Tema 7 LAS Funciones Gramaticales PDF

Title Tema 7 LAS Funciones Gramaticales
Author Daniel García
Course Lingüistica
Institution Universidad de Murcia
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Apuntes breves...


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Tema 11. LAS FUNCIONES GRAMATICALES OBJETIVOS. Introducir a los alumnos en el conocimiento de las teorías sintácticas contemporáneas; fundamentalmente de aquellas que tienen una concepción funcional del lenguaje. Presentar la teoría correspondiente a la distinción entre predicados, argumentos, operadores, variable y cuantificadores. Estudio de los conceptos de sujeto, predicado y complementos a la luz de la psicología de la forma. ESQUEMA. 1.

El concepto de función en sintaxis.

2.

Criterios tradicionales en el estudio de las funciones sintácticas. 2.1. Criterios semánticos. 2.2. Criterios formales. 2.3. Criterios comunicativos.

3.

Predicados, argumentos y satélites.

4. Funciones sintácticas y leyes perceptivas: la lingüística perceptiva de A. López García. CONTENIDOS BÁSICOS. 1.

EL CONCEPTO DE FUNCIÓN EN SINTAXIS.

Ya señalamos en su momento que en la tradición gramatical europea toda la gramática queda articulada en dos grandes apartados: Morfología y Sintaxis; y que el segundo apartado se concebía como el estudio de las relaciones entre palabras en el marco formal dado por el concepto de oración. De manera que en esta tradición la sintaxis se concibe como el estudio de las funciones gramaticales (o sintácticas) y de las clases de oraciones. La historia de las teorías gramaticales ha ido acumulando conceptos más o menos diferenciados a propósito de las funciones gramaticales, formulados desde distintos puntos de vistas, y en cada momento dependientes de la concepción general que imperara sobre el lenguaje en general y la gramática en particular. En la segunda mitad del siglo XX el estado de las cuestiones sintácticas se complica enormemente, pues desde los orígenes de la Gramática Generativa, la sintaxis suele ocupar un lugar central en mucha teoría lingüísticas; es más, muchas de ellas son exclusivamente teorías sintácticas; y la avalancha de modelos teóricos, afecta de tal modo al conjunto de la ciencia del lenguaje, que en el momento actual sólo tiene sentido plantear las distintas teorías sintácticas u optar por alguna de ellas que se considera más adecuada por alguna razón. Esto último es lo que haremos en este tema, pues dejamos para otra asignatura la presentación de los diferentes modelos teóricos. La gramática tradicional nos ha enseñado a identificar en toda oración conceptos como los de sujeto, predicado y complementos; conceptos éstos definidos con una cierta mezcolanza de criterios que dan cuenta tanto de una cierta falta rigor metodológico en algunos casos, como de la complejidad y dificultad que implica dar explicaciones plenamente coherentes. Así, el sujeto de una oración se ha definido según tres criterios, unas veces bien diferenciados, y las más de forma confusa y simplemente acumulativa. Del sujeto se ha dicho que es: El agente (persona, animal o casa que realiza la acción significada por el verbo). El elemento formalmente marcado como tal (en nuestra lengua, el elemento que concuerda en número y persona con el verbo) Aquello de lo que se habla o dice algo (frente al predicado que es lo que se dice de lo anterior). Conviven, como vemos, tres definiciones de sujeto que no han de coincidir necesariamente con un mismo constituyente oraciones; y para ver esto claro bastan algunos ejemplos muy sencillos; si

observamos en nuestra propia lengua una oración activa y su correspondiente pasiva ya nos encontramos con completos desajustes entre estos tres conceptos de sujeto gramatical, de forma que, por ejemplo: a. El técnico reparó el ordenador y

b. El ordenador fue reparado por el técnico,

nos hacen ver que el sujeto formal de a es el agente y el elemento concordante, mientras que el sujeto gramatical de b es el objeto de a, y en este caso el sujeto formal no es el agente sino el paciente. Si, además, nos preguntamos por el tercer concepto de sujeto (aquello de que se habla o dice algo), vemos que si proyectamos sobre el primer ejemplo la pregunta ¿de quién o de qué se habla?, La respuesta es “del técnico”; y si proyectamos la misma pregunta sobre la oración pasiva, hemos de concluir que diríamos que hablamos del ordenador y no del técnico; O, lo que es lo mismo, que decimos algo del ordenador en b, y decimos algo del técnico en a; hablamos de cosas diferentes. Y, sin embargo, también nos parece que ambas oraciones son idénticas en cuanto a los contenidos referenciales. Lo mismo podríamos decir del modo de explicar otras funciones gramaticales básicas como las que se refieren a los complementos; el complemento directo se define nocionalmente diciendo que es el complemento obligatorio de los verbos transitivos, que en algunas lenguas tiene una marca formal (el acusativo en latín), y de él dice la gramática tradicional que cuando no aparezca ha de sobrentenderse para la perfecta comprensión lógica de la oración; así, una oración como

a. En casa comemos a las tres, nos ofrece las siguientes particularidades según la gramática tradicional: -

Tenemos objeto lógico (comer en verbo transitivo). No tenemos ningún constituyente que represente al objeto. Resulta que también hay un elemento que identificamos como aquellos de lo que se habla y éste no es ni el sujeto ni el objeto, sino un elemento circunstancial. Y resulta pertinente la siguiente objeción al análisis tradicional: ¿de qué sirve decir que hay un complemento sobrentendido “algo” o “comida”, si está claro que de tal nunca quiso hablar el emisor?, ¿Por qué he de explicar el análisis sintáctico lo que nunca quiso que apareciera el hablante como parte de su discurso?, ¿Por qué no explicar más bien la razón por la que sólo aparecen esos elementos y no otros?

En la concepción tradicional de la gramática conviven, como decimos, tres criterios no bien diferenciados para explicar los funciones gramaticales: -

Criterios lógico-semánticos. Criterios formales. Criterios comunicativos.

Y en la tradición logicista, además, el análisis sintáctico queda prácticamente reducido al análisis de las funciones lógico-semánticas; lo que algunos autores han llamado una concepción sustancialista e las funciones gramaticales. ; en palabras de R. Simone, “este tipo de concepción se basa evidentemente en una análisis ontológico de la acción, o sea, en una descomposición idealizada de los ‘estados de cosas’, de las situaciones extralingüísticas de las que el enunciado habla” (R. Simone, Fundamentos de lingüística, pág. 289). La mayor limitación de esta concepción consiste, justamente, en haberse propuesto como la única importante para el análisis sintáctico, y en su intento de reducir todas las particularidades formales y funcionales de una oración al esquema lógico semántico subyacente. Veremos más adelante que el aspecto del que se ocupa la teoría tradicional de las funciones sintácticas tiene sentido en un marco teórico más amplio en el que puede ser integrada con pleno sentido.

2.

PREDICADOS, ARGUMENTOS Y SATÉLITES. En ciertas teorías gramaticales contemporáneas que responden globalmente al concepto de gramatical funcionales, y que sólo en parte están vinculadas con la más clásica de las escuelas funcionalistas que es el funcionalismo praguense, que partes de los siguientes supuestos para la explicación de las funciones sintácticas: En todas las lenguas del mundo hay dos tipos de unidades fundamentales: nombres y verbos; o mejor, en todas las lenguas del mundo se pueden identificas dos clases de constituyentes oracionales básicos: aquellos que identifican entidades del mundo real, y aquellos otros que identifican los procesos, estados o acciones en los que aparecen implicados los primeros; en las lenguas estas dos clases de unidades tienen su representación categorial básica en la distinción entre nombres y verbos. Los nombres sustantivos identifican entidades, y los verbos identifican los procesos, estados o acciones; cada verbo puede ser, pues, considerado el espacio en el que los partícipes de los distintos procesos aparecen implícitamente; los nombres no son ora cosa que la rotulación o la identificación puntual e cada uno de sus partícipes. Así, por ejemplo, el verbo entregar, implica tres partícipes. Podemos decir que entregar es un predicado con tres partícipes, que en términos de lógica simbólica denominamos argumentos. Con la sencilla fórmula f (x1... xn) se explica que cada verbo es una función con un número determinado de argumentos; entregar es una función o relación establecida entre x 1, x2 y x3. Si convenimos en sustituir los argumentos por nombres concretos, vemos que se trata simplemente de una operación de identificación en la que x1 puede ser Juan, x2 puede ser un paquete y x3 el conserje; si, además, rotulamos semánticamente los argumentos, tendremos que el conserje puede ser agente o destinatario, que Juan puede ser agente o destinatario y que x2 ha de ser el objeto. Las predicaciones establecidas entre funciones y argumentos pueden globalmente ser modificadas o determinadas por la indicación de las circunstancias espaciales y temporales en las que sucede el acontecimiento representado. Es lo que tradicionalmente identificamos como complementos circunstanciales, y que hemos de entender como elementos extrapredicativos, o externos al espacio estricto de la predicación. Al hablar fundamentalmente representamos para otros sucesos, acontecimientos o estados, y comenzamos justamente por seleccionar el verbo adecuado, que posteriormente completamos en su estructura semántica. Si se sigue este recorrido, la gramática puede dar explicaciones de cómo es el proceso de construcción de una oración, como proceso de superposición de distintos niveles funcionales, explicando estos niveles funcionales, según su pertinencia o aportación propia en el complejo espacio pluridimensional que es una oración.

Los niveles funcionales diferentes nunca se conciben como el paso trasformatorio de uno a otro, sino como espacios funcionales propios y pertinentes en sí mismo; es decir, que el ejemplo citado En casa comemos a las tres, nunca se puede explicar en términos funcionales diciendo que es la realización más o menos destartalada de algo así como Nosotros comemos (¿algo?) a las tres en casa; sino que el hecho de que algún argumento no esté presente en la secuencia real tiene su propia explicación funcional, y el orden de aparición de los elementos también es funcionalmente pertinente. La teoría sintáctica debe ser lo suficientemente completa como para dar cuenta de los valores funcionales de estos fenómenos, que se conciben jerárquicamente organizados en algunos modelos. Así, según Hengeveld, se han de tener en cuenta estos tres niveles de organización del enunciado:

-

-

Nivel del acto de la enunciación, que caracteriza el enunciado como la realización de un determinado acto de habla. - Nivel del contenido proposicional representado como real o no real: es decir, el nivel en el que el evento representado se presenta como real, posible, irreal, etc. Nivel de la denotación de eventos, o nivel en el que se considera(n) el/los acontecimiento(s) puro(s) localizados en el tiempo.

Son éstos planteamientos que en la segunda mitad de siglo tienen su origen, entre otras fuentes, en la moderna escuela de Praga; así es clásico el trabajo de F. Dane “A three levels approach to Syntax”, donde propone un modelo de explicación sintáctica que distinga tres niveles funcionales diferentes: Nivel de la estructura gramatical de la oración. Nivel de la estructura semántica de la oración. Nivel de la organización del enunciado. El nivel semántico atiende a las generalizaciones lingüísticas relevantes de los significados léxicos, y donde son pertinentes categorías como actor, acción, resultado de la acción, determinaciones circunstanciales, relaciones causales, finales y de consecuencia, etc. El nivel gramatical es autónomo y no dependiente del contenido semántico, y especifica las particularidades formales que en cada lengua tiene el nivel sintáctico. Y el nivel de la organización del enunciado aporta lo necesario para la actualización de un enunciado en un acto de comunicación, explotando las posibilidades que ofrece la necesaria linearización del mismo, el contexto, la situación y la actitud del hablante hacia el mensaje y hacia el receptor; factores estos que configuran el llamado principio de dinamismo comunicativo; las categorías propias de este nivel son las identificadas por los conceptos de tema y rema. Especial relevancia ha tenido en las últimas décadas las propuestas teóricas de S. C. Dik, quien en 1978, en su obra Gramática Funcional, distinguió tres niveles funcionales diferentes, que identificó como: -

Nivel de las funciones semánticas. Nivel de las funciones sintácticas. Nivel de las funciones pragmáticas.

Las funciones semánticas especifican los papeles que representan los referentes de los términos implicados en el estado de cosas designado por la predicación en que aparecen. Las funciones sintácticas expresan la perspectiva desde la que se presenta ese estado de cosas en la expresión lingüística. Y el nivel de las funciones pragmáticas especifica el estatus informativo de los constituyentes dentro de la más amplia localización comunicativa en que parecen. La construcción de una oración supone, según Dik, una operación fundamental de ordenamiento lineal de los partícipes realizada según la perspectiva de uno de ellos; de este modo, una estructura argumental del tipo Dar v (x1 : Juan (x1)) Ag (x2 : libro (x2)) Met (x3 : María (x3)) Rec. Puede dar como resultado dos ordenamientos lineales diferentes según el conjunto se represente desde la perspectiva de uno u otro de los partícipes implicados:

-

Juan dio un libro a María. Un libro fue dado por Juan a María. Un libro dio Juan a María.

En inglés tenemos gramaticalmente garantizadas tres posibilidades de linearización:

John gave the book to Mary. The book was given to Mary by John. Mary was given the book by John.

-

Según esto, el concepto de sujeto es básicamente perspectivístico en la teoría gramatical de Dik; y expresamente lo define como “el constituyente que se refiere a la entidad que se toma como punto de partida para la representación del estado de cosas en que participa. El mismo tipo de argumentación sigue Dik para la explicación de la otra función sintáctica que considera básica: el objeto; pues éste supone un segundo momento de selección en el que el objeto puede ser seleccionado en primer lugar: Juan dio el libro a María, o en segundo lugar: Juan dio a María el libro. 3.

FUNCIONES SINTÁCTICAS Y LEYES PERCEPTIVAS: LA LINGÜÍSTICA PERCEPTIVA DE A. LÓPEZ GARCÍA.

En el propio ámbito de las teorías lingüísticas españolas de las últimas décadas el tema de las funciones gramaticales en general, y sintácticas en particular, ha sido objeto de importantes y valiosos tratamientos para la teoría gramatical; y cada día se consolidan más algunas teorías como importantísimas aportaciones al conjunto de la ciencia del lenguaje. Es lo que sucede especialmente con los sólidos modelos teóricos formulados por el profesor A. López y su escuela, donde el tema que no ocupa tiene una especial relevancia. El conjunto de la teoría lingüística del profesor A. López se conoce con distintos nombres, nosotros hablaremos ahora de lingüística perceptiva, pues una de los principios básicos consiste en comprobar cómo la percepción de lo lingüístico sigue leyes muy similares a las leyes perceptivas universales propias del ser humano. En el ámbito de las funciones sintácticas resulta que los diferentes niveles de análisis, los distintos tipos de funciones, semánticas, sintácticas, pragmático-comunicativas y otras, se corresponden, como veremos a continuación con otros tantos niveles perceptivos. Tras sucesivas formulaciones con terminología todavía un tanto vacilante, en el año 1989 A. López llega a proponer el siguiente modelo plurifuncional que da cuenta de los distintos niveles funcionales implicados en la construcción de un enunciado: 1.

Nivel de la enunciación. 1.1. Subnivel dialógico (Yo vs. función performativa (no-Yo(s)). 1.2. Subnivel situacional: foco vs. presuposición.

2.

Nivel del orden: tópico vs. comentario.

3.

Nivel de la concordancia: sujeto gramatical vs. predicado gramatical.

4.

Nivel de la rección: 4.1. Subnivel predicativo: sujeto ont. vs. predicado ont. 4.2. Subnivel argumental: sujeto vs. función act. (no-suj.(s)).

Efectivamente, no podemos hablar del sujeto sin más, sino que hemos de hablar de diferentes niveles en los que encontramos en cada uno de ellos un tipo de función diferente. Así, el sujeto puede ser entendido en el nivel de la rección como agente, o como término opuesto al predicado; en el nivel de la concordancia ha de entenderse como elemento gramaticalmente marcado por la relación de concordancia. En el nivel del orden encontraríamos lo que la gramática tradicional llamaba a veces sujeto psicológico: tópico o tema en la lingüístico contemporánea, aquello de lo que se habla y que no es necesariamente coincidente con el sujeto gramatical ni con el agente o sujeto lógico. Y en nivel de la enunciación, el sujeto de la enunciación es el hablante emisor, que actualiza una determinada función performativa, y que construye sus enunciados sobre la dicotomía foco vs. presuposición. Estos cuatro niveles funcionales diferentes tienen su correlato psicológico perceptivo. La Psicología de la forma, ya distinguió desde los años treinta cuatro leyes perceptivas fundamentales. , que vemos resumidamente:

1. Ley de la buena forma, según la cual los estímulos tienden a asociarse siguiendo pautas convencionales que establecen “buenas formas” aceptadas por la comunidad: visualmente se puede representar así: A

C B

D

La percepción inmediata es A con D, y B con C; y no AB y CD.

2. Ley de la proximidad, según la cual los estímulos próximos tienden a asociarse perceptivamente.

Como

y no como

3. Ley de la igualdad, según la cual los estímulos iguales o semejantes tienden a asociarse de forma inmediata.

como

y no como

4. Ley de la clausura, según la cual los elementos percibidos tienden a establecer configuraciones cerradas.

tiende a verse

antes que:

En el ámbito de los cuatro niveles funcionales encontramos el correlato de cada una de estas leyes perceptivas. Así, el nivel de la rección se corresponde perceptivamente con la ley de la clausura, pues los signos que se complementan mutuamente tienden a agruparse: regente-reción-regido. El nivel de la concordancia se corresponde perceptivamente con la ley de la igualdad, pues no es ora cosa la concordancia sino la asociación inmediata de dos signos formalmente idénticos. El nivel del orden se

corresponde perceptivamente con la ley perceptiva e la proximidad, de manera que percibimos el anunciado en bloques perceptivos que nos agrupan el tema y el rema según relaciones de orden lineal. Y el nivel de la enunciación se corresponde perceptivamente con la ley perceptiva de la buena forma, pues lo dicho, lo puesto se fundamenta en lo presupuesto que no hace aceptable, posible y “bueno” según el conjunto de convenciones socioculturales. Como podemos comprobar, una teoría como ésta permite integrar en un solo modelo explicativo los siguientes fenómenos sintácticos: Las funciones son funciones semánticas puesto que agente, objeto, instrumento, destinatario, identifican a los partícipes en el acontecimiento que se pretende representar. Las relaciones de concordancia y todos las relaciones formalmente marcadas nos identifican constituyentes gramaticales según las estructuras propias de cada lengua. La funciones pragmático-comunicativas del tipo tema/rema o tópico/comentario, constituyen el nivel del orden de los constituyentes del enunciado, en el que se identifican funciones comunicativas: aquello de lo que se habla y lo que se dice de ello. La adecuación enunciativa e...


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