Pulsiones,destinos de pulsión,e Introducción al narcisismo 1 PDF

Title Pulsiones,destinos de pulsión,e Introducción al narcisismo 1
Author Cris Barrak
Course Psicología General o Psicología Evolutiva
Institution Universidad de Buenos Aires
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Pulsiones, destinos de pulsión, e Introducción al narcisismo NARCISISMO

Basado en el mito de Narciso, el narcisismo, de acuerdo a la teoría psicoanalítica, es la falta de interés en el mundo exterior, dada por una posición libidinal que lleva a sustraer la libido de objeto y situarla en el interior del yo. Freud llama narcisismo primario a aquel que constituye una de las etapas del desarrollo libidinal, posterior al autoerotismo y previo al amor de objeto, y secundario al que, posterior a este, acaece como una retirada de las investiduras de objeto. El narcisismo secundario es una involución en la fase del desarrollo libidinal, que abandona el amor de objeto para volver al autoerotismo. Es conocido el mito de Narciso, del cual existen tres versiones que han sido recopiladas por Grimal. La primera versión, y también la más conocida, es la de Ovidio. De acuerdo a ésta, Narciso era un joven hermoso, hijo del dios Cefiso y de la ninfa Liríope. El adivino Tiresias les había advertido a sus padres que el niño viviría hasta viejo en tanto no se contemplase a sí mismo. Al crecer, numerosísimas doncellas se enamoraban de él, no obstante, el permanecía insensible a su amor. Entre ellas, estaba la ninfa Eco, quien, al ser rechazada, se retiró a un lugar solitario y dejó de comer. Así adelgazó tanto que de ella solo quedó su voz. Las doncellas

rechazadas decidieron vengarse y para ello pidieron ayuda a la diosa Némesis. Esta les concedió su petición: cierto día muy caluroso en que Narciso volvía de la cacería, hizo que éste se inclinase a beber de una fuente. Al ver su rostro reflejado, se enamoró inmediatamente de sí mismo, abandonado su interés por el mundo y dejándose morir. El narcisismo primario es un acto psíquico que produce unificación en el yo. Para Freud, el narcisista necesita ser amado, más que amar. El individuo da a su cuerpo un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena. Resulta difícil distinguir cuándo se está en presencia de la creencia sana en uno mismo, en la línea de la autoestima, y cuándo ante una exagerada presunción personal.

La psicología diferencia al respecto la alta (o buena) autoestima de la hipertrofia del Yo, o el llamado “egocentrismo”, en el que el sujeto pretende ser el centro del mundo. Es decir, una cosa es creer en uno mismo y otra es creérsela. Se trata de una diferencia sutil, aunque esencial, respecto de la valoración que tenemos de nuestro Yo. Se necesita amor propio para vivir, un alto concepto de uno mismo para no caer por ejemplo en la depresión. Pero una sobredosis yoica, que conduzca a una suerte de delirio de grandeza, es fatal. El autoconcepto, el juicio sobre nosotros mismos, es clave para construir una personalidad sana, con capacidad para enfrentar los desafíos de la vida. Los rasgos narcisistas no siempre son fáciles de reconocer y, con moderación, no tienen por qué ser un problema. Son comportamientos egoístas, poco empáticos, a veces exhibicionistas, de personas que quieren ser el centro de atención, ser reconocidas socialmente, que suelen resistirse a admitir sus fallos o mentiras y que se creen extraordinarias (aunque su autoestima, en algunos casos, sea en realidad baja) La personalidad narcisista es producto de la supervivencia en un entorno muy hostil. Es fruto de una férrea lucha de poder en el ambiente familiar, por lo que también se vive hostilidad en cualquier otro ambiente, en el trabajo -si es capaz de mantenerlo-, o con las amistades -que suelen ser escasas-. Existe también un profundo miedo a las figuras de autoridad. La vida se siente como algo muy difícil, el pensamiento siempre está en funcionamiento, dudando y sufriendo por cualquier cosa, o soñando cosas irreales. Hay cierto grado de neurosis y la autoestima se alterna entre ser muy baja o muy alta. En la familia la madre o el padre suelen ser muy dependientes e intransigentes, teniendo dificultad para halagar algo, y siendo normalmente muy despreciativos. Este comportamiento parece expandirse como una plaga en la sociedad contemporánea, tanto a nivel individual como colectivo. Y no solo entre los adolescentes y jóvenes que inundan las redes sociales, también con el consumismo, la autopromoción en las redes sociales, la búsqueda de fama a cualquier precio y el uso de la cirugía para frenar el envejecimiento. En el texto, Freud considera que el narcisismo primario es el estado en el que el yo se contenta a sí mismo, dado en la primera infancia, es conceptualizado como la fase entre el autoerotismo y la elección de objeto, donde también se constituye el Yo. Concluye que el amor parental es el narcisismo primario, mudado en amor de objeto, siendo el objeto el niño. El narcisismo primordial se ve disminuido fuertemente en la adultez. En el adulto normal, ya no existe marcadamente el delirio de grandeza. Podríamos inducir que toda su libido yoica se convirtió en libido de objeto.

El narcisismo secundario Freud lo deduce del estudio de las parafrenias. Este proceso estaría constituido por el movimiento de la libido del mundo exterior hacia el yo, intentando restablecer el sentimiento de omnipotencia dado en el narcisismo primario, “donde el yo se contentaba a sí mismo”. El narcisismo secundario es descripto a partir del narcisismo primario y está íntimamente relacionado con la descripción del devenir libidinal....


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