Neurofisiología del estrés PDF

Title Neurofisiología del estrés
Author Omar Yesith Plaza Meza
Course Sistema Nervioso
Institution Universidad del Norte Colombia
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Lectura impartida por el Dr. Jorge Florez acerca de la neurofisiologia del estres....


Description

NEUROFISIOLOGIA DEL ESTRÉS Jorge Flórez Arroyo INTRODUCCION

El cerebro es el órgano clave de la respuesta al estrés porque determina lo que es amenazante y, por lo tanto, potencialmente estresante, así como las respuestas fisiológicas y conductuales que pueden ser adaptativas o dañinas. El estrés implica una comunicación bidireccional entre el cerebro y los sistemas cardiovascular, inmunológico y otros mediante mecanismos neuronales y endocrinos. La exposición sostenida a un agente estresor provoca cambios estructurales en la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala; deterioro cognitivo y aumento de la resiliencia, de la adaptación y de la sensibilidad a nuevos estresores. Más allá de la respuesta de “lucha o huída” al estrés agudo, hay eventos en la vida cotidiana que producen un tipo de estrés crónico y conducen con el tiempo al desgaste del cuerpo (“carga alostática”). Sin embargo, las hormonas asociadas con el estrés protegen al cuerpo a corto plazo y promueven la adaptación (“alostasis”) El cerebro es un objetivo de estrés, y el hipocampo fue la primera región del cerebro, además del hipotálamo, para ser reconocido como un objetivo de los glucocorticoides. Estrés y hormonas de estrés producen efectos adaptativos y mal adaptativos en esta región del cerebro a lo largo del curso de la vida. Los primeros eventos de la vida influyen en los patrones de emotividad y sensibilidad al estrés a lo largo de la misma y alteran la tasa de envejecimiento cerebral y corporal. El hipocampo, la amígdala y la corteza prefrontal sufren remodelación estructural inducida por el estrés, que altera las respuestas conductuales y fisiológicas. (área prefrontal: capacidad cognitiva)

DEFINICION El estrés es una palabra utilizada para describir experiencias que son desafiantes emocional y fisiológicamente. “El buen estrés”, en la jerga popular, generalmente se refiere a aquellas experiencias que son de duración limitada y que una persona

puede dominar y dejan una sensación de alegría y logro, mientras que el “mal estrés” o estresado en la lengua vernácula, se refiere a experiencias en las que falta un sentido de control que a menudo son prolongados o recurrentes, irritantes, emocional y físicamente agotadores o peligrosos. Una característica de la respuesta al estrés es la activación del sistema nervioso autónomo y el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), y la respuesta de “lucha o huída” es la manera clásica de preveer la respuesta conductual y fisiológica a una amenaza de una situación peligrosa, ya sea un depredador, un asaltante, un accidente o un desastre natural. El organismo necesita la respuesta normal de la hormona del estrés para sobrevivir a tales situaciones, y una función adrenocortical y autonómica inadecuada o excesiva es deletérea para la salud y la supervivencia. Sin embargo, los seres humanos son propensos a los períodos prolongados de la actividad elevada de los mismos sistemas que nos ayudan a sobrevivir desafíos más agudos. Esta elevación prolongada puede deberse a la ansiedad; a una exposición constante a ambientes adversos que involucran irritantes como el ruído, la contaminación y el conflicto interpersonal; y a los cambios en el estilo de vida y los comportamientos relacionados con la salud que resultan de estar bajo estrés crónico. La importancia de reconocer los efectos protectores, así como potencialmente dañinos de los mediadores del estrés y la adaptación, ha llevado a la introducción de dos términos: “alostasis”, que significa el significa el proceso de mantener la estabilidad (homeostasis) por medios activos, eliminando las hormonas del estrés y otros mediadores; y “carga alostática”, es decir, el desgaste del cuerpo y el cerebro causado por el uso de la alostasis, particularmente cuando los mediadores están desregulados, es decir, no se apagan cuando el estrés se acorta o no se activan adecuadamente cuando son necesarios. El cerebro es el órgano del cuerpo que interpreta las experiencias como amenazantes o no amenazantes y que determina las respuestas conductuales y fisiológicas a cada situación. Además del hipotálamo y el tronco cerebral, que son esenciales para las respuestas autonómicas y neuroendocrinas a los factores estresantes, las áreas cognitivas superiores del cerebro juegan un papel clave en la memoria, la ansiedad y la toma de decisiones. Estas áreas del cerebro son blancos del estrés y las hormonas del estrés, y los efectos agudos y crónicos de las experiencias estresantes influyen en cómo responden. Esto es particularmente evidente en el curso de la vida, donde las experiencias tempranas de la vida, combinadas con factores genéticos, ejercen una influencia importante en la capacidad de respuesta del estrés adulto y el proceso de envejecimiento.

Esta revisión resume una serie de temas principales que han surgido con particular claridad en la últimas décadas. Se enfatizan los efectos a corto y largo plazo de los mediadores fisiológicos de la respuesta al estrés y el papel central del cerebro como objetivo de estrés y controlador de las respuestas a los factores de estrés. La intención de esta revisión no es sólo para resumir los hechos destacados sino también para proporcionar un marco conceptual para futuros estudios que introducirán más fisiología y neurociencia en el desarrollo de una mejor comprensión mecanicista de los problemas sociales y médicos relacionados, con el estrés y su solución a través de biológicos, conductuales y sociológicos. REGULACION NEUROENDOCRINA DE LA RESPUESTA AL ESTRÉS Las alteraciones en el medio ambiente o en el huésped que requieren adaptación, involucran una interacción sincronizada de prácticamente todos los aspectos de la función neuroendocrina. La adaptación a agresiones biológicas, psicosociales o ambientales del huésped, se conoce como respuesta al estrés; en situaciones agudas también se conoce como respuesta de “luchar o huír”. Ahora es claro que la respuesta al estrés puede ser crónica, con un costo significativo para la salud de los individuos.

La activación crónica de los mecanismos que restablece la homeostasis resulta excesiva y, en algunos casos, produce respuestas inadecuadas que finalmente alteran la función de prácticamente todos los aparatos y sistemas. Muchos de los efectos de este estado de regulación alterada son mediados por la activación crónica del eje hipotálamo-hipófisis.suprarrenales (HPA) y del sistema nervioso simpático, produciendo alteraciones notables en la función endocrina como las que se mencionan a continuación:

1. Trastornos de la regulación del metabolismo de sustratos energéticos El incremento en la liberación de catecolaminas estimula la lipólisis y disminuye la síntesis de triglicéridos en tejido adiposo blanco. En el hígado, el incremento de las concentraciones de adrenalina estimula la glucogenólisis hepática y, aunado con el incremento en las concentraciones de cortisol, se incrementa la producción de glucosa por el hígado. Las concentraciones elevadas de cortisol como consecuencia de la activación por el eje HPA incrementa la gluconeogénesis, produciendo resistencia a la insulina en los tejidos periféricos, inhibe la acción lipolítica de la GH e inhibe la activación osteoblástica al nivel de hueso (remodelación) por acción de los esteroides sexuales. Esto conduce a incremento de la adiposidad visceral y pérdida de densidad mineral ósea y de masa corporal magra. Este aspecto de la respuesta al estrés puede ser de particular importancia en el tratamiento de pacientes diabéticos durante períodos de estrés como durante cirugía o infección.

1. Alteración de la respuesta inmunitaria El incremento significativo en las concentraciones de cortisol circulante afecta prácticamente a todos los aspectos de la respuesta inmunitaria, lo que incluye la producción de citocinas, tráfico y reclutamiento de leucocitos y producción de quimiocinas. En términos generales , los glucocorticoides ejercen una respuesta antiinflamatoria. Las citocinas producidas por las células gliales y las periféricas del sistema inmune tales como las proinflamatorias IL-1, IL-6 y el factor de necrosis tumoral aumentan el cortisol vía directa ACTH o a través del CRH. Los glucocorticoides contrarregulan el sistema inmune. El ejercicio también aumenta el cortisol vía CRH, al igual que varias condiciones tales como fiebre, cirugía, quemaduras, hipoglicemia, estrés sicológico agudo, depresión, y por retroalimentación negativa disminuye la respuesta inmune. Esta relación inmuno endocrina es la base de la acción antiinflamatoria de los glucocorticoides. La activación crónica del eje logra ser mala porque lleva a inmunosupresión. El CFR es el principal mediador que estimula la secreción de ACTH/cortisol por el estrés. La activación del sistema nervioso autónomo también afecta la respuesta

inmunitaria a través de sus efectos sobre la desmarginación de neutrófilos y la producción de citocinas.

2. Supresión de la función tiroidea La CRH y el cortisol suprimen la producción de hormona estimulante de la tiroides e inhiben la actividad de la desyodinasa 5´ periférica, lo que conduce a síndrome de eutiroidismo enfermo 3. Inhibición del eje GH-IGF-1 La activación crónica del eje HPA suprime la liberación de GH e inhiben los efectos de IGF-1 en los tejidos efectores

4. Inhibición de la función reproductora El incremento de la liberación de CRH y de endorfina β suprime directamente la liberación de GnRH e indirectamente a través de la liberación de glucocorticoides. Los glucocorticoides disminuyen la liberación de LH y producen resistencia a las gonadotropinas en las gónadas; esta supresión en la función gonadal es evidente en pacientes con anorexia nerviosa, deportistas y bailarines La regulación general de las respuestas neuroendocrinas que median los mecanismos fisiológicos que participan en el mantenimiento y restablecimiento de la homeostasis es de importancia crítica en situaciones como enfermedades, traumatismos, cirugía o ayuno.

5. Sistema cardiovascular y función renal La respuesta cardiovascular global consiste en el aumento del volumen minuto cardíaco y una redistribución del flujo sanguíneo, para preservar las funciones cerebral y cardíaca. En el corazon se produce taquicardia y aumento en la velocidad de conducción, por lo que aumenta el volumen minuto cardíaco. Aumenta el flujo sanguíneo en el miocardio y en el músculo esquelético, mientras que disminuyen el flujo sanguíneo renal, esplácnico y cutáneo. Estos cambios se deben a un aumento del tono simpático y disminución del vagal e inhibición temporal de los reflejos barorreceptores y se activan también mecanismos hipotensores. Sobre el riñón se deben a acción combinada de hormonas periféricas, sistema nervioso autónomo y neuropéptidos, su fin primordial es preservar el volumen del líquido extracelular y, por tanto, la volemia, para mantener el flujo sanguíneo en los órganos prioritarios. El aumento del tono simpático disminuye el flujo sanguíneo renal y por tanto disminuye la filtración glomerular. Por otro lado, la activación de receptores β- adrenégicos estimula la secreción de renina y la producción de angiotensina II y aldosterona. El significado fisiológica de todas las respuestas renales no está claro puesto que son breves y no parecen modificar de manera significativa el equilibrio hidroelectrolítico. Se ha sugerido que el cortisol podría en parte neutralizar estos cambios ya que inhibe la secreción de ADH y aumenta la filtración glomerular, lo que de alguna manera contribuiría a promover la excreción renal de agua.

6. Nocicepción Al parecer existen diversos mecanismos analgésicos inducidos por el estrés cuya activación depende de la intensidad y duración del mismo, así como de región del organismo que es estimulada. Aunque en un principio se pensó que la analgesia inducida por el estrés se debía a una vía opiácea, con el tiempo se comprobó que algunos tipos de analgesia eran dependientes de opioide, mientras que otros no. Parece ser que cuando el estrés es de corta duración se produce analgesia analgesia no mediada por opioides, mientras que cuando aumenta la intensidad del estímulo o su duración, se produce analgesia mediada por opioide. Es decir ambos tipos de analgesia aparecen en sucesión, primero la no mediada seguida por otra más intensa y prolongada dependiente de opioides. De esta manera si uno de los mecanismos falla por alguna circunstancia, se preservan los otros mecanismos analgésicos. Se ha sugerido que las encefalinas adrenomedulares y la β endorfina hipofisiaria liberadas durante el estrés serían las responsables de la analgesia. 7. Ansiedad y depresión La principal repuesta sicológica al estrés es de tipo emocional. De manera aguda, el estrés suele inducir sensaciones negativas como ansiedad, miedo e ira, mientras que cuando se experimenta estrés crónico predomina la respuesta depresiva. En la práctica clínica se ha observado una asociación entre la depresión y las situaciones estresantes experimentadas. Diversas enfermedades psiquiátricas sobre todo la ansiedad y las alteraciones afectivas se correlacionan con la CRH y con experiencias vitales traumáticas. En los pacientes con depresión existe una hiperactivación del eje hipotálamo-hipófisis-suprrrenal; se ha pensado que la CRH podría desempeñar un papel importante en este trastorno, ya que esta hormona tiene un efecto ansiogénico.

CONCLUSIONES Los estresores ambientales que provocan alteraciones en los sistemas del organismo de manera sostenida, como sucede en el estrés crónico, determinan cambios funcionales (conductuales y fisiológicos) que redundan en un aumento de la resiliencia, la adaptación y la sensibilidad a nuevos factores estresantes, o el establecimiento de un estado anómalo (trastornos psiquiátricos)

BIBLIOGRAFIA 1. Bruce S. McEwen. Physiological Reviews. Vol.87 N° 3873-904. 2007 2. Alfredo Jácome Roca. Enrique Ardila. Luz Angela Casas. Fisiología endocrina. 4ª edición. 2017. Manual Moderno

3. Patricia E. Molina. Endocrine Physiology. 1ª edición. 2004. McGrawHill...


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