Trastorno Esquizoafectivo PDF

Title Trastorno Esquizoafectivo
Author Mercedes mateos de porras fernandez
Course Textos y trabajos
Institution Universidad de Extremadura
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Summary

Este es un trabajo exhaustivo a cerca del trastorno esquizoafectivo...


Description

TRASTORNO ESQUIZOAFECTIVO Psicopatología

MERCEDES MATEOS DE PORRAS FERNÁNDEZ

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INDICE 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

10. 11.

12. 13. 14.

Características generales del grupo de trastornos al que pertenece. manifestaciones y características del trastorno . inicio, desarrollo y curso. etiología, factores de riesgo y factores de pronóstico. prevalencia y/o epidemiología criterios diagnósticos. diagnóstico diferencial. entorno familiar y social de la persona afectada. intervención multidisciplinar a. Intervención psiquiátrica b. Intervención psicológica c. Intervención desde el trabajo social recursos sociosanitarios específicos. caso. a. Presentación del caso. b. Análisis del caso. bibliografía específica. páginas web de interés. otros recursos de interés.

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Trastorno Esquizoafectivo. 1. Características generales del grupo de trastornos al que pertenece. Este trastorno pertenece al grupo de Espectro de la Esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, éstos, son un grupo de trastornos mentales entre los que están la esquizofrenia, los trastornos delirantes, el trastorno Esquizoafectivo, el trastorno psicótico inducido por sustancias o medicamentos, o debido a otra afección médica. Todos ellos tiene en común una “pérdida del contacto con la realidad”, que se manifiesta en alteraciones de alguno de estos síntomas: delirios, alucinaciones, pensamiento desorganizado, comportamiento motor muy desorganizado o anómalo y síntomas negativos. Estos síntomas negativos suelen implicar una ausencia o disminución del funcionamiento normal y la conducta, incluyendo dificultad para experimentar placer por las cosas que antes le gustaba realizar, falta de energía y de interés, empobrecimiento del pensamiento y la cognición, y, aplanamiento afectivo. Los trastornos del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos son la esquizofrenia; otros trastornos psicóticos y el trastorno esquizotípico (de la personalidad). Se definen por anomalías en uno o más de los siguientes cinco dominios: delirios, alucinaciones, pensamiento (discurso) desorganizado, comportamiento motor muy desorganizado o anómalo (incluida la catatonía) y síntomas negativos. (APA, 2014) Según el DSM-5, las características claves que definen los trastornos psicóticos son:

Delirios: Los delirios son creencias fijas que no son susceptibles de cambio a la luz de las pruebas en su contra. Su contenido puede incluir varios temas, los persecutorios, en los que el paciente cree ser perseguido, amenazado,… son, según el DSM-5, los más comunes, junto a los delirios referenciales, donde el paciente cree que ciertos gestos o referencias van siempre referidos a él. También pueden aparecer delirios de grandeza, donde se creen que tienen poder o fama excepcional, delirios erotomaníacos, cuando el individuo cree que otra persona está erróneamente enamorada de él, delirios nihilistas, que suponen la convicción de que sucederá una gran catástrofe, y delirios somáticos se centran en preocupaciones referentes a la salud y al funcionamiento de los órganos. La distinción entre un delirio y una creencia firme es a veces difícil de realizar. En parte depende del grado de convicción con el que se mantiene la creencia a pesar de las pruebas claras o razonables en contra de su veracidad. (APA, 2014)

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Alucinaciones: Las alucinaciones son percepciones que tienen lugar sin la presencia de un estímulo externo. Son vividas y claras, con toda la fuerza y el impacto de las percepciones normales, y no están sujetas al control voluntario. Pueden darse en cualquier modalidad sensorial. Las auditivas son las más comunes en la esquizofrenia y en los trastornos relacionados. Las alucinaciones auditivas habitualmente se experimentan en forma de voces, pudiendo ser conocidas o desconocidas, que se perciben como diferentes del propio pensamiento. Las alucinaciones deben tener lugar en el contexto de un adecuado nivel de conciencia; aquellas que tienen lugar al quedarse uno dormido (hipnagógicas) o al despertar (hipnopómpicas) se consideran que están dentro del rango de las experiencias normales. Las alucinaciones pueden ser una parte normal de la experiencia religiosa en determinados contextos culturales.

Pensamiento o discurso desorganizado: El pensamiento desorganizado (trastorno formal del pensamiento) habitualmente se infiere a partir del discurso del individuo. El sujeto puede cambiar de un tema a otro (descarrilamiento o asociaciones laxas). Sus respuestas a las preguntas pueden estar indirectamente relacionadas o no estarlo en absoluto (pensamiento tangencial). En raras ocasiones, el discurso puede estar tan desorganizado que es prácticamente incomprensible y se asemeja a una afasia sensorial en su desorganización lingüística (incoherencia "ensalada de palabras"). Puesto que los discursos ligeramente desorganizados son frecuentes e inespecíficos, el síntoma debe ser lo suficientemente grave como para dificultar la comunicación de manera sustancial. La gravedad de la disfunción puede ser difícil de valorar si la persona que está haciendo el diagnóstico proviene de un entorno lingüístico diferente del de la persona que está siendo evaluada. Puede producirse una menor gravedad de la desorganización del pensamiento o del discurso durante los períodos prodrómico y residual de la esquizofrenia.

Comportamiento motor muy desorganizado o anómalo, incluida la catatonia: El comportamiento motor muy desorganizado o anómalo se puede manifestar de diferentes maneras. Pueden evidenciarse problemas para llevar a cabo cualquier tipo de comportamiento dirigido a un objetivo, con las consiguientes dificultades. El comportamiento catatónico es una disminución marcada de la reactividad al entorno. Oscila entre resistencia a llevar a cabo instrucciones (negativismo), la adopción mantenida de una postura rígida, inapropiada o extravagante, y la ausencia total de respuestas verbales o

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motoras (mutismo y estupor). También puede incluir actividad motora sin finalidad, y excesiva sin causa aparente (excitación catatónica). Otras características son los movimientos estereotipados repetidos: la mirada fija, las muecas, el mutismo y la ecolalia. Aunque la catatonía se ha asociado históricamente con la esquizofrenia, los síntomas catatónicos no son específicos y pueden aparecer en otros trastornos mentales (p. ej. trastornos bipolares depresivos con catatonía) y en patologías médicas (trastorno catatónico debido a otra afección médica).

Síntomas negativos: Los síntomas negativos son responsables de una proporción importante de la morbilidad asociada a la esquizofrenia, siendo menos prominentes en otros trastornos psicóticos. Dos de los síntomas negativos que son especialmente prominentes en la esquizofrenia: la expresión emotiva disminuida y la abulia. La expresión emotiva disminuida consiste en una disminución de la expresión de las emociones mediante la cara, el contacto ocular, la entonación del habla (prosodia) y los movimientos de las manos, la cabeza y la cara que habitualmente dan un énfasis emotivo al discurso. La abulia es una disminución de las actividades, realizadas por iniciativa propia, y motivadas por un propósito. El individuo puede permanecer sentado durante largos períodos de tiempo y mostrar escaso interés en participar en actividades laborales o sociales. Otros síntomas negativos son la alogia 1, la anhedonia 2y la asocialidad3.

2. Manifestaciones y características del trastorno. El Trastorno Esquizoafectivo se caracteriza por una combinación de síntomas de esquizofrenia, y síntomas de trastornos del estado de ánimo. Existen dos tipos de trastorno Esquizoafectivo, de tipo bipolar y de tipo depresivo. El primero incluye episodios de manía y a veces depresión mayor, y el segundo incluye solo episodios depresivos mayores. Según Mayo Clinic este trastorno puede seguir un curso único en cada persona. Quienes lo padecen experimentan síntomas psicóticos como alucinaciones o delirios, y síntomas de un trastorno del estado de ánimo, bien de tipo bipolar o de tipo depresivo.

1 La alogia se manifiesta por una reducción del habla. 2 La anhedonia es la disminución de la capacidad para experimentar placer a partir de estímulos positivos o la degradación del recuerdo del place experimentado previamente. 3 La asocialidad, que se refiere a la aparente falta de interés por las interacciones sociales, puede estar asociada a la abulia, pero también puede ser indicativa de que hay escasa oportunidades para la interacción social.

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Aunque la evolución y el curso de este trastorno pueden variar, sus características definitorias incluyen un episodio importante del estado de ánimo, pudiendo ser maníaco o depresivo, y al menos un periodo de dos semanas de síntomas psicóticos cuando no se presenta un episodio importante del estado de ánimo. Para desarrollar las características de los episodios del estado de ánimo es preciso que nos centremos en el manual de psicopatología DSM-5, donde veremos las definiciones de los estados maníaco y depresivo. El rasgo esencial de un episodio maníaco es un período bien definido de estado de ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable, y un aumento anormal o persistente de la actividad o la energía que está presente la mayor parte del día, casi cada día, durante un período de al menos 1 semana. (APA, 2014) En el estado depresivo la persona siente que el estado de depresión no desaparece, ganas de llorar en cualquier momento, apatía, anhedonia, inquietud, nerviosismo,… no consigue pensar en positivo, tomar decisiones simples y tiene dificultad para concentrarse. (SEP, 2010) Por último, en los episodios psicóticos, la persona sufre una pérdida del contacto con la realidad, causada por ideas y percepciones anormales. Dos de los síntomas principales son delirios y alucinaciones. Los delirios son falsas creencias, tales como la idea de que alguien está en su contra o que la televisión les envía mensajes secretos. Las alucinaciones son percepciones falsas, como escuchar, ver o sentir algo que no existe. Los signos y síntomas del trastorno en función del tipo al que nos enfrentemos, pueden incluir, entre otros: delirios, alucinaciones, dificultad para comunicarse y para hablar, conducta extraña o inusual, síntomas de depresión, períodos de estado de ánimo maníacos, deterioro del desempeño ocupacional, académico y social, problemas con el manejo del cuidado personal, incluidas la apariencia física y la higiene. (Mayo Clinic) Este trastorno presenta varios subtipos, si nos basamos en una visión transversal del episodio, puede clasificarse, según la CIE-10, en:   

Tipo Esquizodepresivo (o trastorno Esquizoafectivo, tipo depresivo) Tipo Esquzomaníaco (o trastorno Esquizoafectivo, tipo maníaco) Tipo Esquizoafectivo mixto (o trastorno Esquizoafectivo, tipo mixto)

En los episodios esquizodepresivos existen criterios de un episodio depresivo además de la sintomatología esquizofrénica. Los episodios esquizomaníacos se caracterizan por episodios maníacos adicionales. Y en un episodio mixto esquizoafectivo, los criterios de un episodio afectivo mixto se cumplen además de los síntomas esquizofrénicos. El tipo más frecuente de episodios en el trastorno Esquizoafectivo es el tipo esquizodepresivo, mientras que los episodios esquizoafectivos mixtos son bastante infrecuentes, incluso siendo éstos en su mayoría infradiagnosticados. La razón más importante para el infradiagnóstico de los episodios mixtos esquizoafectivos es el conglomerado de los síntomas de diferentes áreas (esquizofrenia, manía y depresión), que pueden ser más o menos intensos. El elemento más llamativo −ya sea maníaco o depresivo− influye en el diagnóstico, y la mezcla de los síntomas tiende a no tomarse en cuenta.

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Otra forma de clasificar los episodios esquizoafectivos de acuerdo a su componente afectivo, especialmente de una forma longitudinal, es la distinción entre los tipos bipolares y depresivos. Los trastornos esquizoafectivos depresivos y bipolares muestran diferencias significativas, similares a las que existen entre los trastornos del estado de ánimo. Sin embargo, la realidad clínica muestra que es necesaria una mayor diferenciación. Debe distinguirse el tipo esquizo-predominante frente al tipo afectivo-predominante, basándose en la gravedad y dominancia de los síntomas en particular. Esto implica importantes consecuencias en la terapia y en el pronóstico. El tipo esquizo-predominante se asemeja a la esquizofrenia, incluyendo un pronóstico menos favorable en comparación con los tipos afectivo-predominante, que se asemejan a los trastornos afectivos y que muestran una respuesta similar al tratamiento profiláctico. Cabe destacar, el riesgo de suicidio en las personas que padecen este trastorno. Según el DSM-5 este riesgo es del 5%, y se relaciona con la presencia de síntomas depresivos. Siendo la tasas de suicidio mayor en los sujetos procedentes de Norteamérica, en comparación con los europeos, sudamericanos e indios. Haciendo alusión a Marneros (2015), el suicidio es uno de los problemas más graves que presenta el trastorno esquizoafectivo, manifestando una tendencia mayor que en los trastornos afectivos puros. Este suceso parece estar relacionado con la desesperanza melancólica y la subordinación psicótica de los episodios esquizodepresivos, constituyendo así un gran factor de riesgo. Raheb (1994), indica que los estudios muestran que el 90% de los suicidios en adolescentes, sucede en individuos que presentan un trastorno psiquiátrico preexistente como mínimo durante dos años. Los trastornos más comunes suelen ser los trastornos del humor comórbidos4 con trastornos de conducta y abusos de sustancias. Los rasgos cínicos de estos adolescentes son mayor irritabilidad, altibajos emocionales, propensos a las explosiones de agresión, más irritables, volátiles y propensos a las explosiones de agresión. Además, se presentan como personas que tienden al aislamiento social, experimentan dificultades interpersonales en mayor grado, baja autoestima, desconfianza hacia los demás, con un alto grado de hostilidad, y con una baja tolerancia a la frustración y a la impulsividad. (Citado por Romero Aranda, 2017)

3. Inicio, desarrollo y curso. La edad típica de inicio del trastorno esquizoafectivo es la vida adulta temprana, aunque el inicio puede darse en cualquier momento entre la adolescencia y las etapas tardías de la vida. Un número significativo de sujetos diagnosticados inicialmente de otra enfermedad psicótica recibirán posteriormente un diagnóstico de trastorno esquizoafectivo una vez que el patrón de episodios del estado de ánimo se ha hecho más evidente. (APA, 2014) 4 La "comorbilidad", también conocida como "morbilidad asociada", es un término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona.

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Según Benabarre (2012), este trastorno no tiene una edad fija de inicio, por lo general se manifiesta en la edad adulta temprana, hacia los 20 o 30 años. En algunos casos aparece en la infancia o en la adultez tardía, pero estos son casos excepcionales. Se presenta en ambos sexos, aunque las manifestaciones pueden ser distintas, ya que en las mujeres suelen manifestarse más síntomas afectivos y en los hombres predominan los síntomas esquizofrénicos. Además, hay un patrón de aparición diferenciado según la edad de la persona que empieza a experimentar los síntomas. En los adultos jóvenes suele prevalecer el Trastorno Esquizoafectivo de tipo bipolar, mientras que en los adultos mayores suele prevalecer el Trastorno Esquizoafectivo de tipo depresivo. El inicio puede ser brusco, aunque suele presentarse de manera progresiva. Usualmente produce aislamiento social, pérdida de interés en los estudios o el trabajo, disminución del rendimiento general y alteraciones en el comportamiento. La asociación entre los eventos estresantes de la vida y los factores del medio ambiente pueden actuar como potenciador, aunque no siempre están presentes. Las alteraciones primarias de la enfermedad se encuentran en el pensamiento y en el estado de ánimo, modificándose las conductas del paciente. El trastorno esquizoafectivo a largo plazo presenta una evolución intermedia entre la esquizofrenia y el trastorno afectivo. Aunque, su pronóstico referido a las habilidades sociales y laborales, se asemeja más al de los trastornos afectivos. Su curso es variable, algunos pacientes sufren episodios de exacerbaciones o remisiones, y otros permanecen crónicamente enfermos. Cuando los síntomas son significativos es necesario hospitalizarlos. Es importante monitorizar la salud física general del paciente, ya que pueden presentar mayor frecuencia de patología cardiovascular, metabólica, respiratoria e infecciosa. Para prevenir alteraciones se recomienda un estilo de vida saludable, con alimentación equilibrada y ejercicio físico regular.

4. Etiología, factores de riesgo y factores de pronóstico. Etiología: Las causas exactas de este trastorno aún están siendo investigadas, pero es probable que la genética sea un factor, los cambios en los genes y químicos en el cerebro (neurotransmisores) es probable que jueguen un papel importante. Se cree que este trastorno es menos común que la esquizofrenia y los trastornos del estado de ánimo. Las mujeres son más propensas a padecerlo que los hombres y este trastorno tiende a ser inusual en niños, ya que comienza a manifestarse en la adolescencia y en adultez temprana.

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Factores de riesgo: Algunos de los factores que aumentan las probabilidades de padecer este trastorno pueden ser:   

Tener un pariente cercano, como padres o hermanos, que padezcan trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia o trastorno bipolar. Acontecimientos estresantes que pueden desencadenar los síntomas. Tomar medicamentos que alteren la mente, lo cual puede empeorar los síntomas cuando se presenta un trastorno de fondo.

Factores de pronóstico: Las personas que tienen trastorno esquizoafectivo presentan una mejor evolución que, por ejemplo, las que tienen esquizofrenia. No obstante, su pronóstico es más negativo que el de otros trastornos del estado de ánimo debido a los problemas de percepción que se desarrollan. Además, es importante señalar que cuantos más síntomas psicóticos se manifiestan, más crónica es esta enfermedad. Frecuentemente, se necesita de un tratamiento farmacológico y psicológico prolongado para controlar los síntomas y la evolución puede variar mucho de una persona a otra. El pronóstico del trastorno esquizoafectivo dependerá esencialmente de la gravedad de los denominados síntomas negativos.

5. Prevalencia y/o epidemiología. Comenzaremos estudiando la prevalencia de las personas que sufren psicosis, por ser un síntoma característico de nuestro trastorno y un posible indicador. La psicosis en conjunto afecta al 1,2% de la población (1,4% mujeres, 1,1% hombres). La más frecuente es la psicosis afectiva, con una prevalencia de 7,2‰ (9,6‰ en mujeres y 4,8% en hombres), que crece con la edad hasta llegar a estar presente en el 2% de las mujeres de 65 a 84 años (0.8% en hombres). La esquizofrenia aparece en el 3,7‰ de la población, 4,5‰ en hombres y 2,9‰ en mujeres, siendo creciente la frecuencia y las diferencias por sexo hasta los 50 años. Por fin el resto de psicosis no especificadas (grupo que incluye las psicosis agudas, las reactivas, las transitorias y las puerperales, de causa no orgánica) se da en 1,9‰ de la población (2‰ mujeres, 1,8‰ hombres), llegando a ser el 7,5‰ en las mujeres de 90 años y más. Los episodios de psicosis orgánica aparecen fundamentalmente en los mayores de 80 años, con frecuencias del 30-35‰ en mujeres y 17-25‰ en hombres. Estos datos han sido sacados de la Subdirección General de Información Sanitaria (2020).

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Dentro de la psicosis nos detendremos a estudiar la psicosis afectiva, que, aunque se considere un término ambiguo, no está mal manifestar los datos obtenidos. Esta psicósis afectiva es la más frecuente, con una prevalencia de 7,2‰ (9,6‰ en mujeres, 4,8‰ hombres). En la mujer crece...


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