Monografia El sí de las niñas PDF

Title Monografia El sí de las niñas
Author Nat Blánquez
Course La Ilustración Española: Literatura y Pensamiento
Institution Universitat de Barcelona
Pages 9
File Size 144.1 KB
File Type PDF
Total Downloads 21
Total Views 139

Summary

Download Monografia El sí de las niñas PDF


Description

El sí de las niñas y el matrimonio como contrato social. 1. Introducción. En esta monografía, voy a centrarme en la obra El sí de las niñas , una obra de Leando Moratín que hasta que no la he visto en esta asignatura desconocía y que me ha sorprendido gratamente. Básicamente es una obra que recomiendo a cualquier persona por el hecho de que los valores que transmite siguen siendo importantes hoy en día. Se centra mucho en la manera de educar a los niños y niñas, algo que podemos aplicar actualmente, hay que ser autoritarios pero de manera racional. Lo que más me ha llamado la atención ha sido el tema de los matrimonios como contrato social ya que no me imaginaba que pudiera tratarse ya de esta manera en aquella época. Se ve que es un autor avanzado al pensamiento del resto y todos esos conceptos siguen siendo clave hoy día. Aún siguen habiendo muchas familias que obligan a sus hijos a casarse con quien ellos desean. Quizá no sucede de una manera tan radical como ocurría antes pero sigue ocurriendo por lo que es un tema del que hay que reflexionar. Cada uno debería de ser libre de poder elegir con quien compartir su vida y esta decisión no debería estar impulsada por un deseo de los padres, no importa si es económico, social u otro. Es por eso que he decidido centrarme en este tema al igual que en el resto de la obra y todos los detalles que la hacen una obra maestra.

2. Desarrollo. La obra teatral El sí de las niñas fue escrita en la segunda etapa literaria del autor Leandro Moratín y está considerada su obra maestra. La primera referencia a esta obra la vemos en su Diario el 12 de julio de 1801, más tarde, fue estrenada en el Teatro de la Cruz de Madrid el 24 de enero de 1806 y permaneció en el cartel hasta el 18 de febrero del mismo año. Las taquillas obtuvieron una gran recaudación y fue retirada únicamente por el hecho de empezar la Cuaresma, lo que conllevaba el cierre de los teatros. Mucho antes, concretamente desde 1780, el autor ya escribía diarios con un lenguaje en clave que solo entendía él ya que eran para uso personal, como muchos ilustrados hacían. Se trata, cronológicamente hablando, de la tercera de las comedias de costumbres que conservamos de Moratín y hay que entenderla como una extensión de su obra El viejo y la niña (1790) ya que es un planteamiento inicial de la que será su obra destacada: El sí de las niñas. Nos encontramos, pues, delante del autor más representativo del teatro reformista; quiso intentar corregir el fracaso pedagógico y sentimental del momento. El dramaturgo cree que existen dos cualidades que ha de adquirir el nuevo teatro; no solo debe entretener sino también tener una utilidad, trasladar un mensaje útil al público y, además, establecer una relación de empatía con este, ya que si existe una complicidad, es mucho más fácil que el mensaje penetre. En términos generales, el teatro ilustrado implicó una gran revolución

social y se consiguió una dignificación del texto teatral. No solo aparecen nuevos oficios como escenógrafos, iluminadores, sastres, etc. sinó que el mensaje es directo y eficaz gracias al humor, la agilidad y la proximidad. Como buen teatro de costumbres, lleva implícita una crítica social, son puestos en ridículo los errores comunes de la sociedad y los vicios y recomienda la verdad y la virtud a través de la imitación del diálogo. No se trata de una copia exacta de la realidad porque existen muchos rasgos negativos que no interesa mostrar al lector y por eso, después de hacer una observación minuciosa de la realidad, el autor escoge lo que más le interesa para hacer una obra verosímil respetando la ley de las tres unidades: debe contar un único suceso, que aparezca en un solo lugar y durante “pocas horas”. El texto teatral puede estar redactado en prosa o verso, aunque el autor explica que para la comedia es mejor el uso de la prosa ya que se corresponde con el lenguaje coloquial de las gentes que se pretende reflejar. En el caso de utilizar el verso, es necesario que estos sean cortos y las estrofas han de aproximar el lenguaje al habla coloquial de la sociedad, para acercarlo al espectador y dotarlo de mayor verosimilitud. Moratín tiene la creencia de que el público actúa mal debido al desconocimiento y él se muestra como la vía hacia el aprendizaje. En esta época, el autor se balancea entre dos mentalidades: Aristóteles y Bertold Brecht. Por un lado, reflejaba la realidad, el entorno conocido; por otro lado, señalaba la necesidad de comprender el mundo y también la de transformarlo. Hablamos de un teatro reformista y de cambio, pero también pretende provocar un efecto satisfactorio en el lector/espectador. Todos los cambios que afectan al teatro ilustrado son el precedente de los importantes cambios tanto estéticos como formales de la literatura en general y que tienen que ver con la reforma social que se da en estos años; auge de la clase burguesa y su relación con la vía realista. Nos encontramos frente a un grupo de intelectuales que, a pesar de no tener el refinamiento de las clases aristócratas, quiere marcar una distancia con las clases populares. Los sucesos que transcurren son simples y en un lugar y los personajes que aparecen son sencillos y mínimos, teniendo en cuenta la psicología de estos, las emociones y el temperamento y carácter. No han de ser nobles, ni reyes sino personas particulares que han de estar bien caracterizados. Moratín escribe de una forma neoclásica y realista, buscando la verdad, la pureza y la razón. Nunca fue un revolucionario sino un reformista que pensaba que una situación injusta debía dar paso a otra justa a través de cambios mesurados y nunca por la rebelión contra la autoridad. En la comedia El sí de las niñas , la protagonista, Francisca, es educada toda su vida en un convento y cuando sale, lo hace para casarse con un hombre mucho mayor que ella y, además, muy rico. Este hombre, Don Diego, ha sido escogido por su madre, doña Irene, que está cegada por su codicia y solo quiere enriquecerse a costa del matrimonio de su hija. El conflicto de la obra está en que Francisca, en realidad, está enamorada del sobrino de Don Diego, un joven militar, prudente y moderado en su actuación. Es el prototipo de hombre ilustrado. A pesar de ello, Francisca se siente obligada a obedecer a su madre, en contra de sus sentimientos. Cuando Don Diego es conocedor de estos hechos pide una confesión sincera de su prometida y, aunque doña Irene insiste en imponer su autoridad,

Diego renuncia al casamiento y se sacrifica por el bien de la pareja, apadrinándolos económicamente. Es importante el valor de la rectificación ya que el final es feliz y Moratín es consciente de la gratificación que produce a los espectadores un desenlace complaciente. En cuanto a la estructura de la obra y la composición general, vemos reflejados todos los tópicos integrados en la comedia de buenas costumbres y, del mismo modo, la obra refleja los ideales dramáticos de Leandro Moratín. Hay tres escenas por cada uno de los tres actos en los que la acción va evolucionando, el cambio se asume por los personajes y los espectadores. Además, posee un prólogo donde se comentan algunas particularidades. Sigue una estructura típica de la comedia de enredo que da lugar a bastantes equívocos. Todo sucede en la antesala de una posada que se sitúa entre Guadalajara y Madrid, concretamente en Alcalá de Henares. El teatro está formado por una sala con cuatro puertas que dan a las habitaciones de los huéspedes. Los personajes han ido a buscar a Francisca al convento y toda la acción transcurre entre las siete de la tarde y las cinco de la madrugada, por lo que el tiempo se ajusta a lo estipulado en la preceptiva y los hechos se desarrollan en menos de doce horas. Se trata de una parafiguración simbólica y la nocturnidad y la alevosía están muy presentes. El tiempo parece estar cronometrado de manera rigurosa, casi equivalente a la acción. Los límites de este escenario temporal son el atardecer y el alba, quedando así toda la acción en la noche. A Moratín le interesa el ámbito nocturno ya que es la noche la que observa el desorden de las pasiones, la confusión y el caos. Por ello, el enredo se resuelve en armonía y clarificación a causa de la luz de la razón, que vence al enajenamiento mental. El alba es el verdadero desenlace, en el que la luz triunfa sobre las tinieblas. El fin de la comedia es didáctico. Los textos se escriben para enseñar y transmitir una idea y los temas deben relacionarse con la problemática de la época, con asuntos de actualidad. “Con todos esos criterios, Moratín construye El sí de las niñas, obra que cumple todos los requisitos exigidos por el pensamiento de su creador y la preceptiva neoclásica, a la vez que recoge otros constituyentes que forman parte de la poética del género.” (Cañas, 2006) Si pasamos a fijarnos más detalladamente en los actos, vemos como la graduación del enredo está dosificada con un núcleo narrativo-argumental en cada acto, habiendo tres actos en total, que es lo considerado aceptable para los intelectuales de la época ya que se correspondría con los momentos clave de una historia: planteamiento, nudo y desenlace. En el primer acto asistimos al planteamiento de la situación amorosa. Empiezan a aparecer las primeras dudas en el espectador de que algo no va bien debido a la gran diferencia de edad y al poco conocimiento previo que tienen el uno del otro. El acto sigue con el encuentro entre Irene y Diego, donde queda retratada la mentalidad de ella; clásica y conservadora. Una mentalidad a reformar. Finalmente, se ofrece un cruce de perspectivas entre el mundo de los señores y los criados. En el segundo acto, vemos como Francisca se muestra sumisa a las órdenes de su madre y ha de fingir sus deseos, opiniones y sentimientos. En este acto también se da un encuentro entre Francisca y Don Carlos y otro entre Don Carlos y Don Diego, en el que no acaba de producirse el enfrentamiento que el público espera. En el tercer y último acto nos encontramos con una escenificación bastante curiosa debido a la

intriga de la carta. También observamos una conversación entre Francisca y Diego y finalmente se halla la clave resolutiva de los valores de la tolerancia ilustrada que rigen esta obra. En el argumento, en general, se tratan temas de asuntos cotidianos, todo lo contrario a hechos heroicos; son problemas con los que el espectador podría identificarse: matrimonios concertados, educación de los hijos, relaciones amorosas,... El dramaturgo, para construir el argumento de la obra, utiliza varios recursos literarios que forman parte de la comedia de buenas costumbres. Para empezar, nos encontramos con que la obra empieza “in media res”, es decir, empieza en medio de un asunto o conflicto ya existente. Esto sucede porque los dramaturgos no pueden escenificar todos los hechos que ocurren en una historia sino que dan paso a la acción principal y luego, mediante el recurso de la retrospección, narran los hechos anteriores al presente. Además, opta por utilizar recurso del triángulo amoroso entre Diego, un hombre mayor convertido en el pretendiente de Francisca, una niña obligada por su madre a una boda que realmente no quiere y Carlos, nombre auténtico de Don Féliz, enamorado de Francisca y quieren casarse. Si seguimos hablando de los personajes, cualquiera estaría de acuerdo en que no son grotescos y saben meditar sobre los errores de su conducta y asumirlos. Por lo tanto, no son personajes arquetípicos ya que van evolucionando con la acción. Además de Carlos y Diego, dos hombres que se rigen por la bondad y la buena fe, y Francisca, la protagonista, no hay muchos más personajes ya que la acción sucede en un único lugar y en poco tiempo. Tendríamos a Irene, madre de Francisca, que representa un personaje estúpido y loco reflejando gran autoridad sobre su hija y exigiéndole que se case con Don Diego a pesar de no conocerlo, y, por último, aparecen también Rita, Simón y Calamocha, que son criados de Irene, Diego y Carlos, respectivamente. Se da así teniendo en cuenta los preceptos de la poética neoclásica según los cuales era importante que en las obras solo incluyesen entre seis y ocho personajes para no complicar demasiado la obra y no distraer al público. Además, la inclusión de estos en escena se ha de hacer cuidadosamente para evitar la acumulación y que hablen más de dos a la vez. Más que nada, se busca que todo tenga claridad y sea fácil de comprender y de transmitir una enseñanza concreta. La construcción de estos se realiza sobre los tipos que el autor proporciona a la obra. Los tipos que se detectan en las comedias de buenas costumbres son los siguientes. El galán, valiente, atrevido, leal, no egoísta ni interesado, sobre el que se forma el personaje de Don Carlos. La dama, que suele ser joven, hermosa, discreta, obediente y recatada y sirve, junto al galán, para desarrollar los temas amorosos. Este tipo correspondría a Doña Francisca. Moratín describe la gran cantidad de virtudes que posee este personaje en la primera escena del primer acto: “Es muy linda, muy graciosa, muy humilde… Y sobre todo, ¡aquel candor, aquella inocencia! [..] Y talento… Sí, señor, mucho talento…” (2008) Otro de los tipos sería el entrometido, que puede ser o no joven y es egoísta, interesado, cobarde y  s Don Diego. El activo. También contribuye al triángulo amoroso y en El sí de las niñas e resto de tipos que quedarían son el cazadotes, tacaño y mentiroso, el criado, el viejo, etc. Un personaje puede construirse sobre un tipo o sobre varios incluso. Todo ha de estar bien cuidado ya que los personajes son un medio esencial para transmitir una tesis concreta. A pesar de poder parecer un enredo complicado, es bastante racional y al gusto de los

ilustrados ya que todos los elementos que forman la obra están bien justificados y explicados. La carta, por ejemplo, incluída en el tercer acto, es un eficaz auxiliar del embrollo ya que posibilita el apogeo del nudo y, a la vez, facilita la aparición de un desenlace, pues gracias a ella, como hemos visto anteriormente, Diego conoce las relaciones que hay entre su sobrino y su prometida. Otro de los recursos utilizados por Moratín, en este caso relacionado con el personaje de Francisca, es la anagnórisis, que es lo que se conoce como el descubrimiento, por parte de un personaje, de datos esenciales sobre su identidad, ocultos para él hasta ese momento. Ella llega a descubrir la verdadera identidad de Don Carlos y, junto a ella, también lo hace Don Diego al descubrir los verdaderos sentimientos de los jóvenes. El hecho de utilizar este recurso sirve para que Diego se de cuenta del ridículo que está haciendo y posibilita el desenlace. En cuanto al estilo de la obra es ágil y leve. No destaca por los grandes sentimientos, sino que avanza de manera pausada y calmada. Intenta transformar al espectador hacia la reforma de sus costumbres a la vez que lo va haciendo con los personajes de la obra. Destacan también la brevedad de las afirmaciones y de las respuestas y es notoriamente coloquial lo que transmite al espectador la sensación de cercanía y proximidad. También rehúye los extensos dramas trágicos históricos. Hablando del tono de la obra, un gran acierto es el equilibrio psicológico de los personajes ya que, como hemos visto antes, ellos son conscientes de que están equivocados. Según Busquets (2010): “Orden, regularidad y claridad visual dominan el escenario, que es lugar de paso y se abre a tantos lugares de paso”. Siguiendo con los recursos más utilizados por los ilustrados, la perspectiva múltiple se puede utilizar para caracterizar personajes o para realizar un determinado planteamiento de uno o varios temas. Se basa en presentar un mismo tema/personaje desde diferentes puntos de vista, que pueden contrastar entre sí o ser complementarios. De esta manera, obtenemos una visión mucho más completa del tema y así el espectador recibe más elementos de juicio y, por lo tanto, una mayor información. En el caso de que exista un contraste y una de las ideas prevalezca sobre las demás, se transmite un conocimiento mucho más amplio. En El sí de las niñas encontramos este recurso en las distintas versiones que se proporcionan de Francisca por los diferentes personajes. Muy parecidos a esto son los paralelismos en los que se presentan varias visiones de una misma realidad y la acción queda más completa. A todo esto se une la anagnórisis, que nos permite ver la real naturaleza de las situaciones y la verdadera identidad de los personajes. Afecta a las relaciones entre Francisca y Carlos y en personajes a Don Carlos, junto a su identidad falsa, Don Félix. Si pasamos a centrarnos en los contenidos de la obra, son diferentes los temas que se  demás del tema principal que serían los matrimonios insertan en El sí de las niñas. A desiguales, también se trata la educación de los hijos, las relaciones amorosas, la sociedad de la época y los diferentes problemas sociales que afectan al momento. Sin embargo, podemos afirmar que el número de temas que se tratan en la obra no es excesivamente elevado ya que el dramaturgo, como bien hemos tratado, no quiere distraer la atención del

espectador y quiere que se centre en el asunto base. Es por eso que casi todos los otros temas están relacionados de una manera u otra con el tema principal: la problemática de los matrimonios desiguales. Esto era una verdadera preocupación en la época ya que en una pragmática del rey en la que se abordaba el asunto, se hablaba de solo poder contraer matrimonio con el consentimiento del cabeza de familia. Moratín, frente a todo este asunto, va a intentar transmitir dos ideas básicas. La primera es el respeto de la elección sentimental de las mujeres, ellas son las que deben decidir con quién casarse o si hacerlo o no. La segunda idea habla sobre el matrimonio de conveniencia y explica que no cree que la mujer deba ser tratada como objeto de negocio o como moneda de cambio por intereses ajenos. Esta obra adelanta la igualdad de la mujer en la sociedad, animando pues, a rectificar las costumbres y tradiciones de su tiempo. El autor afirma que deben recibir un buen trato y que sería muy positivo para todos una reeducación de estos esquemas mentales que, sobretodo, condicionan la vida de la mujer ya que la educación que existía era generalizada y estaba aceptada tanto por hombres como por mujeres. Por lo tanto, podemos afirmar que pretende vulnerar uno de los componentes sociales más arraigados de la época. El matrimonio no tenía nada que ver con el amor, básicamente era un contrato social de conveniencias. Unían familias de manera estratégica para asegurarse unos beneficios económicos y el amor era algo secundario. Moratín sin duda va a criticar todas aquellas imposiciones que los padres hacían a sus hijos e hijas de manera irracional, solo pensando de manera egoísta, por su propia conveniencia personal y deseando ascender social y/o económicamente. Las críticas más duras hacia estos excesos las vemos en la obra en boca de Don Diego diciendo, así, sobre el hecho de obligar a los hijos a casarse contra su voluntad: “¿Cuántas veces vemos matrimonios infelices, uniones monstruosas, verificadas solamente porque un padre tonto se metió a mandar lo que no debiera?” (2008) Otro tema a tener en cuenta es el tema de la autoridad paterna. Algo que está totalmente relacionado con el tema de los matrimonios desiguales así como con la educación de los hijos. Se defiende un modelo en el que el hijo debe ser obediente y debe someterse al padre pero este debe utilizar su autoridad de manera racional. No tiene que pensar en sus intereses particulares ni ser egoísta sino que ha de buscar el bienestar y la felicidad de sus hijos. Para un hijo, su padre debe ser un modelo de actuación y debe apartar sus propios caprichos ridículos. Los padres han de educar bien a sus hijos, deben enseñarles a comportarse correctamente ante cualquier situación que les presente la vida, a ser una persona útil para la sociedad y a llevar una conducta plena de racionalidad. De esta manera, el hijo o la hija se convertirían en alguien ejemplar, perfectamente integrado en la sociedad. En esta comedia aparecen dos versiones de padre; una está representada por Don Diego, en el que vemos los rasgos positivos de un padre, es racional, sensato y capaz de sacrificarse por la felicidad de su hijo, la otra ...


Similar Free PDFs