7 (Sollod) Teoría de la Personalidad PDF

Title 7 (Sollod) Teoría de la Personalidad
Course Elementos de Psicología
Institution Universidad Argentina de la Empresa
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Teoría de la Personalidad - Capítulo 1 (Sollod)...


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Capítulo 1

Temas básicos: cómo aproximarse al estudio de las teorías de la personalidad ...ni toda la verdad ni todo el bien se revelan a un solo observador, aunque cada observador obtiene una superioridad parcial en la comprensión desde la posición particular en que se encuentra. William James Sucederá por un tiempo que el discípulo hallará acrecentado su poder intelectual debido al estudio de la mente de su maestro. Pero en todas las mentes desequilibradas la clasificación es idolatrada, tomada como un fin, y no como un medio velozmente agotable, de manera que los muros del sistema se integran a su modo de ver y en el remoto horizonte, con los muros del universo. Ralph Waldo Emerson Nada es real hasta que es local. Anónimo

UNA METÁFORA ÚTIL: LA MÁSCARA Y LA PERSONA DEBAJO “Los términos personality en inglés, personalité en francés y personlichkeit en alemán, se parecen mucho al personalitas del latín medieval. En el latín clásico sólo se usaba persona. Todos los eruditos están de acuerdo en que el significado original de esa palabra es ‘máscara’”. Estas palabras fueron escritas por el psicólogo estadounidense Gordon Allport (Allport, 1961, p. 25). Allport rastreó luego el significado del término persona en una frase aún más antigua en latín: per sonare, que significa “sonar a través de”. La frase “per sonare” o, de manera literal, “hacer sonidos a través de” se refería a la boquilla

de la máscara teatral a través de la cual se proyectaba la voz del actor. Los significados posteriores citados por Allport demuestran que el significado del término persona evolucionó lentamente a una designación más abstracta que se refería tanto a la apariencia (la máscara) como a la persona debajo (Allport, 1961). La metáfora de la máscara aparece con frecuencia en las teorías de la personalidad y es un tema importante en este texto. Allport observó la diferencia entre su enfoque de la personalidad y el freudiano: él fue uno de los fundadores de la teoría académica de la personalidad. Realizó su tesis de doctorado en el campo de la teoría de la personalidad y desarrolló el primer curso universitario sobre ese tema, que enseñó con dedicación entre las décadas de 1930 y 1960 en la Universidad de Harvard.

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2 Capítulo 1 Temas básicos: cómo aproximarse al estudio de las teorías de la personalidad En 1962, Allport hablaba del valor y el sentido incipiente de autodirección que necesitó cuando era un joven estudiante de posgrado para continuar en el campo de la personalidad como tema de su tesis. . . . a cada estudiante de posgrado se le permitía decir en dos o tres minutos en qué estaba trabajando para su tesis de doctorado. Cuando llegó mi turno y dije que trataba de hacer un estudio experimental de los rasgos de la personalidad humana, Titchener (un destacado psicólogo experimental) me miró fijamente. . . el silencio pareció prolongarse por una hora, pero es probable que sólo fuera un minuto. . . ¡Fue una respuesta cruel para un joven estudiante de posgrado! (Allport, 1962, p. 3)

Allport añadió que el mentor que más lo apoyaba, quien había visto el suceso, lo llevó luego a un lado y le dijo: “No te preocupes por lo que piense Titchener”. Y de repente dejó de importarme, era irrelevante. Creo probable que el suceso fuera un trauma benigno porque, en los años siguientes, no me preocupaba lo que pensaran mis colegas y eso fue afortunado. En definitiva he sido un disidente, una minoría que se aparta de la norma en la psicología moderna. Pero no podría importarme menos. No me preocupa y creo que esta experiencia inicial tuvo algo que ver con ello (Allport, 1962, p. 3).

INICIO DEL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD: UNA NOTA PERSONAL Recuerdo que la primera vez que tomé un curso de psicología de la personalidad, mientras hacía un posgrado en ciencias,1 pensaba que sería un curso acerca del aspecto superficial, aparente, de la gente. Una de mis ideas erróneas, corregida con celeridad, era que el curso trataría sobre la popularidad, carisma o atractivo personal. Yo creía que algunas personas tenían “mucha personalidad” y que otras no. Me preguntaba si sería posible enseñar todo un curso sobre este tema. La primera vez que entré a la clase, descubrí que el profesor hablaba acerca de la parte superficial de una persona, las conductas observables. Resultó que sólo algunas de esas conductas tenían que ver con la popularidad. Pronto descubrí que el curso de personalidad también buscaba debajo de la superficie sondear las profundidades de la naturaleza humana. En ocasiones iba muy por debajo de la superficie, debajo de la máscara. Y la aventura que empecé, entonces, de aprender a mirar debajo de la superficie, para entender o “ver bajo” la superficie, ha continuado durante toda mi vida y en mi trabajo. Esta aventura enriqueció mi vida y la de muchos otros estudiosos de la personalidad. Christopher Monte quedó ciertamente fascinado y en el curso de los años obtuvo un enorme conocimiento en su esfuerzo por entender el tema de la persona1

El profesor Gordon Allport impartía este curso.

lidad y de explorar con cierta profundidad la personalidad de los teóricos. Cuando ingresé al curso de personalidad siendo un estudiante de ciencias, me intrigaba la idea de que la personalidad humana fuera una unidad fundamental y un nivel de organización. El aprender sobre átomos y moléculas no parecía una vía directa para llegar al conocimiento de la personalidad. Además, me parecía que el estudio de ésta se encontraba en un nivel decisivo por estar entre la dimensión microscópica por un lado y las enormes dimensiones de la cultura, la sociedad y la historia por el otro. Además, las personas son seres sensibles y conscientes. No creía posible atribuir esas cualidades a las moléculas, a las naciones o a las galaxias. Más o menos en esta época descubrí la filosofía del personalismo, la cual reconocía el valor y dignidad inherentes de la persona. Cuestionaba cualquier tipo de subordinación del individuo a las estructuras políticas o económicas e incluso a las tendencias culturales. Algunas enseñanzas espirituales indicaban que salvar la vida de una persona equivalía a salvar a todo un mundo de la destrucción. En todo caso, la personalidad parecía un tema que valía la pena estudiar, incluso para mis ideas tan empapadas de una subcultura científica. Además, había una sensación de misterio e impenetrabilidad alrededor de la personalidad. ¿Cuántas personas tienen una plena comprensión de sí mismas? ¿Cuántos de nosotros podemos hacer una descripción precisa de nuestra personalidad? Cuando mucho, la mayoría de nosotros estamos informados respecto a unas cuantas personas y a nosotros mismos. Las personas recién conocidas nos parecen misteriosas e impredecibles hasta que construimos una teoría más o menos adecuada para explicar y predecir su conducta. Yo esperaba que el curso de teorías de la personalidad me brindara herramientas para comprender mejor a la gente que me rodeaba y a mí mismo. Cuando encuentres las teorías en este texto, será interesante que adviertas si se maneja (y cómo) la dicotomía persona-máscara. A un teórico tal vez le interesen las variables periféricas que es fácil observar (la máscara) o bien las variables centrales que tocan el núcleo (la persona interna). Algunos psicólogos no ven razón para buscar “una persona interna” cuando la conducta manifiesta es adecuada para el estudio científico o para la predicción y control de conductas específicas. Ellos creen que las teorías de la personalidad sólo deben prestar atención a la conducta observable sin hacer inferencias o suposiciones acerca de un núcleo interno de experiencia; y unos cuantos no distinguen entre lo externo y lo interno. Los teóricos que tratan de integrar las perspectivas internas y externas esperaban que la psicología de la personalidad pudiera reconstruir a la persona entera y consolidar los elementos de la persona y la máscara en un marco unificado. Sigmund Freud destacó la distinción entre la superficie y lo que estaba debajo de ella e incluyó ambos aspectos en su

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¿Una verdad o muchas perspectivas?

modelo de la psique. Carl Gustav Jung consideraba que la persona era la imagen que se presenta a los demás, el papel social, en comparación con la suma total de la vida psíquica, consciente e inconsciente, de la persona. La consideraba como una parte de un todo más incluyente a la que denominó la psique.

¿UNA VERDAD O MUCHAS PERSPECTIVAS? Cuando empieces a explorar las diferentes teorías de la personalidad, descubrirás muchas formas de contemplar y dar sentido a la personalidad. Las teorías difieren en sus suposiciones, los datos o evidencias que consideran y sus conclusiones. Algunas parecen diametralmente opuestas. Es útil darse cuenta de que si todos los psicólogos estuvieran de acuerdo en una única manera de ver la personalidad, no habría necesidad de un texto sobre las teorías de la personalidad; continuaríamos con la única teoría aceptada por todos. Algunos especialistas, sobre todo en los escenarios académicos, muestran la tendencia a abogar por una sola teoría. Quizá has tenido un profesor que muestra dicha adhesión. Abogar por una sola teoría es útil para enfocarse y establecer conexiones, pero el tema de la personalidad es tan complejo que resulta difícil imaginar que una sola teoría podría ser suficiente para explicar todo lo que necesitamos saber sobre la conducta humana. Una frase latina es pertinente: Cave hominem unius libri, cuya traducción literal significa “Cuídate del hombre de un libro”. Significa que la gente con un solo enfoque o perspectiva no tiene una visión equilibrada o confiable. Esto es cierto en el caso de la psicología. El psicólogo bien educado tiene una formación amplia y está familiarizado con muchas teorías y puntos de vista aunque prefiera y esté comprometido con un enfoque específico. Cada teoría tiene fortalezas y debilidades, y deberíamos ser lo bastante honestos para estar al tanto de las limitaciones del enfoque que preferimos. Otro concepto que puede ser útil para los estudiosos de la personalidad es la limitación del reduccionismo o lo que podría denominarse “no es otra cosa sino. . .”. Un biólogo que considera a la célula como el cimiento de la vida puede

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concluir que la vida no es otra cosa sino la conducta de las células. Un freudiano no advertiría otra cosa sino la psicodinámica. Un conductista que haya estudiado las pautas de reforzamiento y extinción llegaría a la conclusión de que la conducta no es otra cosa sino esas pautas. Un teórico cognitivo diría que la personalidad no es otra cosa sino el resultado de las estructuras cognitivas. Algunos teóricos de la personalidad se mostraron apasionados en su intento por demostrar o argumentar que sus teorías eran verdaderas y que las otras eran falsas. Algunos de ellos les inspiraba la noción de que las ideas de sus predecesores (sobre todo en el caso de Freud) eran en cierto modo limitadas o incorrectas. Por ejemplo, se sabe que Allport repetía la cita de procedencia desconocida, hasta donde concierne al inconsciente, de que: “Freud descendió a lo más profundo, permaneció ahí por más tiempo y emergió más sucio que cualquier otro”. (Tengo la sospecha de que era uno de los dichos favoritos de Allport.) Por su parte, cuando Freud expulsó a Alfred Adler del puesto de editor de la revista psicoanalítica escribió: “Por fin me deshice de Adler. . . El daño no es grande” (Freud, en Freud y Jung, 1974, p. 376). Esas contiendas no son profesionales y a menudo parecen tontas, pero debemos reconocer que son una consecuencia del compromiso de los teóricos con su visión particular de la realidad. Sigmund Freud quería que las personas reconocieran y entendieran que sus verdaderos motivos no eran tan nobles e idealistas como pensaban, que reconocieran que a menudo eran hipócritas en lo concerniente a la sexualidad y la agresión. Deseaba que el género humano fuera elevado por un pequeño grupo de individuos psicoanalizados con un alto grado de autoconocimiento, insight y racionalidad. A Gordon Allport le preocupaba la pérdida de individualidad que acompañaba al ascenso de la ciencia psicológica. Carl Jung tenía un compromiso profundo con la comprensión de la dimensión espiritual de la existencia humana, mientras que Carl Rogers esperaba que la libertad personal fuese una meta fundamental de los psicólogos y la gente en general. Las descripciones y teorías de la personalidad de esos individuos no son meras descripciones neutrales. Sus visiones de lo que es la vida y de cómo debería ser son tan distintivas y diferentes como las visiones de artistas como Vincent Van Gogh, Norman Rockwell o Thomas Eakins.

Experiencia personal: mi reduccionista compañero de cuarto en la universidad

Cuando era estudiante de posgrado, alguna vez tuve un compañero de cuarto al que podría etiquetarse racionalmente como reduccionista. Su nombre era Fred y se especializaba en bioquímica. Durante el tiempo que fue mi compañero, salía con una chica que era estudiante de biología, a quien llamaremos Joyce. En una ocasión en que conversaba con Fred sobre su relación le

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pregunté: “¿Estás enamorado?”. Su respuesta me dejó atónito: “¿Amor?, no existe tal cosa. Lo que existe es una vinculación biológica”. También comentó que él y su pareja compartían esta visión no romántica y reduccionista de las relaciones. Después de reflexionarlo, supuse que, como reduccionistas biológicos autoproclamados, al menos debían ser intelectualmente compatibles.

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4 Capítulo 1 Temas básicos: cómo aproximarse al estudio de las teorías de la personalidad Los estudiosos de la personalidad tienen, por consiguiente, un problema. ¿Cómo abordaremos varias teorías con diferentes conceptos cuando cada una se proclama como la única verdadera? Una respuesta proviene de la filosofía del pluralismo, la idea de que existen muchas realidades y que más de una perspectiva puede ser correcta. Por ejemplo, en lo que concierne a las teorías de Freud y Rogers, podría ser que su pensamiento y experiencia personal le revelaran a cada uno de ellos un aspecto diferente de la personalidad. Un psicólogo fenomenológico diría que cada uno estaba en sintonía o abierto a diversas realidades. Tanto para el que se inicia en el estudio de la teoría de la personalidad como para el estudioso avanzado, resulta un desafío intelectual y emocional entender las diferencias entre los teóricos sin tomar partido de inmediato por uno o unos cuantos en contra de los otros. Según los teóricos del desarrollo cognitivo, para encarar este reto primero debería verse algún valor en todas las teorías para adoptar al final un punto de vista específico con el cual pudiera uno comprometerse (Perry, 1970). En un nivel superior, este proceso es análogo a la capacidad para tomar diferentes perspectivas visuales; por ejemplo, imaginar cómo luciría un grupo de objetos cuando se ven de un costado o desde atrás y luego elegir la perspectiva que se prefiere. Los propios teóricos trataban a veces de entender por qué disentían de sus colegas. A Jung lo desconcertaban las diferencias entre Freud y quienes lo rodeaban, entre los que estaban Adler y el propio Jung. Él dijo que había desarrollado la teoría de los tipos psicológicos para explicar esas enormes diferencias. En otras palabras, sus ideas sobre la personalidad eran diferentes porque su temperamento era distinto. En este texto señalamos que esos teóricos tuvieron diferentes experiencias personales, en especial en la niñez. Pasaron sus años de formación bajo diversas influencias históricas, sociales y culturales; siguieron trayectorias diferentes en la vida y sus valores eran distintos. Veremos que muchas teorías de la personalidad surgieron como una respuesta creativa por parte de un teórico a los desafíos y circunstancias difíciles de su vida. Además, cada una de sus historias

RECUADRO 1.2

personales ocurrió dentro de un contexto específico. En resumen, encontramos que cada uno de los principales teóricos de la personalidad tenía conciencia de diferentes aspectos de la experiencia y de la personalidad. ¿Con qué enfoque se presentan en este texto la mayoría de las teorías de la personalidad? Seguimos la historia del desarrollo de cada teoría y mostramos su evolución a través de los “cambios” que pudiera haber experimentado su creador. Pretendemos esclarecer la batalla de cada teórico por entender la naturaleza humana.

LAS TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD COMO SOLUCIONES CREATIVAS A LOS PROBLEMAS PERSONALES Cuando los estudiantes piensan en seguir una carrera en psicología o en otra de las profesiones relacionadas con la salud mental, es común que se pregunten: Si tengo serios problemas psicológicos, ¿eso por fuerza me descalifica para ayudar a otros? La respuesta se encuentra en las vidas atribuladas de algunos de los más destacados teóricos de la personalidad. Los problemas personales pueden brindar una fuente de comprensión y crecimiento personal, pero tener esos problemas no es un antecedente necesario ni suficiente para que una persona se convierta en teórico creativo. Los problemas psicológicos a menudo tienen el efecto favorable de dirigir la atención de una persona al campo de la personalidad y a la necesidad de desarrollar autoconocimiento y el conocimiento de los demás. Así ocurrió con mucha gente que trató de centrar su carrera en la ayuda psicológica a otros. Una vez que una persona dirige la atención a sus problemas debería esforzarse para resolverlos de manera exitosa. Una teoría de la personalidad y la psicoterapia suelen ser medios en que el teórico transmite a otros su aproximación o forma personal de resolver las dificultades de la vida. Por ejemplo, con Sigmund Freud encontraremos una intensa e inquebrantable introspección, con Carl Jung la habilidad para mezclar visiones y experiencias internas fantásticas, con

Sólo para relacionar

El concepto de Ellenberger de enfermedad creativa es similar al tema mítico del “curandero herido” que a lo largo de la historia se encuentra en muchas culturas y obras literarias. Las ideas y las capacidades curativas del “curandero herido” surgen de sus luchas con el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y las lesiones. Como veremos en el capítulo 5, Carl Jung denominó arquetipos a esos

temas universales y creía que forman parte del inconsciente colectivo de todos los seres humanos. En opinión de Jung, los teóricos de la personalidad que se supone tienen una enfermedad creativa serían considerados curanderos heridos. En este marco puede entenderse la experiencia personal del mismo Jung.

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¿Qué hay acerca de la psicología anormal?

Carl Rogers un hincapié en la aproximación optimista a los desafíos del presente y con Erik Erikson el intento por desarrollar una identidad única. En este libro asumimos el deseo de obtener una comprensión profunda e inolvidable de las teorías de la personalidad por medio del entendimiento de la vida de los teóricos y de cómo y por qué desarrollaron las teorías por las que son conocidos. Este enfoque tiene la ventaja de que veremos algunas teorías en términos de las experiencias personales de los teóricos y en los contextos sociales e históricos en que fueron elaboradas. Por ejemplo, quedará claro que la teoría de Freud fue una respuesta a muchas de las dificultades de su propia vida, así como una respuesta a la moralidad de la clase media alta europea de fines del siglo xix. Décadas más tarde, la teoría de la personalidad más optimista de Carl Rogers tenía una relación profunda y era un reflejo de su manera de acercarse a la vida, a la vez que era afectada por las tendencias de la cultura y la sociedad estadounidense de mediados del siglo xx. Henri Ellenberger (1970) presentó la idea de que muchas de las teorías psicológicas influyentes se originaron en lo que denominó las enfermedades creativas de sus autores. Una enfermedad creativa, un padecimiento psicológico entremezclado con un proceso creativo al que tal vez contribuye, puede adoptar diversas formas cuya intensidad va de la ansiedad ligera a la inadaptación neurótica o a las separaciones psicóticas de la realidad (...


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