Capitulo 7 - La Conducta Propositiva PDF

Title Capitulo 7 - La Conducta Propositiva
Course Psicologia de la Personalidad
Institution Universidad de Huelva
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Capitulo 7 - La Conducta Propositiva...


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TEMA 7: La conducta propositiva: la autorregulación de los procesos 7.1 LA CONDUCTA PROPOSITIVA

La conducta humana está guiada por objetivos o por deseos, pues sin ellos se hace errática. La organización temporal de las conductas es uno de los marcos más diferenciales de cada personalidad; algunas personas solo pueden establecer proyectos a corto plazo impulsadas por circunstancias inmediatas mientras que otras pueden hacerlo a medio o largo plazo debido a un conjunto de necesidades, motivaciones, expectativas y valores. Las personas se caracterizan por tener metas e intentar alcanzarlas a través de unos planes. Estas tienen una recompensa en sí mismas pues alcanzar un determinado objetivo es por sí mismo reforzante. La conducta humana es una conducta propositiva, una conducta dirigida alcanzar objetivos, de hecho, sin algún tipo de estructura propositiva mínima no es posible hablar de conducta (solo existiría actividad motora) pues son estos los que la estructuran y secuencializan. La proactividad varía de persona a persona e incluso en función de las situaciones y las circunstancias de cada momento. Además, depende del ciclo vital pues se es más reactivo al principio y al final y más proactivo en las fases intermedias. Tal como propone el modelo de los constructos cognitivos de G. Nelly (1955), el constructo es una anticipación de los acontecimientos y hechos, de forma que la conducta por su propia naturaleza no es básicamente reactiva, sino exploratoria y anticipatoria. Como han desarrollado Das, Kar y Parrila (1998), la planificación de la conducta es un indicador de conducta inteligente y adaptativa. Por el contrario, la desesperanza como abandono de cualquier objetivo posible y el hundimiento de las metas personales se asocian a las conductas desintegradas y a la aparición de trastornos mentales y físicos importantes tales como la depresión y el desarrollo de neoplasias. 7.1.1. La regulación y dirección de la acción El control y la dirección de la acción es el proceso a través del cual establecemos nuestros objetivos y metas, verificamos su desarrollo (retroalimentación) establecemos los modos para alcanzar los objetivos (estrategias) y comprobamos su consecución o fracaso (gratificación o castigo) El proceso de regulación tiene al menos 5 fases: Establecimiento de deseos, motivos y tareas, toma de decisiones, retroalimentación, autocontrol, consecución o fracaso. ➢ Modelos teóricos Teoría de la autodeterminación. Desarrollado por Edward L. Deci y Richard M. Ryan (2002). Afirma que las personas tienen tendencias innatas y espontaneas a desarrollar y a elaborar un sentido unificado de sí mismo. Sin embargo, el contexto y las contingencias de vida pueden disminuir o anular esta tendencia. Habría tres tendencias básicas de la persona sin las cuales no podría entenderse: competencia (ser efectivos y expresar nuestras capacidades), relación (necesidad de ser parte de un grupo, comunidad o institución) y autonomía

(actividad centrada en los valores e intereses propios). A partir de estos planteamientos, esta teoría ha desarrollado cuatro miniteorías que completan su cuadro teórico y explicativo: Teoría de la evaluación cognitiva. Las necesidades de autonomía y competencia están íntegramente implicadas en la motivación intrínseca y la percepción de elementos contextuales y contingentes como la obtención de beneficios al final de su ejercicio, pueden alterar la motivación intrínseca en la medida que tales contingencias son percibidas como factor causal de la conducta. Cuando una conducta es vista como dependiente de factores de control externo, la motivación intrínseca disminuye y puede perderse. Teoría de la integración organísmica. La persona se compromete en las actividades que le resultan personalmente motivantes y las que están relacionadas con personas apreciadas. Esta teoría ha desarrollado un modelo de continuidad entre la acción inmotivada y la acción intrínsecamente motivada. No motivada

Extrínsecamente motivada

No regulada

Regulación extrema

Regulación introyectada

Intrínsecamente motivada Regulación identificada

Regulación integrada

Regulación intrínseca

❖ No motivada: cuando no hay ninguna razón o motivo para ejercer una actividad, ni por razones personales ni externas. ❖ Reg. Externa: la menos autónoma, por ejemplo trabajar para ganar dinero. ❖ Reg. Introyectada: la que se efectúa para evitar sentimientos personales de malestar o culpabilidad. ❖ Reg. Identificada: la que se realiza en función de un compromiso con unos valores. ❖ Reg. Integrada: la que se hace por la identificación con los valores que están en juego. ❖ Reg. Intrínseca: cuando la misma acción genera satisfacción. Teoría de la orientación de la causalidad. Hay tres grados en función de la identificación con la fuente de causalidad de las conductas: autónoma (valores e interese personales), controlada (compromisos que la persona no puede eludir) e impersonal (conducta no intencional). Teoría de las necesidades básicas. Establece las relaciones entre el bienestar y la satisfacción de las necesidades básicas. Distingue dos tipos de bienestar: hedónico (sentimiento de felicidad y satisfacción) y eudaimónico (desarrollo personal)

Teoría de la identificación de la acción. Propuesta por Vallacher y Wegner (1985). Una acción puede tener siempre varios niveles, desde el más elemental o simples actos motores hasta el más elaborado referido a los aspectos más abstractos del comportamiento. Siempre que se puede la persona elige la formulación más abstracta y si no puede va

disminuyendo de nivel reduciendo su margen de planificación y organización espaciotemporal hasta llegar a la más simple. La autorregulación socio-cognitiva Presentada por Bandura (2004). Las metas que se propone el sujeto actúan como motivador mediante la representación cognitiva de la misma. La anticipación cognitiva de un futuro posible actúa generando exigencias de conducta que desarrollan pautas de acción dirigidas a obtener un resultado, los reforzadores externos e internos actúan manteniendo la conducta. Este tipo de reforzadores internos permiten el mantenimiento de la conducta en ausencia de reforzadores externos e incluso en presencia de reforzadores contrarios. La aproximación a la meta y la satisfacción derivada de este ejercicio sería un factor crítico en el mantenimiento de una conducta incluso en la presencia de dificultades que pueden llegar a ser importantes. La consecución de la meta prevista completa el ciclo de la autorregulación y lo recicla de nuevo al establecer otras posibles metas de igual o mayor nivel, por lo que el proceso de autorregulación se perpetúa continuamente con la consecución o fracaso en el logro de las metas previstas. Teoría del control de la acción Kuhl (2000). Trata de centrarse en las propiedades funcionales de la acción y los mecanismos que afectan a su control: regulación emocional, el control de la atención y el control de la orientación a la meta o motivación. La teoría del control de la acción contrapone acción y conducta, esta última vinculada directamente a la respuesta a contexto y estímulos, mientras que la acción es la actividad dirigida a obtener un objetivo. La teoría se centra en establecer la relación entre la representación cognitiva de los estados deseados y la ejecución de los actos que conducen a ellos. Para esto hay que focalizar en la acción y en el estado, para realizar el objetivo propuesto hay que diferenciar entre el estado presente y el futuro Modelo del paso de Rubicón Heckhausen (1991). Hay que distinguir dos grandes fases: decisión y ejecución y distintos estadios en cada una de ellas. El primer estadio de la fase de toma de decisiones se refiere al surgimiento de las orientaciones de conducta propositiva que pueden adoptar diferentes formas en algunos casos guiados por la necesidad o el deseo, pero en otros por la perspectiva que ofrece una determinada oportunidad. El segundo estadio se caracteriza por la aparición de intenciones: las metas u objetivos. La segunda fase o fase ejecutiva está determinada por el comienzo de la acción que se caracteriza por la retroalimentación que se obtiene de los efectos de la acción, la percepción de su flujo y la experiencia del control de su desarrollo. Teoría de la acción razonada

Fisbein y Ajzen (1975). Parte de un modelo racional de la conducta y está habitualmente bajo el control del sujeto. Su objetivo es determinar cuáles son los elementos que determinan y estructuran la intención de la conducta, esta es la causa primera e inmediata de las conductas habituales. La norma subjetiva proviene de las creencias acerca de las estimulaciones que se suponen harán las personas relevantes y los grupos y de la capacidad de resistirse o ceder ante ellas. Teoría de la conductividad planificada Ajzen (1991). Para explicar las conductas “normales”, aquellas que no suponen una alta conflictividad interna, pero en no pocas ocasiones la conducta que se quiere realizar es una conducta difícil y problemática para el individuo, esta conducta tiene como referencia la capacidad de control de la conducta problemática. 7.3 LOS PROCESOS DE AUTORREGULACIÓN

La flexibilidad y la adaptabilidad son algunas de las características más comunes de la acción humana. El modelo de Vallacher y Wegner (1985) de identificación de la acción ha descrito como ello es posible a partir de los diferentes niveles en la toma de conciencia de la acción que estamos desarrollando. Este tipo de representación permite la autorregulación y la adaptación continua al flujo cambiante de los hechos y muestra que la autorregulación no existe sin algún tipo de anticipación y de estimulación mental. La cognición humana depende del escenario actual y elabora otros escenarios posibles, tiene capacidad para moverse en el tiempo pasando del recuerdo a la anticipación, del pasado al futuro y de este al presente en cualquier tipo de secuencia posible. Las cuatro fases que deben ser consideradas (Gollwitzer, 1996) son: toma de decisiones valorando la situación y sus alternativas, planificación de la secuencia y los procedimientos, ejecución (puesta en marcha del proceso) y persistencia en la acción y retroalimentación (evaluación y valoración de la acción). 7.3.1 La intención de conducta: la toma de decisiones

Sin toma de decisiones la intención de conducta es un simple deseo. A través de la toma de decisiones la persona se plantea el paso de la posibilidad del desea a su ejecución real. Tolman (1938) insistía en la importancia que tienen las expectativas y las valencias. Lewin (1973) proponía expectativas, medios y valencias como los elementos que influían sobre la toma de decisiones. A partir de ellos se han ido elaborando diferentes modelos de unidad subjetiva esperada para describir la toma de decisiones. La utilidad ha sido definida como el objetivo que se quiere obtener, a partir de la representación (subjetiva) que se hace la persona de la realidad inmediata y de lo que desea obtener (esperada). El análisis racional se presenta desde esta perspectiva como la forma habitual que tiene la persona de tomar sus decisiones. El proceso de toma de decisiones racional es un proceso normotípico, es decir, señala lo que se debe hacer para que las decisiones se adopten de la forma que generen el menor riesgo de errores pues su eficacia y resultados serán mucho mejores. Constaría de 4 fases:

1- Analizar la situación. Establecer los datos reales de la situación. Estos datos pueden o no constituir un problema o sencillamente permitir diferentes alternativas ante una situación. 2- Establecer alternativas posibles. El análisis racional supone establecer de alguna forma las alternativas que se presentan a la persona. 3- Evaluar las alternativas. Las diferentes alternativas que se presentan a la persona tienen ventajas e inconvenientes y suelen ser complejas. 4- Tomar decisiones. En el modelo racional la decisión se toma en función de la situación real, en función de los objetivos perseguidos y de la forma más racional de acceder a ellos de forma segura. La toma de decisiones racional es la forma deseable de tomar decisiones cuando sus resultados son importantes y comprometen a la persona o a otras personas. La toma de decisiones se hace de muchas maneras, a veces es rápida, casi inmediata, en otros casos es lenta y puede arrastrarse hasta el momento en que es necesario actuar. En en algunos casos es clara y la persona considera que tiene unos argumentos suficientes para hacerla, pero no siempre ocurre. A veces hay que tomar una entre las alternativas posibles sin que ninguna de ellas resulte suficiente. Precisamente por estas razones, Herbert Simon ha desarrollado el llamado modelo de racionalidad restringida que alude a la dificultad real de practicar de forma completa el modelo racional. Las personas raramente analizan hasta obtener la solución realmente óptima, sino que se contentan con una solución satisfactoria en función de las contingencias personales y del contexto. No solamente hay un proceso racional restringido sino también intuitivo, es decir el que no explicita los elementos que le lleva a optar por una u otra decisión, este proceso se utiliza en los casos en los que la incertidumbre es muy alta, el conocimiento pobre o cuando las variables son inespecíficas o contradictorias, también cuando las opciones son semejantes. Por otra parte, la toma de decisiones no es sólo un proceso racional sino un proceso emocional, existe una carga de estrés acerca de las consecuencias materiales y las consecuencias personales de la decisión. Es posible distinguir dos variables que organizan la forma de tomar decisiones en función de su nivel de tolerancia a la ambigüedad y de su orientación a los objetivos o a las personas. Los autores proponen que estas dos variables se organizan ortogonalmente y dan lugar a cuatro tipos básicos de toma de decisiones. Las características de la toma de decisiones de los cuatro tipos serían las siguientes:

❖ Estilo analítico. Se caracteriza por una toma de decisiones precisas y por un análisis de las situaciones tan exhaustivo como sea posible. ❖ Estilo ejecutivo. Buscan la obtención de la máxima eficacia y de los mayores resultados. ❖ Estilo teórico. Se orienta a los aspectos sociales y teóricos. Las decisiones suelen tener un carácter amplio y muy teórico y a largo plazo. Asumen riesgos y son creativos. ❖ Estilo comprometido. La toma de decisiones suele ser compartida e intercambiada. Prefiere la toma de decisiones conjunta y tiende a evitar las decisiones que puedan resultar conflictivas para otros.

La toma de decisiones es lo que permite al sujeto resolver problemas, pero tomar decisiones es un proceso de aprendizaje que no pocas personas no tienen la ocasión de realizar. 7.3.2 Los planes. Tomada la decisión, la resolución del problema pasa por una serie de fases consecutivas que llevan al objeto deseado. La planificación supone, de alguna manera, establecer el cómo, cuándo y dónde del proceso que lleva al objeto buscado Gollwitzer (1996) considera que planificar es establecer los parámetros concretos en los que la acción se va a llevar a cabo. Los objetivos sin los planes son abstracciones. La obtención de los objetivos debe establecer unos medios. La planificación puede considerarse como una simulación mental de lo que se va a hacer, de las acciones que se van a emprender y del resultado que se espera de cada una de ellas, exige la capacidad mental de anticipar y encadenar cognitivamente una serie de secuencias y requiere la madurez mental para anticipar acontecimientos, establecer relaciones temporales y causales y proveer sistemas reversibles, alternativos y supletorios de acción. Planificar supone: a) la elaboración de un plan prototípico b) la elaboración de posibles contingencias c) la revisión continua del modelo original y sus detalles d) el desarrollo y seguimiento de la línea causal básica. Lebedev (1989) ha propuesto seis características generales de una buena planificación (distingue de forma más detallada los elementos anteriormente enumerados): 1) viabilidad 2) racionalidad 3) flexibilidad 4) minuciosidad 5) secuencialidad 6) jerarquización. Los planes excesivamente abstractos carecen de organización real y los demasiado concretos serían excesivamente rígidos. Los planes de rango medio permiten obtener información de las contingencias. La planificación suele tener efectos beneficiosos pues permite visualizar más efectivamente el objetivo buscado. Los efectos más importantes que se han asociado a la planificación son el aprendizaje y la motivación. Permite aprender de forma más activa y genera mayor atención a su desarrollo, sus

dificultades y sus obstáculos. Igualmente, la planificación es el primer motor de la motivación pues es una forma de acercarte a la meta, mientras más próxima está, mayor atractivo ejerce. Schaal y Gollwitzer (1999) piensan que la planificación hace más factible el comienzo de la acción, el superar dificultades y no desviarse de la trayectoria planeada. 7.3.3. La ejecución de la intención: la volición La tercera fase del proceso consiste en la ejecución de los deseos, intenciones o planes. Los planteamientos sencillos permiten acercarse mejor al problema. Decisiones y planes capacitan inicialmente al sujeto para actuar. Los primeros indican hacia dónde dirigir la conducta, los segundos cuándo y cómo hacerlo. Gollwitzer (1996) considera que el desarrollo de la línea de acción hacia un objetivo tiene dos problemas: el comienzo y la continuación hasta alcanzar el objetivo. El comienzo depende de la planificación de los indicadores concretos. Mientras más accesibles y reconocibles sean, el comienzo de la acción se hace más fácil y la probabilidad de éxito en su comienzo mayor. 7.3.4. La retroalimentación. El sujeto tiene que mantener la acción de forma que se garantice la consecución del objetivo, ese es el objetivo de la retroalimentación, evaluar la línea de acción adaptándola a las contingencias que puedan presentarse. ➢ El modelo TOTE Uno de los comienzos de la ciencia cognitiva fue la aparición del libro de Miller, Pribram y Gallanter (1983) “Planes y programas de conducta”. En él se establecía de forma sencilla un principio de retroalimentación que afectaba a toda la conducta humana, desde la más sencilla a la más elaborada y compleja. Los autores proponían que toda conducta estaba continuamente sometida a un proceso de evaluación continuo con respecto a los objetivos prefijados. Sin objetivos y sin la evaluación de los mismos la conducta humana sería difícilmente comprensible. Este planteamiento supone dar el énfasis a la información continua que la persona está recibiendo respecto a su propia conducta. La propia conducta necesita estar siendo evaluada continuamente para ser efectiva y adaptativa. Sin el proceso de evaluación continua, la conducta podría resultar aberrante y sin objetivo. La clave sería la retroalimentación de la información a través del modelo TOTE (Test – Operate –Test – Exist) o modelo de evaluación-cambio-evaluación-finalización. El modelo TOTE asegura la flexibilidad de la conducta y su adaptación a las contingencias que pueden aparecer en la consecución de un objetivo. Cuando la persona es incapaz, bien de recibir la información que le pone al tanto de las dificultades y problemas, de la desviación real de la conducta hacia el objetivo, o bien es incapaz de realizar los cambios oportunos, su capacidad para alcanzar objetivos está fuertemente disminuida y su adaptabilidad suele ser insuficiente. 7.3.5 Clinica de la conducta autorreguladora La ausencia de retroalimentación: la incapacidad de rectificar

El modelo TOTE supone la capacidad de cambio cuando la acción no conduce al objetivo deseado. La consecución de los objetivos requiere la flexibilidad de las tácticas y su subordinación a la estrategia. Esto significa capacidad de cambio y adaptación. El modelo TOTE implica la capacidad de reconocimiento del distanciamiento del objetivo y la capacidad de generar nuevas rutas de aproximación. La incapacidad de proponerse objetivos: el fatalismo El fatalismo es la ausencia de nuevos objetivos y planes de conducta porque todos son imposibles. Considera que los acontec...


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