Segunda campaña al Alto Perú - Resumen PDF

Title Segunda campaña al Alto Perú - Resumen
Author Gonzalo Javier
Course Historia
Institution Educación Secundaria (Argentina)
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Resumen completo de la segunda campaña al alto perú, año 2019....


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Segunda campaña al Alto Perú – Historia –Resumen

Situación del ejército del Norte Al año de triunfos y de expansión que siguió a mayo de 1810, la situación en 1811-12 no era favorable a la revolución en el terreno militar, ni en tierra ni menos aún en las aguas de sus ríos. En 1812 sucedió un período crítico, con la guerra en dos frentes, en el norte y en la Banda Oriental, sin mandos experimentados, sin ejércitos organizados, sin armamentos ni dinero para adquirirlos.

La situación militar Los realistas habían afirmado su dominio en territorio del virreinato después del desastre de Huaqui y se disponían a mantenerse en Chile y en Quito con el envío de fuertes expediciones; además Montevideo seguía en su poder y el gobierno patriota consideró forzoso levantar el sitio a fines de 1811 para contrarrestar la amenaza portuguesa y disponer de fuerzas para reparar el derrumbamiento del norte. Entre tanto el Paraguay optó por aislarse de los realistas y de los patriotas. No se había alterado el plan inicial de la revolución: extenderla a todo el virreinato y luego al continente suramericano. Pero después de Huaqui se estuvo constreñidos a medir las propias fuerzas y a recurrir al arma de la diplomacia, haciendo la paz con Montevideo para concentrar recursos con qué contener el avance realista en el norte. Los portugueses al mando del general Diego de Souza, con 5.000 hombres y 36 piezas de artillería, amenazaban el flanco oriental del virreinato. Fue paralizado este peligro por vías diplomáticas, pero Montevideo constituía siempre una amenaza por su dominio de las aguas marítimas y fluviales; contra esa amenaza se levantaban las baterías "Libertad" e "Independencia" en Rosario bajo la dirección de Belgrano y de Ángel Monasterio. El ejército del Norte había quedado fuera de combate, casi inerme, desmoralizado, con sus restos diezmados por el paludismo.

El repliegue al sur Viamonte condujo las fuerzas salvadas hasta Salta y continuó la retirada hacia el sur al mando de Pueyrredón, pues lo que había quedado en pie carecía de valor combativo ante la ofensiva de Goyeneche.

Repliegue hasta Salta Las perspectivas en 1812 eran inmejorables para los realistas, dueños de Montevideo, dominaban el mar y los ríos; los portugueses se hallaban a la espera de una oportunidad para intervenir; la sofocación de la revolución en el Alto Perú dejaba abierto el camino hacia las provincias norteñas y una expedición bien organizada podría llegar a Buenos Aires si la península proporcionase fuerzas expedicionarias importantes para operar contra la capital del virreinato desde la Banda Oriental. No obstante, esas ventajas, la región norteña era desfavorable para los beligerantes, porque debían operar lejos de sus centros de abastecimiento y el terreno era pobre en recursos bélicos, la población hostil y el terreno propicio para los golpes de mano y la resistencia irregular.

Belgrano en el Ejército del norte Pueyrredón insistió ante el gobierno de Buenos Aires en su renuncia; no era militar profesional y se requería un jefe que fuese capaz de reorganizar fuerzas contra la ofensiva realista inminente.

Designación de Belgrano En su lugar el Triunvirato designó a Manuel Belgrano y éste se puso en marcha desde las barrancas de Rosario; se le había encomendado una misión espinosa e ingrata, pero el antiguo secretario del Consulado no sabía resistirse a ninguna tarea que exigiese la revolución y la lucha por la independencia, cualquiera que fuese su costo. Animado por la fe en la obra revolucionaria, en la libertad individual y colectiva, estoico en el sufrimiento, tenaz y austero, con un sentido de la disciplina y del deber, se dispuso a vencer todos los obstáculos y a someterse a los imperativos de la organización militar. Se le dieron instrucciones para que procediera a una retirada estratégica; si el enemigo amenazaba Tucumán, debía trasladar a Córdoba la fábrica de fusiles de Tucumán y privarle en todo el trayecto que hiciese hacia el sur de los recursos de las zonas invadidas. Belgrano salió enfermo de Rosario el 1 ó el 2 de marzo y llegó a Tucumán el 19, donde se estaban haciendo ya preparativos para alojar las tropas que conducía Pueyrredón. Pero cuando se informó que los realistas habían suspendido el avance, pidió a Pueyrredón que se detuviera y esperó a su sucesor en Yatasto, a donde llegó el 26 de marzo tomando de inmediato posesión del mando. Días después informó al gobierno: "La deserción es escandalosa y lo peor es que no bastan los remedios para contenerla, pues ni la muerte misma la evita". Aquello no era un ejército, sino un montón informe de gentes semidesnudas, enfermas, mal armadas, indisciplinadas y atemorizadas; las poblaciones se mostraban indiferentes y en parte hostiles; la oficialidad procedente de las milicias era de calidad inferior. Belgrano decidió establecer su cuartel general en Campo Santo y fortificar el lugar de la concentración. Allí comenzó la tarea de la organización y moralización de las fuerzas; el parque de artillería fue dejado en Tucumán para evacuar más fácilmente el norte en caso de derrota. No recibió en los primeros tiempos ningún auxilio de Buenos Aires; el gobierno tenía concentrada toda la atención en la Banda Oriental.

La reorganización del Ejercito del Norte Ante este cuadro, la primera tarea del prócer fue la reorganización del ejército. Empezó por organizar una compañía de guías, con lo que se armó de una verdadera carta topográfica del lugar. Enseguida creó un cuerpo de cazadores de infantería, el primero que se haya formado en el Río de la Plata, dando por razón "que a su entender era la única tropa para aquellos países, todos de emboscada". Para suplir la falta de armamento, dotó a sus hombres con lanzas, dándole así una incontestable ventaja sobre la del enemigo. "Con esta idea, decía, he dado a los dragones, que no tienen armas de fuego, lanza, y mi escolta es de las que llevan esta arma, para quitarles la aprensión que tienen contra ella y se aficionen a su uso viendo en mí esta predilección." En cuanto a la administración, se reorganizó el parque y la maestranza, mejoró el hospital, creó las oficinas de provisión, reglamentó su

contabilidad, organizó un tribunal militar y la planta de un cuerpo de ingenieros, ramos mal atendidos o totalmente descuidados hasta entonces. Belgrano dominó con mano firme las resistencias de los enemigos encubiertos de la causa, entre los cuales se contaban casi todos los curas acaudillados por el obispo de Salta, en comunicación con el enemigo. Habiendo sorprendido su correspondencia con Goyeneche, dio un golpe de autoridad, expulsando al obispo de la capital y desde entonces todos comprendieron que no había inmunidades para los enemigos de la libertad. En mayo pudo enviar a Juan Ramón Balcarce con la mitad de las tropas hacia la quebrada de Humahuaca a fin de construir en ella algunas fortificaciones y mantener a los soldados ocupados, y él se trasladó a Jujuy con el resto de su ejército para estar más cerca de la quebrada, con vistas a un avance hacia Suipacha cuando recibiese los refuerzos que pedía. Consideró prudente despejar la región de enemigos francos o simulados, a pesar de las quejas que llegaron a Buenos Aires contra su proceder; el 25 de mayo hizo celebrar en Jujuy la conmemoración de la revolución y en esa ocasión enarboló la bandera azul y blanca bendecida por Juan Ignacio Gorriti, como se ha dicho. Holmberg le ayudó a la disciplina de la infantería y al adiestramiento de tropas y oficiales, además de preparar granadas y fundir morteros, obuses y culebrinas; en Salta hizo fabricar cartucheras, cerraduras, espuelas, calzados para la tropa, tiendas de campaña. Sus efectivos a fines de mayo, sin embargo, se habían reducido a 1.225 hombres y tuvo que recurrir al reclutamiento forzoso, una especie de conscripción obligatoria, en vista de que no se le presentaban voluntarios. A fines de junio llegaron a su campamento las primeras noticias de la derrota de la sublevación de Cochabamba y los primeros fugitivos.

Reclamos a Buenos Aires Reclamó con apremio a Buenos Aires auxilios para no tener que retroceder; pero el gobierno seguía con la vista fija en Montevideo y negociaba en aquellos momentos con Juan Rademaker el retiro de los portugueses de la Banda Oriental y éstos no cumplían al compromiso firmado a la espera del avance de Goyeneche, por un lado, y de la sublevación de los españoles encabezados por Martín de Alzaga. Sin embargo, en julio Francisco de Gurruchaga le llevó 400 fusiles de la partida que había llegado a Ensenada. El enemigo comenzó su avance y sus exploradores llegaban a La Quiaca. Sin fuerzas con qué contenerlo, sin apoyo de Buenos Aires, Belgrano decidió emprender la retirada, pues había sabido que emisarios de la región habían llegado al campamento de Tristán invitándole a iniciar las operaciones.

Bendición de la Bandera Para aumentar el fervor patriótico del pueblo, y en conmemoración del segundo aniversario de la revolución, el 25 de mayo hizo bendecir la Bandera Argentina en la Catedral, por el canónigo Juan Ignacio Gorriti. Ignoraba que la misma había sido rechazada por el Primer Triunvirato, ya que el uso de una bandera propia era un claro signo de independencia para los triunviros, que aún no deseaban abandonar la ficción de que el nuevo país aún dependía del rey de España.

Juramento a la Bandera

Belgrano movilizó sus tropas hacia Humahuaca y el 25 de mayo de 1812 realizó una acción que permitió que el pueblo tomara conciencia de lo que representaba la patria: ese día se cumplía el segundo aniversario de la revolución de mayo y entonces mandó a enarbolar la bandera celeste y blanca en los balcones del ayuntamiento, en reemplazo del estandarte real que presidía todas las festividades públicas. Una salva de 15 cañonazos y la bendición del canónigo Gorriti completaron la escena. Al anochecer, Belgrano se puso al frente de la tropa y paseó la bandera por las calles de Jujuy.

La contestación de Rivadavia Bernardino Rivadavia que era el ministro de guerra del primer triunvirato al acto de jura de la bandera en consecuencia le escribió en el acto amonestándolo en términos severos, y le ordenó que pusiese remedio a tamaño desorden, con prevención que sería la última vez que sacrificaría a tal extremo los respetos de su autoridad.

Belgrano contesto muy apenado Sorprendido y lastimado a la vez, el general contestó disculpándose con dignidad; pero persistió tenazmente en sostener sus ideas de independencia, acabando por decir: "La bandera la he recogido, y la desharé para que no haya ni memoria de ella... y se harán las banderas del regimiento núm. 6, sin necesidad de que su falta se note por persona alguna; pues si acaso me preguntan por ella, responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el ejército, y como ésta está lejos, todos la habrán olvidado y se contentaran con la que le presenten. En esta parte V.E. tendrá su sistema: pero diré también con verdad, que como hasta los indios sufren por Fernando VII, y los hacen sufrir con los mismos aparatos que nosotros proclamamos la libertad, ni gustan oír nombre de Rey, ni se complacen con las mismas insignias con que los tiranizan".

El Éxodo Jujeño El Éxodo Jujeño fue la retirada estratégica hacia Tucumán que, cumpliendo parcialmente la orden de evacuación hasta Córdoba impartida por el Primer Triunvirato de las Provincias Unidas del Río de la Plata,. El éxodo comenzó el 23 de agosto de 1812 con el Ejército del Norte, comandado por el general Manuel Belgrano, y la población de San Salvador de Jujuy que abandonó completamente la ciudad y sus campos como respuesta táctica ante el avance del Ejército Realista proveniente desde el Alto Perú de tal manera de encontrar un escenario de tierra arrasada, la retaguardia de la movilización fue protegida por el mayor general Eustoquio Díaz Vélez, resistiendo el acoso enemigo. Él rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.

La situación en Cochabamba Las fuerzas de Goyeneche, en operaciones para la reconquista del Alto Perú marchan sobre Cochabamba por los valles de Mizque y Cliza, mientras otras columnas concurrían al ataque por otros puntos, siendo la principal de ellas la del coronel Lombera, con más de 1200 hombres que salieron de Oruro. Por el lado de la Paz, del Valle Grande y de Santa Cruz de la Sierra avanzaban otras fuerzas similares. La heroica provincia no flaqueó por esto; pero si tenía hombres y entusiasmo faltaban armamento y sobre todo dirección. Los dos caudillos de la revolución Arce y Antezana, comandante general el uno y prefecto el otro, estaban divididos por los celos del mando. En vez de concentrar sus fuerzas para salir al encuentro de Goyeneche, que conducía la columna más importante, resolvieron dividirse por mitad toda la fuerza y el armamento disponible. Este último consistía en cuarenta cañones, de estaño casi todos, y 400 arcabuces de estaño igualmente, que se habían fundido en Cochabamba para suplir la falta de fusiles. El resto, hasta cerca de seis mil hombres de a pie y de a caballo, estaba armado con

macanas o garrotes. Arce fue con la mitad de esta fuerza al encuentro de Goyeneche, y Antezana esperó la división de Lombera. El primero se situó ventajosamente sobre los altos Pocona, que interceptaban el camino que traía el general realista, el cual había hecho preceder su marcha con intimaciones pacíficas. Cochabamba no quiso escuchar más condición que la evacuación de su territorio. El 24 de mayo a las siete de la mañana fue atacado el ejército cochabambino situado en los altos de Pocona que después de un corto fuego se retiró en derrota. Esto tenía lugar al mismo tiempo que Lombera se acercaba a la ciudad de Cochabamba por los altos de Arque, después de haber sorprendido en su tránsito algunas guarniciones e incendiado varios pueblos. Las autoridades cochabambinas enviaron una nueva diputación a Goyeneche proponiendo el sometimiento a discreción e implorando la clemencia del vencedor, a lo que Goyeneche pareció acceder. El pueblo se reunió en la plaza pública en número como de mil hombres, y allí interrogado por las autoridades si estaba dispuesto a defenderse hasta el último trance, contestaron algunas voces que sí. Entonces las mujeres que se hallaban presentes, dijeron a gritos que si no había en Cochabamba hombres para morir por la patria y defender la Junta de Buenos Aires, ellas solas saldrían a recibir el enemigo. Vuelto el coraje de los hombres con esta heroica resolución, juraron morir todos antes que rendirse, y hombres y mujeres se prepararon de nuevo a la resistencia, tomaron posesión del Cerro de San Sebastián, inmediato a la ciudad, donde aglomeraron todas sus fuerzas y el último resto de sus cañones de estaño. Las mujeres cochabambinas ocupaban los puestos de combate al lado de sus maridos, de sus hijos y de sus hermanos, alentándolos con la palabra y con el ejemplo, y cuando llegó el momento, pelearon y supieron morir por su causa. Cochabamba sucumbió peleando. Forzada la posición de San Sebastián el día 27, después de dos horas de combate, las tropas realistas entraron a sangre y fuego por las calles de la ciudad, la que fue entregada al saqueo por el espacio de tres horas. Los pobladores emigraron en masa a los desiertos. Arce, entre tanto, ocupó la espalda del enemigo, marchó sobre Chuquisaca con parte de los despojos escapados de la catástrofe, y rechazado en aquel punto, se dirigió por el camino del despoblado buscando la incorporación de Belgrano, quien recibió la infausta noticia a fines de julio.

Preparativos en Jujuy La situación era muy crítica; pero el ánimo del General no decayó y eEstaba resuelto a avanzar y dirigiéndose al gobierno manifestó que: "Si es cierta, la pérdida total de Cochabamba, debemos esperar que el enemigo vuelva sus pasos contra nosotros, y será muy doloroso, muy contrario a nuestra opinión y muy perjudicial al espíritu público, si tenemos que dar pasos retrógrados, de que es indispensable la pérdida de intereses y perjuicios consiguientes a estos pueblos, que renovarán sus odios, si es que están amortiguados, o los aumentarán; ...pues clamarán como lo hacen los del interior (los del Perú), que los porteños sólo han venido a exponerlos a la destrucción, dejándolos sin auxilios en manos de los enemigos, borrón que no debe caer en la inmortal Buenos Aires" A mediados de julio, tomó conocimiento que el enemigo había reforzado su vanguardia en Suipacha, que sus avanzadas batían el campo hasta la Quiaca, lo que indicaba una próxima invasión, y en consecuencia se preparó para actuar con sus fuerzas reconcentradas. Recibió de manos de Gurruchaga cuatrocientos fusiles de Buenos Aires, y con este conveniente auxilio se dispuso a emprender una retirada al frente del enemigo, precedida de un terrible bando en que ordenaba a los hacendados, comerciantes y labradores, que retirasen sus ganados, sus géneros y sus cosechas, para que nada quedase al enemigo, declarando traidores a la patria a los que no cumpliesen sus órdenes, además de perderlo todo; y por último, imponiendo pena de muerte a los que se encontrasen fuera de las guardias, y aun a los que inspirasen desaliento, cualquiera que fuera su carácter o condición. El General era hombre de palabra, por eso todos obedecieron, comprendiendo que la cuestión era de vida o muerte.

Reclamaron el Cabildo y el Consulado. Al primero contestó: "No busco plata con mis providencias, sino el bien de la patria, el de ustedes mismos, el del pueblo que represento, su seguridad que me está confiada, y el decoro del Gobierno. Ayúdenme, tomen conmigo un empeño tan digno por la libertad de la causa sagrada de la patria, eleven los espíritus, que sin que sea una fanfarronada, el tirano morderá el polvo con todos sus satélites". Al Consulado le decía: "La Providencia de que ustedes reclaman se ha de llevar a ejecución venciendo los imposibles mismos". La conmoción que produjo en las poblaciones esta amenaza fulminante, las obligó a decidirse por unos o por otros, y a sacudir la apatía. Se pasó al enemigo el teniente coronel D. Venancio Benavides. Este traidor avisó al enemigo la poca fuerza que disponía Belgrano, así como el mal estado en que se encontraba bajo todos respectos. El enemigo aceleró sus marchas, contando obtener una victoria fácil, descontando que pudiese oponérsele una resistencia seria.

El Éxodo Jujeño Corría el mes de mayo de 1812 y lleno de ardor patriótico, habló así el general Belgrano a las tropas y al pueblo reunidos en la plaza: "Soldados, hijos dignos de la Patria, camaradas míos: dos años ha que por primera vez resonó en estas regiones el eco de la libertad, y él continúa propagándose hasta por las cavernas más recónditas de los Andes: pues que no es obra de los hombres, sino del Dios omnipotente, que permitió a los americanos que se nos presentase la ocasión de entrar al goce de nuestros derechos; el 25 de mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia y vosotros tendréis un motivo más de recordarlo, cuando veis en él por primera vez la bandera nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás naciones del globo, a pesar de los esfuerzos que han hecho los enemigos de la sagrada causa que defendemos para echarnos cadenas y hacerlas más pesadas que las que cargábamos. "Pero esta gloria debemos sostenerla de un modo digno con la unión, la constancia y el exacto cumplimiento de nuestras obligaciones hacia Dios, hacia nuestros hermanos y hacia nosotros mismos, a fin de que la Patria se goce en abrigar en su seno hijos tan beneméritos y pueda presentarla a la posteridad como modelos que haya de tener a la vista para conservarla libre de enemigos, y en el lleno de su felicidad. Mi corazón rebosa de alegría al observar en vuestros semblantes que estáis adornados de tan generosos y nobles sentimientos y que yo no soy más que un jefe a quien vosotros impulsáis con vuestros hechos, con vuestro ardor, con vuestro patriotismo. Sí, os seguiré imitando en vuestras acciones y con todo el entusiasmo de que sólo son capaces los hombres libres para sacar a sus hermanos de la opresión. "Ea, pues, soldados de la Patria, no olvidéis jamás que vuestra obra es de Dios; que ...


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