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Title Wuolah free Tema 2 - qwertyuiop
Author Pelayo Iglesias
Course Arqueología
Institution Universidad de Oviedo
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klagga ARQUEOLOGÍA CLÁSICA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA 4º Grado en Historia Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Granada

Reservados todos los derechos. No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.

1. Historiografía El interés por los griegos en la Península Ibérica lo podemos remontar hasta el siglo XV con Joan Margarit i Pau, un erudito que se interesa por intentar identificar la Emporion de la que hablan las fuentes; así, es la primera persona que identifica correctamente los restos arqueológicos de Girona con Emporion. Para encontrarnos una investigación eminentemente arqueológica habrá que esperar a principios del siglo XX, con dos grandes corrientes: -

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Arqueología Filológica. Es una lectura acrítica de las fuentes con un intento únicamente de localizar las ciudades de la que nos hablan las fuentes con la geografía actual del territorio. Uno de los mayores exponentes de ello es Schulten, que trató de ubicar Tartessos. Arqueología griega. Basada en el estudio de los restos arqueológicos, posible gracias a que en 1908 se inician las excavaciones en Emporion con Josep Puig i Cadafalch, continuadas a partir de 1933 por Pere Bosch, aunque quedan paralizadas con la Guerra Civil. Así se permitirá por primera vez realizar una verdadera Arqueología griega en la Península Ibérica.

El inicio de esta Arqueología griega comenzaría a dar sus primeros frutos en forma de publicaciones, por ejemplo, con la primera obra de esta tipología, The Greeks in Spain, de Carpenter en 1925. Tras la interrupción de la Guerra Civil, las excavaciones se retoman a partir de los años 40, cuando nos encontramos con dos grandes personalidades: García y Bellido ( Hispania Graeca: identifica como griegas todas las ciudades mencionadas en las fuentes, pero de las que no existe registro arqueológico) y Almagro Basch (Monografías. Ampuritanas: se centra en el estudio del único yacimiento griego que se conoce, de manera más empírica y positivista que García y Bellido; p. e. Excavaciones en la Palaiapolis de Ampurias), que ejemplifican las dos corrientes anteriores (Arqueología Filológica y Arqueología griega, respectivamente). También de carácter más positivista será la obra de Gloria Trias, Cerámicas griegas de la Península Ibérica, si bien en realidad realiza una síntesis de ambas corrientes, contrastando las fuentes con los restos de cerámica ibérica de cronología griega. Un cambio importante en las investigaciones se dio en los años 70, por una parte, por la incorporación de nuevos temas de investigación (intentos de definir el concepto de colonización, estudio de los circuitos comerciales, profundización en los estudios cerámicos, etc.), y por otra por nuevos hallazgos, como el pecio del Sec. Destacarán en esta época Pierre Ruyar, entre otros. A partir de los 80 se tiene un mayor conocimiento sobre los griegos, ya que se multiplican las excavaciones y, con ello, los restos que permiten avanzar en las investigaciones (en yacimientos indígenas y fenicios, por ejemplo, lo que permite indagar en la relación de los griegos con otras poblaciones que ocuparon las costas peninsulares).

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TEMA 2. GRIEGOS EN IBERIA

2. Los relatos míticos de llegadas de griegos a la Península Ibérica La primera referencia a la Península Ibérica en los textos griegos está en relación con los mitos de Heracles (los bueyes de Gerión, las hespérides), que se desarrollan en el extremo occidental: Iberia (primeras menciones a esta zona). También se refiere el extremo occidente y el océano en los poemas homéricos (relatos muy fantásticos. Poco a poco, conforme los griegos se integran en los circuitos comerciales que llegan hasta Occidente, se van ampliando estas menciones y comienzan a aparecer relatos ya no mitológicos, sino sobre navegantes y comerciantes que a veces por accidente llegan al extremo occidental del Mediterráneo y vuelven con grandes riquezas, que sí son fantásticas e irreales, aunque nos muestran explícitamente un contacto directo. Estos contactos se intensifican por los siglos VII-VI a. C. P. e. Estesícoro de Himera (río Tartessos y la plata), Anacreonte de Teos (navegaciones foceas, Tartessos y Argantonio). Se hacen más fidedignos a partir del siglo VI a. C. cuando los griegos ya se asientan en Occidente, con la fundación de Massalia (Marsella) c. 600 a. C.; así, se pasa de unos contactos comerciales a una presencia efectiva en Occidente, lo que permite un mayor conocimiento de la Península Ibérica, como evidencian los textos de Hecateo de Mileto (datos sobre asentamientos concretos), de Heródoto de Heraclea (datos de épocas anteriores, Tartessos y Argantonio). A estos primeros conocimientos claros de la Península Ibérica por parte de los autores griegos se debe a la integración de tropas mercenarias iberas en los ejércitos de la época, por lo que entran en contacto en las diferentes contiendas con poblaciones de la PI. Esto no significa que desaparezcan por completo los relatos mitológicos; de hecho, Heródoto sigue mezclando en sus referencias datos más reales (fruto de la presencia directa de griegos en Occidente) con datos más antiguos procedentes de relatos de viajeros. P. e. Viaje de Coleo de Samos a finales del siglo VII a. C. (Heródoto, Historias, IV). Otra cuestión importante en lo referente a las fuentes griegas es la panoplia de ciudades griegas que citan las mismas. P. e. Massalia, Rhodes y Emporion, además de Hemeroskopeion (Denia), Alonis (Villajoyosa), Akra Leuke (Alicante)o Mainake (Málaga; mencionada en la Geographiká de Estrabón). Hay quien afirma que, aunque no se hayan encontrado evidencias arqueológicas de estas ciudades, existieron realmente; no obstante, se cree que pudieran ser asentamientos fenicios, y estos nombres eran simplemente la forma en que los griegos denominaban a las distintas ciudades en su idioma; se recupera una gran cantidad de materiales cerámicos, pero en asentamientos que no pueden considerarse griegos.

3. La colonización focea en occidente La colonización griega de la Península Ibérica parece ser que se produce por el desplazamiento de poblaciones desde Focea, Es una ciudad con un buen puerto, pero que parece ser que no tenía en los ss. VIII-VII a. C. un territorio muy rico, por lo que, según las fuentes, su riqueza y sus recursos se basaban en la actividad comercial, lo que los llevaría a iniciar este proceso de colonización, estableciendo pequeños asentamientos con los que comerciar a lo largo del Mediterráneo. Según las fuentes, estos foceos llegarían

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al golfo de León, donde fundarían Marsella y, posteriormente, Ampurias. Generalmente, en su proceso de colonización los griegos buscan siempre la colocación de pequeñas factorías o emporiae ubicados en lugares favorables, que constituyesen un buen puerto en las poblaciones marítima y que permitan el descanso (lugares resguardados). Fundamentalmente estarán en pequeñas islas, en la costa (promontorios), en la mayoría de los casos en la desembocadura de un río (permite establecer contacto tierra adentro, con los indígenas, con mayor facilidad) y en lugares donde haya una presencia regular de agua (conjuntos cársticos). 3.1. Marsella La primera gran colonia focea en occidente fue Marsella, fundada c. 600 a. C., y posteriormente se fundaría Emporion. Marsella se convirtió en el gran redistribuidor de materiales griegos en el occidente Mediterráneo. Evidencias de estas rutas comerciales griegas en Occidente las tenemos en el pecio de Cala Sant Viçent (s. VI a. C.), circuito en el que integrarán productos fenicios e incluso etruscos (cargas mixtas); este barco griego, hundido en la costa norte de Mallorca, partiría desde Emporion, y en su viaje entraría en contacto con los productos fenicios, que redistribuía. Se recuperaron de esta embarcación ánforas, jarras, lucernas y copas griegas, pero también materiales feniciopúnicos, p. e. ánfora de producción ibicenca. Otros materiales: herramientas, joyas, cascos, moldes, etc. 3.2. Emporion Los griegos, con la fundación de estas ciudades (Emporion y Rhode), tenían objetivos estratégicos, pues eran zonas ricas en cobre, plata, hierro, etc. (acceso a los metales del noreste peninsular). Según Estrabón, Rhode es más antigua que Emporion, pero la Arqueología no ha dado evidencia de ello, pues parece indicar que Rhode se funda después que Emporion, en el siglo IV, convirtiéndose Emporion en el primer asentamiento griego de la Península. Estrabón, en su Geografía, cita algunos de los pueblos indígenas que habitan en el noreste peninsular, habla de Emporion como fundación de los masaliotas (marselleses) y de su prosperidad y buenos puertos, así como de los orígenes de su población (en Palaiapolis, una isla/península que funcionó como primer asentamiento de los griegos; luego marcharon a tierra

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Los romanos se asentaron después en Emporion (tras la Segunda Guerra Púnica), primeramente, con un campamento militar que luego se convertiría en una ciudad situada al interior; con la multiplicación de los núcleos de Emporion en época de César pasará a denominarse Emporiae. 3.2.1. La Palaiapolis Palaiapolis se encontraba en estos inicios en una pequeña isla al lado de la desembocadura de un río, al lado de un puerto natural, donde en torno al 580-560 a. C. los griegos fundarían un emporio. Las excavaciones llevadas a cabo en Sant Martí de Ampurias muestran que se trata de un espacio habitado al menos desde el 850 a. C., fecha en que habría en el lugar un establecimiento indígena. En torno al 650-580 a. C. empieza a aparecer en el registro arqueológico material etrusco y fenicio, lo que evidencia que, por entonces, este asentamiento estuviese en contacto ya con las rutas comerciales de estos pueblos (pudo ser la posible Cypsela de las fuentes; aparecen materiales como buccheros neros), por tanto de manera previa a los griegos, que llegarán en torno al 580-560 a. C., por los materiales recuperados procedentes de Marsella (p. e. cerámica decorada; ánforas de vino, lo que denota además un cambio en las costumbres). Sabemos poco sobre Palaiapolis, porque es un núcleo que sigue poblado en la actualidad, lo que limita las excavaciones. Según Estrabón una de las características de Emporion es que rendía culto a la Artemis Efesia, por lo que debería existir un templo aquí, del que no se tiene evidencia, por lo que se cree que se ubicaría en este primer asentamiento en Palaiapolis; de ello tenemos algunos indicios, como las decoraciones/relieves escultóricos que solamente podrían pertenecer a un edificio monumental (público o de culto) o las antefijas en representación de la diosa Artemis, además de otras de temática vegetal, que vuelven a estar relacionadas con la arquitectura monumental; el hecho de que se represente a Artemis apoyaría esta hipótesis; a esto hay que unir la presencia de elementos votivos. Se ha querido emplazar bajo la actual iglesia de Sant Martí de Ampurias. Sobre el urbanismo de las construcciones de Palaiapolis se tienen muy pocos datos; un ejemplo son edificios que se han identificado como casas, fechadas entre los ss. VI-V a. C., que evidencian que existiría un urbanismo organizado y cuadriculado en el asentamiento. También se conocen sus necrópolis, donde advertimos la convivencia entre griegos e indígenas; tenemos algunas donde predominan los enterramientos griegos, en otros los indígenas y en otros ambos por partes iguales. Sus enterramientos se distinguen por el material (ajuar; griegos=materiales de procedencia griega, como cerámicas de figuras negras o vasos para ungüentos; indígenas=materiales de tradición indígena y de importación etrusca, con buccheros neros). También se diferencian sus rituales: mientras que los griegos se inhuman, los indígenas se creman, y ambos conviven en las necrópolis en torno a Palaiapolis, muestra de su convivencia en un mismo territorio: Palaiapolis.

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firme: Neapolis, término otorgado por la historiografía moderna) y de su cultura religiosa (veneración a Artemis Efesia).

Además de la explotación de los metales, los griegos pretendían integrar esta zona en sus circuitos comerciales, por lo que debemos reincidir en la aparición de este entorno de cerámicas griegas procedentes de Massalia o de la propia Grecia oriental, pero también de materiales etruscos y fenicios. 3.2.2. La Neapolis Por su parte, Neapolis, en tierra firme, se funda unos 20 años después que Palaiapolis, a mediados del s. VI a. C., aunque ello no implica que se abandone el anterior asentamiento: ambos constituyen la ciudad de Emporion. El conocimiento sobre la Neapolis es mucho más extenso, porque las excavaciones iniciadas a principios del siglo XX se realizaron en extensión (parte buena: conocemos la ciudad en toda su amplitud, parte mala: se excavó con metodologías arcaicas, por lo que se perdieron muchos datos y es difícil entender las fases y las cronologías). Estas primeras excavaciones sacaron a la luz la Emporion del s. II-I a. C. (por la remodelación urbanística como puerto de entrada romano, de manera que esto es lo que podemos ver en el yacimiento actual: la ciudad romana de Emporion). Sigue siendo una ciudad griega, pero su estructura se ve influenciada por el mundo romano. Por ello, conocemos muy poco sobre las anteriores fases de Neapolis (ss. VI-V-IV a. C.). El paso de los griegos desde Palaiapolis a Neapolis es el inicio de una mayor fuerza de Emporion en la zona, pues pasa de ser una fundación masaliota, redistribuidora de productos, a convertirse a mediados del VI a. C. en una ciudad más independiente y con más fuerza, lo que se evidencia en la mayor influencia de su cultura en los asentamientos indígenas que circundaban Emporion; p. e. influencia en la arquitectura indígena, como ocurre en Ullastret, que cuenta con murallas de características helenísticas. Estas influencias también se ven en el desarrollo agrícola que se produce en las ciudades del entorno, con la construcción de silos (presencia de “campos de silos”), que hablan de una capacidad de producción que excede las necesidades de las poblaciones indígenas, por lo que es muy probable que vendiesen el grano a los griegos, que entra dentro de los circuitos de comercialización y llega a Atenas, a cambio de otro tipo de materiales, como cerámicas atenienses que se documentan en Emporion y sus alrededores (p. e. cráteras, ánforas de vino, etc.). Las primeras ciudades en acuñar moneda en la Península Ibérica serán precisamente las colonias griegas; la primera será Emporion, en torno al siglo V a. C. En un primer momento son monedas de tipo fraccionario (ss. V-IV a. C.), de pequeño tamaño y destinadas a pequeños comercios y transacciones; son monedas que siguen patrones masaliotas y que no tienen un tipo establecido (presencia de modelos muy variados, a diferencia de monedas posteriores). A partir del s. IV a. C. comenzamos a observar la identificación de la ceca (“EM” retrógradas). Un cambio importante se produce en el s. III a. C., cuando Emporion comienza a acuñar dracmas (moneda principal) con un tipo fijo: cabeza femenina de Artemis/Diana en el anverso rodeada de tres delfines y Pegaso en el reverso, con una inscripción en la que leemos “EMPORITON”. Con la acuñación de su propia moneda, Emporion se reafirma como ciudad. Por estas fechas, Rhode también acuña sus monedas, en su caso con una Aretusa en el anverso y con una rosa en el reverso.

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Por este momento se registran, a partir del siglo III a. C., cerámicas de lujo producidas en la propia Emporion (ya no es de importación), de barniz negro, que se conoce como cerámica de las pequeñas estampillas (decoradas con pequeños motivos vegetales estampillados).

A partir de aquí podemos hablar de lo que conocemos a nivel urbanístico de Emporion (s. II a. C.), ocupada ya por los romanos a partir de la Segunda Guerra Púnica. Esta relación de aliados preferentes (Emporion-Roma) supondrá un crecimiento económico de la ciudad que se traduce en una reurbanización de Neapolis, que es la estructura que conocemos en la actualidad. Tiene un urbanismo más o menos reticular, con una calle principal, el ágora, algunas viviendas (de estructura profundamente romana), zonas de santuario y murallas (muralla griega, de la cual se conoce su evolución a lo largo de los siglos). El santuario que se conoce era periurbano, a extramuros de la ciudad, por lo que se ha relacionado con el uso indígena. Parece que la situación empieza a cambiar en torno al siglo IV a. C., cuando se construye… (coincidiendo con un desmantelamiento del santuario de Asclepio). En el siglo III a. C. se construye un refuerzo a esta muralla, que se ha interpretado como una respuesta a la sensación de peligro frente al avance de los cartagineses. Por último, la muralla hoy visible es la del siglo II a. C., que se relaciona con la remodelación urbanística de la ciudad. No sabemos nada del ágora de los ss. V-IV a. C., ni siquiera su emplazamiento, porque la del siglo II a. C. se construyó sobre espacios artesanales y no sobre un ágora previa. De esta ágora lo que ha sido mejor estudiado ha sido la stoa (espacio porticado y cubierto que se abre al ágora, donde se llevan a cabo diversas actividades de carácter político, educativo, etc.), además de su arquitectura doméstica. En relación con esto último, se conocen sobre todo las casas del siglo II a. C., cuando ya se estaba en contacto con Roma;

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El santuario de Asclepios (dios de la Medicina) es el más antiguo de los conocidos en la Neapolis; hoy hay debate sobre si en realidad es un Asklepieion o no, identificación que se hizo por el hallazgo de una escultura de Asclepios en la zona, cuya identidad se cuestiona actualmente (se cree que en realidad es otro dios). Surgió como un santuario a extramuros en el siglo V a. C., época de la que tenemos muy pocos datos (algunos materiales y decoraciones arquitectónicas), pues se desmonta en el siglo IV a. C. (coincidiendo con la remodelación de la muralla en su segunda fase). Al ser excavaciones de principios del siglo XX, es difícil conocer cómo funcionaba el santuario en las fases posteriores, aunque se ha podido proponer una planta. El otro santuario es el de Serapis (Serapieion), que se conoce algo más que el anterior, pues aparecen inscripciones bilingües que nos hablan de Noumas, el personaje que costeó la construcción del santuario en el siglo I a. C. Se conoce su basamento; es un templo muy sencillo, con solo una habitación y con un pequeño pórtico tetrástilo delante; y también fragmentos de la escultura que ha llevado a hipotetizar sobre la dedicación del templo a Serapis. Lo conocemos en su fase romana, y no sabemos si existió con anterioridad. Otra de las partes conocidas es el “malecón”, una estructura que formó parte de una fortificación del puerto natural de Emporion (continuación de la muralla en la zona de la costa), que se conecta a través de un canal con la desembocadura del río, que permite el acceso al territorio. Seguramente, cuando se produce la reur...


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