Análisis de dos poemas de Olga Orozco, \"Con esta boca, en este mundo\" y \"Densos velos te cubren, poesía\". PDF

Title Análisis de dos poemas de Olga Orozco, \"Con esta boca, en este mundo\" y \"Densos velos te cubren, poesía\".
Author Lorena Mira
Course Introducción A Los Estudios Literarios
Institution Universidad Nacional de Río Negro
Pages 1
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Summary

Trabajo practico para la materia Introducción a Estudios Literarios, en donde se analizan dos poemas de Olga Orozco, que son “Con esta boca, en este mundo” y “Densos velos te cubren, poesía”. Son "metapoemas", es decir, poemas que hablan sobre la poesía....


Description

Trabajo práctico N° 1 Breves comentarios sobre “Con esta boca, en este mundo” y “Densos velos te cubren, poesía”, de Olga Orozco. Ambos poemas hablan sobre la poesía, sobre el hecho Creador, pero desde diferentes lugares. “Con esta boca, en este mundo” —que desde ahora será llamado primer poema—, se centra para mí en lo difícil que es hacer poesía, de lo limitado que es para el poeta el hecho Creador, en definitiva, qué es. Mientras que, en “Densos velos te cubren, poesía” —que será referido como segundo poema—, pone el foco en lo insignificante que es aquella poesía que queda. El hecho Creador, fugaz, reducido, limitado por ese mundo inexplorado, inalcanzable, al que tiene acceso por medio de unas lámparas que apenas pueden penetrar en la negrura de lo desconocido. El primer poema empieza nombrando partes del cuerpo ligadas a elementos fantásticos, refiriéndose a ellos como fuentes posibles de conocimiento para la creación poética, aquel “verbo sagrado”. Ni la pepita de oro, ni la corriente secreta de grandes ríos podrían revelar más de lo que la poeta logra atisbar de lo que pasa por la huidiza luz de sus lámparas. Ni siquiera la luz que un caldero de estrellas le pueda dar. El mundo es así, insondable. “Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma, Ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara, Y no hay sombra que guie mi vuelo en el umbral…” La lámpara para mí simboliza la razón, —si es que se puede pensar, en todo caso, en la Alegoría de la Caverna, de Platón— aquel elemento que al ser artificial iluminar lo que ya conoce. Sin embargo, la poesía aquí aparece como algo que puede explorar en los rincones más neblinosos de la mente humana. El humano está solo ante lo insondable, únicamente acompañado por roces de ramas y quejidos del viento. Pero esos sonidos de la naturaleza no le revelan al humano su conocimiento. La poesía es muda, debe ser descubierta por el poeta. Pero además de eso, el poeta se encuentra con otro obstáculo; el del lenguaje mismo. La lengua es limitada: “Ya he dicho ya lo amado y lo perdido/ trabé con cada silaba los bienes y los males que temí perder”. Orozco ya ha dicho todo lo que podía decir, ya no le quedan más silabas que “trabar”, es por esto que ve a lo lejos como a lo largo de un corredor resuenan melodías, observa rayos que iluminan fugaces secretos y contempla monedas proveniente de visiones arrebatadas a la Oscuridad. Es por esto que al final se pregunta ¿cómo es que se puede nombrar con una sola boca —aquella que solo posee una débil lámpara— un mundo repleto de oscuridad y lugares inciertos? El segundo poema retoma la idea de lo incierto del mundo —lo reconoce como tal; desafiante—, pero se centra en el camino del poeta. ¿Dónde está la poesía? Orozco la busca en sus versos, siente que su cuerpo la detiene, es una jaula; escarba entre los límites de su esqueleto. Entre la intensa búsqueda que evocan las imágenes que teje con sus palabras, parece encontrarla, fugaz como es por naturaleza: “A través de las dobles espesuras que encierran la salida O acaso suspendida por un error de siglos en la red del instante Creí verte surgir como una isla”. Pero no es más que un pedazo, algo pequeño, reducido por lo poco que se deja ver. Esos destellos de luz que a veces se muestran ante los ojos encandilados del poeta, abriendo grietas fugaces entre la Oscuridad del conocimiento, les regalan apenas un poco de polvo. “¡Un puñado de polvo, mis vocablos!”.

Lorena Mira...


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