Resumen del libro ;\" los bienes terrenales del hombre\" PDF

Title Resumen del libro ;\" los bienes terrenales del hombre\"
Author Brayan Galvan
Course Ciencias Políticas y Sociales I
Institution Colegio de Ciencias y Humanidades UNAM
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resumen y analisis de este libro...


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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES PLANTEL VALLEJO

MATERIA: CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES SEMESTRE: QUINTO SEMESTRE GRUPO: 569 PROFESOR: MICHAUD HURTADO MARISOL YOLANDA ALUMNO: GALVAN ROMERO BRAYAN TAREA: RESUMEN DE “LOS BIENES TERRENALES DEL HOMBRE” DE HUBERMAN LEO FECHA DE ENTREGA: 6 DE NOVIEMBRE DEL 2018

LOS BIENES TERRENALES DEL HOMBRE CAPITULOS 1-13 En la sociedad feudal existían 3 tipos de clases sociales: Clérigos, guerreros y trabajadores. Los trabajadores eran los encargados de mantener el estilo de vida de las otras dos clases. Los trabajadores se encargaban del campo, principalmente eran agricultores o se encargaban de cuidar ovejas para utilizar la su lana. En esta época la tierra se dividía en feudos, cada feudo era propiedad de un señor; el feudo se dividía en la tierra del señor y las tierras que, de los arrendatarios, estas eran en las cuales trabajaban los campesinos. Los arrendatarios no trabajaban solo su tierra, sino que trabajaban la del señor. La tierra del señor era la más importante, los siervos estaban a disposición de su señor; no eran esclavos como tal ya que tenían ciertos derechos, pero vivían en la miseria y a servicio completo de su señor. El siervo poseía familia, hogar y el uso de alguna tierra. El siervo trabajaba la tierra y el señor explotaba al siervo, el siervo a pesar de poseer su tierra no podía disponer de ella como quisiera había obligaciones mutuas entre el señor y el siervo que debían de cumplirse, claro que las del siervo eran mayores. El señor normalmente era solo arrendatario ya que el no poseía la tierra, sino que esta era de un rey al cual tenía que rendirle cuentas. La iglesia es también muy importante ya que poseía tierras e incrementaba su riqueza por medio de los diezmos; una razón por la que los sacerdotes no podían casarse era para no heredar tierras y que estas dejaran de pertenecer a la iglesia. La iglesia y la nobleza eran las clases gobernantes. La iglesia dio ayuda espiritual y la nobleza protección militar y se cobraron esto de las clases campesinas en trabajo. En esta época existía casi de modo homogéneo el dinero y la gente con dinero, pero este se utilizaba muy poco y no se invertía; el feudo era autosuficiente; era una economía de consumo en la que cada aldea feudal prácticamente se bastaba por sí misma. Producía y consumía todo lo que requería. Había intercambio de artículos, este se llevaba a cabo en el mercado semanal, estos estaban bajo el control del obispo o del señor y era ahí donde los sobrantes podían canjearse sin embargo esta actividad nunca fue primordial ya que tenía varios inconvenientes como el pago de impuestos para transitar por los caminos, las malas condiciones

de estos y la diferencia en cuanto a las equivalencias ya que el dinero no transitaba comúnmente. Sin embargo, hubo un momento donde esto cambio, el aumento de la población y las cruzadas ayudaron a que esto cambiara, los caballeros al regresar a su tierra empezaban a desear los productos de otras regiones. Desde el punto de vista comercial los resultados de las cruzadas fueron muy importantes ya que aparece un gran número de comerciantes, aumenta la demanda de artículos extranjeros y arrebataron a los musulmanes la ruta del mediterráneo. La introducción del dinero fue un cambio sumamente importante ya que facilito el cambio de artículos, era mucho más práctico. Uno de los más importantes efectos del aumento del comercio, fue el crecimiento de las ciudades. Van naciendo las ciudades; la movilidad del dinero aumenta, el comercio y las relaciones se hacen más agiles y la posesión de la tierra deja de ser tan importante como antes. Los habitantes de las ciudades querían libertad la creciente clase media se encargó de ir ganando terreno y logro apoderarse de las ciudades, existían gremios, que eran círculos cerrados de comerciantes los cuales eran la ley y se imponían. Para que esto fuera posible hubo un cambio radical y de suma importancia que fue la movilidad del dinero, el dinero se empezó a usar de manera más importante, básica. Al formar el dinero una parte importante de la vida diaria se empezó a prestar con Interés, la usura tuvo un auge importante, aunque la iglesia decía que eso era un pecado ya que iba contra la moral cristiana el sacar beneficio de la necesidad de otros; pero la usura con un interés moderado logro ser aceptada por las leyes civiles y eclesiásticas. Al crecer el comercio los comerciantes necesitan protección de bandidos y asaltantes, así se proclama un poder central con los medios necesarios para defender el derecho al libre comercio, surge así la necesidad de un rey. Los ejércitos reales son profesionales y necesitan ser pagados a alto precio, el monarca tiene necesidad de acudir a las tasas económicas y a préstamos de los comerciantes. Después en el proceso se dan diferentes acontecimientos como la devaluación del dinero, que era practicada por el rey. La devaluación significaba reducir la cantidad de oro y plata en las monedas esto trae como consecuencia que los precios suban. Esta situación provoca que se altere el flujo comercial, que los comerciantes no estén interesados en llegar a países donde se daba la devaluación. El descubrimiento del nuevo mundo logro cambiar esta situación ya que aumento el flujo de oro y plata y se ampliaron las rutas comerciales. Aparecen las grandes compañías de comerciantes, de ellas surgen las grandes fortunas y los hombres y familias más ricos e influyentes de aquel tiempo.

Este flujo de dinero tan grande provoco que el valor del dinero decayera debido a que este se ofrecía más. Ante esta situación gran parte de la población opto por la vida de mendigos. El desarrollo del comercio y de la industria y la revolución de los precios habían hecho el dinero más importante que los hombres, y la tierra era considerada ahora como fuente de ingresos. La expansión del mercado creó un intermediario, cuya labor fue hacer que los artículos producidos por los obreros llegaran al consumidor. Él se encarga de conseguir la materia prima y se hace cargo del producto terminado. El intermediario utiliza un método en el que los artesanos trabajan el material en sus casas a este se le llama doméstico. Cada obrero tiene una tarea particular. La hace y la vuelve a hacer infinidad de veces y como resultado es un experto en ella. Surge el estado como tal y con él la necesidad de que cada nación busque como hacerse rica, la riqueza radicaba en el oro y la plata, eran estos los metales preciosos que daban la riqueza. Para poder aumentar esta riqueza se concibieron leyes proteccionistas que trataron de salvaguardarla. Los mercantilistas daban gran valor al comercio exterior procurando siempre una balanza en la cual se exportará mucho más de lo que se importaba. El fruto de la política mercantil fue la guerra, la lucha por los mercados, la competencia por el gobierno. La publicación de La Riqueza de las naciones de Adam Smith expresaba la Inconformidad ante la restricción, regulación y represión del sistema mercantilista. Los hombres con dinero deseaban usarlo como, cuando y donde quisiesen. Gournay acuño la frase laissez faire, dejadnos hacer, lema de los fisiócratas, franceses que constituyeron la primera escuela de economía. Pedían la supresión de restricciones, comercio libre. Smith plantea de manera sencilla que: 1-El aumento de la productividad viene a través de la división del trabajo 2-La división del trabajo aumenta o disminuye de acuerdo con la extensión del mercado. 3-El mercado se extiende hasta sus máximos límites por medio del comercio libre. Por consiguiente, el comercio libre trae el aumento de la productividad. En Francia existían 3 estados, el clero, la nobleza y el pueblo. La nobleza y el clero gozaban de privilegios y el pueblo debía pagar impuestos para mantener a estas clases, el pueblo a su vez estaba dividido en trabajadores y campesinos y la creciente clase media, la burguesía. El pueblo estaba harto de los altos impuestos y la explotación por parte de las clases

privilegiadas así que emprendió una lucha. La revolución francesa en la cual los campesinos y trabajadores tenían la fuerza, pero necesitaban la guía de la clase media, la clase media tenía dinero y educación, y buscaba abolir el derecho por nacimiento que reinaba en esa época, la revolución fue una lucha de la burguesía para lograr colocarse en la sima y poder desarrollar toda su potencia. La revolución francesa puso punto final al Feudalismo y con el código napoleónico difundió las bases de la libre competencia. El proceso del sistema feudal al capitalismo si bien finalizo con la revolución francesa fue un proceso largo en el cual se consideran 3 batallas sumamente importantes: La primera, la reforma protestante; la segunda, la llamada históricamente ‘Gloriosa Revolución’ en Inglaterra; y la tercera, la Revolución francesa. Muy pocos ricos guardan cofres llenos de oro o plata. Las gentes con dinero no necesitan retenerlo. Lo que necesitan es que ese dinero trabaje para ellas y por eso buscan maneras reproductivas de invertirlo, es decir, lugares en que rinda más y tenga el más alto interés. Ese dinero puede participar en negocios, o comprar acciones en una compañía de acero, o adquirir Bonos del Gobierno, o hacer otras muchas cosas. Actualmente hay mil y un medios de usar la riqueza para obtener más riqueza. Pero en el primer período de la Edad Media no existían esas posibilidades para las gentes con dinero. Eran muy pocos los que lo tenían, pero los pocos que lo tenían, también tenían muy poco en qué usarlo. La Iglesia poseía cofres repletos de oro y plata, que conservaba en cajas fuertes o dedicaba a comprar ornamentos para los altares. Era la suya una gran fortuna, pero un capital ocioso, que no trabajaba continuamente, como las fortunas de hoy. No se podía utilizar el dinero de la Iglesia para crear más riqueza, porque no había salida para éste. Algo semejante ocurría con el dinero de los nobles. Todo lo que llegaba a sus manos, producto de impuestos o multas, no podía ser invertido en empresas de negocio, porque había muy poco negocio. Todo él capital de los clérigos y los guerreros era inactivo, fijo, inmóvil, improductivo. En la primitiva sociedad feudal, la vida económica se desarrollaba con muy poco uso del dinero. Era una economía de consumo en la que cada aldea feudal prácticamente se bastaba a sí misma. Si alguien le pregunta cuánto ha pagado por su nuevo abrigo, hay cien probabilidades contra una que su respuesta será en términos de pesos y centavos. Pero la misma pregunta en el primer período de la Edad Media, sólo encontraría esta réplica: “Lo hice yo mismo”. El siervo y su familia producían sus propios alimentos y con sus manos construían cuanto mueble necesitaban. El señor del feudo pronto agregó a su servidumbre los siervos que eran buenos artesanos, para que hicieran cuanto él necesitaba. Por

eso la aldea feudal prácticamente se abastecía a sí misma. Producía y consumía todo lo que requería. Al convertirse en una ancha corriente el hasta entonces comercio irregular, todas las pequeñas manifestaciones de la vida agrícola e industrial y del mismo comercio, recibieron impulso y florecieron. Uno de los más importantes efectos del aumento del comercio, fue el crecimiento de las ciudades. Por supuesto que existían algunos pueblos antes del auge comercial. Eran los centros militares y judiciales del país, donde actuaban las Cortes del rey y había cierto movimiento. Eran realmente poblaciones rurales, sin especiales privilegios ni sede de gobierno que las distinguiese unas de otras. Pero las nuevas ciudades que surgieron del creciente comercio, o las antiguas que tomaron nueva vida bajo su estímulo, adquirieron un carácter diferente. Si las ciudades crecen en los lugares donde el comercio ce expande rápidamente, en la Edad Media buscaríamos estas ciudades en desarrollo en Italia y en los Países Bajos. Ahí es precisamente donde primero las encontraríamos. En plena expansión el comercio, la mayoría de los pobladores comenzaban a formarse allí donde se reunían dos caminos o en la desembocadura de un río o donde la inclinación de la tierra era más favorable. Esos eran los lugares que los comerciantes más buscaban. Además, en tales lugares había habitualmente una catedral, o un sector fortificado llamado “burgo”, el cual daría protección en caso de peligro. Si se recuerda cómo se fundó la sociedad feudal, se verá que la expansión del comercio que llevó al crecimiento de las ciudades habitadas principalmente por una creciente clase de mercaderes seguramente iba a conducir a un conflicto. Toda la atmósfera del feudalismo era de confinamiento, mientras toda la atmósfera de la actividad comercial en la ciudad era de libertad. La tierra de las poblaciones pertenecía a los señores feudales, a los obispos, a los nobles, a los reyes. Los lores (Señores Feudales) al principio no veían las tierras de las ciudades de modo diferente a como veían las otras tierras. Y esperaban cobrar derechos y gabelas, disfrutar monopolios, fijar impuestos y servicios de trabajo y controlar los tribunales de justicia como siempre lo hicieron en sus haciendas feudales. Pero esto no podía ocurrir en las poblaciones. Todo aquello era feudal, esto es: basado en la propiedad de la tierra y los implementos de trabajo. Y todo esto tenía que cambiar, en lo que a las ciudades concernía. Las regulaciones y la justicia feudales habían sido fijadas por la costumbre y era difícil alterarlas. Pero el tráfico comercial es por naturaleza activo, desea cambiar y se impacienta ante las barreras. No se adaptaba a la rígida armazón feudal. La vida en las ciudades era muy distinta de la vida en los feudos y habrían de crear nuevas formas. Además, la gente de las ciudades quería hacer las leyes por sí misma, tener sus propios tribunales. Se oponían a las lentas Cortes del feudo, designadas para

actuar en una comunidad estática y sin la menor capacidad para afrontar los nuevos problemas que surgían en la activa población comercial. Por ejemplo, ¿qué sabía el señor de un feudo sobre hipotecas, de una carta de crédito o de negocios en general? Nada. Y, de cualquier manera, si entendía de estas cosas, era seguro que usaría su conocimiento y su posición para ventaja propia y no en interés del hombre de la ciudad. Por ello la gente de la ciudad quería establecer sus tribunales preparados para solucionar “sus” problemas en interés propio. También querían tener su propio código criminal. Mantener el orden y la paz en la pequeña aldea feudal no tenía comparación con mantenerlos en la ciudad creciente, de mucha más riqueza y de población cada vez mayor. La gente de la ciudad conocía el problema, en la misma proporción que el Señor Feudal lo desconocía. Y así pues quería su “paz ciudadana”. La gente de la ciudad quería fijar los impuestos a su manera y así lo hacía. Se oponía a la multiplicidad de derechos feudales, pagos, ayudas, multas, en conjunto irritante y que en el mundo cambiante de la ciudad sólo eran una molestia. Quería hacer negocios y así tendió a abolir las tasas de todas clases que los obstaculizaran. Si no pudieron abolirlos completamente, lograron modificarlos de un modo u otro, hasta hacerlos menos objetables. El control de las ciudades no fue cedido inmediatamente, sino poco a poco. Primero el Señor vendió algunos de sus derechos sobre el burgo a sus residentes; después vendió otros y la entrega continuó así, hasta que la ciudad prácticamente se hizo independiente. Esto es lo que aparentemente ocurrió en la ciudad alemana de Dortmund. En realidad, la gente de las ciudades, combatiendo bajo la dirección de los gremios o corporaciones de comerciantes, no fueron revolucionarios en el sentido que nosotros damos a la palabra. No luchaban para derrocar a sus señores, sino meramente para conseguir de ellos que suavizasen algunas de las obsoletas prácticas feudales que eran un obstáculo o impedimento para la expansión del comercio. No escribieron, como los revolucionarios norteamericanos, que “todos los hombres son creados libres e iguales”. Nada de eso, “La libertad personal en sí no fue reclamada como un derecho natural. Se la buscó solamente por las ventajas que implicaba. Esto es tan cierto que, en Arras, por ejemplo, los comerciantes pretendieron que se les clasificase como siervos del Monasterio de St. Vast, sólo para disfrutar de la exención de las gabelas del mercado que se había concedido a éstos”. Las ciudades querían libertad de toda interferencia en su expansión y después de varios siglos lo lograron. El grado de libertad variaba considerablemente y por ello mismo es difícil presentar un cuadro completo de los derechos y libertades y de la organización de la ciudad medieval, tan completa como el del feudo. Hubo ciudades totalmente independientes, como las ciudades repúblicas de Italia y Flandes; hubo comunas

libres con diversos grados de independencia; y hubo poblaciones que pudieron arrebatar algunos privilegios a sus señores feudales, pero que en alguna medida quedaron bajo su control. Los derechos que los comerciantes y ciudades ganaban reflejaron la creciente importancia del comercio como fuente de riqueza. Y la posición de los comerciantes en las ciudades reflejaba la creciente importancia de la riqueza medida en dinero contrapuesta a la riqueza valorada en tierras. En el primer período feudal, la tierra sola era la medida de la riqueza de un hombre. Después de la expansión del comercio apareció una nueva clase de riqueza, la del dinero. En aquel período feudal el dinero había sido inactivo, fijo, sin movimiento; ahora se hizo activo, vivo, fluido. En el feudalismo los clérigos y los guerreros que poseían la tierra estaban en un extremo de la escala social, viviendo a expensas del trabajo de los siervos, quienes estaban en el otro extremo del orden social. Ahora un nuevo grupo apareció: la clase media, que subsistía de otra manera, comprando y vendiendo. En el período feudal la posesión de la tierra, única fuente de riqueza trajo al clero y a la nobleza el poder para gobernar Después, la posesión del dinero, nueva fuente de riqueza dio una participación en el gobierno a la ascendente clase media. La mayoría de los negocios se hacen hoy con dinero prestado, sobre el cual se paga interés. Si la United States Steel Company desea comprar otra empresa de acero que ha estado compitiendo con ella, probablemente tomaría en préstamo el dinero. Y podría hacerlo emitiendo bonos, que sólo son simplemente promesas de devolver, con intereses, la suma que el comprador preste. Cuando el propietario de una tienda necesita adquirir nuevos equipos para ésta, muy costosos, se dirige al Banco para obtener, prestado, el dinero, sobre el que abona un interés. El agricultor que quiere comprar una tierra inmediata a su propiedad toma una hipoteca sobre su finca para conseguir el dinero. La hipoteca es sencillamente un empréstito sobre / el cual el agricultor paga un interés anual. Estamos tan acostumbrados al pago de intereses por los fondos que usamos, en préstamo, que nos parece una cosa “natural”, que siempre existió. En esa sociedad donde el comercio era pequeño y la ocasión de invertir dinero para hacer ganancias prácticamente no existía, si un hombre necesitaba un préstamo, era seguro que lo buscaba no para enriquecerse, sino porque tenía que vivir. Tom aba prestado simplemente porque alguna desgracia lo abrumaba. Quizá se le había muerto la vaca, o la sequía había arruinado su cosecha. Estaba en situación difícil y necesitaba ayuda. El concepto medieval era que en tales circunstancias la persona que le auxiliaba no iba a sacar provecho de su infortunio. El buen cristiano socorre a su vecino sin idea de lucrar. Si se presta un saco de harina a alguien, se debe esperar la devolución del saco de harina y nada

más. Si se toma más del saco que se prestó, se está defraudando al prójimo, lo cual no es justa. Los eclesiásticos de la Edad Media hubiesen denunciado severamente al intermediario, quien siglos más tarde llegó a ser, según la definición de Disraeli, “el hombre que engaña a una parte y despoja a la otra”. La nueva clase media no guardaba su dinero en cajas fuertes. (Esto era un hábito del período feudal, cuando había pocos lugares donde invertir el dinero). El nuevo grupo comercial podía emplear todo el dinero qu...


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