TEMA 4. Balística 4. Balística identificativa PDF

Title TEMA 4. Balística 4. Balística identificativa
Course Laboratorio Criminalística. Policía Científica
Institution Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir
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TEMA 4. Balística 4. Balística identificativa SUMARIO 1. Balística identificativa y comparativa 2. Procesos de impresión sobre balas y vainas 2.1.

Huellas producidas en el interior del arma de fuego

2.1.1. Huellas por estampado 2.1.2. Huellas por arrastre 2.2.

Clasificación de las huellas sobre balas y vainas

2.2.1. Huellas impresas por el arma 2.2.2. Huellas de clase 2.2.3. Huellas individuales 2.2.4. Huellas de subclase 2.2.5. Huellas producidas posteriormente al disparo 2.3.

Marcas en la bala

2.3.1. Método de comparación en las balas en balística forense 2.3.2. Estudio sobre la deformación de la bala en relación a la investigación técnico policial 2.4.

Estudio balístico forense sobre marcas en la vaina

2.4.1. Marcas repetitivas en la vaina 2.5.

Factores que afectan la impresión de huellas

3. Teoría clásica de la balística identificativa. Fundamentos 4. Formación del perito analista 5. Conclusiones o resultados

1. Balística identificativa y comparativa La balística identificativa y comparativa es la parte de la balística forense que se basa en las relaciones de identidad existentes entre las marcas y lesiones sufridas en los elementos no combustibles del cartucho (bala, vaina y pistón), con las partes del arma causantes de dichas lesiones. Calvin Goddard demostró que toda arma de fuego dejaba marcadas en los proyectiles una señales características, con valor identificativo igual al de las huellas dactilares. También halló características en el culote de las vainas. Así como convenció que se podía crear una balística forense basada en principios de . Goddard esclareció por medio de la balística forense la matanza ocurrida el día de San Valentín (1929); las pruebas balísticas, que resultaron innegables, fueron posteriormente confirmadas en 1961.

2. Procesos de impresión de huellas sobre balas y vainas 2.1.

Huellas producidas en el interior del arma de fuego

Cuando un material es sometido a presión se presenta el fenómeno de la deformación. En la mayoría de los sólidos la deformación se da en varias etapas: una deformación elástica, que tiene la característica de que una vez retirada la presión el material regresa a su forma original; y una deformación plástica, que se presenta cuando la presión supera cierto límite, que depende de cada material, y provoca que el material no recupere su forma original luego de retirar la presión. La dureza es la propiedad de un cuerpo que determina cómo es de susceptible a deformarse permanentemente al aplicársele una fuerza. De esta forma cuando dos sólidos de distinto material, y por lo tanto de distinta dureza, se presionan uno contra el otro, el de mayor dureza puede no deformarse, mientras que el de menor dureza sí lo hace. Esto es lo que ocurre cuando una bala de plomo o revestida de cobre interactúa contra el acero endurecido del cañón del arma de fuego: el arma deforma la bala, mientras que la bala deja prácticamente inalterable el arma. Lo mismo ocurre con el latón, aluminio o cupro-níquel del que están hechas las vainas y cápsulas iniciadoras, frente al acero o los polímeros que conforman las piezas de los mecanismos de alimentación, percusión y obturación de las armas de fuego. Esto no es algo casual, los fabricantes en general construyen sus armas con materiales mucho más duros que las balas y vainas, porque deben estar diseñadas para poder realizar muchos disparos y seguir funcionando sin problemas, soportando el roce constante con los elementos del cartucho, además de las inmensas presiones y temperaturas que se producen en cada disparo. Estas huellas que el arma imprime sobre los elementos del cartucho son principalmente de dos tipos diferentes: huellas por estampado y huellas por arrastre. Según el tipo de arma y sus mecanismos se imprimirán unas huellas u otras.

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2.1.1. Huellas por estampado Se dan cuando un material se comprime con fuerza contra el otro, de forma que los relieves presentes en el material duro se estampan en el más suave. En el caso de las armas de fuego, estas huellas se imprimirán únicamente en la vaina: -

En la base de la vaina, originada por el tope de expulsión (“huella de expulsión”). Se pueden producir aunque el cartucho no sea percutido.

-

En la cápsula iniciadora producida por la aguja percutora (“huellas de percusión”).

-

En la base de la vaina y cápsula iniciadora, producidas por el plano de cierre del arma (“huellas de cierre”).

-

En la cápsula iniciadora, producido por el orificio donde se aloja la aguja percutora (“hernia de reflujo”).

-

En el cuerpo de la vaina, producidos por la recámara del arma cuando la vaina se dilata (“huella de recámara”). Esta es, en parte, también de arrastre.

2.1.2. Huellas por arrastre Se presentan cuando se ejerce un movimiento relativo entre dos superficies que están presionadas, dejando una serie de líneas (paralelas). Nuevamente, los relieves presentes en el material más duro rayarán al material más suave. Este tipo de huellas se pueden encontrar tanto en la vaina como en la bala: -

En el borde interno de la vaina, producido por la uña extractora (“huella de extracción”). Es en parte, también de estampado. Se produce aunque el cartucho no sea percutido.

-

En la cápsula iniciadora, producidas por la aguja percutora en algunas armas de fuego que tienen sistema de retroceso con cañón basculante (“huella de resbalón”).

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En la hernia de reflujo, producido por el plano de cierre de algunos cartuchos con sobrepresión (“huella de rebaje del plano de cierre”).

-

En el cuerpo de la vaina, producido por el roce entre el cuerpo dilatado y la recámara cuando la vaina está siendo extraída (“huella de recámara”).

-

En el cuerpo de la vaina, producido por el roce de los labios del cargador (“huella de cargador”). Se produce aunque el cartucho no sea percutido.

-

En la base de la vaina muy cerca del borde, producidas por el empuje que realiza la corredera sobre la vaina que se encuentra en el cargador, para hacer ingresar el cartucho a la recámara. Se puede producir aunque el cartucho no sea percutido.

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-

En el cuerpo de bala, mayormente en las estrías, producidas por el ánima del cañón del arma, principalmente por los campos o macizos, así como por la presencia de pequeñas partículas metálicas en el ánima (“rayado balístico”).

-

En el cuerpo de la bala, producidas por la zona no estriada del cañón durante el vuelo libre, es decir, previo a que la bala tome el estriado (“líneas de fuga”).

-

En la ojiva de la bala, producidas en los revólveres donde el tambor no se alinea correctamente; cuando la bala sale de la recámara, sufre un golpe al ingresar al cañón.

2.2.

Clasificación de las huellas sobre balas y vainas

Para facilitar el análisis, es necesario clasificar las huellas según el momento en que se producen, o el mecanismo productor de huellas.

2.2.1. Huellas impresas por el arma Una vez que el cartucho es alimentado en el arma y luego percutido, tanto la bala como la vaina recibirán una marcas en su superficie, que se imprimen a causa del proceso de disparo. Como se mencionó anteriormente, la impresión de estas huellas se debe a la presencia de relieves macro y microscópicos, presentes en las diferentes piezas de los mecanismos del arma de fuego. Estos relieves entran en contacto con la superficie de la bala o vaina, rayándola. Por la forma en que funcionan las armas de fuego, el usuario interviene poco en la forma en que las piezas interactúan, de forma que cada cartucho percutido y bala disparada serán sometidos aproximadamente a los mismo procesos, de acuerdo con los mecanismos que posea el arma, de manera que habrá un grupo de huellas que llamaremos “huellas consistentes” que se imprimen una y otra vez en cada disparo. Sin embargo, es preciso mencionar que la impresión de huellas no ocurre de una manera perfectamente repetitiva, es decir, las balas disparadas de forma consecutiva no son “clones”, sino que cada una de ellas tiene unas marcas que llamaremos “huellas transitorias”, que se observarán junto con las “huellas consistentes”. Las huellas transitorias son las que aparecerán de manera única en cada bala, y se pueden atribuir a fenómenos variables, como por ejemplo, a las partículas metálicas libres que se depositan sobre la superficie del ánima después de cada disparo a causa de la presión y temperatura en el interior del cañón. Estas partículas, así como se depositan libremente, de esa misma forma abandonan también la superficie, dando lugar a mucha variabilidad. La presencia de estas huellas puede superponerse y ocultar a las huellas consistentes. Para el caso de las vainas, las huellas transitorias se deben también a la deposición aleatoria de partículas sobre el plano de cierre y aguja percutora, a las pequeñas variaciones en la fuerza de la

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percusión, a la variabilidad que existe en la deflagración de la pólvora en cada cartucho, generando diferentes fuerzas de retroceso, etc. La forma más efectiva para reconocerlas es mediante la toma de testigos del arma (al menos tres), de forma que al cotejarlos entre ellos, permite filtrar visualmente todas aquellas huellas que sean transitorias y dejar solamente las huellas consistentes. Las huellas consistentes suelen clasificarse como huellas de clase, huellas individuales y huellas de subclase.

2.2.2. Huellas de clase Se les denomina con este nombre porque son las huellas que sirven para clasificar, dentro de un grupo de armas, a las que tienen ciertas características comunes. Son huellas impresas por razones de diseño o modelo del arma. Para el caso de las balas, se trata del tamaño, número, giro y ángulo de inclinación de las estrías (referido a caras en el caso de cañones poligonales). Para las vainas, sería principalmente la forma y tamaño de la aguja percutora, la forma, tamaño y posición del tope de expulsión y uña extractora, así como la forma del rayado del plano de cierre. Igualmente habría que añadir, en ambos casos, el calibre. En principio, estas características deben aparecer en las balas y vainas de forma consistente, sin importar el material del que estén hechos. La razón de esto es que el fabricante del arma tiene un interés especial en que estas huellas sean impresas siempre, para asegurar la estabilidad de la bala disparada, y el correcto funcionamiento de los sistemas de percusión y alimentación de los cartuchos. Como cada empresa fabrica las armas de acuerdo a sus diseños propios, estas características muchas veces difieren entre casas comerciales y modelos. Sin embargo, es claro que todas las armas constituidas bajo los mismos diseños imprimirán iguales características de clase. Otras armas de marcas y modelos diferentes que utilicen piezas con medidas similares, también imprimirán algunas características de clase iguales.

2.2.3. Huellas individuales Son huellas microscópicas impresas por razones ajenas al diseño del arma, que tienen su origen en las irregularidades aleatorias que existen en toda la superficie metálica del ánima del cañón del arma de fuego, así como en las distintas piezas que entran en contacto con la vaina. Debido a que su origen es aleatorio, es decir, no es decisión del fabricante agregarlas o no, sino que aparecen simplemente porque no existe ningún proceso industrial que genere piezas de armas que sean idénticas desde el punto de vista microscópico, se dice que pueden individualizar el arma de fuego. Además, otras huellas individuales se van agregando a lo largo del uso del arma de fuego, a la vez que algunas de las originales van despareciendo, como parte del proceso natural de desgaste y fricción de los metales. En la práctica se ha

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observado la consistencia de las huellas individuales, es decir, que se imprimen reiteradamente sobre las balas y vainas de los cartuchos utilizados en el arma. En vista de que cada arma tiene diferentes huellas individuales, son de gran utilidad forense, ya que sirven para relacionar una muestra con un arma específica.

2.2.4. Huellas de subclase Esta clasificación surgió al observar que algunas herramientas con las que se fabrican armas de fuego imprimen sus mismas señales irregulares sobre un grupo de piezas de armas fabricadas de forma consecutiva. Estas, a su vez, imprimen dichas irregularidades sobre las balas o vainas, de manera que las señales tienen la apariencia de ser individuales, pero en realidad son comunes a todo el grupo de armas. Es importante recalcar el hecho de que es una condición temporal y no controlada durante el proceso de manufactura, tal como una muesca o fractura en una herramienta utilizada en la fabricación. Dada la tendencia a cometer el error de confundirlas con huellas individuales, el estudio de las huellas de subclase adquiere una gran importancia. Para el caso de las balas se han hallado huellas de subclase únicamente en los campos de la bala y nunca en las estrías. Esto se debe a que en el proceso de fabricación del cañón, el orificio central se realiza con un taladro, y luego los surcos de las estrías se realizan con una herramienta de corte o por estampado. El taladro no dejará huellas de subclase por su forma de operar, mientras que la herramienta que se usa para crear el estriado sí puede repetir sus señales, en tanto no se desgasten sus irregularidades lo suficiente para que estas señales cambien. Para el caso de las vainas se han reportado casos de huellas de subclase presentes en algunos tipos de aguja percutora, específicamente las que tienen un acabado con círculos concéntricos. Además, se ha observado que los planos de cierre de algunas armas (Ruger, Lorcin, Brownin, HK) son susceptibles de presentar este fenómeno, así como algunos topes de expulsión. Dichos estudios indican que normalmente, junto con las huellas de subclase, se imprimen suficientes huellas individuales, de forma que con un análisis profundo se evita la confusión. Sin embargo, es de suma importancia que una analista conozca las distintas metodologías de fabricación de armas de fuego y pueda familiarizarse con las huellas de subclase para distinguirlas sin problemas.

2.2.5. Huellas producidas posteriormente al disparo Otras huellas pueden producirse después de que la bala y la vaina abandonan el arma de fuego e interactúan con otras superficies. Cuando una bala impacta una superficie sólida y frágil, es muy posible que ésta se quiebre o se astille (por ejemplo, madera, vidrio o hueso), de forma que los bordes irregulares de la superficie quebrada rayan la bala. En las superficies lisas y duras (por ejemplo, una lámina gruesa de metal), la bala experimenta una aplastamiento.

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La forma principal de diferenciar las huellas de arrastre provocadas después de chocar con una superficie es a través de la orientación del rayado, ya que la mayoría del rayado balístico impreso por el arma es paralelo a los flancos de las estrías, mientras que el rayado aleatorio que se produce al contacto con una superficie puede seguir cualquier dirección. En muchas ocasiones, tras una colisión, la bala puede fragmentarse, o separarse el revestimiento del relleno, por lo que suele ocurrir que solamente se recupere algún fragmento de la bala o de su revestimiento. Además, la bala puede rebotar o atravesar completamente una barrera y continuar su movimiento, por lo que es capaz de impactar varias superficies antes de detenerse por completo. En algunos casos, a la bala se le adhieren materiales de las superficies impactadas, los cuales ocultan las huellas en su cuerpo, tal es el caso de vidrio pulverizado, pintura de la superficie, hormigón (concreto, mortero, etc.), madera, restos orgánicos como hueso y tejidos. En el caso de las vainas, si caen al suelo podrían ser aplastadas por una persona o vehículo, rayándose contra las irregularidades del suelo. Muchas veces la sangre o humedad puede provocar que se forme herrumbre, lo cual daña las huellas impresas por el arma.

2.3.

Marcas en la bala

Cuando una bala pasa a través de un cañón rayado, tiende a dilatarse, por estar sometida a alta presión, rellenando toda la sección transversal del cañón, quedando impreso en ella unos surcos, que son producidos por los campos del ánima. Los campos del cañón forman las estrías de la bala, si queremos saber el calibre de entre campos del cañón que ha disparado, se obtendrá midiendo el diámetro entre estrías del proyectil (diámetro del surco a surco). Los proyectiles de plomo acusan y quedan más profundamente marcadas sus estrías, adaptándose mejor al ánima del cañón, como consecuencia de tratarse de un metal maleable. Sin embargo los proyectiles revestidos con un metal duro, sus marcas son más débiles, pero por la menor elasticidad del material son más nítidas y de mejor calidad. Sus finos grabados son permanentes. En el caso de que el proyectil sea más pequeño que el calibre del arma, éste no tomará las estrías lo suficiente para recibir marcas repetitivas, existiendo deslizamiento sobre el cañón, que originará un problema de peritación, porque no es probable que dos balas se deslicen de la misma manera, por lo que difícilmente por deslizamiento se presentaran marcas idénticas. Las lesiones producidas en la bala por las rayas del cañón, formando unos profundos surcos paralelos, que son de gran intensidad y afectan a toda la superficie del cuerpo de la bala, tienen carácter de marcas repetitivas. Es conveniente expresar que en balística identificativa y sobre todo tratándose de marcas de estriado, tiene que basarse la identidad en criterios de atención al mayor

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número de correspondencias que de desemejanzas, respetando, cuando es posible la calidad de las microlesiones sobre la cantidad. Esto se debe a que siempre existirán unas variaciones, aunque sean mínimas, producidas como consecuencia del rozamiento de la bala sobre el ánima con arrastre de partículas depositadas y arrancamiento de adherencias e irregularidades. Por lo tanto, nunca se da la perfecta, completa y absoluta correspondencia de las lesiones marcadas en dos balas disparadas consecutivamente con la misma arma. La pericia sobre la identidad lleva dos escalones: 1º Igualdad de características de clase: calibre, número, anchura, dirección e inclinación de las estrías. 2º Identidad de las microlesiones realizada con el microscopio comparativo estría con estría y campo con campo, de las dos balas a estudio. El análisis de comparación se realiza de esa manera extendido a todas y cada una de las estrías y campos. En las balas pueden darse otro tipo de señales o marcas repetitivas de carácter complementario: -

A la entrada del proyectil desde la recámara al cañón se produce una fricción con el cono de entrada al inicio de las estrías, dando lugar a señales como consecuencia de ese golpe, denominadas “marcas o señales de abocamiento”. En los revólveres, si el eje de simetría de cada uno de los alveólos (recámaras) del tambor, no coincide exactamente con el eje de simetría del cañón, se producirá un pequeño “desfase”, entre ambas piezas, lo que implicará la producción de las citadas “marcas de abocamiento”, que pueden llegar a suministrar importantes indicios de alto valor identificativo.

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Incisiones en la bala, en forma de ranuras longitudinales. Debidas a la existencia de rebabas, o rugosidades en la boca del cañón.

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Las balas disparadas con revólver muestran, generalmente, “deslizamiento o marca de patinado”, siendo las estrías más anchas al extremo de la ojiva, que en la base. Se debe al vuelo libre en el cilindro o tambor hasta la toma del estriado.

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El afeitado de plomo se da en los revólveres de defectuosa fabricación o estado, debiéndose a que los tambores no se encuentran perfectamente alineados con el ánima del...


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