6. Novecentismo Y Generación del 14 PDF

Title 6. Novecentismo Y Generación del 14
Author Rosa Mérida González
Course Lengua Castellana y Literatura
Institution Bachillerato (España)
Pages 6
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Novecentismo Y Generación del 14...


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6.- Novecentismo o Generación del 14. Características de la novela y el ensayo. Juan Ramón Jiménez. 1.- INTRODUCCIÓN: marco cultural e histórico. El marco histórico internacional en el que se desenvolvió la generación del 14 se caracterizó por la Gran Guerra (1914-1918) que acabó con la civilización liberal europea. La guerra ocasionó la bancarrota de la mayor parte de los países aliados, lo que desembocó en una gran crisis que afectó a todos los niveles: político, económico, social y, por último cultural. En el campo del arte y la cultura el primer tercio del siglo XX significó la aparición de las vanguardias, movimientos de ruptura con el arte y la cultura decimonónica. Estos movimientos se sucedían unos a otros en intervalos cortos de tiempo y afectaron a todas las artes En España, la neutralidad durante la primera Guerra Mundial, produjo un importante auge económico que, debido a la mala gestión de políticos y financieros desembocó en agudas crisis sociales. La tensión social creció, sobre todo, en Andalucía y Cataluña y se tradujo en revueltas de obreros, huelgas…. El periodo de la Restauración llegaba a su fin con el golpe militar de Primo de Rivera en 1923. El descontento en todos los terrenos crece hasta que en 1931 se proclama la República. 2. RASGOS GENERALES DEL NOVECENTISMO. Cuando se habla de Novecentismo nos referimos a la obra de un grupo de autores que alcanza su momento de máximo esplendor a partir del año 1914, de ahí el término Generación del 14 que también se les aplica. En opinión de Azorín es evidente que en torno al año 1914 ha llegado a la cultura española una nueva generación diferente de la modernista. Según él, estos nuevos escritores pueden definirse por dos rasgos en oposición a la literatura anterior:-Son más metódicos, racionales, pero, son sobre todo intelectuales más que artistas. Por otro lado, el crítico catalán Guillermo Díaz Plaja introdujo el término novecentismo en la periodización de la literatura española, tomándolo del noucentisme catalán, término utilizado para referirse al movimiento político catalanista que tuvo lugar entre los años 1906 y 1915. Tanto la Generación del 98 como la del 14 comparten preocupaciones y convicciones frente al ochocientos y, más concretamente, frente a la Restauración. Pero a finales de la primera década del presente siglo las pequeñas disensiones entre ambos grupos comienzan a convertirse en grandes diferencias. Los novecentistas, por su parte, no sólo tienen como meta la transformación política del país sino también la mutación del individuo, siendo imprescindible para ello una amplia formación estética; de ahí la preocupación de esta generación por los temas literarios, sus disquisiciones sobre los géneros y sobre el arte en general, sus intentos de encontrar nuevas formas de novela y poesía y la búsqueda incesante de nuevos lenguajes. También buscan estos autores la solución a la situación española en el acercamiento a Europa, acercamiento que sirve tanto para formar a los escritores (los del 98 eran autodidactas) como para influir en sus obras, entre las que destacarán los ensayos rigurosos que, impulsados por la modernización de la Universidad y el asentamiento de la industria editorial, se convertirán en el mejor vehículo para sus ideas. Por otro lado, la influencia de las corrientes vanguardistas es definitiva en la novela o la poesía de los escritores del 14. La deshumanización del arte que propugna Ortega pretende acabar con la reproducción de la realidad para conseguir un arte puro, pulcro y sin sentimentalismos. La creación artística deberá procurar desdramatizar su reflexión, y esto lo consigue mediante una elegante prosa contenida y el recurso del humor, que logra revertir el pesimismo noventayochista. Ortega se erigió en líder de la Generación, el autor que puso la base de la Generación del 14 y de las vanguardias. Caracteriza así el arte nuevo de las vanguardias:  Es un arte puro, del que debemos valorar solamente las puras calidades formales

 De ahí que se tienda a la deshumanización y se releguen las emociones humanas a favor de la emoción estética  Es por ello un arte intelectual, “el placer estético tiene que ser un placer inteligente”  La poesía será antirromántica, “el poeta empieza donde el hombre acaba”, su quehacer es la pura creación verbal: “la poesía es hoy el álgebra superior de las metáforas”  En fin, el arte tiende a convertirse en juego, lejos de todo patetismo. Será esencial al arte joven la ironía y hasta un “pirueteo” vecino a lo deportivo. Autores. Siguiendo un criterio cronológico, Jorge Urrutia señala que los miembros de la Generación del 14 nacen entre 1881 y 1892. Estas fechas deben entenderse de una manera flexible, pues dos escritores tradicionalmente novecentistas como son Gabriel Miró y Manuel Azaña, nacieron en 1879 y 1880 respectivamente, y Claudio Sánchez Albornoz en 1893. Entre los autores incluidos en el periodo que va de 1881 a 1892 están, entre otros: Ramón Pérez de Ayala (1881), Juan Ramón Jiménez (1881), Eugenio d’Ors (1882), José Ortega y Gasset (1883), Rafael Cansinos-Assens (1883), Julio Camba (1884), Américo Castro (1885), Wenceslao Fernández Flórez (1885), Salvador de Madariaga (1886), José Moreno Villa (1887),Gregorio Marañón (1887), Ramón Basterra (1888) y Ramón Gómez de la Serna (1888). 3.- AUTORES Y OBRAS MÁS REPRESENTATIVAS. 3.1.- El ensayo: José Ortega y Gasset. El guía indiscutible del grupo (“Generación de Ortega”, se le llegó a llamar). En 1910 obtiene la cátedra de Metafísica en la Universidad de Madrid. En 1913 funda la “Liga para la Educación Política”; en 1915 la revista España y, en 1923, la Revista de Occidente, en la que hallarán cabida las nuevas corrientes europeas y españolas de todos los campos del pensamiento y de la creación. Durante toda su vida desarrolló una intensa actividad como escritor y conferenciante. Apoyó a la República. Al principio de la guerra civil se exilió; regresó en 1945. Desde el punto de vista filosófico, sus teorías se sitúan entre el racionalismo y el vitalismo (ratiovitalismo): se opone al irracionalismo imperante a la vez que se centra en la vida humana. Y sus meditaciones sobre el hombre y su entorno (“yo soy yo y mi circunstancia”, decía), le conducen a un interés creciente por la Historia. De entre su abundante producción ensayística debemos destacar, por su influencia sobre la literatura y el arte de la época, La deshumanización del arte (1925). Esta obra pretende realizar una descripción fenomenológica de la vanguardia. También de 1925 es el ensayo Ideas sobre la novela. Entra dentro del ámbito de la literatura Meditaciones del Quijote, la primera obra extensa de Ortega, publicada en 1914. Las veinte meditaciones del personaje cervantino parten de los géneros literarios: la épica mitifica personajes atemporales en aventuras fantásticas, como los libros de caballerías. La novela, cómica y mimética, ridiculiza la realidad y la desprecia, como algo mostrenco. 3.2.- La novela: Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró. Ramón Pérez de Ayala (1881-1962) Se le considera el más claro representante de la novela intelectual. Comienza escribiendo contenidos autobiográficos con una estética noventayochista, para pasar después a un tipo de novela intelectual. Su obra se puede dividir en tres etapas: 1) Tetralogía que narra la vida de Alberto Díaz de Guzmán, personaje barojiano, "alter ego" del escritor. Tinieblas en las cumbres (1907); A.M.D.G(1910) es la segunda, de marcado acento antijesuítico. La Pata de la raposa (1912); Troteras y danzaderas (1913) completa la tetralogía. Aparece en ella una visión de la bohemia literaria del Madrid de principios de siglo, con alusiones a personajes reales. Pérez de Ayala pretende en estas obras "reflejar la crisis de la conciencia hispánica desde principios de este siglo".

2) "Novelas poemáticas de la vida española", publicadas en 1916 en un solo volumen formado por tres relatos: Prometeo, Luz de domingo y La caída de los limones. Desaparece lo autobiográfico y ganan terreno las ideas. 3) En 1921 comienza su última tendencia narrativa. La acción disminuye y los personajes encarnan ideas o actitudes vitales. Abundan las disquisiciones sobre política, moral y estética. La mejor novela de este periodo es sin duda Belarmino y Apolonio (1921). Otros títulos de esta última etapa del autor son Luna de miel, luna de hiel y su continuación Los trabajos de Urbano y Simona -publicadas juntas en 1923-, Tigre Juan y El curandero de su honra, también con un argumento común y editadas en un mismo volumen en 1926. Gabriel Miró (1879-1930) Las novelas de Gabriel Miró entroncan con la novela lírica de Azorín. Ha sido considerado como epígono del 98, pero, sobre todo es experimentador, por su cuidado de la expresión y por los nuevos caminos que abre. Destaca también Miró por su temperamento voluptuoso, por su sensibilidad exacerbada y por su excepcional capacidad de captar sensaciones: luz, aromas, sonidos, colores. Destacan sus obras Nuestro Padre San Daniel (1921), y El obispo leproso (1926), que forman un bloque. Otras novelas destacadas de Gabriel Miró son Las cerezas del cementerio (1910) -sobre un amor apasionado en un sensual ambiente levantino- y los compendios de relatos breves El libro de Sigüenza (1917) y Años y leguas (1928). 4.- La lírica. Juan Ramón Jiménez (1881-1958). Para el autor vida y obra vienen a ser una misma identidad. Juan Ramón Jiménez habla de su Obra, con mayúscula. Creía en la unidad total de toda su producción y para él “crear” era cumplir con su destino humano. Él mismo dijo: “La obra, como la vida, se resuelve sucesivamente.” La actividad poética de Juan Ramón Jiménez se centra en la exaltación y la apropiación de la Belleza, que persiguió a través de la forma y de los sentidos, a través de la palabra exacta y de la inteligencia y a través de un sentido de totalidad y de absoluto, de eternidad y plenitud, que le llevan a escribir una poesía cada vez más depurada, más “desnuda” y más abstracta, hasta pensar su Obra como una forma de acercamiento y de aprehensión de la creatividad divina, con la que el poeta se identifica. Esta labor constante acaba dando a toda su poesía una clara unidad. Su evolución poética se caracteriza por unas constantes (como la soledad y su sentido de perfección estética) que le llevaron en una primera época al cultivo de unos valores líricos elementales, con predominio del sentimiento, para, posteriormente, mostrar en su obra un deseo de plenitud o ansia de eternidad y, por último, un intento de penetrar en las cosas para remontarse a lo abstracto. Hay en Juan Ramón Jiménez una permanente inquietud, una constante búsqueda, que explican su peculiar evolución. Por eso su obra resume los caminos recorridos por la poesía española desde el Modernismo hacia nuevas formas. En esa trayectoria ininterrumpida, suelen distinguirse varias etapas: según un famoso poema de 1918: “Vino, primero, pura…” se podía dividir su poesía en cuatro etapas: 1ª) Poesía sencilla, de sus comienzos; 2º) Poesía envuelta en los ropajes del Modernismo, 3ª) Etapa de depuración progresiva, hacia una nueva sencillez. 4ª) “Poesía desnuda”, definitivamente depurada de las galas modernistas. Mucho más tarde, el poeta reducía su evolución a las tres fases siguientes: 

Época sensitiva. Desde sus comienzos hasta 1915, aproximadamente.



Época intelectual. Se inicia con el Diario de un poeta recién casado, 1916, y se prolongaría hasta que abandona España en 1936.



Época "suficiente" o "verdadera, desde 1936 hasta su muerte.

Época Sensitiva. Juan Ramón comienza a escribir muy tempranamente: los primeros poemas suyos que se conocen datan de 1898. Son muestra de un postrromanticismo becqueriano y de tono adolescente. Sin embargo, muy pronto también acusa el influjo modernista. En efecto, cuando decía que su poesía "vino, primero, pura", Juan Ramón olvidaba los libros de 1900, Almas de violeta y Ninfeas, con prólogos de Villaespesa y de Rubén Darío, respectivamente. Buena parte de esos poemas responden a un Modernismo sensorial. La crítica no les fue favorable y el autor lo rechazaría más tarde. En 1903 se publica su primer gran libro: Arias tristes. En ese libro sí que encontramos una poesía sencilla de formas contenida y emotiva; la influencia de Bécquer es evidente Los sentimientos de soledad, de melancolía, o los temas del paso del tiempo y de la muerte, son propios de un neorromanticismo o de un intimismo simbolista. La influencia del Simbolismo es en él, como en Machado, decisiva. Pero la versificación con predominio de octosílabos y de asonancias, la tenue musicalidad y el lenguaje sobrio con adjetivación matizada, etc. sitúan a esta poesía al margen del Modernismo más ornamental y sonoro. En la misma línea se encuentran otros libros escritos entre 1903 y 1907: Jardines lejanos, Pastorales o Baladas de primavera Entre 1908 y 1915, Juan Ramón compone poemas que recogerá en los siguientes libros: Elejías (tres libros), La soledad sonora, Poemas májicos y dolientes, Sonetos espirituales..... Éstas son las obras puramente modernistas de Juan Ramón. Así pertenecen a este estilo literario la utilización del color y de otros elementos sensoriales, la adjetivación brillante, ciertas imágenes, así como la utilización de ritmos amplios (versos alejandrinos). De todas formas el modernismo de Juan Ramón es del tipo intimista sentimental, orientado hacia la confesión sentimental y la contemplación que hacia la expresión deslumbrante. Tampoco faltan en esos años composiciones de estilo más sencillo que presagian la inminente depuración de su estilo poético, como “El viaje definitivo” o “Primavera amarilla”. A esta época corresponde su libro Platero y yo, publicado en 1914. Es un libro escrito en prosa poética, dividido en breves capítulos. El lenguaje empleado por Juan Ramón evidencia un estilo modernista en el que describe con contenida emoción, los lugares, personajes, de su Moguer natal. Hay indicios ya en este libro de la búsqueda por parte del autor de una mayor pureza formal. Época Intelectual. La ruptura definitiva con el Modernismo se produjo en 1916. En ese año, durante su viaje a Nueva York con motivo de su boda escribe el Diario de un poeta recién casado. Publicado al año siguiente y titulado, mucho más tarde, Diario de poeta y mar). El autor lo consideró siempre como su mejor libro y la crítica lo califica como uno de los libros “clave” de la lírica contemporánea. Es un libro novedoso: han desaparecido el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros. Se trata, en efecto, de una poesía desnuda, en la que elimina lo anecdótico, para dejar

paso a la concentración conceptual y emotiva. Por eso predominan los poemas densos, breves, en versos cortos, libres, sin rima o con leves asonancias. Y hay también poemas en prosa que, por la heterogeneidad de sus materiales (frases en inglés, anuncios, etcétera) suponen una gran novedad, e influirían en la poesía de vanguardia. Siguen otros libros: Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919), Poesía (1923) y Belleza (1923). Continúa en ellos el proceso de interiorización. En 1922, Juan Ramón resume su idea del lenguaje poético con esta definición: “Sencillo.- lo conseguido con menos elementos, es decir, lo neto, lo apuntado, lo sintético, lo justo. Por lo tanto, una poesía puede ser sencilla y complicada a un tiempo…” Y añade: “No creo, en ningún caso, en un arte para la mayoría. Ni importa que la minoría entienda de todo el arte; basta con que se llene de su honda emanación”. De hacho se hace evidente la dificultad creciente de su poesía. Y es que el poeta apunta ahora, más que a la exterioridad sensible, a la realidad profunda o escondida de las cosas, a las “esencias” de su alma y del mundo. Su poesía quiere ser un instrumento para penetrar en la realidad, en busca de una nueva “inteligencia” (“inteligencia, dame el nombre de las cosas”, así comienza un poema de Eternidades). Esta etapa, que él mismo llama intelectual se culmina con un libro escrito entre 1923 y 1936, (pero publicado en 1936): La estación total. Su título alude al anhelo de abolir el tiempo y de llegar a una posesión de la belleza, de la realidad y del propio ser, es decir, ansia de eternidad. Etapa final: durante su exilio en América Juan Ramón prosigue su investigación en el lenguaje poético, por encima de las circunstancias de su propio exilio y cada vez más ensimismado en su Obra. A estos años corresponden: En el otro costado (1936-1942) y Dios deseado y deseante (1948- 1949). En vida del poeta sólo se publicaron fragmentariamente. Así, del primero aparecieron Los romances de Coral Gables. Y la primera parte del segundo libro citado se publicó con el título de Animal de fondo. En su Tercera Antolojía poética (1957) se incluye algunas muestras de otros dos libros en proyecto: Una colina meridiana y Ríos que se van. En el libro En el otro costado figura un largo poema en prosa, iniciado en 1941 y terminado en 1954, denominado “Espacio”, que es el mejor poema de toda su obra. Sin tema preciso, el poema ensarta vivencias y preocupaciones del poeta con un ritmo fluyente y vivo. Dios deseado y deseante conduce a nuevas honduras. Es un poemario de tema místico y metafísico: la sed de eternidad le ha llevado a la posesión de un dios que se identifica con la Belleza, con la Eternidad, o con la propia conciencia creadora. Al mundo creado por el poeta viene a habitar un dios creado también por él. Formalmente, el absoluto dominio del verso libre y el lenguaje profundo, de un hermetismo sustancial provocan una tensión creadora que Juan Ramón no abandonará hasta el final. Para concluir, haremos hincapié, una vez más en lo que tiene de ejemplar, de representativa, la trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez. Representa un referente para todos aquellos poetas que quieran seguir una de las posibles maneras de concebir la poesía: la búsqueda, por parte del poeta, de la Belleza y lo Absoluto. Por ello sirvió de guía para los “poetas puros” y para los componentes de la Generación del 27: todos ellos, al menos en su juventud (en la etapa de la Residencia de estudiantes), recibieron su influencia. También se entiende que los poetas de la posguerra, acuciados por preocupaciones sociales, se alejaran de su estética. Pero, posteriormente fue retomado como guía en la renovación del lenguaje poético por los poetas “novísimos”....


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