René Descartes - 1. Características del racionalismo 2. El conocimiento 3. Dios 4. Antropología PDF

Title René Descartes - 1. Características del racionalismo 2. El conocimiento 3. Dios 4. Antropología
Course Historia de la Filosofía
Institution Bachillerato (España)
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1. Características del racionalismo
2. El conocimiento
3. Dios
4. Antropología...


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1. Características del racionalismo En general, el racionalismo se definiría como: una corriente de pensamiento que surge en el s. XVII que considera la autosuficiencia de la razón como fuente de conocimiento, sin ser coartada por la tradición, fe o la autoridad. En este sentido, son racionalistas tanto los llamados racionalistas como los empiristas. Las diferencias entre ambos movimientos radican en: -

Para los racionalistas, el origen del conocimiento es la razón y las ideas y principios a partir de los que se construyen las ciencias son innatos al entendimiento (la experiencia pasa a una segundo plano).

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Para los empiristas, los conocimientos provienen de la experiencia sensible y las ideas son aprendidas a partir de los sentidos.

El racionalismo es una de las corrientes filosóficas, junto con el empirismo, más significativas del siglo XVII. Se caracteriza por propugnar la supremacía de la razón sobre el conocimiento sensible. Los rasgos principales de este movimiento son los siguientes: -

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Consideración de la razón como la única fuente válida de conocimiento. Entre los racionalistas se produce una tendencia a rechazar el criterio de autoridad y a defender la autosuficiencia de la razón. La confianza en la capacidad de la razón es tal que sus criterios se aceptan sin crítica alguna. Infravaloración del conocimiento sensible. Para los racionalistas, los sentidos son engañosos. El conocimiento sensible no puede fundamentar un conocimiento universalmente válido; es decir, un conocimiento científico. Afirmación de que el conocimiento puede ser construido deductivamente a partir de unos primeros principios. Afirmación de la existencia de las ideas innatas, verdades fundamentales que se hallan potencialmente en el entendimiento, que surgen gracias a determinadas experiencias y a partir de las cuales la razón obtiene todas las demás verdades por deducción. Aspiración de crear una ciencia única, universal y necesaria. La razón humana es siempre una y la misma, por lo que la ciencia también debe ser una. El racionalismo adopta las matemáticas como modelo de ciencia. Consideración de la deducción y, más aún, de la intuición intelectual como los métodos más adecuados para el ejercicio del pensamiento. Defensa de la racionalidad del mundo. Todo lo que sucede en el mundo, todo lo que compone la realidad tiene una justificación que la razón puede llegar a conocer.

2. El conocimiento -

La unidad del saber: necesidad de un método El proyecto de Descartes es construir mediante la razón un sistema de proposiciones ciertas, fundamentadas en principios verdaderos e indudables. Para ello, toma como modelo las matemáticas, una ciencia donde la mente pasa de verdades evidentes por sí mismas a otras verdades deducidas a partir de las primeras. Considera que el método matemático es aplicable a cualquier ciencia. Descartes también piensa que es posible crear un método científico universal tomando como modelo el método matemático.

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Las reglas del método Puesto que la razón es una y la misma para todos, los seres humanos se pueden definir un método universal a partir de ella. La razón conoce gracias a dos funciones: la intuición, que es como una luz o instinto natural que permite conocer un concepto con toda claridad y distinción y con absoluta certeza, y la deducción, que consiste en elaborar una cadena de conexiones necesarias que se establece a partir de las intuiciones. Para garantizar el empleo correcto de estas dos operaciones de la mente (intuición y deducción), Descartes plantea las siguientes reglas de su método: a) La evidencia trata de solo aceptar aquellas ideas que se presentan a nuestra razón con claridad (que la idea se perciba sin dudar de ella, es decir, con absoluta certeza) y distinción (separada de cualquier otra idea). b) El análisis es descomponer los conocimientos hasta llegar a los elementos más simples. c) La síntesis, a partir de las ideas más simples, realiza unas deducciones hasta llegar a reconstruir lo más complejo. d) La enumeración sería revisar y comprobar todo el proceso de análisis y síntesis para estar seguros de no omitir nada.

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La duda metódica Si nos centramos en el momento del análisis, es preciso encontrar los elementos más simples del conocimiento que nos permitan llegar a las verdades evidentes que resistan toda duda. Descartes cuestiona que el conocimiento cierto pueda ser alcanzado por la tradición, por la fe o por la autoridad, y confía solo en la razón del sujeto que conoce. Descartes plantea la duda con las siguientes características:

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Es universal y radical porque duda de todo y cuestiona todas las certezas, por evidentes que parezcan.. Es metódica y no escéptica (duda permanente) porque es una duda provisional y constructiva, como punto de partida para buscar la certeza. Es una duda metódica como instrumento de un método para alcanzar la verdad. Es teórica porque solo afecta al nivel de la reflexión filosófica y no a las creencias o la conducta.

Para justificar la necesidad de esta duda universal, Descartes plantea los siguientes niveles en el proceso de llegar a una verdad o certeza de la que ya no se puede dudar: -

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En primer lugar, no podemos fiarnos del conocimiento sensible, puesto que los sentidos nos engañan algunas veces y no sería prudente fiarnos de lo que ya nos ha engañado. Tampoco podemos fiarnos de que estemos viviendo una realidad cierta, puesto que no podemos distinguir la vigilia del sueño. Podríamos estar confundiendo sueño y realidad. Descartes recurre a la figura de un genio maligno que nos engaña y nos hace creer que nuestros propios razonamientos, incluso los matemáticos, fueran ciertos cuando en realidad no es así.

El resultado de este proceso de duda acaba cuando Descartes encuentra la única certeza que supera todos los niveles: la propia existencia del sujeto que piensa y duda. Es la afirmación de “cogito, ergo sum” (pienso, luego existo) o como la llamaría Descartes, la sustancia pensante o “res cogitans”. Con esta afirmación ha encontrado el punto de partida de su metafísica y la primera certeza que permitirá construir toda una filosofía a partir de ella. -

La metafísica: la sustancia y sus tipos a) Res cogitans: para Descartes, el cogito no es una deducción, sino una intuición porque la mente intuye de una sola vez la relación necesaria que hay entre pensar y existir. Al afirmar mi propia existencia, lo único que afirmo es la existencia de una cosa que piensa y todo aquello que esa mente pensante percibe o piensa sigue siendo objeto de duda, incluso la existencia del propio cuerpo. Será a partir del cogito como se podrá probar la verdad del resto de ideas que hay en mi mente, porque la idea no garantiza ya la existencia de la realidad que le corresponde. Por ejemplo, que yo tenga la idea de árbol no garantiza que exista el árbol, aunque la idea proceda de la experiencia de los sentidos. Descartes entiende que todas las ideas son igualmente reales en cuanto que todas son actos mentales (realidad subjetiva); pero en la medida en que representan un objeto, no todas tienen la misma

realidad (realidad objetiva). Por ejemplo, un caballo con alas y un árbol tienen la misma realidad subjetiva porque ambas son ideas, pero el caballo con alas no tiene realidad objetiva por no existir en la realidad, mientras que el árbol sí. El cogito garantiza la realidad subjetiva de las ideas, puesto que existen en mi mente, pero no me dice nada de la realidad subjetiva de esas ideas, de si los objetos que representan existen fuera de mi pensamiento. Para distinguir los tipos de ideas según su origen y saber cuáles tienen referencia extramental y cuáles no, se clasifican en: -

Las ideas adventicias, que son las que provienen de la experiencia externa, se captan con los sentidos (árbol). Las ideas facticias, que son las que construye la mente a partir de otras ideas, las crea la fantasía (centauro). Las ideas innatas, que son las que proceden del propio entendimiento y son claras y distintas (cogito, infinito y extensión).

A la vez, el cogito permite a Descartes encontrar las características para aceptar algo como verdadero; es decir, el criterio de verdad que le permite distinguir las ideas verdaderas de las falsas. A partir de ahora, solo aceptará como verdadero aquello que se le presente a su razón con claridad y distinción, como el cogito. Además, cuando aplica el criterio de verdad (claridad y distinción) y el origen innato de las ideas, Descartes encuentra también la idea de infinito y de extensión que le ofrecen la misma confianza que el cogito por cumplir ambos requisitos. En este punto, se afirma el solipsismo de Descartes al aceptar exclusivamente la existencia de un yo pensante que piensa ideas pero de las que todavía no ha demostrado su realidad fuera de la mente, y por lo tanto, tendrá que demostrar como sustancias reales que existen por sí mismas. b) La sustancia infinita: Dios: a cada sustancia le corresponde un atributo que es su esencia, el del alma es pensamiento, el de lo corpóreo es extensión y el de Dios es la infinitud. Descartes parte de la idea de Dios como innata y a partir de ella demostrará su existencia. Descartes definirá la sustancia infinita (Dios) como una cosa que existe de tal manera que no tiene necesidad sino de sí misma para existir (Dios da la existencia y luego la conserva en todas ellas). De ahí que Descartes afirme que el concepto de sustancia no se aplica del mismo modo a Dios y a las criaturas y, por tanto, hay

dos clases de sustancias: las infinitas (Dios) y las finitas (almas y cuerpos). c) La sustancia extensa: el mundo: a partir de la primera verdad, el cogito, Descartes no ha podido demostrar la existencia de la realidad. Sin embargo, la veracidad de Dios garantiza que existe el mundo exterior al pensamiento: la infinita bondad de Dios no puede ser un genio engañador que nos hiciera creer en la existencia de una realidad exterior a la mente y que fuera falsa. Descartes diferencia en cuanto al mundo que percibimos por los sentidos dos tipos de cualidades: primarias y secundarias. Las primarias son cualidades objetivas (extensión, figura y movimiento) porque son cuantificables; es decir, pueden ser tratadas por procedimientos matemáticos. Las cualidades secundarias son subjetivas (olor, sabor, color…) porque no son medibles desde la ciencia y por ello son eliminadas de la física. La res o sustancia extensa se relacionaría con las cualidades primarias del mundo físico y, por ello, los cuerpos estarían dotados de extensión. El universo cartesiano se reduce a materia y movimiento. El movimiento procede de Dios como causa primera que, al crear la materia, la dotó de movimiento, que se transmite de un cuerpo a otro. Es un universo mecanicista y no finalista como lo era el aristotélico. Una vez que Dios crea el mundo, éste se mueve por unas leyes mecánicas que hacen que funcione como una máquina. Este mecanismo se extiende incluso a los cuerpos vivos (plantas, animales y seres humanos). Los animales serían materia en movimiento, como autómatas sin alma, cuya conducta responde a las respuestas a los estímulos. El mecanicismo se aplica al ser humano en la medida que tiene un cuerpo (res extensa) pero no al alma (res cogitans). 3. Dios Descartes descubre en su alma una idea singular: la idea de perfección. Se plantea cuál es la procedencia de esa idea. Considera que no puede ser facticia porque no ha sido construida por uno mismo; ni adventicia por no venir de fuera. Debe ser, por tanto, una idea innata, puesta en mí por un ser realmente perfecto, que es Dios. Para demostrar la existencia de Dios, presenta tres argumentos: -

Argumento ontológico, creado por San Anselmo de Canterbury, que plantea de la siguiente manera: “examinando la idea que tengo de un ser perfecto, encuentro que la existencia está en ella comprendida en la misma manera, o aún más evidentemente que está comprendida en la de un triángulo que sus tres ángulos son iguales a dos rectos” (Discurso de método). La idea de perfección incluye la de existir. Si Dios es el ser más perfecto que puedo pensar, entre sus perfecciones debe incluir la de existir. Por tanto, Dios existe.

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Tomás de Aquino, en la Edad Media, ya rechazó el argumento sobre la base de que los humanos no pueden conocer la naturaleza de Dios. David Hume, posterior a Descartes, ofreció una objeción empírica, criticando su falta de razonamiento probatorio y rechazando la idea de que nada puede existir necesariamente. La crítica de Immanuel Kant se basa en lo que él vio como la falsa premisa de que la existencia es un predicado. Sostuvo que “existente” no añade nada a la esencia del ser y, por lo tanto, “sumamente perfecto” puede concebirse como inexistente. Argumento gnoseológico: encuentro en mí la idea de un ser perfecto e infinito; es decir, que tiene la máxima realidad objetiva. La procedencia de esa idea no puede ser: ni la nada, ni tampoco yo mismo, que soy menos perfecto, ya que lo más perfecto no puede proceder de lo menos perfecto. La realidad que hay en el efecto no puede ser superior a la realidad de la causa, esa idea ha tenido que ser producida por una causa que tenga tanta o más perfección que la idea que hay en mí. Por tanto, tiene que existir una causa proporcionada a la idea de Dios que la haya producido. Luego, existe Dios como la causa eficiente de la idea de perfección que hay en mí. Argumento cosmológico: en este argumento, predomina la idea de contingencia y dependencia: a) Poseo la idea de perfección y existo, como ser que piensa. b) ¿De dónde procede mi existencia? -

De mí mismo no puede proceder porque me habría hecho perfecto. He existido desde siempre, pero parece evidente que no he existido desde siempre, sino que he comenzado a existir. A causas menos perfectas que Dios que habrían tenido que recibir su existencia de sí mismas o de alguna otra cosa. Si es causa sui (causa de sí mismo) se trata de Dios. Si no lo es, esa causa ha debido recibir su existencia de otra, y esta a su vez de otra… pero como no podemos remontarnos al infinito en la serie de causas, debemos admitir que la última causa, causa sui, es Dios. Por tanto, la causa última tiene que ser Dios. Luego, Dios existe.

Como argumento general, utiliza también el criterio de evidencia. Al principio duda, a través de la hipótesis del genio maligno, de cualquier idea clara y distinta incluso de la de Dios, pero considera que Dios es veraz y bueno y no un genio engañador y no ha podido dotar al ser humano de conocimiento que le induzca a error. A partir de la demostración de la existencia de Dios, Descartes definirá la sustancia como una cosa que existe de tal manera que no tiene necesidad sino de sí misma para existir. De esta definición se sigue que solo Dios es sustancia, puesto que las criaturas necesitan de Dios para existir (Dios da la existencia y luego las conserva en

todas ellas). De ahí que Descartes afirme que el concepto de sustancia no se aplica del mismo modo a Dios y a las criaturas y que, por tanto, hay dos clases de sustancias: la sustancia infinita (Dios) y las finitas (almas y cuerpos). A cada sustancia le corresponde un atributo que es el que corresponde a su esencia, el del alma es pensamiento, el de lo corpóreo es extensión y el de Dios es infinitud. 4. Antropología A partir del cogito, Descartes llega a afirmar la existencia de tres sustancias o res, cada una definida por un tributo; es decir, una cualidad que es inseparable de la misma sustancia: la sustancia infinita (res infinita) que es Dios y cuyo atributo es la perfección, y la sustancia extensa (res extensa) que es la materia y cuyo atributo es la extensión. Descartes definirá la sustancia infinita como una cosa que existe de tal manera que no tiene necesidad sino de sí misma para existir. Solo Dios es sustancia, pues las criaturas necesitan de Dios para existir. El ser humano posee dos sustancias (dualismo antropológico): la res cogitans y la res extensa. La res cogitans se identifica con el alma y el puro pensar; y la res extensa se relaciona con el cuerpo y la extensión. Ambas sustancias son independientes la una de la otra y el alma puede existir sin el cuerpo, pero éste no puede hacerlo sin el alma. Además, Descartes considera que el ser humano es libre porque tiene alma. Sin embargo, el cuerpo pertenece al mundo físico que se rige por un universo mecanicista donde la libertad no tiene cabida porque todo sucede por la necesidad que imponen las leyes de la física. El yo como sustancia pensante posee para Descartes dos facultades: el entendimiento o razón y la voluntad o facultad de querer. Ésta última se caracteriza por ser libre. La conciencia de la libertad es una idea innata que permite al ser humano dudar y controlar la naturaleza, que es el objetivo del conocimiento. La libertad consistirá en elegir lo que la razón propone como bueno y verdadero, pero la voluntad, a veces, se somete a las pasiones y no se guía por la razón. Las pasiones son emociones que afectan al alma, cuyo origen son los “espíritus vitales”, una especie de fuerzas mecánicas que circulan por la sangre y transmiten a la glándula pineal los mensajes del cuerpo. Las pasiones son involuntarias y escapan al control del alma y con frecuencia están en desacuerdo con la razón que es la que debería guiar al alma. Para controlar las pasiones, que no son negativas para Descartes, se necesita una moral de autodominio de influencia estoica que nos indique cómo actuar. Aunque las dos sustancias (cuerpo y alma) son totalmente distintas. Ambas conviven en el ser humano e interrelacionan la una con la otra, lo que plantea el problema de la comunicación de las sustancias. Para explicarla, Descartes recurre a la glándula pineal que sitúa en el cerebro, desde donde el alma

dirigiría al cuerpo y le daría órdenes. El problema de la comunicación de sustancias será planteado por otros filósofos racionalistas y será el origen de grandes controversias entre ellos....


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