4TEMA 2 Psicología Humanista PDF

Title 4TEMA 2 Psicología Humanista
Course Psicología
Institution Universidad de Castilla La Mancha
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psicología humanista de psicología de primer año de magisterio de primaria...


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ENFOQUE INTROSPECTIVO. EL MODELO HUMANISTA 1.- INTERROGANTES DE REFERENCIA:  ¿Qué características me definen como persona?  ¿Qué es lo que me diferencia de los objetos inanimados que me rodean?  ¿Qué es lo que me diferencia de los animales de mi misma especie?  ¿Tiene el ser humano algunas características exclusivas y definitorias?  ¿Qué es aquello, tan esencial al ser humano, cuyo defecto no le permitiría ser definido como tal?  ¿Qué lugar ocupan los afectos, las emociones y los sentimientos en el funcionamiento psicológico humano?  ¿Cuál es el centro de la psicología humanista y su contenido fundamental?  ¿Cuáles son los objetivos fundamentales y los contenidos más relevantes de la psicología humanista?  ¿Cómo concibe el aprendizaje la corriente humanista?  ¿Cómo explica esta corriente la motivación humana?  ¿Puede el ser humano construirse y caminar por sí mismo hacia su desarrollo y autorrealización?  ¿Es el ser humano libre? ¿Posee en sí mismo las potencialidades necesarias para su autoactualización?  ¿Cuáles son los principios fundamentales de la psicología humanista?  ¿Qué aplicaciones tiene la psicología humanista al hecho educativo? 2.- VOCABULARIO BÁSICO               

Afectividad Actitudes Antropocentrismo Aprendizaje significativo Autoactualización Autoaprendizaje Autoconcepto Autoestima Autonomía Autoorientación Autorrealización Autodeterminación Autoefectividad Creatividad Axiológico

             

Educación no directiva Educación integral Empatía Identidad personal Introspección Mentalismo Motivación extrínseca Motivación intrínseca Percepción Psicoterapia Ser Subjetivo Valor Yo

 AUTORES MÁS SIGNIFICATIVOS: G. Allport, Abraham Maslow, Carl Rogers, Hamalhek, Goldstein, Moustakes, Murphy y Murray

3. DESARROLLO DE CONTENIDOS A lo largo de todos los tiempos ha existido una constante pregunta que los seres humanos se han venido formulando: ¿Quién soy yo? En torno a este interrogante básico sobre el significado y el sentido de la existencia humana se ha respondido desde las diferentes ciencias que de alguna manera tienen que ver con el fenómeno humano. No es de extrañar que desde la antropología y la filosofía, especialmente desde las corrientes existencialistas y fenomenológicas, intentando escudriñar en las raíces del ser humano, se hayan dado diferentes respuestas a esta pregunta esencial. Ya conocemos la aportación del psicoanálisis y las limitaciones de este modelo a la hora de comprender nuestro funcionamiento psicológico. Este modelo plantea un cierto determinismo en la condición humana, limitada por las fuerzas inconscientes e instintivas, desde el sello que imprime el padre y la madre en el niño en los primeros años de vida (como preconizaba el psicoanálisis más ortodoxo), o por los determinantes insalvables de la sociedad y la cultura (desde las perspectivas más heterodoxas y sociologizantes de los neopsicoanalistas). En definitiva, parece que este modelo no considera la condición humana con capacidad para la elección y la libertad, y no ve en la persona un sujeto de esperanzas y aspiraciones, que camina hacia su desarrollo y plenitud. La confrontación con los presupuestos teóricos del modelo anterior y con los de su coetáneo, el Conductismo, es una de las razones por la que emerge con fuerza la corriente humanista dentro de la psicología. Abraham Maslow, autor representativo de la psicología humanista, la considera “como una revolución, en el sentido más verdadero de la palabra, en el sentido en que Galileo, Darwin, Einstein, Freud y Marx, llevaron a cabo las suyas. Una corriente que aporta nuevas formas de percibir y pensar, nuevas representaciones del hombre y la sociedad, nuevos enfoques de la ética y los valores, nuevas direcciones que seguir” (Maslow, A. 1972). 3.1.- Conceptualización general y antecedentes del modelo humanista Los aspectos esenciales de la teoría de este modelo se centran en la dimensión afectiva y subjetiva de la persona, en cuanto sujeto dotado con singularidad propia. Es ahí desde donde arranca su identidad, desde su interioridad, constituyéndose como núcleo de su personalidad. Por esta razón, esta teoría enfatiza conceptos como dimensión afectiva, singularidad propia, originalidad del ser humano, vida interior, identidad personal, personalidad, y los términos “auto” (autoeficacia, autorrealización, autoefectividad…), que ponen de relieve el protagonismo del sujeto, el cual desempeña un papel activo en la dinámica de su propio desarrollo y en su educación y cambio personal.

Bien es verdad que se le critica porque estos principios y sus hipótesis han tenido limitaciones, desde el punto de vista de su contrastación científica. Pero también es cierto que algunas de sus propuestas han sido tomadas desde otras referencias teóricas (por ejemplo las teorías del autoconcepto, del yo, de las expectativas etc.), y no se puede negar la riqueza de hipótesis y la sensibilidad con que trata la dimensión socioafectiva, con frecuencia desdeñada por la psicología científica. Los antecedentes del modelo humanista están en las raíces filosóficas del existencialismo y de la fenomenología (Hamalhec, 1977; Maslow, 1972). Desde la filosofía existencialista se subraya que el hombre es un ser “arrojado al mundo”, “ser en el mundo”, por lo que su propia esencia se determina a través de su misma existencia. La persona está condenada a ser libre, subrayando la importancia de su responsabilidad en el devenir de su existencia y en sus comportamientos. Desde la fenomenología, se enfatiza que la realidad se apoya no en sucesos sino en fenómenos. El “fenómeno” es un suceso “percibido” por cada individuo que lo interpreta, y, por tanto, es conocido a través de los sentidos y de la experiencia inmediata, más que a través de deducciones. La persona no responde así a un ambiente “objetivo” sino que este ambiente es tal y como la persona individual lo percibe y lo entiende. La propuesta de educación humanista se inicia a finales de la década de 1940, desde el movimiento conocido como “desarrollo del potencial humano”, iniciado por Kurt Lewin y las propuestas de A. Maslow y C Rogers, sin olvidar, los antecedentes de G. Allport. 3.2.- Principios básicos y generales del modelo humanista Es un modelo antropocéntrico: es decir, su justificación teórica y la fundamentación de sus propuestas giran en torno al “hombre”, al ser humano. Es por esto que la Asociación Americana de Psicología Humanista postula que no puede ser menos, en cuanto que el hombre, en cuanto hombre, es más que la suma de sus partes, y que, además, el hombre realiza su existencia en un contexto humano. Si esto es así, es evidente que el centro de la psicología humanista sea el “hombre” y que sus propuestas educativas y terapéuticas vayan encaminadas hacia el desarrollo y potenciación de todo lo que es humano y hacia la realización plena de la persona. Es un modelo que subraya de una forma especial y de manera relevante la dimensión afectiva y subjetiva de la persona. De este modo, el modelo humanista pondrá un énfasis especial en la educación de los sentimientos y de la personalidad, es decir, en una educación que tenga en cuenta las dimensiones personal e individual.

El modelo humanista concibe al ser humano como persona activa, consciente de sí misma y de sus necesidades. En este sentido la educación conlleva la participación e implicación del alumnado y la consideración de sus intereses y necesidades. La Psicología humanista acepta que la persona es sujeto de estímulos, tanto externos como internos. Por tanto, no sólo recibe y responde a la estimulación del medio exterior e interior, sino que también la propia persona genera estímulos. Así, la persona realiza su propia adaptación al medio y es capaz de llevarlo a cabo de una manera creativa. Un postulado esencial del modelo humanista es que el ser humano es sujeto de “potencialidades”, es decir, lleva dentro de sí mismo, como en germen, todo un conjunto de posibilidades y de capacidades. Lo que la persona tiene que hacer es tomar conciencia y confiar de sí mismo. Por tanto, la persona es impulsada por esta conciencia para “actualizar”, es decir, realizar y llevar a cabo el desarrollo del yo. El modelo humanista hace hincapié en la consideración de la persona como ser humano autónomo y autodeterminado, es decir, controlado internamente. No está a merced de la estimulación externa sino que es capaz de determinar por sí mismo y modificar los estímulos que le llegan para conseguir respuestas adaptativas y potenciadoras de su desarrollo personal.

Principio básico, estrechamente unido al anterior, es la consideración de la persona como sujeto libre y responsable. La persona es “sujeto único y original”, independiente y diferente a cualquier otro ser humano. Desde esta unicidad y originalidad es capaz de actuar y responder en libertad. La libertad es un principio básico de la psicología humanista, que hace al ser humano responsable de su conducta. En este sentido, la persona es responsable de sus actos sólo si es persona libre. Preparar las condiciones necesarias para el desarrollo de la libertad y la realización personal es un objetivo esencial de la educación desde la perspectiva humanista. La persona es concebida en la psicología humanista como sujeto capaz de establecer relaciones significativas con los demás. El ser humano posee la potencialidad de ir más allá de sí mismo, en el sentido de poder entregarse a los demás a través del amor. Se puede decir que es un amor “trascendente”, que da sentido a su relación con los otros (realización social).

Para finalizar la síntesis de estos principios, y tal como hemos venido indicando, los conceptos claves asociados a la posición humanista hacen referencia a la autorrealización, autoactualización, autoefectividad,

autodesempeño, autodeterminación…, palabras todas que contienen el prefijo “auto” para indicar el papel de protagonista que tiene cada sujeto en todo su quehacer, y por tanto, en la educación y en el aprendizaje. 3.3.- Aplicaciones generales del modelo humanista Como ya hemos venido indicando, a pesar de las críticas recibidas desde quienes consideran que las tesis humanistas no pueden ser empíricamente comprobadas, hemos de señalar que se trata de un modelo con una gran variedad de hipótesis. Incluso muchas de ellas han sido recogidas desde otras posiciones teóricas para ser investigadas, como por ejemplo el tema del autoconcepto, o las teorías sobre expectativas. Los postulados de la psicología humanista han generado diferentes aplicaciones desde distintos ámbitos: a) La psicoterapia Desde las posiciones humanistas y partiendo de su modelo teórico, se plantean intervenciones en el ámbito psicoterapéutico, sobre la base de que el proceso de curación del individuo será efectivo en la medida en que el “cliente” tome parte activa en el mismo desde la misma fase de diagnóstico, considerando como diagnóstico desde el mismo “proceso”, en el que el “cliente” descubre sus propios problemas y toma conciencia de los mismos, hasta la fase de intervención propiamente dicha. “El proceso de convertirse en persona” y “Psicoterapia y relaciones humanas” son obras de C. Rogers (esta segunda junto a Kinget, M.), en las que expone los principios de la “terapia centrada en el cliente”. Como su nombre indica, el proceso de convertirse en persona y el apoyo y orientación psicológica que las personas reciben, siempre debe respetar el principio básico que sitúa a la propia persona en la posición central de implicarse como autor principal en su propia curación. Por otra parte, se exige al terapeuta que respete este principio y se conduzca en su intervención desde los principios de una terapia “no directiva”. El que la persona llegue a alcanzar su autorrealización, desde la perspectiva de A. Maslow, implica al psicoterapeuta en el sentido de que éste debe partir de la participación de cada persona, de sus necesidades e intereses, para desarrollar los valores que estas motivaciones exigen. Y esto, según este autor representativo de la corriente humanista, teniendo en cuenta que “es la persona quien debe hacer la elección por sí misma. Nadie puede escoger por ella…, porque esto la debilita” (Maslow, “El hombre autorrealizado”: 79). b) La teoría sobre la personalidad El modelo humanista también ha aportado un modelo teórico de la personalidad. Las dimensiones básicas de la persona (lo cognitivo, afectivosocial, conativo y la misma dimensión biológica) interactúan en un proceso de interconexión, de forma que el ser humano en su respuestas y reacciones ante la estimulación que recibe del contexto o medio exterior, o del interior

de su organismo, adopta un comportamiento en el que estas dimensiones están implicadas de manera integral. Aunque bien es verdad que el modelo humanista, tal como indicábamos anteriormente, hace hincapié en la dimensión afectiva y emocional del ser humano, en cuanto que ésta ha estado, con frecuencia, desdeñada por la psicología y la educación. c) La psicología de la creatividad En un modelo psicológico en el que la base de sus principios está en la autorrealización del ser humano y en el desarrollo de la persona hacia su plenitud como tal, es evidente que la creatividad desempeña un papel importante. No olvidemos que el objetivo de conseguir la realización personal y la plenitud humana implica primeramente aceptar que cada persona es única y original. Abrahan Maslow, en su obra “El hombre autorrealizado” plantea la psicología de la creatividad en el marco de sus postulados sobre la autorrealización humana. A este respecto señala Maslow (“El hombre autorrealizado”: 185): “la creatividad a veces parece sinónima a la salud misma… Y, puesto que debemos definir la auto-realización o la salud básicamente como la realización de la plena humanidad, o como el Ser de la persona, es como si la creatividad fuera casi como un sinónimo, un aspecto sine qua non, o una característica definitoria de la humanidad esencial” . d) La psicología social Otra de las aplicaciones de los principios teóricos del modelo humanista está referida a la psicología social. Y esto desde dos direcciones: por una parte, en cuanto que el enfoque psicosocial, ha ofrecido al mismo modelo humanista, ricas y variadas aportaciones que fundamentan sus propios principios, en su vertiente aplicada a la educación y al aprendizaje. Por otra, en cuanto que el modelo humanista ofrece a la psicología social un marco de referencia a la hora de la intervención social y de configurar lo que podría llamarse como psicología de la educación social. e) Análisis psicológico de los valores. Hay que señalar que las primeras interpretaciones psicológicas del concepto de valor, se dan desde el modelo humanista. Los valores, en este contexto teórico, sólo pueden entenderse desde la propia existencia y experiencia humana. El ser humano es capaz de trascender los aspectos inmediatos, reales y empíricos, y encontrar significación a su propia experiencia, más allá de las derivaciones de lo real. Esta capacidad del ser humano para trascender la realidad e incluso postergar o renunciar a satisfacciones inmediatas, fundamenta, según Rogers, el concepto de valor y explica el objetivo del ser humano hacia su autorrealización. También Goldstein y Fromm utilizan el concepto de autorrealización para explicar la existencia del sistema de valores que posibilite así la consecución de este objetivo. Mientras Goldstein mantiene una concepción interaccionista sobre los valores, en cuanto modos del sujeto de relacionarse con su ambiente social, Fromm sitúa los valores en el marco de las condiciones de la existencia humana. (Fromm, 1959)

Lo característico de Maslow a la hora de teorizar sobre los valores es que estos se fundamentan en la propia naturaleza humana que tiende, a través de sus propias capacidades y potencialidades, hacia su autorrealización. En este sentido, este autor establece una cierta relación directa entre necesidades, salud o bienestar psicológico, valores y autorrealización. La jerarquía de valores viene paralela a la jerarquía de necesidades básicas (tendentes a la autoconservación) y de necesidades psicológicas, de orden superior. Por último, resumimos con Garzón y Garcés (1989), los principios básicos de la interpretación humanista de los valores: a) La concepción de los valores está entendida en el marco de una interpretación y consideración holística global de la naturaleza del ser humano. b) Interpretan la existencia y el comportamiento humano dentro de un marco que no acaba en los aspectos reales del presente inmediato y material, sino que trasciende dicha realidad a través de la experiencia interna. c) La explicación de la conducta humana desde una perspectiva motivacional, en el sentido de que está orientada hacia el devenir, hacia la autorrealización. Motivación que está estrechamente relacionada con la satisfacción de necesidades. d) Las condiciones biológicas, sociales y culturales son variables que intervienen en la conducta orientativa de los seres humanos y que, además, en determinados momentos, pueden verse como el fundamento de los valores. e) La pedagogía Los principios de la psicología humanista son aplicados a la pedagogía y le confieren un planteamiento de la educación y de la concepción de la enseñanza que se ha venido en llamar "pedagogía no directiva". Tanto C. Rogers, como A. Maslow, han hecho propuestas psicoeducativas que se han traducido a la práctica pedagógica y didáctica. Las propuestas psicoeducativas de Maslow van en la línea de “cómo educar a los niños para que se conviertan en adultos sanos”. De la misma manera, C. Rogers se plantea que “no podemos enseñarle a otra persona directamente. Sólo podemos facilitarle su aprendizaje”. En definitiva, las propuestas psicoeducativas del modelo humanista consideran al alumno como elemento activo, a la enseñanza como un proceso dinámico y al maestro como un facilitador del aprendizaje, que ayuda a descubrir el conocimiento, estimulando el aprendizaje y acompañando al que aprende.

4.- APORTACIONES PSICOEDUCATIVAS DEL MODELO HUMANISTA Hernández,P. (1984: p. 600) señala "El énfasis que la psicología humanista pone en la educación de los sentimientos y de la personalidad total. El no reducir la educación escolar a una educación “intelectualista” y “colectivista”, preocupada exclusivamente por los objetivos culturales y sociales... La psicología humanista defiende, en este sentido, una educación en la autorrealización, en la libertad, en la creatividad, en la adaptación personal. Es decir, en una educación que tenga en cuenta la dimensión personal e individual”. Siguiendo a este autor resumimos las principales aportaciones generales de este modelo: a) Lo primero que resalta este enfoque es el carácter integral que confiere a la educación: es decir, una educación no sólo “intelectual”, sino también “socio -afectiva”, una educación de los sentimientos y de la personalidad total. Hernández (1984: 593), señala que “la escuela, como institución social encargada de la educación, se ha preocupado de que los ciudadanos que tienen que formar logren “saber” los contenidos culturales que ella transmite de generación en generación y logren “hacer” lo adecuado según las normas establecidas social y profesionalmente. En gran medida, sin embargo, la escuela se suele olvidar de que los ciudadanos también tienen que aprender a “ser”. Una mayor preocupación por el desarrollo de la personalidad y de la adaptación del alumno ha sido potenciada por el enfoque humanista.” b) Una educación que pone énfasis en lo afectivo, pero también en los aspectos de la conducta, en cuanto ésta conlleva una capacidad de adaptación. Se parte del presupuesto básico de que si el individuo no se encuentra ajustado y en equilibrio consigo mismo, va a encontrarse también con problemas de adaptación social y, en el ámbito escolar y familiar, con problemas de disciplina. c) Por todo ello, este modelo hace hincapié en la dimensión afectiva e individual, es decir, en la importancia de la persona, de su singularidad e identidad; en los objetivos de autorrealización y desarrollo personal y en los contenidos, como son la educación de la personalidad, la adaptación personal, social, escolar y familiar y la educación de valores y actitudes, como...


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