Apuntes Alberto Magno PDF

Title Apuntes Alberto Magno
Author Luis Garcia Tévez
Course Historia de la Filosofía Medieval y Renacentista I
Institution UNED
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Alberto Magno Alberto Magno: la persona, la obra y el programa de investigación Alberto Magno (Lauingen, Baviera, 1193/1206? – Colonia, 1280) fue el más ilustre catedrático de la facultad de teología de París. Nace según algunos en 1193, o en 1206, según otros. Ejerce la enseñanza en Alemania antes, y después, entre 1245 y 1248, es profesor en París. Más tarde regresa a Colonia. Entre sus obras se cuentan:   

Escritos científicos, como Sobre los vegetales y las plantas o Sobre los minerales y Sobre los animales. Obras de filosofía, como la Metafísica, un comentario al Liber de causis, y paráfrasis a la Ética, la Física y la Política de Aristóteles. Obras teológicas como un Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, la Summa creaturis y el De unitate intellectus (contra el averroísmo).

Alberto se muestra como un admirador de la filosofía y de la ciencia de Aristóteles. Es mérito suyo haber introducido a Aristóteles en el pensamiento cristiano y haber atraído la atención de su célebre pupilo Tomás de Aquino 1. Según el catedrático, Aristóteles el filósofo al que mayor atención hay que prestar, así como Agustín es el más importante teólogo; aparecen así configurados los dos principales maestros en el horizonte de Alberto Magno. Basándose en ellos, traza una clara distinción entre filosofía y teología: tanto el filósofo como el teólogo se ocupan de la existencia de Dios, pero desde perspectivas diferentes y con objetivos y resultados completamente dispares.

La distinción entre filosofía y teología Alberto señala al menos cinco diferencias entre el conocimiento filosófico y el conocimiento teológico de Dios: 1. El conocimiento filosófico avanza sólo a través de la razón, mientras que la fe llega más allá. 2. La filosofía parte de premisas que deben ser conocidas por sí mismas, mientras que en la fe existe una luz (lumen infusum) que incide sobre la razón y le abre perspectivas impensables de otro modo. 3. La filosofía surge de la experiencia de las cosas creadas; la fe, de la Revelación de Dios. 4. La razón no nos dice qué es Dios, pero la fe – dentro de ciertos límites – sí lo hace. 5. La filosofía es un procedimiento puramente teórico, mientras que la fe implica un proceso intelectivo-afectivo (el amor a Dios del hombre). 1 Alberto no es el primero en conocer y tratar a Aristóteles; sin embargo, su mérito radica en haberlo presentado como un patrimonio a asimilar y no como un autor cuyo pensamiento debe conocerse para poder rebatirlo.

Esta distinción se refleja claramente en la doctrina sobre el conocimiento de la realidad, que dispone de una doble vía, según se trate la res in se (el «ser en sí») – filosofía – o la res ut beatificabilis (el «ser en tanto ¿feliz, venerable, honorable?») – teología –. Así, Alberto puede estar (y de hecho está) de acuerdo con la psicología del conocimiento de Aristóteles a la par que lo está con la psicología agustiniana, pues se trata de ordines especulativos diferentes, de dos perspectivas con relación al mismo objeto. Con otros problemas el enfoque es similar: la Trinidad, incognoscible para la filosofía, pero interpretable desde la teología; el filósofo no puede pronunciarse con argumentos válidos a favor o en contra de la tesis sobre el carácter temporal o eterno del mundo, pero para el teólogo el mundo es creado (e igual con la inmortalidad del alma); etc. En suma, theologica non conveniunt cum philosophicis in principiis (‘las cosas teológicas no coinciden en sus principios con las filosóficas’).

Los filósofos griegos y los teólogos cristianos Venimos anticipando ya que Alberto defiende la necesidad de considerar cabalmente el valor de la filosofía griega. Según el catedrático, los griegos, y en particular Aristóteles, nos han ofrecido análisis muy sutiles respecto al alma humana, considerada sin embargo desde un punto de vista general, y partiendo desde principios racionales no es posible avanzar más. Los teólogos, por el contrario, han descubierto en el alma nuevas facultades que corresponden a aspectos cuya existencia ni sospechaban los filósofos. Y ello ha sido posible porque se hallaban iluminados por la Revelación que, como un nuevo sol, suscitó problemas antes desconocidos. Los teólogos consideran la realidad de modo especial (specialius), mientras que los filósofos ejercen una consideración común ( communior); esta distinción se basa en la cosa misma, que posee una estructura propia, pero al mismo tiempo muestra una ratio essendi referida al principio supremo. Si el conocimiento recae sobre la cosa misma, es communior, y la obra lo que Agustín llama la ratio inferior; si recae sobre la idea eterna con que la cosa se relaciona, es conocimiento specialior y obra de la ratio superior. Con esto, pierde todo el sentido la polémica en torno al aristotelismo. Poniendo en evidencia el doble aspecto de la realidad y el doble plano de la razón, Alberto muestra lo oportuno que es desarrollar tanto uno como otro. Y dado que el pensamiento de Agustín ya disfruta de amplio desarrollo, es preciso cultivar el pensamiento de los científicos griegos, y, en particular, de Aristóteles. Así comprendemos el proyecto de fondo de Alberto: hacer inteligible al mundo latino el pensamiento de Aristóteles.

El interés científico En consonancia con su programa, Alberto se ocupa de cuestiones científicas y no sólo de problemas filosóficos y teológicos. Más allá de su referencia constante a los clásicos, Alberto realiza novedosas observaciones sobre el mundo mineral, vegetal, y animal. En él encontramos pruebas de la recuperación del espíritu científico. Alberto defiende una concepción mágicoastrológica, una magia natural que da testimonio de la infinita fuerza de la Causa primera. De especial relevancia son ciertas observaciones de Alberto sobre el objeto y el método de la ciencia natural. Según el catedrático, en la ciencia

natural se investigan las cosas naturales según causas naturales. No se puede creer en la autoridad ciegamente, y cualquier contradicción con los sentidos debe ser descreída. El estudio de la naturaleza es de las cosas individuales. Y debe experimentarse de todos los modos posibles para disponer de toda la seguridad posible sobre el testimonio de los sentidos, pues las pruebas basadas en la percepción son superiores al razonamiento sin experimentación en ciencia natural....


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