acentuando su disposición simétrica. Obras urbanas y de infraestructura Fundamentalmente la apertura de nuevas calles, la reparación y empedrado de las mismas, intervención en plazas y espacios verdes, embanquetado en las casas y la aplicación estricta del bando de policía, que ordenaba blanquear las fachadas de las casas. La obra de infraestructura más importante que se desarrollará es la dotación de agua potable a la ciudad, inaugurada en 1888.

Luis F. Molina, artífice de la ciudad de Culiacán Nació el 13 de Septiembre de 1864 en el pueblo de Ozumbilla del Estado de México. Desde niño había concebido la idea de estudiar la carrera de ingeniero militar, influido por la admiración que sentía por su tío Molina, en quien veía personificados disciplina, patriotismo y valentía; virtudes que lo entusiasmaban.

Terminó el bachillerato e ingresó en la Escuela Nacional de las Bellas Artes a estudiar la carrera de arquitecto. Dos años después de titulado, es recomendado para una entrevista con el ingeniero Mariano Martínez de Castro, gobernador de Sinaloa, que buscaba contratar un arquitecto para el proyecto y construcción de un teatro en la capital de su estado. El contrato quedo establecido, y se dirigió a Culiacán. Al llegar a la ciudad tomo el puesto de ingeniero en la construcción del puente Cañedo, el primero de la ciudad, hoy llamado Miguel Hidalgo. Esta obra, tan necesaria a la ciudad, no sería terminada hasta 19 años después, sin embargo, corresponde a Molina el trazo, proyecto y construcción de la primera sección de arcos que todavía se encuentra del lado sur del puente. Los trabajos del arquitecto Molina como Consejero del Ayuntamiento y urbanista fueron diversos; alineo muchas calles, amplió otras, y estableció la nomenclatura de las mismas. De igual manera, fue el principal promotor en la creación de las estatuas de los próceres de nuestras luchas. Él se encargó de erigir los pedestales de las estatuas de los generales Rosales y Ramón Corona y proyectó el kiosco estilo oriental de la Plazuela Rosales. Las primeras obras que realizó como arquitecto, fueron el diseño y construcción del espacio para la colocación de un reloj en el palacio de gobierno, y el proyecto del puente que mencioné anteriormente. De 1892 a 1894 participa en la construcción de la cortina con escalinata en el costado norte de la plaza Rosales, termina el teatro de la ciudad. El 1894 fue comisionado por el ayuntamiento de Culiacán para ir a Navolato y determinar los solares donde construiría las oficinas públicas, el mercado y la plaza. Al sur de la Plazuela Rosales, el arquitecto diseño y construyo la casa habitación para el gobernador del Estado, que luego se estableció el Colegio Rosales. Algunas de las obras menos conocidas son la reconstrucción en el portal de La Lonja a principios del siglo XX; el inicio del Convento, que se ubicaría por avenida Mariano Martínez, al sur de la ciudad, junto al viejo panteón, para las Siervas de María, monjas de nacionalidad española, que se establecieron en el antiguo edificio del Mesón de San Carlos. En 1902 construyó la escuela Benito Juárez, en la esquina de Independencia y Libertad; en la esquina sureste, inició la construcción de la Cárcel Modelo.

El Santuario, es de las obras más referentes del genio constructor del arquitecto Molina. Hizo el proyecto colocándolo diagonalmente con el propósito de sacar mejor partido de la ubicación del terreno, creando un pequeño atrio en el frente. Esta obra, por su calidad formal y sus acabados artísticos, es uno de los ejemplos mejor conservados de la arquitectura de principios del siglo. El mercado (hoy Garmendia) que fue proyectado para cumplir con esa función, uno de los mejores edificios...


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