Trabajo final ejemplo PDF

Title Trabajo final ejemplo
Author Lorenzo Scalone
Course Historia de Grecia
Institution Universidad Autónoma de Madrid
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Trabajo final de la asignatura...


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El discurso de Tersites Lorenzo Scalone Historia de Grecia Antigua, 2018/19, Grupo 210 [email protected]

1 Introducción El episodio que discutiremos en este trabajo procede de la Ilíada, uno de los poemas épicos más conocidos de la historia, cuyo autor es nadie menos que el misterioso Homero, de quien todavía no podemos demostrar la existencia. Tratándose de poemas épicos, desde nuestra perspectiva no podemos considerar ni a la Ilíada ni a la Odisea como textos historiográficos; sin embargo, para los griegos de las polis y de época alejandrina estas describen, de manera más o menos objetiva, unos episodios remotos pero fundamentales de su historia, como la Guerra de Troya y el regreso de Ulises a Itaca (Domínguez, 1991). Sin embargo, debemos considerar que durante la Edad Oscura (del XII al VIII siglo a.C.) decae completamente la producción de textos escritos, por lo que carecemos de fuentes propiamente historiográficas: en este contexto, la información que encontramos en los textos homéricos, si bien hay que tomarla cum grano salis, sirve de base para nuestra interpretación del Medioevo Helénico. Un aspecto que de cierta manera da validez a los relatos homéricos es que Ilíada y Odisea constituían una suerte de código de comportamiento ideal: los héroes y sus gestas que Homero describe en sus poemas constituyen un modelo a seguir para los antiguos griegos (Domínguez, 1991). Ilíada, II, 207-270: han pasado nueve años desde el comienzo del conflicto troyano y los soldados quieren volver a ver a sus familias y tierras; Homero nos describe como Tersites pone voz a las quejas del ejército, desafiando la autoridad de los aristoi y en particular la de Agamenón, el basileus, rey de los aqueos. Sin embargo, aunque las reivindicaciones de Tersites parecen justas a nuestros ojos, los modos y los términos empleados por el soldado provocan su humillación por parte de Ulises, que le golpea y ridiculiza ante la asamblea; como se explicará en este trabajo, la reacción de Ulises es perfectamente normal y justificada si la insertamos en el contexto social de la Grecia de la Edad Oscura. De acuerdo con Domínguez (1991), no obstante la Edad Oscura cubra varios siglos, a la luz de comparaciones con los textos en Lineal B, parece que el mundo descrito por Homero trate una Grecia muy diferente a la época micénica; en concreto, parece

más probable que los poemas homéricos estén ambientados en la segunda mitad del VIII siglo a.C., hacia la aparición de las polis.

2 Explicación En los sesenta y tres versos que relatan los acontecimientos que analizaremos en este texto, Homero empieza describiendo como los soldados abandonan sus puestos para dirigirse a la asamblea, ya que Agamenón (‘el caudillo’) les había convocado; mientras todos van ocupando su sitio de manera ordenada, la figura de Tersites, a punto de empezar una desordenada disputa ante los reyes, ya acostumbrados a sus quejas, es la única que resalta entre la multitud. El soldado se dirige directamente a Agamenón, acusándole de codicioso por haber retenido a su ejército lejos de casa durante nueve años con el único propósito de aumentar sus riquezas. Tersites describe todos los privilegios de los que Agamenón goza, resaltando la ayuda que sus fieles súbditos le han dado durante el conflicto, sin responder a la ética que se asocia al basileus, de la que hablaremos más adelante (207-242). Ulises, profundamente irritado por las palabras del soldado simple, critica su actitud y sus palabras sin lógica ni honor, ya que Tersites no tiene derecho a dirigirse directamente al basileus, especialmente con esas palabras irrespetuosas. El protagonista de la Odisea golpea y se ríe del aspecto físico de Tersites, humillándole ante la asamblea y amenazándole con violencias mayores si hubiera repetido la ofensa (245-264). Tersites, herido fisicamente y psicológicamente, abandona la reunión ante la aclamación de la asamblea (265270). Como ya hemos afirmado, la reacción de Ulises ante las quejas de Tersites es de entender dentro del contexto social del Medioevo Helénico, en concreto hacía el final de esta época. A la caída de los palacios micénicos, Grecia regresa a un estado pre-estatal, en el que el ámbito local ( oikos, ‘casa’) es protagonista; la sociedad se divide entre aristoi (nobles) y pueblo, mientras el basileus se coloca encima de la pirámide social. El termino basileus, que nosotros traduciríamos con rey, procede del micénico kasileu, ‘jefe local’: efectivamente, es lógico que sean los jefes locales a triunfar en un mundo en el que el único ámbito es, justamente, el local.

El contexto sociopolítico de la Edad Oscura fue caracterizado por la aparición de una élite exclusivista, formada por individuos que basaban su poder en los vínculos familiares y en la propiedad de la tierra: se llamarían aristoi, ‘los mejores’. Según Domínguez (1991), sus características principales eran la riqueza y la pertenencia a una familia noble (gene), a menudo conectada de alguna manera con los mismos dioses (se decía que los aristoi eran ‘alumnos de Zeus’), lo que les atribuía gran prestigio en la sociedad griega. En realidad, la riqueza era fundamental para el aristoi, ya que la posesión de bienes y recursos superiores a la media le colocaban en un nivel de vida elevado, muy distinto a la realidad de los ciudadanos ‘simples’. La disponibilidad de excedente fue un factor determinante en la acumulación de recursos practicada por los aristoi, ya que a través de los regalos (doron) podían asegurarse la ayuda de los thetes (‘campesinos’), que se ocupaban de los recursos alimentares necesarios a la comunidad a cambio de un salario, lo cual permitiría a los aristoi de desarrollar otras actividades, que caracterizaban su clase social (Domínguez, 1991). De manera parecida a los nobles medievales, la actividad principal de los aristoi griegos era la guerra: su función fundamental era la defensa de la comunidad y de sus intereses, motivo por el cual tenían derecho a privilegios (gerea) que el pueblo tenía la obligación de garantizarles. Los aristoi se empeñaban en mantener estos privilegios para ellos mismos, por lo que eran muy poco dispuestos a mezclarse con familias que no fueran nobles, como demuestra su acentuada endogamía (Domínguez, 1991). El miembro más ilustre entre los aristoi era el basileus, una suerte de rey, de carácter vitalicio y hereditario, que detenía el poder por méritos especiales de sus antepasados: los demás nobles, organizados en un consejo, la gerousia, tienen gran participación en el poder y en las decisiones del basileus: en efecto, el basileus era más bien un primus inter pares, ya que compartía estatus y algunos privilegios con los aristoi. Aún así, el basileus tenía autoridad absoluta sobre los asuntos de guerra y en algunos actos de culto, aunque su posición no era completamente estable debido a la ausencia de un respaldo jurídico (Domínguez, 1991). Los miembros de la gerousia hablan por turno y solo cuando se les pasa el cetro; una vez tomada la decisión vinculante, el rey la comunica al pueblo, reunido en una asamblea, que no tiene derecho a discutir: su

única forma de manifestar su opinión es a través de murmullos, gritos y aclamaciones. El basileus, que corresponde a la figura de Agamenón en los poemas homéricos, tenía derecho a disponer de gerea especiales, intrínsecos a la realeza: en particular, como cuenta Tersites en su discurso (Ilíada, II, 225-242), el rey era el primero a elegir su parte de botín, recibe esclavas y otros beneficios en las acciones bélicas, desempeña importantes funciones judiciales, militares y religiosas y la comunidad le entrega la tierra más fértil, el temenos, trabajada por thetes asalariados, lo cual constituía una gran ventaja económica y social; incluso tiene derecho a exigir una retribución excepcional en caso de necesidad, la themistes (Domínguez, 1991). La existencia y legitimidad de estos privilegios se deben a los beneficios que rey y nobles aportan a la sociedad, en particular a su función de defensores de la comunidad, lo que mejor les permite expresar sus cualidades, imprescindibles en la ética aristocrática de la Edad Oscura. Los aristoi y el basileus en particular tenían que expresar constantemente su arete (‘excelencia’) y su kydos (‘valor guerrero’) para demostrarse dignos de sus privilegios y riquezas (Domínguez, 1991). Esto se podía hacer de distintas maneras: estando en la primera linea de combate, desafiando los aristoi del otro ejército, llevando muchos guerreros a la batalla… Poco a poco, los aristoi se van haciendo con el control de la mayoría de la tierra, lo cual, en un país montañoso como Grecia, pronto constituiría un problema, que en parte, más adelante, tendría solución con la colonización del Mediterráneo. El monopolio de la tierra y de la violencia, si bien con supuestas intenciones defensivas, contribuye de manera determinante en el auge de la clase aristocrática en la Grecia de la Edad Oscura; sin embargo, a la larga estas ventajas empezarían a crear cierto malcontento entre el pueblo, cuyas posibilidades de ascensión eran prácticamente nulas (Domínguez, 1991). Los no-aristocratas se dividían entre campesinos (thetes), artesanos (demiurgos), comerciantes y esclavos (dmoes); esencialmente, su rol era el de abastecer a los aristoi, tanto en bienes alimentares (campesinos y esclavos) como materiales (artesanos y comerciantes). Su único derecho político es el de ser informados, una vez reunidos en asamblea, de las decisiones de sus superiores. Como ya hemos afirmado, no tenían derecho a expresar su opinión sobre las decisiones

que les afectaban; Ulises deja esto muy claro cada vez que un ciudadano simple se salta las normas: “Quédate en tu sitio y escucha las palabras de los que son más fuertes que tu, pues eres un bisoño y un cobarde, que no cuentas ni en la guerra ni en el consejo” (Ilíada, II, 200-205). Conclusión Si se considera cuanto dicho hasta ahora, es posible analizar la reacción de Ulises a las quejas inapropiadas de Tersites bajo una luz distinta. La acusación de Tersites a Agamenón es fuerte: según el simple soldado, el basileus no se está demostrando digno del servicio de sus fieles; Tersites llega hasta afirmar que Agamenón no es ni el mejor de los aqueos, ya que Aquiles demuestra más areté y kydos en su opinión. Se trata de una grave ofensa, especialmente si pronunciada por un personaje de rango inferior y sin el cetro: Ulises, miembro de los aristoi, no puede permitir que un simple ciudadano, encima de escasa reputación como Tersites, cuestione el sistema y se burle de las reglas que han sido vigentes en Grecia durante siglos. El dominio de la violencia es el mayor instrumento de control del que disponían los aristoi y, efectivamente, es con la violencia que Ulises consigue controlar y poner fin al discurso de Tersites, golpeándole y humillándole hasta provocar sus lágrimas. La reacción de Ulises es considerada completamente legítima y apropiada, tanto por los aristoi como por el autor e incluso por los que comparten la misma situación social de Tersites, sus compañeros guerreros, que no dudan en reírse de él cuando Ulises le ridiculiza. El mismo Homero es severo con el soldado, asociándole con el desorden, algo muy negativo en la cultura griega, y describiéndole como un hombre de aspecto siniestro y a la vez ridículo (Ilíada, 211-224); en el mundo griego, cuando alguien es descrito como kakos y aischros (‘feo y malo’) significa que es considerado moralmente y fisicamente inferior. Esta perspectiva aristocrática desde la que escribe Homero no debe sorprendernos, ya que a menudo los aedos tenían fuerte vinculación con las familias nobles (como en la Odisea, VIII, 471483); podemos incluso suponer que Homero use Tersites como un ejemplo de todo lo que un guerrero justo y leal no debe ser, una suerte de anti-heroe, diametralmente distinto a las otras figuras que dominan los poemas homéricos.

Sin embargo, de acuerdo con Domínguez (1991), Tersites refleja algunos de los cambios que la sociedad griega sufriría en el paso del siglo VIII al VII, con el comienzo de la Época Arcaica (776-480 a.C.). Poco importa la manera en la que Ulises se deshace de Tersites: de allí a poco, las asambleas de ciudadanos, en el mundo de las polis, conseguirían formar parte del debate y de la discusión de los problemas. Por otra parte, el estilo de combate, antes centrado en los duelos entre nobles a caballo, se va transformando hacia un combate de infantería pesada, organizada en falanges, lo cual obliga a los aristoi a mezclarse con el laos (campesinos-guerreros) por razones numéricas: esto pone a los dos grupos en el mismo nivel, al menos durante el combate, lo cual contribuiría a la formación de la ideología hoplítica. Tersites participa en los asuntos militares y lucha al lado de los aristoi y del basileus: Domínguez (1991) considera que su discurso podría ser la primera alusión literaria a las reclamaciones de los que luchan con los aristoi sin ser parte de ellos. Se trata de un colectivo que no encuentra las adecuadas contrapartidas sociales y económicas al creciente esfuerzo que la clase dominante le demanda. Bibliografía Domínguez Monedero, A. (1991). ‘La polis y la expansión colonial griega’. Madrid: Editorial Síntesis, pp.34-60, 67, 93....


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