Monografía - Apetitos y pasiones PDF

Title Monografía - Apetitos y pasiones
Author Camila Medina
Course Historia De La Psicología
Institution Universidad Católica San Pablo
Pages 45
File Size 523 KB
File Type PDF
Total Downloads 126
Total Views 190

Summary

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICO EMPRESARIALES YHUMANASESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍACURSO DE PSICOLOGÍA GENERAL IMONOGRAFÍA:“APETITOS Y PASIONES”INTEGRANTES DE EQUIPO (GRUPO A):ARONI MAMANI, ANGELICA YADHIRABERMEJO SUTTA, ADRIANA KARIM CELESTECÉSPEDES QUISPE, CANDY JHOSELYNCORNEJO GALLEGOS, JUAN P...


Description

1

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICO EMPRESARIALES Y HUMANAS ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA CURSO DE PSICOLOGÍA GENERAL I MONOGRAFÍA:

“APETITOS Y PASIONES” INTEGRANTES DE EQUIPO (GRUPO A): ARONI MAMANI, ANGELICA YADHIRA BERMEJO SUTTA, ADRIANA KARIM CELESTE CÉSPEDES QUISPE, CANDY JHOSELYN CORNEJO GALLEGOS, JUAN PAOLO GONZALES CORRALES, ALESSANDRO RODRIGO MAMANI PONCE, NAGHELY KATERINE NUÑEZ ESPINOZA, FRIDA GABRIELA RODRIGUEZ GUTIERREZ, CARLOS ALBERTO VILCA CHOQUEHUANCA, CARLOS CESAR DOCENTE DEL CURSO: PS. KARLA BYRNE RIVERA GRUPO: PSI1-1 AREQUIPA, 2021

2

ÍNDICE 1.

2.

3.

4. 5.

Vida psíquica del hombre 1.1. Conocimiento 1.1.1. Conocimiento sensible 1.1.2. Conocimiento intelectual 1.2. Apetitos 1.2.1. Apetito natural 1.2.2. Apetito elícito o consciente 1.2.2.1. Apetitos sensibles o sensitivo 1.2.2.1.1. Apetito concupiscible 1.2.2.1.2. Apetito irascible 1.2.2.2. Apetito intelectual o intelectivo Pasiones 2.1. Definición 2.2. Clasificación 2.2.1. Pasiones del apetito concupiscible 2.2.2. Pasiones del apetito irascible. Pasiones en particular 3.1. La pasión del amor 3.2. La pasión del odio 3.3. El deseo o la concupiscencia 3.4. La pasión de la aversión 3.5. La delectación o el gozo 3.6. El dolor o la tristeza 3.7. La pasión de la esperanza 3.8. La pasión de la desesperación 3.9. La pasión del temor 3.10. La pasión de la audacia 3.11. La pasión de la ira Conclusión Referencias

3

APETITOS Y PASIONES El tema de los apetitos y las pasiones fue estudiado por diversos filósofos de la antigua Grecia, pero quien logró un estudio más acertado y profundo de este tema, fue Santo Tomas de Aquino. Esto se vio inmortalizado en diversos escritos, pero especialmente en la II parte de su obra más póstuma, la Suma Teológica. CONOCIMIENTO Y AFECTIVIDAD (APETITO) La vida psíquica del hombre incluye el conocimiento y el apetito o afectividad. Estos son los fenómenos fundamentales de la vida psíquica de un ser humano y están íntimamente ligados; pero son procesos diversos y poseen características propias. Ambos procesos o actividades pueden tener diversas intensidades al mismo tiempo y respecto de los mismos objetos: podemos conocer mucho un objeto y amarlo poco, y conocerlo poco y amarlo mucho. Santo Tomas distingue las dos reacciones fundamentales de un ser consciente con respecto del mundo de la siguiente forma: El conocimiento consiste en dejarse invadir por el objeto y captarlo en sí de un cierto modo. La apetición, inclinación o tendencia, consiste en ir hacia un objeto que se presenta como bueno de un modo u otro. Por otra parte, cada una de estas reacciones puede efectuarse en dos planos que llamaremos sensible e intelectual según que el objeto sea concreto e individual o abstracto y general. Entonces, si hablamos del conocimiento, decimos que este tiene 2 funciones psicológicas principales: 1. El conocimiento sensible, que comprende todos los actos de conocimiento de un objeto concreto: sensación, imaginación, memoria, al que se une la conciencia sensible. 2. El conocimiento intelectual, que comprende todos los actos que versen sobre un objeto abstracto: la idea, el juicio y el razonamiento, al que se une la conciencia intelectual que es reflexiva. Se dice que están íntimamente ligados porque necesitamos el conocimiento del bien para poder apetecer algo. Porque nadie ama ni puede amar lo que desconoce totalmente. CLASIFICACIÓN DE LOS APETITOS EN GENERAL 1. Apetito natural: Inclinación consiguiente a la naturaleza de una cosa, se despierta espontáneamente, es simplemente ejecutar o cumplir un movimiento sin conocer el objetivo al que tiende. Estos son innatos, inscritos de algún modo en la naturaleza misma del ser. Ej. Inclinación de las piedras hacia el centro de la tierra. Se da en todas las cosas y es recto, o sea, no se equivoca, puesto que el objeto es el término del apetito. 2. Apetito elícito: Se despierta como resultado de un conocimiento previo. Se dirige hacia lo que "parece bueno" para el sujeto que conoce (aunque puede ocurrir que dicho "bien" no era lo que uno esperaba o que perjudique mi naturaleza). Este tipo

4 de apetito se clasifica según el tipo de conocimientos que el sujeto tiene del fin perseguido y según la naturaleza del objeto. En este sentido, tenemos a los apetitos sensitivos y apetitos intelectivos. a. Apetito sensitivo: Tendencia que sigue o deriva del conocimiento de los sentidos y se dirigen a un objeto concreto. Existe en los animales (racionales e irracionales). b. Apetito intelectivo: Inclinación consiguiente al conocimiento del intelecto,o sea, tiene por objeto el bien concebido de un modo abstracto por la inteligencia. Solo existe en los hombres. En la siguiente gráfica podemos ver la clasificación de una forma más clara:

Figura 01. Esquema explicativo de los apetitos. (Castro & Lloveras, 2015) El apetito sensitivo es más perfecto que el natural, porque implica el conocimiento de algún bien particular. El intelectivo es el más perfecto, porque se extiende a todo bien (bien universal),y porque es el único capaz de obrar libremente. La principal diferencia entre el apetito sensitivo y el intelectivo es que, el objeto propio del apetito sensitivo es el bien material y concreto conocido antes por medio de los sentidos; el apetito intelectivo tiene como objeto propio el bien universal, pre-conocido mediante el intelecto. LAS DOS FACULTADES DIVERSAS DEL APETITO SENSITIVO a) Apetito concupiscible: Trata de la tendencia hacia un bien percibido por los sentidos como placentero o deleitable, y a rehuir lo nocivo. b) Apetito irascible: Trata de las tendencias que mantienen al hombre en tensión hacia bienes que son difíciles de conseguir. En simples palabras, ambas potencias o facultades se refieren al movimiento del hombre hacia el bien, pero la presencia actual o intencional del objeto valorado implica movimientos diferentes hacia él. Así, mientras comer algo rico nos alegra, cocinar algo que nos gusta

5 implica un esfuerzo y una tensión que sólo encontrará su finalidad una vez que el alimento que imaginamos nos deleite con su presencia actual en el paladar. PASIONES Habiendo entendido todos los términos anteriormente desarrollados, podemos desarrollar las PASIONES. En la actualidad se suele utilizar el término “pasión” de forma despectiva, cuyo significado hace referencia a un movimiento desenfrenado en la afectividad sensitiva. Sin embargo, este solo era un término que se usaba en la antigüedad para lo que hoy conocemos como “emoción”. Entonces, debemos entender que los términos pasión y emoción se usan en el sentido amplio de movimientos de la afectividad sensible, a fin de evitar confusiones. Santo Tomás define las pasiones como actos del apetito sensitivo, acompañados por especiales transmutaciones o cambios corporales. Y enseña que esos actos son buenos o malos según su conformidad o disconformidad con la razón. Como ya se mencionó anteriormente, las pasiones son los actos del apetito sensitivo (concupiscible o irascible) que van siempre acompañados por alguna transmutación orgánica. Santo Tomás explica que en toda pasión entran dos elementos esenciales: a) El elemento quasi-formal: Es el movimiento de la afectividad sensitiva (la experiencia psíquica de atracción o repulsión). Ej. En la ira, el deseo de venganza. b) El elemento quasi-material: Más conocida como inmutación corporal, la cual es la actividad biológica que acompaña a dicha experiencia psíquica. Ej. En la ira, ardor de la sangre junto al corazón. Como el ser humano consta de un elemento esencial-formal (el alma), y de un elemento esencial-material (el cuerpo); entonces, se entiende que la pasión es un acto mixto, que implica un elemento psíquico y un elemento somático. CLASIFICACIÓN DE LAS PASIONES Entre las pasiones, unas son actos del apetito concupiscible, y otras del irascible; unas versan sobre el bien, y otras sobre el mal; y esos objetos pueden ser considerados diversamente (como presentes o como ausentes, como sencillos o como arduos, como términos de acceso o como términos de alejamiento…) El criterio clasificatorio de Santo Tomás se toma en primer lugar del objeto de la tendencia (bien o mal), y en segundo lugar del tiempo (ahora o después). a) Pasiones del deseo o apetito concupiscible: i) Amor: inclinación o tendencia general hacia el bien. ii) Odio: tendencia a rechazar el mal. iii) Deseo o concupiscencia: inclinación hacia el bien, no poseído todavía.

6 iv) v) vi)

Aversión: rechazo del mal. Gozo: agrado y reposo de la tendencia con respecto al bien ya poseído. Dolor o tristeza: corresponde a la posesión de un mal sensible -dolor- o de un mal espiritual -tristeza-. En relación con el bien considerado en sí mismo, existe el amor. Si no poseemos el bien, o si está ausente, el amor es deseo. Si el bien está presente, poseído, hay delectación o goce. Esta afirmación implica, lo que por otras parte es evidente, que el amor es el fundamento del goce, dicho de otro modo, que la posesión de un bien que se ha dejado de amar no proporciona ningún goce. En relación con un mal considerado en sí mismo está el odio. Si el mal está ausente, lo contrario del deseo es la aversión. Si el mal está presente, lo contrario del goce es el dolor o la tristeza.

b) Pasiones del impulso o apetito irascible: i) Esperanza: tendencia hacia un bien difícil, pero alcanzable. ii) Desesperanza: inclinación hacia un bien arduo, pero concebido como inalcanzable. iii) Temor: rechazo ante un mal ausente, pero inevitable. iv) Audacia: rechazo ante un mal ausente, pero evitable. v) Ira: rechazo del mal presente. Ante un bien difícil de obtener, que forzosamente ha de ser ausente, pues un bien poseído ya no es difícil, el deseo engendra dos pasiones. Si el bien aparece como posible de alcanzar, está la esperanza, y si aparece como imposible, la desesperación. Ante un mal difícil, las cosas se complican. Este mal puede estar presente o ausente, y si está ausente puede aparecer como posible o imposible de vencer. Tendremos, pues, las siguientes pasiones. En el primer caso, cólera o ira: cuando luchamos contra el mal presente. En el segundo caso, audacia: cuando vamos al encuentro del mal porque lo consideramos vencible. En el tercer caso, temor: nos alejamos de él porque lo creemos invencible. Para mostrar cómo se engendran las pasiones en la conciencia y como estas se encadenan planteamos un problema medianamente complicado: un bien arduo, separado de nosotros por un obstáculo. El primer movimiento es el amor del bien considerado en sí mismo; es el resorte de todo lo que sigue. Por el hecho mismo de que el bien es amado, el obstáculo que de él nos separa aparece como un mal y se convierte en objeto de odio. Simultáneamente se despiertan el deseo del bien y la aversión hacia el obstáculo. Según que el obstáculo aparezca como superable o insuperable, nace la esperanza o la desesperación. Cada una de ellas da lugar a un desarrollo paralelo. La esperanza engendra la audacia: salimos al paso al obstáculo; después la cólera, en el momento en que lo abordamos, y por último la delectación, cuando hemos vencido el obstáculo y poseemos el bien. Paralelamente, la desesperación engendra el temor: retrocedemos ante el obstáculo. No hay movimiento de cólera porque no llegamos

7 a estar en contacto con el obstáculo. El temor engendra directamente la tristeza porque no poseemos el bien deseado. Los manuales tomistas exponen el siguiente esquema que permite ver con más claridad la división y relación que existe entre los conceptos que hemos expuesto anteriormente.

Figura 02. Esquema tomista de las pasiones. (Quiceno, 2016) LAS PASIONES EN PARTICULAR I.

La pasión del amor En este capítulo intento explicar el amplio tema del amor, siguiendo la guía del Aquinate en sus diversos escritos. Concentro mi estudio en el estudio del amor de orden sensitivo o en el amor-pasión, y sólo en relación a éste hablaré también sobre otras clases de amor. La definición del amor. Notan los filólogos que las palabras amor y madre parecen tener el mismo origen. Son palabras onomatopéyicas o imitativas, provenientes de las voces Amma y Mamma, usadas por los niños al "mamar” Según su definición general y usual el amor es una actividad efectiva multiforme. Y esto puede venir de múltiples objetos que den o reciban amor. Dios ama a todos, el hombre ama a sus iguales o inferiores y los animales aman a sus crías, y así sucesivamente. El autor de la divina comedia dice en su último verso “El amor que mueve el sol y las demás estrellas” indicando que el amor mueve todas las cosas.

8 Santo thomas de Aquino estudia abiertamente la definición del amor en la summa theologia examinando el amor sensitivo y después del amor volitivo En otros lugares se menciona la Aquinate como el amor innato que se identifica como el apetito natural y se da en todas las cosas. Y a este amor se le añade otro amor como el elicito que es el movimiento afectivo a los objetos conocidos como buenos. El apetito natural es impropiamente dicho porque este implica el movimiento a algún objeto y solo implica en una entidad ordenada naturalmente hacia otra. Se confirma en la filosofía del lenguaje como cuando decimos que el perro ama la carne. Y el hombre de la sabiduría. En sentido estricto el amor es un apetito del ilícito que se refiere al bien presente. En los escritos tomistas se repiten constantemente (como notas típicas del amor) las expresiones siguientes: conveniencia, con naturalidad, coaptación, información o confirmación, conversión o transformación, unión o unidad. Porque el amor inicial o incompleto es movimiento o tendencia hacia el bien no poseído, mientras que el amor consumado implica descanso en el bien poseído o presente. Además de lo dicho, el amor implica cierta "complacencia” del amante en el objeto amado Así pues, la complacencia en el bien produce una "transformación" afectiva que hace que el amante tienda a unirse con el amado e incluso a identificarse psíquicamente con él. Resumidamente podemos decir que el amor es la misma unión o vinculación, por la que el amante se transforma en el amado, y en cierto modo se convierte en el mismo. San Agustín afirma que el amor es como un peso ( p o n d u s ) que nos inclina a lo bueno o conveniente. Pero esa gravitación no debe entenderse unívocamente, sino en sentido analógico, pues cada clase de amor (natural, sensitivo, intelectivo) inclina de modo distinto hacia su objeto. Es esencial en el amor la "unión afectiva” con el bien amado, y esa unión se refiere tanto al bien ausente como presente. Y está en si no es el amor, sino el efecto en sí. Para entender bien lo dicho debemos distinguir tres clases de “u n i ó n " en el amor: 1) la unión o la unidad que es causa del amor, y esa unidad puede ser sustancial (como cuando uno se ama a sí mismo), o unidad de semejanza (como en el amor a otras personas); 2) la unión que constituye esencialmente el amor, o la unión según la “coaptación afectiva”;

9 3) la unión que es un efecto del amor, o la unión real con el objeto amado. Así pues, el bien conocido puede producir en el apetito concupiscible: a) un impacto de "información” o de simple complacencia hacia el mismo, y eso es el amor inicial; b) una tendencia hacia dicho bien, y eso es el deseo; c) un descanso en el mismo, y eso es el deleite o el gozo Lo más específico del amor es la unión afectiva del amante con el amado. Las diversas clases del amor Ante todo podemos distinguir tres géneros de amor : 1)

El amor natural o innato

2)

El amor sensitivo.

3)

El amor volitivo

Existen oíros términos “sinónimos” que significan lo mismo que el amor, pero con matices especiales: dilección, "amación", benevolencia, amistad, caridad, etc. El vocablo AMOR es el de significación más genérica. Los demás vocablos añaden matices especiales Debemos distinguir, ante todo, entre amor de concupiscencia y amor de benevolencia. La benevolencia (literalmente, el “querer bien”) es el principio de la amistad, y por eso se habla también de "amor de amistad” (aunque ésta es un amor muy especial, como veremos después) En el amor benevolente el bien es amado propiamente o por sí mismo; en el amor concupiscente el bien sólo es amado impropiamente o por orden a otra cosa. Estrictamente hablando, la benevolencia es una actividad de la voluntad. Esta actividad se distingue del amor sensitivo y del amor intelectivo estrictamente dichos. Nótese que la amistad utilitaria y la deleitable son amistades impropias o imperfectas, pues se basan en el amor concupiscente. En esta amistad el amor alcanza su plenitud, y el amor se transforma en un estado habitual Entre los seres de perfección muy desigual es posible el amor, pero no la amistad; porque ésta exige cierta igualdad proporcional, así como cierta convivencia. Por eso decía Aristóteles que entre el hombre y Dios es imposible la amistad. Los objetos de amor: Después de exponer las diversas clases de actos amorosos, debemos explicar ahora los diversos objetos de dichos actos.

10 Con nuestro apetito sensitivo podemos amar los diversos bienes materiales o sensibles, y con nuestra voluntad podemos amar en algún modo todas las cosas. Los modos, los grados y la jerarquía entre los objetos amados varían mucho según los diversos sujetos antes y según las diversas circunstancias. Dios ha de ser el objeto preferencial de nuestro amor. Debemos amarle sobre todas las cosas porque es el Bien supremo y perfectísimo A continuación, debemos amarnos a nosotros mismos, pues somos los más "próximos” o cercanos a nosotros Después tenemos que amar a nuestros “prójimos" o a todos los hombres. El hombre se ama naturalmente así mismo, y ama naturalmente su vida. Algunas personas pueden amar la muerte corporal, pero sólo indirectamente. a) en cuanto que, como San Pablo, consideran esta vida terrena como algo que retrasa la felicidad futura b) en cuanto que, como los suicidas, prefieren perder la vida corporal antes que soportar los gravísimos males que la acompañan Amamos más a unas personas que a otras porque queremos para ellas mayores bienes. El precepto de la caridad nos obliga a amar a todos los hombres. No implica la obligación de amar y beneficiar a cada hombre en particular. Todos nuestros amores se pueden clasificar en mundanos y supra - mundanos , según que se refieran a los bienes sensibles o materiales y a los inteligibles o espirituales. El amor y el conocimiento, los sujetos del amor. El amor-pasión sigue esencialmente al conocimiento sensitivo, y el amor volitivo al conocimiento intelectivo. El motivo formal o la causa propia del amor es el bien en sí mismo; el conocimiento del bien solamente es una "condición necesaria” para el amor. Esta doctrina es aplicable a todos los afectos (sensitivos o intelectivos) El conocimiento es como un caminar necesario para llegar a amar Pero los grados del conocimiento no suelen corresponder a los del amor. La experiencia muestra que podemos conocer mucho un objeto (una persona o una cosa), y amarlo poco, y viceversa De lo dicho se deducen dos cosas: a) cuando se trata de objetos superiores al alma humana, el amor es más perfecto que el conocimiento (pues el amante se eleva

11 hacia esos objetos); b) tratándose de objetos inferiores a nuestra alma, el amor es menos perfecto. Las causas del amor El conocimiento no es verdadera causa del amor; sólo es una condición previa e indispensable para el mismo. Existen además otras causas del amor, reductibles a la citada causa propia del mismo. Entre esas causas parciales figuran principalmente la belleza. Insistimos en que el objeto propio y la causa adecuada del amor es el bien simplemente considerado o prescindiendo de sus diversos aspectos. El bien sensible simplemente considerado constituye el objeto formal o específico del amor sensitivo. El mal sólo puede ser amado bajo el aspecto de bueno o por relación al bien. Lo bello es objeto de amor en cuanto análogo a lo bueno. Es como el bien típico del apetito natural de las potencias cognoscitivas superiores. Así pues, lo bello se refiere primariamente a las facultades cognoscitivas, y secundariamente a las apetitivas. En la exposición del libro 3 de las ...


Similar Free PDFs