Resumen Política sexual Kate Millett PDF

Title Resumen Política sexual Kate Millett
Course Filosofía Política I
Institution Universidade de Santiago de Compostela
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Resumen e ideas generales sobre Política sexual, Kate Millett • Resumen: Kate Millet comienza por explicar el concepto de política que utilizaremos en el presente escrito, y es el siguiente: conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales un grupo de personas queda bajo el control de otro grupo. Para Kate, es imprescindible concebir una teoría política que estudie las relaciones de poder en un terreno menos convencional que aquel al que estamos habituados, por ejemplo, en función del contacto y de la interacción personal que surgen entre las razas, las castas, las clases y los sexos. En cuanto a la política de los sexos, un examen objetivo muestra que nuestras costumbres sexuales constituyen una relación de dominio y subordinación o Herrschaft, como así lo denomina Max Weber. El dominio sexual es tal vez la ideología más profundamente arraigada en nuestra cultura, lo cual se debe al carácter patriarcal de nuestra sociedad y de todas las civilizaciones históricas. En muchos ámbitos, el poder ha estado en manos masculinas y esto se basa en dos principios: el macho ha de dominar a la hembra, y el macho de más edad ha de dominar al más joven. El patriarcado muestra una notable diversidad, tanto histórica como geográfica, y depende de ciertos apectos que veremos a continuación. Aspectos ideológicos Según Hannah Arendt, el gobierno se asienta sobre el poder, que puede estar respaldado por el consenso o impuesto por la violencia. El consenso se consigue gracias al condicionamiento a determinada ideología. Este condicionamiento descansa en tres ámbitos: en lo político, la superioridad masculina garantiza al varón una posición superior en la sociedad; en lo sociológico, en cuanto al papel que ha de desempeñar cada uno de los sexos, a la mujer se le asigna el servicio doméstico y el cuidado de la prole, mientras que el varón puede ver realizados sus intereses y su ambición en todos los demás campos de la productividad humana; y en lo psicológico, el temperamento de acuerdo con determinados estereotipos, así al hombre conviene la agresividad, la inteligencia, la fuerza y la eficacia, y a la mujer la pasividad, la ignorancia, la docilidad, la virtud y la inutilidad. Aspectos biológicos En el momento actual resulta imposible resolver la cuestión de los orígenes históricos del patriarcado, pero lo que sí sabemos es que se fundamenta en las distinciones psicosociales, las cuales no descansan en absoluto sobre diferencias biológicas observables. Claramente nos diferenciamos biológicamente, pero precisamente, la superioridad masculina se respalda en un sistema de valores de tipo no biológico. La política sexual del patriarcado no radica en la fuerza física, que suele ser más extendida en los hombres, puesto que la civilización ha sabido siempre idear métodos (la técnica, las armas, el saber) capaces de suplir la fuerza física. Éste no es un aspecto fundamentador. Sus distinciones en el ámbito social se asientan sobre una base esencialmente cultural, y no sobre la mera biología. De hecho, la endocrinología y la genética no han conseguido hasta la fecha descubrir una disparidad mental o emocional entre ambos sexos. Según Stoller, la identidad psicosexual queda constituída hacia los dieciocho meses de edad. Las estimulaciones

táctiles y verbales que recibe el infante en función de su identidad sexual son un ejemplo claro de la construcción cultural del género. Cada momento de la vida del niño implica una serie de pautas acerca de cómo tiene que pensar o comportarse para satisfacer las exigencias inherentes al género. El condicionamiento llevabo a cabo en la infancia perpetúa la diferenciación temperamental al intentar responder a las expectativas sociales y debido también al proceso de refuerzo social. Por lo que no hay hombres y mujeres sino hombres y mujeres construídos y construídas culturalmente. Unas investigaciones en California han demostrado que la identidad genérica (soy una chica, soy un chico) constituye la identidad primaria del ser humano: es decir, no sólo la primera que adquiere, sino también la de mayor alcance y duración. Los conceptos sexo y género no son lo mismo. Utilizaremos los términos “macho” y “hembra” cuando hablemos de sexo biológico, mientras que los que la calificarán al género serán “masculino” y “femenino”. Éstos pueden llegar a ser independientes del sexo, como sucede con personas que se sienten hombres pero que nacen con órganos sexuales femeninos o viceversa. La identidad psicosexual es por tanto, un conjunto de rasgos adquiridos en virtud de un aprendizaje. Aspectos sociológicos La familia constituye la unidad patriarcal dentro del conjunto del patriarcado. La familia suple a las autoridades políticas o de otro tipo en aquellos campos en que resulta insuficiente el control ejercido por éstas. Dirige a sus ciudadanos por mediación de los cabezas de familia. El que una mujer sea cabeza de familia se considera una eventualidad poco deseable, señal únicamente de pobreza o de alguna desgracia. La principal aportación de la familia al patriarcado es la socialización de los hijos (mediante el ejemplo y los consejos de los padres) de acuerdo con las actitudes dictadas por la ideología patriarcal en torno al papel, al temperamento y la posición de cada categoría sexual. Para asegurarse de que funciones tan cruciales como la reproducción y la socialización de los hijos sólo se desarrollarán en su seno, la familia patriarcal resalta la legitimidad. Según el “principio de legitimidad” de Malinowski, el patriarcado decreta que tanto la posición del hijo como la de la madre dependen en definitiva, de la presencia de un varón. Influencia de la clase social Se suele dar por sentado que los conceptos de amor romántico y amor cortés han suavizado considerablemente el patriarcado occidental, pero no hay que exagerar su influencia, pues se tratan más bien de paliativos y resarcimientos para salvar las apariencias. El concepto del amor romántico es un instrumento de manipulación emocional que el macho puede explotar libremente, ya que el amor es la única condición bajo la que se autoriza (ideológicamente) la actividad sexual de la hembra. Uno de los principales efectos que produce la clase social en el patriarcado es enemistar a las mujeres entre sí, creando un vivo antagonismo que, tras oponer durante largo tiempo a la prostituta y a la matrona, afecta en la actualidad a la mujer con profesión y al ama de casa. Las mujeres viven al margen del sistema de clases, contituyen un grupo aparte que depende del superávit económico.

Aspectos económicos y educacionales La posición que ocupa la mujer en el patriarcado constituye una función continua de su dependencia económica. Los empleos a que una mujer puede aspirar en los patriarcados modernos son, salvo en raras excepciones, de tipo servil, por lo que están mal remunerados y carecen de prestigio. En los países capitalistas modernos, las mujeres constituyen, además, una mano de obra de reserva a la que se recurre en tiempos de guerra y de expansión económica y que queda descartada en tiempos de paz y de depresión. Las mujeres empleadas cubren dos puestos de trabajo, ya que ni las guarderías y otras instituciones sociales, ni la colaboración de los maridos son hoy día suficientes para liberarlas de la carga que suponen las labores domésticas y el cuidado de los hijos, por lo que suelen adecuarse a un trabajo con horarios fijos y de media jornada, para dedicar la otra parte del tiempo al cuidado de la casa. Si saber es poder, también es cierto, que el poder se apoya en los conocimientos, y una de las principales causas de la posición inferior de la mujer es la ignorancia casi sistemática que le impone el patriarcado. Como el patriarcado supone entre ambos sexos una diferencia innata en lo que atañe a los rasgos de la personalidad, sus instituciones docentes, incluidas las mixtas, aceptan una programación cultural que tiende a establecer una división general entre asignaturas “masculinas” y “femeninas”, asignando los estudios de letras y ciertas ciencias sociales a la mujer y los estudios de ciencias, la tecnología, las profesiones liberales, los negocios y la ingeniería, al hombre. La fuerza El análisis histórico demuestra que la mayoría de los patriarcados han implantado la fuerza por medio de su legislación. Los más estrictos, como el islámico, condenaban con la pena de muerte cualquier transgresión de la mujer contra la legitimidad y la dependencia sexual. La firmeza del patriarcado se asienta también sobre un tipo de violencia de carácter marcadamente sexual, que se materializa plenamente en la violación. La hostilidad masculina se expresa mediante la literatura misógina también. Aspectos antropológicos: mito y religión La impureza atribuida a las funciones sexuales femeninas nace de una aversión universal y profundamente enraizada, que se manifiesta en la literatura, la mitología y la vida primitiva y civilizada. El temor a la menstruación o a la desfloración parecían derivar del miedo que inspiraba la sexualidad desconocida de la mujer. El pensamiento clásico occidental solía ver en el amor heterosexual, bien un fatalidad condenada a un fin trágico, bien a una unión brutal y despreciable con seres inferiores. En las sociedades primitivas, la misoginia queda expresada en tabúes que dan lugar a una serie de mitos explicativos. Los dos mitos principales de la cultura occidental son el episodio clásico de la caja de Pandora y el relato bíblico del pecado original. La aparición de los males de la raza masculina es inseparable de la aparición de la mujer y de lo que se considera su único producto: la sexualidad. El hombre creó la imagen de la mujer que todos conocemos, adaptándola a sus necesidades. Aspectos psicológicos

Las representaciones femeninas (pasadas o actuales) que prevalecen en todos los ámbitos culturales del patriarcado producen un efecto asolador en la imagen que posee de sí misma, suele verse privada de toda fuente social de dignidad y autorrespeto. Las mujeres suelen verse denegadas a despuntar física o intelectualmente debido a la justificación de la inferioridad femenina con su debilidad física o con su incapacidad intelectual. • Ideas generales: –

Política: conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales un grupo de personas queda bajo el control de otro grupo.



El dominio sexual está presente en el patriarcado, el cual viene fundamentado por las relaciones de subordinación y dominio.



El gobierno se asienta sobre el poder, respaldado por el consenso. El consenso se logra por el condicionamiento en tres ámbitos: político, sociológico y psicológico.



La política sexual del patriarcado radica en las distinciones psicosociales.



Sexo y género no son lo mismo. Sexo: diferencias biológicas observables físicamente. Género: construcción social y cultural de lo femenino y lo masculino.



La familia como unidad patriarcal, que perpetúa la socialización de los hijos según papeles, temperamentos y posiciones sociales típicos del patriarcado.



El amor como instrumento de manipulación del hombre sobre la mujer para conseguir la actividad sexual.



La clase social influye negativamente pues enfrenta a las mujeres entre sí.



El patriarcado supone la dependencia económica de la mujer al hombre.



El patriarcado basa la educación en diferencias de sexo que posibilitan los temperamentos de ambos.



El patriarcado ha necesitado de la fuerza como método mitigador, canalizada en la literatura misógina, en el maltrato o en las violaciones.



La misoginia enraiza en dos mitos: la caja de Pandora y el Pecado original.

– La inferioridad femenina revierte en las representaciones femeninas del pasado mitológicas y religiosas....


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