Nomenclatura binominal-Reino Fungi-Los Hongos PDF

Title Nomenclatura binominal-Reino Fungi-Los Hongos
Author Graciela Echagaray
Course Cátedra Microbiología Agrícola
Institution Universidad Tecnológica Nacional
Pages 5
File Size 131 KB
File Type PDF
Total Downloads 8
Total Views 127

Summary

Explicacion de taxonomia binomial , explicación muy clara, para que los iniciados en el teman no tengan problemas de comprensió...


Description

Nomenclatura binominal El sistema de nomenclatura binominal identifica a una especie inequívocamente, pues no puede haber dos especies diferentes con el mismo nombre y evita la pluralidad de nombres comunes con el que se la pueda conocer según el idioma o región, que además pueden nombrar a más de un taxón diferente.

En biología, la nomenclatura binominal (también llamada nomenclatura binomial, nomenclatura binaria o nombre binario) es un convenio estándar utilizado para denominar las diferentes especies de organismos (vivos o extintos). A veces se hace referencia a la nomenclatura binominal como sistema de clasificación binominal. Como sugiere la palabra «binominal», el nombre científico otorgado a una especie está formado por la combinación de dos palabras («nombres» en latín, de raíz grecolatina o latinizados): el nombre del género y el epíteto o nombre específico. El conjunto de ambos es el nombre científico que permite identificar a cada especie como si tuviera «nombre y apellido». La nomenclatura binominal es la norma puntual que se aplica a la denominación de los taxones específicos, pero representa solo uno de los estándares de la nomenclatura biológica, que se ocupa también de la denominación formal (científica) de taxones de otras categorías. La formación de estos nombres y su uso están regulados por los distintos códigos de nomenclatura: zoológico, botánico, de bacterias y de virus.

Concepto El nombre de género (siempre que no se refiera a un taxón monoespecífico) es compartido con otras especies próximas, como ejemplo: Panthera leo (el león) y Panthera tigris (el tigre) son especies del mismo género. A veces, la nomenclatura binaria puede generar nombres con cierto carácter descriptivo. Como ejemplo: Staphylococcus aureus, tendría el significado de "granos en racimos" (Staphylococcus) y "dorado" (aureus) haciendo referencia a que es una bacteria que microscópicamente se ve la distribución de los cocos en grupos de racimos y que macroscópicamente forma colonias amarillentas. Otras veces, el nombre científico tiene una correspondencia casi idéntica al nombre vulgar, por ejemplo: Rosa canina para el rosal perruno o rosa canina.

Valor y uso de la nomenclatura En el contexto científico, la utilidad de la fórmula binaria consiste no solo para eliminar la ambigüedad que se puede presentar ante los diferentes nombres vulgares para un organismo, sino también para dar nombre a aquellos especímenes que ni siquiera tienen un nombre común. También permite superar

las dificultades comunicacionales en diferentes lenguas a partir del reconocimiento universal y convenido de un sistema de nomenclatura estándar. El valor del sistema de nomenclatura binominal deriva primariamente: De su economía: pues bastan solo dos palabras para identificar inequívocamente a una especie; Su difundido y generalizado uso: fomentado y regulado por la comunidad científica para uso universal; La estabilidad relativa de los nombres usados, pues se intentan conservar a pesar de modificaciones taxonómicas y sistemáticas. Sin embargo, a pesar de las reglas que dictan el carácter único del nombre binario para una especie, en la práctica, es común que existan sinónimos, es decir, que haya varios nombres científicos en circulación para una misma especie (en general dependientes del punto de vista del sistema taxonómico particular en uso, y en última instancia, del autor).

Códigos de Nomenclatura Desde mediados del s.XIX, se hizo cada vez más notoria la necesidad de un cuerpo de normas que reglaran la conformación de los nombres científicos. Con el correr del tiempo, estos cánones conocidos como Códigos de Nomenclatura, dictaron la denominación de: animales (código internacional de nomenclatura zoológica), plantas (código internacional de nomenclatura botánica), incluyendo a hongos y cianobacterias, bacterias (código internacional de nomenclatura de bacterias), y virus (código internacional de nomenclatura de virus). las normas de los códigos de nomenclatura varían de uno a otro.

Convenciones sobre la nomenclatura Existen algunos aspectos universalmente adoptados para la formulación de la nomenclatura binaria. La persona que describe por primera vez una especie (su "autor") es la que tiene el privilegio de darle nombre. Cuando el autor elige asignar un nombre o epíteto específico derivado de un nombre propio, es a título de homenaje o reconocimiento, dedicándosela a un colega, amigo o familiar, en forma latinizada; se considera de mal gusto y signo de egocentrismo que el autor se dedique la especie a sí mismo. Por ejemplo Escherichia coli es por Theodor Escherich, y coli significa "intestinal", "del colon"; también Rhea darwinii por Charles Darwin. En otros casos, los nombres se eligen en referencia a

caracteres o propiedades del ser vivo que se nombra, p. ej. en Cistus albidus, el término albidus (en latín, blanco), hace referencia al color blanquecino de las hojas de esa planta, en Lavandula officinalis, el término officinalis (en latín, usado en la officina o botica) recuerda que la planta tiene propiedades medicinales. Generalmente, al lado del nombre binominal consta el apellido del autor (abreviado en botánica) que primero publicó oficialmente ese nombre. Si la especie en cuestión actualmente pertenece a un género diferente del original descripto, se hace constar el nombre del autor original entre paréntesis anexado al nombre actual de la especie. A veces también se adjunta la fecha en la que se realizó la descripción de la especie. Por ejemplo: Passer domesticus (Linnaeus, 1758) originalmente descripto como miembro del género Fringilla.

El nombre del género (nombre genérico) siempre debe tener la inicial mayúscula, mientras que el epíteto específico no la lleva nunca. En el pasado y hasta principios del siglo XX, se consideró apropiado que el epíteto se iniciara con mayúscula cuando deriva de un nombre propio (p.ej. Rhinoderma Darwinii), y así puede encontrarse en textos antiguos, como los textos de Linneo. A veces, en literatura no científica basada en fuentes antiguas puede encontrarse este recurso, sin embargo no es lo correcto en correspondencia con la convención moderna. La norma incluye la obligación de resaltar el nombre, lo que en manuscritos y textos mecanografiados se hace subrayándolo (Homo sapiens), y en textos de imprenta o de ordenador se hace por medio de la cursiva (Homo sapiens), aunque —con menos frecuencia— también podría resaltarse en negrita (Homo sapiens). El nombre científico de una especie generalmente debe escribirse completo cuando se lo usa por primera vez en un texto. Pero en las referencias posteriores a especies del mismo género, el nombre del género puede abreviarse utilizando la inicial en mayúscula seguida de un punto. Esto es posible si coincide con el último género citado explícitamente (con la misma inicial y dentro de la misma página). Por ejemplo, para citar al escaramujo (una especie de rosal) al principio de un texto, escríbase "Rosa canina"; luego la escritura "R. canina" se sobreentiende que es la misma especie, pero si luego se escribe "R. eglanteria" debe entenderse que se trata de "Rosa eglanteria", otra especie. Debe evitarse la abreviatura si puede inducir a confusión entre nombres. En unos pocos casos la abreviatura de un nombre específico es de uso común, como en el caso de la bacteria Escherichia coli, que suele abreviarse como E. coli (e incluso solo coli en la literatura médica y de otros grupos profesionales ajenos a la biología). Cuando se usan nombres vulgares y científicos, generalmente estos últimos entre paréntesis acompañan a los vulgares. Por ejemplo, "La achicoria (Cichorium intybus) pertenece a la familia..." Para hacer referencia a las especies pertenecientes a un género (y a veces a un taxón genérico particular), la fórmula binominal cambia a: nombre del

género + spp., por ejemplo: Pinus spp. se lee como "las especies del género Pinus". Además, si se hace referencia a una especie concreta pero cuyo epíteto específico es desconocido, o carece de importancia, se permite el uso de la partícula "sp."; por ejemplo, Pinus sp. se refiere a una especie concreta de pino. El patovar de una bacteria se indica después de la abreviación 'pv.' mediante una adición ternaria o cuaternaria al nombre binominal de la especie. Por ejemplo, la bacteria causante del cancro cítrico Xanthomonas axonopodis, tiene varios patovares con diferentes rangos de hospedantes, entre los que se encuentra X. axonopodis pv. citri. Al tratarse de nombres propios, y aunque se trata de un error muy común, no deben estar acompañados por ningún artículo. Siendo correcto decir "las características de Panthera tigris son...", pero no es correcto, por ejemplo, decir "las características de la Panthera tigris son...".

Taxonomía

Los árboles filogenéticos tienen forma de dendrogramas. Cada nodo del dendrograma

se corresponde con un clado. La taxonomía (del griego ταξις, taxis, "ordenamiento", y νομος, nomos, "norma" o "regla") es, en su sentido más general, la ciencia de la clasificación. Usualmente se emplea el término para designar a la taxonomía biológica, la ciencia de ordenar a los organismos en un sistema de clasificación compuesto por una jerarquía de taxones anidados. La taxonomía biológica es una subdisciplina de la biología sistemática, que estudia las relaciones de parentesco entre los organismos y su historia evolutiva. Actua lmente, la taxonomía actúa después de haberse resuelto el árbol filogenético de los organismos estudiados, esto es, una vez que están resueltos los clados, o ramas evolutivas, en función de las relaciones de parentesco entre ellos.

En la actualidad existe el consenso en la comunidad científica de que la clasificación debe ser enteramente consistente con lo que se sabe de la filogenia de los taxones, ya que solo entonces dará el servicio que se espera de ella al resto de las ramas de la Biología (ver por ejemplo Soltis y Soltis pero hay escuelas dentro de la Biología Sistemática que definen con matices diferentes la manera en que la clasificación debe corresponderse con la filogenia conocida. Más allá de la escuela que la defina, el fin último de la taxonomía es organizar al árbol filogenético en un sistema de clasificación. Para ello, la escuela cladística (la que predomina hoy en día) convierte a los clados en taxones. Un taxón es un clado al que fue asignada una categoría taxonómica, al que se otorgó un nombre en latín, del que se hizo una descripción, al que se asoció a un ejemplar "tipo", y que fue publicado en una revista científica. Cuando se hace todo esto, el taxón tiene un nombre correcto. La Nomenclatura es la subdisciplina que se ocupa de reglamentar estos pasos, y se ocupa de que se atengan a los principios de nomenclatura. Los sistemas de clasificación que nacen como resultado, funcionan como contenedores de información por un lado, y como predictores por otro. Una vez que está terminada la clasificación de un taxón, se extraen los caracteres diagnósticos de cada uno de sus miembros, y sobre esa base se confeccionan claves dicotómicas de identificación, las cuales son utilizadas en la tarea de la determinación o identificación de organismos, que ubica a un organismo desconocido en un taxón conocido del sistema de clasificación dado. La determinación o identificación es además la especialidad, dentro de la taxonomía, que se ocupa de los principios de elaboración de las claves dicotómicas y otros instrumentos dirigidos al mismo fin. Las normas que regulan la creación de los sistemas de clasificación son en parte convenciones más o menos arbitrarias. Para comprender estas arbitrariedades (por ejemplo, la nomenclatura binominal de las especies y la uninominal de las categorías superiores a especie, o también la cantidad de categorías taxonómicas y los nombres de las mismas) es necesario estudiar la historia de la Taxonomía, que nos ha dejado como herencia los Códigos Internacionales de Nomenclatura a cuyas reglas técnicas deben atenerse los sistemas de clasificación. La nueva crisis de biodiversidad, los avances en el análisis del ADN, y la posibilidad de intercambiar información a través de Internet, han dado un enorme impulso a esta ciencia en la década de 2000, y han generado un debate acerca de la necesidad de hacer reformas sustanciales a los Códigos, que aún se están discutiendo. Algunos ejemplos de nuevas propuestas son la "Taxonomía libre de rangos", las "marcas de ADN" y la publicación por Internet....


Similar Free PDFs