52199334 33052717 Resumen Halperin Donghi T Historia Contemporanea de America Latina capitulos 1 al 5 PDF

Title 52199334 33052717 Resumen Halperin Donghi T Historia Contemporanea de America Latina capitulos 1 al 5
Author Camila Newbery
Course Doctrinas Sociales
Institution Universidad de Buenos Aires
Pages 30
File Size 353.2 KB
File Type PDF
Total Downloads 1
Total Views 442

Summary

Tulio Halperin Donghi - Historia contemporánea de América Latina 1Capítulo I: el legado colonialTodavía a principios del SXIX seguían siendo visibles en Iberoamerica las huellas del proceso de conquista. En el SXVIII lo que había movido a los conquistadores era la búsqueda de metal precioso. Si hast...


Description

Tulio Halperin Donghi - Historia contemporánea de América Latina1 Capítulo I: el legado colonial Todavía a principios del SXIX seguían siendo visibles en Iberoamerica las huellas del proceso de conquista. En el SXVIII lo que había movido a los conquistadores era la búsqueda de metal precioso. Si hasta 1520 el núcleo de la colonización española estuvo en las Antillas, las dos décadas siguientes fueron de conquista de las zonas continentales de meseta, donde iba a estar por dos siglos y medio el corazón del imperio español, desde México hasta el Alto Perú. Sin duda las Antillas y hasta mediados el SXVIII el entero frente atlántico son el flanco débil de ese imperio organizado en torno a la minería andina desde Jamaica hasta colonia de Sacramento en el Río de la Plata, el dominio español ha retrocedido en más de un punto ante la presión de sus rivales. Aún así el imperio llega casi intacto hasta 1810. El sistema colonial tan capaz de sobrevivir s sus debilidades tenía el fin principal de obtener la mayor cantidad posible de metálico con el menor desembolso de recursos metropolitanos. A más de la porción extraía por la Corona por vía de impuesto, era necesario orientarla hacia la metrópoli, mediante el intercambio comercial. Las consecuencias de este intercambio comercial para la economía hispanoamericana eran múltiples y tanto más violentas cuanto más las favoreciesen los datos de la geografía. La primera de ellas era la supremacía económica de los emisarios locales de la economía metropolitana: el fisco y los comerciantes que aseguraban el vínculo con la Península. La segunda era el mantenimiento casi total de los demás sectores de la economía colonial al margen de la circulación monetaria. Lo que hizo del are a de las mesetas y montañas de México a Potosí el núcleo de Indias españolas no fue solo su riqueza minera, sino también la presencia de poblaciones indígenas, a la que su organización anterior a la conquista había utilizables para la economía surgida en esta. Para la minería, pero también para las actividades artesanales y agrícolas. Hacia esta última se orientan predominantemente los conquistadores y sus herederos, primero como encomenderos a quienes un lote de indios ha sido otorgado para percibir de ellos tributo que de todos modos los vasallos indígenas deben a la corona; luego como dueños de tierras recibidas de mercedes reales. La situación de los nuevos señores de la tierra no ha sido ganada sin lucha, primero abierta y luego más discreta contra las exigencias de la corona y de los sectores mineros y mercantiles que contaban en principio con su apoyo: a medida que el derrumbe de la población indígena se aceleraba, la defensa de la mano de obra se hacía más urgente, la mita había ganado antipatía entre los señores de territorios y administradores laicos y eclesiásticos de las zonas en que los mitayos debían ser reclutados. 1

Capìtulo 1: sobre Misiones y Paraguay esta en la Pág 42 estructura de la administracion hispanoamericana (cabildos, virreyes,etc.) 56-58 población del Brasil 69-70 demografía brasilera 73-74 Capítulo 2: Alto Peru y Quito 92-93 Moreno vs Funes 101-102 Chile, Venexuela, Nueva Granda y su proceso de independencia 104-108 biografia de San Martin y Bolivar 116-130 (esta que hizo cada uno en los países tb) México (Hidalgo y Morelos) 131-135 Capitania de Guatemala 135

Los señores de la tierra tenían así un amplio predominio sobre amplias zonas de la sociedad colonial; no habían conquistado situación igualmente predominante en la economía hispanoamericana globalmente considerada. La catástrofe demográfica del XSVII provocará transformaciones en el sector agrario: reemplazo de la agricultura por la ganadería del ovino, respuesta elaborada desde el México hasta el Tucumán a la disminución de la población trabajadora; reemplazo parcial de la comunidad agraria indígena, de la que el sector español se limita a extraer una renta señorial en frutos y trabajo, por la hacienda, unidad de explotación del suelo dirigida por españoles. Este último cambio, es muy incompleto; de intensidad y de formas jurídicas variables según las comarcas, de algunas estuvo totalmente ausente. A diferencia de la comunidad indígena, a la que la conquista a impuesto un nuevo señor, la hacienda es una organización orientada hacia consumidores ajenos a ella. Su triunfo es entonces limitado; se da con mayor pureza allí donde el contacto más directo con la economía metropolitana, gracias al cual los sectores mercantiles y mineros defienden mejor su parte del producto de la actividad económica. Esa es sin duda la causa del ritmo relativamente más acelerado que el proceso tuvo un México, que pese al papel secundario que al principio le cupo dentro de la producción minera hispanoamericana alcanzó, desde muy pronto, una situación relativamente privilegiada en sus relaciones económicas con la metrópoli. Dentro del orden económico colonial la explotación agrícola forma una suerte de segunda zona, dependiente de la mercantil y la miera, pero a la vez capaz de desarrollos propios bajo el signo de una economía de autoconsumo que elabora sus propios y desconcertantes signos de riqueza. La función del sector agrícola es, dentro del orden colonial, proporcionar fuerza de trabajo, alimentos, tejidos y animales de carga a bajo precio para ciudades y minas. Esa combinación de intereses privados y presiones oficiales tienen acaso su expresión más típica en la institución del repartimiento de efectos: los corregidores, los funcionarios ubicados por la corona al frente de enteros distritos, ofrecían esos productos al trueque de las poblaciones indígenas sometidas a su mando. Las quejas sobre las muchas cosas inútiles que se obliga a comprar a los indios se hacen cada vez más ruidosas a lo largo del SXVIII. El pacto colonial, laboriosamente madurado en los SXVI y SXVII, comienza a transformarse en el SXVIII. Influye en ello la decisión por parte de la metrópoli de asumir un nuevo papel frente a la economía colonial, cuya expresión legal son las reformas del sistema comercial introducidas en 1778-82, que establecen el comercio libre entre la península y las Indias. Las reformas implican: por una parte la admisión de que el tesoro metálico no era el solo aporte posible de las colonias a la metrópoli; por otra el descubrimiento de las posibilidades de las colonias como mercado consumidor. Una y otra innovación debían afectar el delicado equilibrio interregional de las Indias españolas; los nuevos contactos directos entre la metrópoli y las colonias hacen aparecer a aquella como rival de las que entre estas habían surgido como núcleos secundarios del anterior sistema mercantil. El contacto directo con la península comienza la fragmentación del área económica Hispanoamericana en zonas de monocultivo que terminarán por estar mejor comunicadas con su metrópoli ultramarina que con cualquier otra área vecina. Esa fragmentación es a la larga políticamente peligrosa; si parece fortificar los vínculos entre Hispanoamérica y su metrópoli, rompe los que en el pasado han unido entre sí a las distintas comarcas de las Indias españolas.

La reforma comercial no los consolida y promueve esos cambios en la economía indiana; se vincula además con otros que se dan en la metrópoli. Esa nueva oleada de conquista mercantil que a lo largo del SXVIII es denunciada en todas partes como afirmación del monopolio de Cádiz. Junto con la hegemonía mercantil de la renaciente España septentrional se afirma también su avance industrial, que las medidas proteccionistas incluidas en el nuevo sistema comercial intentar fortalecer asegurándole facilidades en el mercado colonia. En este sentido la reforma alcanza un éxito muy limitado: el despertar económico de la España del setecientos no tiene vigor bastante para que la metrópoli pueda asumir plenamente el papel de proveedora de productos industriales para su imperio. Así los privilegios que el nuevo sistema comercial otorga a la metrópoli benefician menos a su industria que a su comercio: el nuevo pacto colonial fracasa sustancialmente porque mediante él España sólo logra transformarse en onerosa intermediaria entre sus Indias y las nuevas metrópolis económicas de la Europa industrial. De la Hispanoamérica marcada por las huellas contradictorias de tres siglos de colonización, México era la región más poblada, la más rica, la más significativa para la economía europea. Es la expansión de la plata del México septentrional la que sostiene el crecimiento capitalino. Ese México septentrional es menos indio que el centro meridional; ha sido más tocado que este por la evolución que va desde la comunidad agraria indígena a la hacienda, que parte porque en amplias zonas de él la hacienda ganadera se implantó allí donde nunca se había conocido agricultura. En el Norte en expansión son los mineros quienes dominan la sociedad local; junto con los hacendados, ambos predominantemente blancos ocupan las primeras filas de la alta clase criolla que en la capital rivaliza con la peninsular, ostentando frente a ella títulos de nobleza que en el SXVIII no ocultan su origen venal. Los comerciantes que conquistaron desde Veracruz el sistema mercantil mexicano, estaban también detrás del avance de la agricultura de mercado. Luego de 1795, el avance del azúcar estaba destinado a durar. Existe además en México central una industria artesanal más importante que en el Norte, es el centro textil de Puebla y su producción se destina sobre todo al mercado interno. El crecimiento mexicano, muy rápido en la segunda mitad del SXVIII, parece hacer crecer las causas del conflicto entre los miembros de la clase alta. En primer lugar, en una clase alta inevitablemente encendida entre señores de la plata y grande comerciantes del México central, que son predominantemente peninsulares. En el plano político es el Cabildo México la fortaleza de la aristocracia criolla, frente a las magistraturas de designación metropolitana. Toda esa clase alta es rica y su prosperidad va acompañada de una honda miseria popular. Por el momento, este contraste no paree haber hecho temer nuevas tensiones. Las oposiciones se daban, en primer lugar, en medio de una rápida expansión demográfica; de menos de tres millones de habitantes a mediados del SXVIII. México pasa a más del doble medio siglo después. La mayor expansión dentro de la economía, se da en el sector de autoconsumo, cuya participación en el dominio de la tierra es disminuida por el avance de la economía comercial. He aquí un problema que va a gravitar con dureza creciente en la vida mexicana: ya es posible adivinarlo detrás de la violencia de los levantamientos de Hidalgo y de Morelos. Otro problema que afecta a factores menos numerosos es el del desemboque para la población urbana que, en parte a causa de la inmigración forzada de campesinos, en parte por el puro crecimiento vegetativo, aumenta más rápidamente que las posibilidades de trabajo en la ciudad. Para la corona, cuyo progresismo esta inspirado, en parte, en criterios fiscalistas, México, capaz de proporcionar los dos tercios de las rentas extraídas de las Indias, es la

colonia más importante. Para la economía metropolitana también: la plata mexicana parece encontrar como espontáneamente el camino de la metrópoli. Esa riqueza está concentrada en pocas manos; es por añadiría el fruto de la acumulación de una parte mínima del producto de la minería mexicana. Si México es al final del SXVIII, la más importante económicamente de las posesiones indianas, no es ya la que crece rápidamente. Las Antillas españolas originariamente ganaderas, desde comienzos del SXVIII se orientan hacia la agricultura tropical. Es sobre todo la Cuba la beneficiaria de esta expansión, acelerada luego por la ruina de Haití y anticipada desde el SXVII por la aparición del tabaco como segundo rubro de la economía cubana al lado del ganado. Pero el monopolio del tabaco es variable y la compre pone un limite en la expansión. La del azúcar, por el contrario, acelerada por la coyuntura internacional: la guerra de la independencia de los EE UU abre la economía cunaban al contacto de estos aliados de España; luego el ciclo de la revolución francesa y las guerras civiles imperiales le asegura una nueva y más rápida expansión. La expansión azucarera se produce en medio de una crónica escasez de capitales, en exploraciones pequeñas, que trabajan con esclavos relativamente poco numerosos cuyos propietarios arrastras deudas frente a los comerciantes habaneros que les han prestado lo necesario para instalarse. Frente al crecimiento de México y Cuba, América central organizada en la Capitanía General de Guatemala, se mostraba más estática. El mayor predominio indígena se encuentra en el Norte, tierras de grandes haciendas y comunidades indígenas orientadas al autoconsumo. El Salvador tiene una población más densa de indios y mestizos y una propiedad más dividida. Son los comerciantes los que dominan las zonas y controlan la producción y exportación del principal producto, el índigo. Más al Sur, Honduras y Nicaragua son tierras de ganadería extensiva y escasamente prospera. Las tierras sudamericanas del Caribe son de nuevo zonas de expansión. Nuevas Granada tiene su principal producto de exportación, el oro, cuya producción creció rápidamente en el SXVIII. Esta región era compleja: integrada por una costa en que Cartagena de Indias, la ciudad-fortaleza, era el centro de poder militar español en la orilla sudamericana del caribe. La capital, Bogota, ciudad surgida en medio de la meseta ganadera tenía dificultad para imponerse sobre sus rivales. Nueva Granada avanza sobre líneas muy tradicionales y su contribución a la economía ultramarina es sobre todo la de sus minas de metales preciosos. Venezuela se volcaba al comercio ultramarino: cacao y ganado menos y vacuno. Con la mitad de población que Nueva Granda, exportaba el doble. El más importante de sus rubros es el cacao, luego el café y el algodón. Los señores del cacao –mantuanosdominan la economía venezolana. La presidencia de Quita, opone más que el Perú la diferencia entre Sierra y Costa. La costa estaba consagrada a la agricultura tropical exportadora para ultramar. Es una agricultura de plantación con mano de obra esclava. Pero la mayor parte de la población se encuentra en la Sierra, esta es predominantemente india. La sierra esta mal integrada a la economía ultramarina, es en buena parte de autoconsumo.

El virreinato del Perú vivió una etapa complicada. La reorganización imperial de la segunda mitad del SXVIII se ha hecho en él su primera victima: la separación del virreinato neogranadino y del rioplatense, arrebatan a Lima la importancia administrativa y el dominio mercantil de la meseta altoperuano y el de los circuitos comerciales del interior rioplatense. Como compensación a esta reorganización se queda con la producción de la plata que se da en las tierras bajo peruanas que le pertenecen. La minería seguía estando en la bese de la economía y del comercio ultramarino de Perú. La sierra meridional, es el gran centro de población indígena peruana, con su capital Cuzco. La agricultura serrana vive oprimida por la doble carga de una clase señorial española y otra indígena, agravada por la del aparato político-eclesiástico, que vive también de las tierras. La sede virreinal lo es también de una aristocracia que une al dominio de la agricultura costeña el del comercio del conjunto del virreinato. Aún conserva parte del mercado chileno, aunque antes lo controlaba por completo En el SXVII Chile también crece: la producción de metales preciosos esta en ascenso y llega hacia fines de siglo a cerca de dos millones de pesos anuales. La población crece más rápidamente que la economía y sigue siendo en su mayor parte rural formada de blancos y mestizos. Este avance demográfico vinculado con la expansión del área ocupada se da sin transformaciones notables de la estructura social: el campo es dominado por la gran propiedad y trabajado cada vez más por los labradores que explotan lotes individuales a la vez que cultivan la tierra señorial. La clase terrateniente se renueva en el SXVIII abriéndose a muchos inmigrantes peninsulares llegados a Chile como burócratas o comerciantes. La oposición dominante es entre peninsulares y americanos; la población negra es escasa. Con las transformaciones de la segunda mitad del SXVIII el Río de la Plata, Venezuela y las Antillas son las comarcas mas profundamente afectadas. Bs. As centro de importación de esclavos para todo el sur del imperio español desde 1714 y desde 1776 capital del virreinato. La gobiernan un conjunto de medidas sobre el comercio que derivan de algo más que de la posición geográfica, ya que la dotan de un hinterland económico que va hasta el Pacífico y el Titicaca. El ascenso de la ciudad es rápido, crece su población y su aspecto de transforma. El sector prospera gracias a su dominio sobre los circuitos que rematan en el Alto Perú. Igualmente vinculada con el norte esta le economía del interior rioplatense la de los distritos comerciales, ganaderos, artesanales de la ruta al alto Perú. Unos y otros encuentran un mercado alternativo en el litoral, pero los productos agrícolas han sufrido han sufrido un golpe provocado por el comercio del trigo y el vino del Levante que expulsan a los de Bs. As y Cuyo. En el litoral los indios no constituyen una amenaza, sino que sirven de intermediadotes entre las tierras españolas y las tierras portuguesas. El litoral vive dominado por los comerciantes de Bs. As., los salarios son aquí altos, pero las necesidades de mano de obra tan limitadas que ello no frena la expansión ganadera. La ganadería del litoral tiene por principal rubro la exportación de cueros y la industria de carne salada en menor medida Pero el núcleo demográfico y económico de este virreinato sigue estando en el Alto Perú y sus minas. En torno a ellas se expande la agricultura altoperuano. La lado de las ciudades mineras surgen las comerciales, la más importante es La Paz.

La economía y sociedad del virreinato rioplatense muestran una complejidad que deriva, en parte, de que sus tierras han sido reunidas por decisión política en fecha reciente, luego de haber seguido trayectorias profundamente distintas. Rasgos comunes de América Española. Una de ellas es el peso económico de la Iglesia y sus Órdenes y como estas influyen de maneras diversas en la vida colonial. Otro rasgo, es la existencia de líneas de castas cada vez más sensibles, que no se afirman solo en donde las diferencias económicas son muy marcadas, sino también, donde deben dar nueva fuerza a diferenciaciones que corren peligro de borrarse, sobre todo entre los blancos, los mestizos y mulatos libres. Las tensiones entre estos grupos étnicos están dispersos por todo el territorio hispanoamericano. La diferenciación de castas es un elemento estabilizador, destinado a impedir el ascenso de los sectores urbanos más bajos a través de la administración, el ejercito y la Iglesia, a la vez que a despojar de consecuencias sociales el difícil ascenso económico obtenido por otras vías, pero se acuidad creciente revela el problema capital de la sociedad hispanoamericana: si las fronteras entre castas se hace dolorosas es porque la sociedad colonial no tiene lugar para todos sus integrantes. La sociedad colonial crea así, en sus muy reducidos sectores medios, una masa de descontento creciente: es la de los que no logran ocupación, o la logran solo por debajo del que juzgan su lugar. Este conflicto estuvo condicionado por las migraciones desde la metrópoli. Al agolpamiento de la población urbana en torno a posibilidades de ocupación y ascenso demasiado limitadas para ella, se revela como un aspecto de otro rasgo más general: la desigualdad extrema de la implantación de la sociedad hispanoamericana en el vastísimo territorio bajo dominio español. El orden colonial deja abiertas las nociones de que la actividad mercantil es prestigiosa (porque es lucrativa), al igual que la noción de que grupos humanos cada vez mas vastos en torno de las limitadas posibilidades que ofrecen los “oficios de repúblicas” que también dan prestigio. El escaso dominio de la tierra, sumando a los obstáculos naturales, explica la importancia que conservan los ríos en el sistema de comunicación Hispanoamérica: el transporte fluvial permite esquivar las dificultades que una natu...


Similar Free PDFs