Cuento modificado el encaje roto PDF

Title Cuento modificado el encaje roto
Author LUCIA SALAS
Course Lengua y Literatura
Institution Universidad de Oviedo
Pages 2
File Size 54.9 KB
File Type PDF
Total Downloads 55
Total Views 169

Summary

Download Cuento modificado el encaje roto PDF


Description

EL ENCAJE ROTO DE SILVIA Estaba invitada a la boda de Silvia. Habría sido el sábado pasado con su novio de varios años, Antonio. Y digo habría, porque al final no se celebró. No pude asistir por motivos laborales, pues me encontraba fuera del país, en viaje de negocios. Cuál fue mi sorpresa cuando a mi regreso me enteré de lo sucedido en la boda. Resulta que no pudo llevarse a cabo el enlace pues mi amiga decidió dar un “no quiero” y esperar para darlo justo en el altar con el novio, el cura y todos los invitados mirando. No es raro que estas cosas sucedan, ni es la primera vez, ni será la última. Lo raro del asunto es el entorno de mi amiga, pues su padre es un rico empresario y su novio Antonio es un conocido presentador de la televisión. Digamos que el ambiente que había en esa boda era de unos 600 invitados o más, todos ellos muy elegantes y con complementos muy caros para la ocasión. Además, algunos eran hasta famosos, no por sus logros en ciencia o investigación por supuesto, sino más bien por salir en revistas como el Hola o en programas tan televisivos e importantes para la sociedad como lo es Gran Hermano. Incluso el cura no era un cura cualquiera, era el mismísimo obispo, que gracias a varias llamadas de su padre consiguió que oficiara la ceremonia. Nadie lograba entenderlo, incluso sus amigas comentaban que momentos antes la novia estaba contenta y feliz de casarse con Antonio. Pasó entonces la novia, entre rosas y tulipanes, iba vestida de blanco, como debe ser, y tapada con su velo no vaya a ser que se viera su bonita cara. Llegó al altar, se produjo la ceremonia y cuando el obispo pregunto, la respuesta fue un “no quiero”, ante la incredulidad de todos los asistentes y provocando un gran revuelo en la iglesia. Nadie supo cuál fue el motivo, pues Silvia solo decía que había cambiado de opinión en el último momento y que era libre de hacerlo pues aun no estaban casados. Lo primero que se pensó es que había otro u otra, porque siempre es lo que se piensa en estos casos: un tercero que anda rondando. Pero no fue así, y eso que los periodistas y fotógrafos se empeñaron en buscar y buscar, pero fue inútil pues nada encontraron. Simplemente parecía eso, que había cambiado de opinión como ella decía, pero ¿por qué? Pues eso, era un verdadero misterio. Años después, coincidí por casualidad con mi amiga Silvia en una despedida de soltera de otra amiga. Esa noche intimamos bastante, y acabó con una confesión, tal vez por unas copas de más o tal vez porque ya necesitaba contárselo a alguien, la verdad no tengo ni idea. La cuestión es que según ella no se casó por una tontería, cosa que a mí no me lo pareció en absoluto. Me contó que, aunque parecía la boda perfecta con el hombre perfecto ella tenía una gran duda: ¿era realmente Antonio como parecía? Lo había puesto a prueba en varias ocasiones, saliendo siempre victorioso y pareciendo el mejor hombre del mundo: galante, comprensivo, cariñoso… Pero Silvia seguía con sus dudas pues había oído rumores de que tenía un carácter totalmente distinto, que era incluso violento. Y ese era su temor. 1

Me siguió contando que el día de la boda, llevaba en el vestido un encaje que había pertenecido a la familia de Antonio, era precioso, de muy buena calidad y carísimo, cosa que había dejado claro el novio cuando se lo regaló. Pues tuvo tan mala, o buena, suerte que cuando iba a salir del coche, el encaje se enganchó y se rasgó. Fue en ese momento cuando vio la cara de Antonio, esta vez la verdadera. En ella había una expresión de furia, ira, desprecio, enfado…nada bonito vamos. Total, que mi amiga por fin consiguió ver la verdadera realidad de su Antonio y ni tonta ni perezosa tomó la decisión más sabia, al menos a mi modo de ver: no unirse a un hombre que da más valor a lo material que a lo personal y que además finge quien no es. Entonces, extrañada le pregunté algo que no acababa de entender: -

¿Por qué no dijiste el motivo de no casarte? Pues porque pensé que algo tan tonto nadie lo iba a tomar en serio y no me creerían. Así que deje que pensaran lo que quisieran.

Desde luego, a mí no me parecía un motivo tonto, en aquel momento me pareció lo más sensato del mundo.

2...


Similar Free PDFs