Tafoni, gnamas y alvéolos PDF

Title Tafoni, gnamas y alvéolos
Course Geomorfologia General
Institution Universidad Nacional del Sur
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GEOLOGÍA Y GEOMORFOLOGÍA José Miguel EDESO FITO

3.2.1 CARACTERÍSTICAS MORFOESTRUCTURALES

Formas de retoque desarrolladas en las areniscas Paleocenas: alveolos, gnamas y tafoni. Bajo esta denominación englobamos el conjunto de formas cóncavas excavadas por la erosión en las areniscas Paleocenas de la formación Jaizkibel. El examen somero del municipio pone en evidencia el elevado número de cavidades que existen en la zona, así como la acusada diversidad tipológica de las mismas. Algo similar ocurre en los bloques de areniscas utilizados en la construcción de edificios, monumentos y obras públicas. Algunos de los bloques están totalmente alveolizados, mientras que otros presentan un aceptable estado de conservación. Incluso algunos han tenido que ser sustituidos debido a su precario estado. Por encima de la línea de máxima pleamar, se desarrollan una serie de oquedades, más o menos circulares, que en ocasiones tapizan totalmente las vertientes y los afloramientos rocosos, dándole un aspecto de queso gruyere. Su morfología es muy variada, aunque por lo general, predominan las formas circulares, subcirculares y ovaladas. Dentro de este conjunto es preciso diferenciar: alveolos, taffonis, nidos de abeja Los alveolos. Son muy abundantes (Paseo Nuevo, Monpas, Igueldo...). Preferentemente se localizan sobre paredes verticales y/o subverticales, aunque no desprecian los sectores de menor pendiente, ni los bloques aislados. Aparecen tanto a nivel del mar como en los escarpes superiores y frente del monoclinal, siendo absolutamente indiferentes a la exposición y a la orientación respecto a los vientos dominantes. En algunos enclaves, como por ejemplo, en el Faro de la Plata, los alveolos son más abundantes a sotavento que a barlovento, mientras que en otros parajes, ocurre todo lo contrario. En ocasiones, el número de alveolos es tan elevado y están tan próximos entre si, que confieren a la roca el aspecto de una esponja. Si los afloramientos rocosos son delgados, taladran

completamente

resistencia.

Erosión de las areniscas

la

roca,

disminuyendo

su

La morfología de los alveolos es sumamente variada, pudiendo diferenciar: * Alveolos de fondo plano o débilmente inclinado, parcial o totalmente colmatados por un suelo arenoso de color negro. Normalmente estas cavidades están colonizadas por un sustrato vegetal importante, pudiendo incluso sustentar arbustos. * Alveolos de fondo plano o inclinado, parcialmente colmatados por arenas de desagregación. Estos alveolos no están colonizados por la vegetación. A veces sus paredes están cubiertas por musgos y líquenes. * Alveolos de fondo plano, débilmente inclinado o muy inclinado, sin ningún tipo de relleno. Estas cavidades suelen colmatarse de agua durante los períodos de lluvia intensa. Normalmente, el fondo y las paredes están parcialmente cubiertos por musgos y líquenes, lo que señala su nula funcionalidad. * Alveolos funcionales. Pueden adoptar cualquier morfología, siendo fácilmente reconocibles ya que al pasar la mano por su interior se desprende abundante arena. Frecuentemente, este tipo de formas aparecen asociadas a redes ortogonales de diaclasas, de textura más o menos densas, según las zonas. También los planos de estratificación, las zonas de cementación inacabada y las discontinuidades litológicas de la roca han contribuido en su formación. Su tamaño medio es muy variable, aunque rara vez sobrepasan los 50 cm. de profundidad. Su génesis es el resultado de una convergencia de procesos y mecanismos de índole muy diversa. La acción combinada del viento (desagregación granular y deflacción eólica), agua (disolución del carbonato cálcico y evacuación de los detritos por desbordamiento) y haloclastismo, contribuyen decisivamente en su formación. También desempeñan un papel importante las salpicaduras, rociones, brumas y el aire cargado de agua salada. Sin embargo, todos estos procesos están condicionados por las particulares condiciones texturales y estructurales de la masa rocosa. La existencia de redes octogonales de diaclasas, las discontinuidades litológicas, las áreas de cementación inacabada y los planos de estratificación determinan una mayor porosidad, favoreciendo la desagregación granular y la haloclastia. Los tafonis son formas excavadas por la erosión en las paredes y escarpes verticales, desprovistos de vegetación. La boca del tafoni es más pequeña que la cavidad interior. Su perfil longitudinal es ascendente (oblicuo a la superficie rocosa), ya que la cavidad progresa más rápidamente hacia el fondo y techo que hacia los lados. La parte superior de la boca del tafoni está parcialmente cerrada por un delgado resalte o voladizo. Son formas azonales cuya génesis no depende de ningún tipo climático específico. Sin embargo, los tafonis son muy sensibles a la textura de la roca, desarrollándose sobre rocas granudas, homogéneas y débilmente cementadas. Dragovich (1969), señala que el origen del

tafoni está íntimamente relacionado con factores que condicionen la velocidad e intensidad de la meteorización en puntos concretos de la roca. Las debilidades texturales y estructurales de la roca implican una desigual efectividad de los procesos de meteorización sobre la superficie rocosa. En resumen podemos afirmar que el límite genético de los tafonis es más petrográfico que climático. La textura (existencia de zonas de menor cementación, contactos litológicos, etc.) y estructura (redes de diaclasas, planos de estratificación, etc.), de la roca condicionan decisivamente la velocidad e intensidad de la meteorización. La eficacia del haloclastismo, desagregación y desescamación, dependen íntimamente del grado de porosidad de la roca, hasta tal punto que en las areniscas de grano fino, masivas, y fuertemente cementadas, no se produce tafonización. Las gnammas son pequeñas depresiones cóncavas, cuya talla oscila entre unos pocos centímetros y varios decímetros de diámetro, aunque excepcionalmente pueden alcanzar dimensiones métricas. Estas cavidades se localizan sobre superficies rocosas horizontales o débilmente inclinadas, desprovistas de vegetación. Para que puedan desarrollarse, requieren la existencia de rocas compactas y homogéneas. Si la roca está muy fisurada o alterada, el agua de lluvia no puede acumularse sobre la superficie rocosa, infiltrándose rápidamente, lo que impide su desarrollo. Su morfología es relativamente variable; su trazado puede ser circular, subcircular, elipsoide, ovalado, elíptico o irregular. El fondo puede ser llano o cóncavo y las paredes escarpadas o tendidas. Son bastante frecuentes, las cavidades disimétricas, sobre todo cuando se han modelado en zonas inclinadas. Los nidos de abeja son pequeñas cavidades, de talla milimétrica a centimétrica (rara vez sobrepasan los 2-3 cm. de diámetro y 3-4 cm. de profundidad), desarrollados sobre paredes rocosas desprovistas de vegetación. Estas minúsculas cavidades están tan próximas entre si, que únicamente quedan separadas por delgados tabiques areniscosos, puestos en resalte por erosión diferencial. Por coalescencia, pueden formarse oquedades más amplias e incluso microalvéolos. Su morfología, varía extraordinariamente de unos puntos a otros, dependiendo del grado de inclinación de la roca, de su posición respecto a los vientos dominantes, y del grado de cementación de la roca. En general, el interior de todas estas oquedades no suele presentar rellenos arenosos, puesto que el material desagregado es fácilmente evacuado por deflacción eólica. En algunos casos, también puede ser eliminado por desbordamiento o arroyada. Genéticamente, los nidos de abeja son formas funcionales esculpidas por el viento. Preferentemente, se han modelado sobre las paredes verticales y/o subverticales que

configuran el acantilado costero, aunque no desprecian los bloques desprendidos desde los escarpes superiores. Los nidos de abeja son formas funcionales en la actualidad, modeladas en zonas litorales desprovistas de vegetación y orientadas hacia los vientos dominantes, siendo la desagregación granular el principal agente responsable de su modelado. La textura de la roca (desigualdades en la

cementación,

discontinuidades estratigráficas,

contactos laminares, etc.),

intervienen decisivamente en el modelado de estas formas, puesto que únicamente pueden desarrollarse sobre rocas homogéneas, de grano fino o medio, débilmente cementadas. Otras formas menores. Como ya hemos señalado anteriormente, al pie de los acantilados de la alineación Jaizkibel-Ulia-Mendizorrotz, se desarrolla una pequeña plataforma de abrasión marina que únicamente queda al descubierto durante la bajamar. Su superficie es muy irregular, puesto que sobre ella se acumulan grandes bloques desprendidos desde los escarpes superiores de los acantilados costeros. En su desarrollo intervienen una serie de procesos de índole muy diversa, aunque fundamentalmente predominan los de origen mecánico y en menor grado los biológicos. La desigual sedimentación de la roca (existen importantes diferencias sedimentológicas y estratigráficas en las distintas capas que configuran la formación Jaizkibel), favorece la individualización de grandes bolas de hasta 70 cm. de diámetro, de morfología circular y/o ovalada. En este caso, los granos de arena están fuertemente trabados por un cemento carbonatado, de manera que los procesos de abrasión marina desagregan y erosionan la roca dejando en resalte estas áreas de mayor cementación. A medida que el acantilado retrocede, las bolas van cayendo a la plataforma, acumulándose de manera caótica. G. de Llarena (1959), denomina a esta formación "tramo de las bolas". Por su parte, R. Santana (1966), define estas formas con el término de "panes de soldado" o "balones de rugby". Bellos ejemplos pueden contemplarse entre Monpas y la ensenada de Murguita. Su génesis está relacionada con mecanismos de tipo sedimentario que actuaron durante la deposición del material areniscoso en el fondo del mar. La erosión únicamente pone en resalte estas diferencias estratigráficas. Por último, los canturrales de las playas suelen estar perforados por innumerables organismos litófagos (sobre todo, Lithophaga lithophaga o dátil de mar), que disminuyen sensiblemente la resistencia de la roca ante los embates marinos, favoreciendo su fragmentación. Estos organismos excavan pequeñas cavidades del orden de unos pocos milímetros y de trazado sinuoso....


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