Sesion 02 Von Martin Sociologia Del Renacimiento PDF

Title Sesion 02 Von Martin Sociologia Del Renacimiento
Author Carlos Marley
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Traducción de ALFRED VON MARTIN MANUEL PEDROSO SOCIOLOGÍA DEL RENACIMIENTO FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO Primera edición en alemán, 1932 Primera edición en español, 1946 Decimoquinta reimpresión, 2006 A Martin, Alfred von KARL MANNHEIM Sociología del Renacimiento / Alfred von Martin ; trad. de M...


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Traducción de MANUEL PEDROSO

ALFRED VON MARTIN

SOCIOLOGÍA DEL RENACIMIENTO

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO

Primera edición en alemán, 1932 Primera edición en español, 1946 Decimoquinta reimpresión, 2006

A Martin, Alfred von Sociología del Renacimiento / Alfred von Martin ; trad. de Manuel Pedroso. — México : FCE, 1946 135 p. ; 17 x 11 cm -- (Colec. Popular; 40) Título original Soziologie der Renaissance. ISBN 968-16-0727-9 1. Renacimiento I. Pedroso, Manuel, tr. II. Ser. III. t. LC HN11 M3718

Dewey 309.1940 M379s

Distribución mundial para lengua española Comentarios y sugerencias: [email protected] www.fondodeculturaeconornica.com Tel. (55)52274672 Fax (55)52274694 Título original Soziologie der Renaissance ©1932 Ferdinand Enke Verlag, Stuttgart D. R. © 1946, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F. Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra —incluido el diseño tipográfico y de portada—, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor.

ISBN 968-16-0727-9 Impreso en México • Printed in Mexico

KARL MANNHEIM

maestro del pensamiento y de la investigación histórico-sociológica

PROLOGO El origen del presente trabajo se debe a una invitación que el sociólogo berlinés Alfred Vierkant hizo al autor para que redactara el artículo sobre la Edad Media y el Renacimiento con destino al Diccionario de Sociología. La amplitud que al correr de la pluma tomó el tema del Renacimiento obligó a suprimir grandes partes de lo escrito al incluirlo en el Diccionario. Entre ellas figuraba el capítulo dedicado a estudiar el problema de las relaciones entre la clase capitalista poseedora y los grupos intelectuales de humanistas. Para realzar en lo posible la significación de ese problema concreto publicó el autor un trabajo especial en el Arclziv für Sozialwissenschaft. El deseo de presentar al público una exposición de conjunto respecto a la cual tanto el artículo del Diccionario como el del Arclziv eran sólo partes, cobró ma.yor fuerza al considerar que hasta el día no se había hecho el intento de abarcar sociológicamente, en todos los aspectos de su condición histórica, a una época concreta. Con esto que decimos pretendemos solicitar la indulgencia debida a todo primer intento como el que este trabajo representa. Las reservas que pudieran formularse son, por cierto, de muchas clases. Todas dependen de lo que se proponga realizar una investigación sociológica. Ninguna puede llevarse a cabo sin aquel concepto del "tipo ideal" que se debe al mayor de todos los sociólogos ale manes conocidos, a Max Weber (que a la vez era un historiador muy bien informado en múltiples aspectos). Es verdad que sin esta construcción auxiliar nada puede hacer el sociólogo, pero tampoco el historiador para quien el trabajar con "épocas" significa algo más que una "división" práctica y auxiliar, algo que encierra ya un problema (y decisivo) que se refiere al "espíritu", a la "esencia" de una época, por ejemplo, a la "esencia" de la Edad Medía, del Renacimiento, etc. La res9

puesta a la cuestión sociológica, que debe ceñirse al condicionamiento y a la función social del espíritu de una época, es que tal espíritu se halla determinado siempre por las clases que dominan económica, cultural y políticamente. Se trata de analizar una civilización y de poner al descubierto sus raíces. Desde dichos puntos de vista enfoca el autor (familiarizado con el tema por largos estudios culturales e histórico-espirituales) la época del Renacimiento; es decir, trata de construir lo típico según dicho sentido sociológico. Esto obliga a limitar de propósito el campo visual a aquel círculo del acaecer histórico en que las tendencias burguesas y específicamente "modernas" son más tangibles y aparecen con mayor precisión. Como el verdadero Renacimiento es tan italiano —como la verdadera Edad Media y lo verdadero "romántico" es alemán y la verdadera "Ilustración" es europeo-occidental—, la limitación a Italia es resultado de una preferencia tipológica, referida especialmente a la capital burguesa, Florencia, cuya historia en esa época, junto con la de Roma, tiene en cuenta y estudia, como característica de una época, el historiador Karl Brandi en su libro sobre el Renacimiento (que se recomienda muy especialmente como exposición compendiada). A pesar de esta limitación del objeto, o precisamente por la selección que se hace, pretende el presente análisis sociológico aportar algo sobre la burguesía como tal, sobre la naturaleza de la misma y de cómo se manifiesta en la primera cultura moderna que fue creación suya, estudiando algunas formas típicas de esa cultura. El norte que ha guiado al autor fue el de realzar, con ayuda de una investigación sociológica del Renacimiento, aquellos conocimientos que trascienden de la explicación de una situación histórica concreta y que sirven para comprender toda la cultura burguesa, incluso la de nuestros días. Por eso, y deliberadamente, no se habla aquí de la Edad Media que, como es natural, seguía viviendo en gran medida en el Renacimiento, pues ninguna época, como tampoco nin gún hombre, puede renegar de su origen; y por eilo, a lo sumo y de pasada, nos referimos a aquellos elementos 10

estáticos y tradicionales que, en esta época del capitalismo primitivo, actuaron como rémora para la formación de lo nuevo. Cuando hablamos de la trayectoria del proceso histórico-cultural que va del Renacimiento primitivo, pasando por el alto Renacimiento, al bajo Renacimiento, tenemos en vista un curso, por decirlo así, "normal" dentro del ritmo inmanente al tipo estructural de la cultura burguesa, es decir, considerado en sentido sociológico, no en el sentido estrictamente cronológico o genético del historiador. Las divisiones enumeradas representan tan sólo los hitos de un desarrollo "típico ideal" que corresponde a la psicología de la burguesía (como a la del burgués individual) en sus diversas generaciones. Determinar qué estadio psicológico predomina en cada momento depende del grado alcanzado en el desarrollo social ; es decir, depende de si la burguesía se encuentra aún en proceso ascendente, o si ha llegado ya al punto máximo de la curva, o si ha iniciado su descenso. Como el presente trabajo tiene en vista el análisis y la síntesis sociológica, y no el de presentar un material histórico, las notas se limitan al mínimo. Con respecto a la bibliografía observaremos que el autor sigue pensando que no está anticuada la obra fundamental de Burckhardt, a pesar de todo lo que pueda decirse y aun que necesite completarse con la bibliografía moderna sobre la historia del capitalismo primitivo, en cuya bibliografía habrá Sombart de figurar en primera línea, porque atiende también a la "historia espiritual del hombre económico moderno". Como historiador de la cultura, con interés sociológico, citaremos a Eberhard Gotheim, con su Historia del desarrollo cultural de la Italia del Sur. Más que lo que su título histórico-económico hiciera esperar, ofrece la obra de A. Doren, La industria florentina de paños. Corno acopio de material para la ideología social del Renacimiento, es útil el libro de F. EnsIel-Janosi (1924). Importantes puntos de vista, que contribuyen al conocimiento sociológico del Renacimiento, se encuentran en la Filosofía del dinero 11

de Simmel, y en las monografías de Scheler sobre "sociología del saber" (Wissenssoziologie). Éstos son los trabajos preliminares después de los cuales se intenta la presente exposición de conjunto. La época del Renacimiento, vista la mayoría de las veces de una manera más o menos literaria, es tratada en este libro sondeando los problemas de un modo que acaso defraude. Se busca la realidad social que está detrás de aquella cultura, se investiga el estrato social "de los poseedores y de la inteligencia", que aparece por primera vez en la Edad Moderna, refiriéndonos al de los propietarios y sólo en segundo término al de la ilustración, y /as dos veces trataremos de esa situación intermedia, que determina su destino, de la "gran" burguesía, colocada entre la nobleza y los estratos inferiores (clase media y proletariado). Se trata de seguir la repercusión cultural de esta posición intermedia a través de todas las transformaciones que realizó dicha sociedad en el curso de su proceso ascendente y descendente, partiendo de los nuevos impulsos y estímulos con que la burguesía naciente removió todos los ámbitos de la vida: desde el grado más alto de cultura alcanzado hasta el punto en que se inició el descenso, cuando el régimen de la democracia, dominado por la gran burguesía, inicia su crisis y se presenta la abierta bancarrota. Esto fue diagnosticado con clarividencia, desde un punto de vista protofascista, por aquel crítico contemporáneo que se llamó Maquiavelo. El fenómeno peculiar de esta primera época burguesa de la Edad Moderna, es que, siendo la aristocracia y el clero poderes muy fuertes, el "tercer estado" se asimila y acomoda a ellos deliberadamente para Verse a la postre de nuevo repelido por aquellos estamento& Este fenómeno, por lo demás, no es privativo de esa época, pero nosotros no nos referimos ímicamente a un pasado extinto. Y si el lector tiene esto en cuenta, habrá cumplido el presente libro con la intención que le anima. 12

INTRODUCCIÓN ESTABILIDAD y cambio, estática y dinámica tanto en la vida privada como en la social, son las categorías primarias de que ha de partir un estudio sociológico de la historia. Es cierto que la estabilidad en la historia sólo puede concebirse en sentido relativo; ahora bien, lo que importa es determinar si lo que prevalece es la estabilidad o el cambio. El centro hacia el cual gravita la sociedad medieval es la tierra, el suelo, pero en la época del Renacimiento se desplaza el centro económico, y también el social, a la ciudad. Se pasa del polo "conservador" al "liberal", pues la ciudad representa el elemento movedizo y cambiante. La sociedad medieval se basa en un orden de estados consagrado por la Iglesia, orden en el cual cada uno ocupa el lugar que la naturaleza y Dios le asigna. ron. El intentar salirse de su estado equivale a rebelarse contra el orden establecido por Dios. Cada cual vive dentro de los límites que han sido previamente determinados. El clero y la nobleza son, como estratos dominantes, las fuerzas que cuidan del mantenimiento de esos límites. También el rey está limitado en su reinar por la sumisión a ciertas leyes. Tiene deberes de reciprocidad con respecto a sus vasallos y deberes de justicia frente a la iglesia, pero si no los observa, al vasallo le asiste contra su rey el "derecho de resistencia" y la Iglesia declarará tyrannus al príncipe que gobierne arbitrariamente, porque se ha salido de su estado. La Iglesia podrá mantener dentro de esa ordenación a los burgueses, pero siempre que se trate del "pequeño burgués" de la- clase media que se siente plenamente ligado a su estamento, o sea el habitante de la ciudad medieval, que tiene una base conservadora y en la que predomina la economía natural. Esa clase media de pequeña burguesía sigue teniendo en la Italia del Renacimiento una 13

mentalidad por completo estamental.1 Pero al desarrollarse la economía monetaria, la burguesía adquiere un poder, el pequeño traficante se convierte en gran comerciante y se inicia la disolución de las formas y con cepciones sociales tradicionales al manifestarse la protesta contra las capas sociales mantenedoras de aquellas formas y concepciones sobre las cuales tenían establecida su preponderancia. Surge una burguesía de cuño "liberal" que se apoya en las nuevas fuerzas del dinero y de la inteligencia y rompe las tradicionales ligaduras con los estamentos, hasta entonces privilegiados, del clero y de la feudalidad. La rebelión contra las antiguas formas de poder disuelve los vínculos de comunidad que dichas formas mantenían, pues si tanto la sangre como la tradición y el sentimiento de grupo eran los fundamentos de las relaciones de comunidad, también lo eran de las relaciones de poder. El espíritu democrático y urbano iba carcomiendo las viejas formas sociales y el orden divino "natural y consagrado. Por eso fue necesario ordenar este mundo partiendo del individuo y darle forma, como a una obra de arte, guiados por fines que el sentido liberal y constructivo del hombre burgués establecía de por La vida dentro de un organismo o asociación comunal, tiene como correlativo una concepción conservadora y religiosa, que la regula desde arriba, frente a la cual lo perecedero no es más que símbolo y remedo de lo suprasensible, y la naturaleza sólo un reflejo de lo sobrenatural. Al contrario, el mundo burgués, visto en la perspectiva de la polis, con su simple realismo calculador, es un mundo "desencantado", en cuyo mecanismo la mentalidad liberal del "individuo" trata de intervenir lo más metódicamente posible, cada vez más desvinculado de su pasado y cada vez más consciente de sus propias fuerzas. Y así, frente a la "comunidad", surge la "sociedad" y, como natural consecuencia, la 1 Cf. Vespasiano da Bisticci: Vire di uornini illustri (y el trabajo del autor en el Festschrift für H. Finlce, Münster, 1925). 14

dominación de una nueva oligarquía constituida por el poder capitalista de la gran burguesía del dinero, que se sirve para establecerlo de las "tendencias democráticas" que están destruyendo al régimen feudal. Si en la Edad Media el poder político, consagrado por la religión, gozaba de primacía, ahora el predominio es del poder económico, justificado con motivos intelectuales. La religión y la política son simples medios, como en el Medioevo lo fueron la economía y la cultura secular. La Edad Media, tanto en lo social como en lo político, presentaba una rígida ordenación, constituida por varios grados. Era una pirámide de estamentos y una pirámide de valores. Esas pirámides se derrumbaban, y se proclama el régimen de la competencia libre, bajo el imperio libre de la ley natural. Se destronan a Dios y a la Sangre, es decir, a los antiguos poderes. Siguen éstos, es cierto, desempeñando un papel, pero no ya desde su antiguo trono. El espíritu del capitalismo, que desde el Renacimiento inicia su imperio sobre el mundo, vacía a este mundo de la sustancia de Dios, con el fin de objetivarlo, pero, cuando menos el capitalismo en agraz que caracteriza al Renacimiento, no deshumaniza a ese mundo. La ratio no priva sobre lo esencialmente humano, pues no era un fin en sí soberano. La riqueza seguía siendo sólo medio para obtener libertad e independencia y adquirir prestigio y fama (L. B. Alberti). Aún había tiempo holgado (aunque éste ya empezaba a ser escaso) para mantener un sentido de "personalidad" y vivir una vida propiamente cultural. En la cultura italiana del Renacimiento —y tan sólo en Italia se da un Renacimiento originario y genuino— se mezclan desde un principio elementos aristocráticos que van cobrando mayor acogida cada vez. Es muy característico que en la época inicial del capitalismo ejerciera Italia una hegemonía que luego perdió con el auge del capitalismo. La importancia tipológica del Renacimiento estriba en que éste expresa la primera cisura social y cultural que se produce en el tránsito de la "Edad Media" a la "Edad Moderna". Es decir, un estado típico de los pri15

meros tiempos de la Edad Moderna, y este tipo ideal se expresa en la situación italiana y especialmente en Florencia. "Los florentinos —dice Burckhardt— son el modelo y prototipo de los italianos de hoy y, en general, del europeo moderno." Y Poehlman2 escribe que en Florencia encontramos "una expresión tan varia del espíritu de los tiempos modernos como en ninguna otra parte a fines de la Edad Media o en ámbito tan reducido". El que Italia, y en primer lugar Florencia, se anticiparan en este proceso, se debe a causas cuyo estudio corresponde a la historia política, constitucional y económica, social y cultural, así como también a la historia de las relaciones con la Iglesia, etc. Pero lo que interesa al sociólogo en el proceso del Renacimiento italiano es que éste expresa de modo típico-ideal la marcha rítmica completa de toda una época cultural dominada por la gran burguesía. La división, tan usada en Historia del arte, de Renacimiento naciente, y de alto y bajo Renacimiento, responde a una significación sociológica, porque la transformación de los estilos no hace sino reflejar los cambios sociales advenidos. Ese preludio de la era burguesa al que llamarnos Renacimiento, se inicia con espíritu democrático para terminar con espíritu cortesano. El descollar de unos pocos sobre los demás, constituye la primera fase del proceso; el mantenerse en la altura alcanzada, tratando de entablar relaciones con la aristocracia feudal y de adoptar sus formas de vida, constituye la segunda. Aquella parte de la burguesía que imprimió su carácter a la época, a saber, los capitalistas, se sintió desde un principio llamada a gobernar. Para conseguir este fin tendrá que desplazar a los elementos a su "derecha", es decir, a los que hasta entonces detentan el poder, mas para ello necesita de la ayuda de la "izquierda% Pero, desde un principio, siente una tendencia hacia la "derecha", una tendencia a mezclarse con las clases gobernantes tradicionales, a adoptar sus formas de vida, 2

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sus actitudes y sus modos- de pensar, a entrar a formar parte de la "buena sociedad" feudal. Los intelectuales, es decir, los exponentes de la inteligencia, siguen el mismo camino. Se sienten ligados a la nueva "elite", voluntariamente o no, ésa es ya otra cuestión; democracia, desde un principio, no significa más que oposición a los privilegios de los poderes tradicionales, del clero y de la nobleza y, en consecuencia, negación de los valores en que aquéllos asentaban su posición privilegiada, y la afirmación de un nuevo principio de selección (es decir, burgués), fundado en criterios puramente individuales, frente a los de nacimiento y tradición. Pero esa libertad no es aún un principio revolucionario, de subversión contra toda autoridad. Se seguía respetando muy en primer término a la Iglesia, institución autoritaria, aunque no interesaba mantenerla en situación influyente. "Aquel desarme tan entusiasta, que bajo la avasalladora influencia del evangelio de Rousseau, realizaron las clases más elevadas de Francia antes de la Revolución, hubiera sido algo absolutamente imposible entre estos utilitarios italianos" (cf. Bezold). Aquella burguesía italiana tenía un muy claro sentido del poder y de los intereses que representaba el racionalismo y por eso se servía de él sin dejarle que pudiera constituir un peligro.

Wirtschaltspolitik der notentiner Rerzaissante, 1878. 17

I. LA NUEVA DINÁMICA a) La transformación de las capas sociales "ITALIA siempre gozándose en lo nuevo. Ya nada queda de estable... de los criados, con gran facilidad salen los reyes..." Eneas Silvio puede hablar así, porque detrás de lo que dice se percibe la nueva fuerza del dinero, tan movible y que, a su vez, lo mueve todo; porque es peculiaridad del "proceso económico del dinero el someter a su propio ritmo todos los contenidos de la vida" (Simmel). En la economía natural el individuo está directamente ligado al grupo a que pertenece y, por la reciprocidad de servicios, estrechamente unido a la colectividad; pero el dinero emancipa al individuo, pues, al contrario que el suelo, su acción le moviliza. "El lazo que ahora ata a los hombres es el pago en dinero contante" (Lujo Brentano).. El trabajo toma la forma de un contrato libre, dentro del cual los contratantes buscan cada uno su máxima ventaja. Y si en el estadio de la economía natural predominan las relaciones personales y humanas, en la economía monetaria todas las relaciones se objetivan. El poder medieval sobre la economía, fundado en la autoridad y la tradición, se ejercía sobre empresas individuales autárquicas. Pero cuando la economía saltó de la pequeña y mediana empresa a la gran empresa capitalista, con su sistema fabril y de producción para los mercados exteriores y el mercado mundial, ya no fue posible seguir manteniendo las antiguas barreras y la antigua reglamentación. La nueva forma...


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