Dialnet-Estereotipos YPrejuicios De Genero-4694952 PDF

Title Dialnet-Estereotipos YPrejuicios De Genero-4694952
Course Neurociencia
Institution Universidad Continental
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Los estereotipos suelen generar prejuicios, ya que inducen a prejuzgar, es decir, a emitir un juicio sin tener la suficiente información que lo sustente....


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Estereotipos y prejuicios de género: factores determinantes en Salud Mental. Gender Stereotypes and prejudice as Mental Health determinants. Isabel Pla Julián (1), Antoni Adam Donat (2), Isabel Bernabeu Díaz (3) (1) Profesora Titular, Universitat de València. Departamento de Economía Aplicada, Facultad de Ciencias Sociales. (2) Psiquiatra. Agència Valenciana de Salut. Departament Arnau-Llíria. USM Paterna. (3) Función administrativa. Agència Valenciana de Salut. Departament Clínic Malva-Rosa. Resumen: Reflexionar sobre los efectos de los estereotipos y prejuicios de género en la práctica clínica cotidiana de los profesionales de salud mental resulta imperativo para entender las diferencias en la forma de enfermar, los factores de vulnerabilidad psicosocial, el modo de manifestar la enfermedad y buscar ayuda, o los sesgos de la atención recibida por mujeres y hombres. Para ello partimos de una definición básica de las diferencias existentes entre los estereotipos, los prejuicios y los estigmas con la finalidad de cuestionarnos los factores que determinan la construcción social de las relaciones de género. El objetivo final es avanzar hacia una propuesta metodológica integral con perspectiva de género, específica para los profesionales de salud mental que nos permita averiguar los determinantes de género en salud mental y, en la medida de lo posible, contribuir a un futuro protocolo de acción. Palabras clave: Estereotipos, prejuicios, género, práctica clínica, salud mental. Abstract: Reflecting on the impact of gender stereotypes and prejudices in daily clinical practice of mental health professionals is imperative to understand the differences in the forms of disease, psychosocial vulnerability, how to seek medical help, the biases of clinical attention in women and men. For that purpose we start with a basic definition of the differences between stereotypes, prejudice and stigma with the aim of questioning the factors that determine the social construction of gender relations. The ultimate goal is to move towards a gender comprehensive methodology for mental health professionals to enable us to find the determinants of gender in Mental Health and, as much as possible, to contribute to establish a future protocol of action. Key words: Stereotypes, prejudices, gender, clinical practice, mental health.

Nota: Queremos expresar nuestro agradecimiento a Sara Velasco Arias. Sus estudios acerca de la práctica clínica con enfoque de género permiten avanzar hacia una mayor igualdad y equidad en el ámbito de la salud. Para nosotros, han supuesto una fuente constante de inspiración.

Norte de salud mental, 2013, vol. XI, nº 46: 20-28.

Estereotipos y prejuicios de género: factores determinantes en Salud Mental

Introducción1 Comenzaremos con una consideración: la ingente cantidad de literatura sobre la importancia de los determinantes de género en salud nos impone una cierta cautela, a la vez que limita cualquier pretensión de originalidad por nuestra parte. Nos ceñiremos, pues, a reflexionar sobre los efectos de los estereotipos y prejuicios de género en la práctica clínica cotidiana destacando los determinantes de género en salud mental. Para ello, acotaremos el tema adoptando el esquema siguiente: 1. Estereotipos, prejuicios y estigmas. 2. Estereotipos sociales de género. 3. Estereotipos de género y salud. 4. Enfoque integrado de género en problemas de salud. 5. Determinantes de género en salud mental. Obviamente, no existen prejuicios de género, ni de otro tipo, específicos entre los profesionales de la Salud Mental (SM). Dicho de otra manera, los profesionales de la SM no muestran prejuicios diferentes a los que pueden manifestar otros profesionales de la salud. No obstante, es evidente que en determinadas especialidades médicas el impacto de ciertas actitudes incide profundamente en la relación médico-paciente. Así, la medicina de familia y la psiquiatría son las dos especialidades que más han contribuido a poner en primer plano los problemas sanitarios que conlleva ignorar la diversidad y, en especial, las desigualdades de género (1). Los estereotipos y prejuicios entre profesionales de la SM -no solamente los referidos al géneroson los mismos que encontramos en nuestro medio social y cultural. El prejuicio aparece independientemente de la inteligencia del individuo, de su nivel cultural y de su capacidad para razonar. Se puede decir que los prejuicios forman parte de nuestro bagaje cultural, dado que están presentes en el entorno familiar y social y mediatizan 1

Una versión preliminar de este texto fue presentada en forma de comunicación en las III Jornadas de la Sección de Derechos Humanos y Salud Mental de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN), celebradas en Bilbao los días 20-22 de octubre de 2011.

nuestras relaciones, repercutiendo negativamente y de manera específica en el trato entre personal sanitario y pacientes. Las investigaciones actuales dirigen la atención al estudio de las causas de estos prejuicios, ya que su persistencia entre el personal sanitario, educadores y distintos mediadores sociales puede comportar errores y malentendidos de graves consecuencias. Los resultados de trabajos recientes indican que psicólogos y trabajadores sociales manifiestan las mismas contradicciones, ambivalencias y prejuicios, racistas y sexistas, que el conjunto de la población (2). Se considera que es necesario un largo proceso para que se reconozcan y acepten los propios prejuicios (3). En general, tanto los códigos tradicionales de ética profesional en salud mental, como los más recientes que desarrollan modelos específicos de intervención en cuestiones de raza y género, estipulan actitudes positivas hacia las minorías raciales y hacia las mujeres.

1. Estereotipos, prejuicios y estigmas Según el DRAE2 el estereotipo viene definido por la “imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad, con carácter inmutable”. Lo cierto es que los estereotipos ayudan a simplificar la realidad; la hacen más comprensible. Facilitan la socialización, el desarrollo y la integración de los individuos en un entorno agresivo, desconocido, incomprensible o inaccesible. Los estereotipos se definen también como creencias populares sobre grupos sociales específicos o sobre determinada clase de individuos. Desde el punto de vista de la psicología social, los estereotipos forman parte de nuestras actitudes: aluden al componente cognitivo de las mismas. Se pueden entender como “verdades” socialmente compartidas y, en la mayoría de los casos, políticamente incorrectas. Por su parte, el prejuicio entraría en el territorio de lo individual y viene definido como la “opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal”3. Se entiende

Diccionario de la lengua española, vigésimo segunda edición. http://lema.rae.es/drae/ 3 Ibídem.

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Isabel Pla Julián, Antoni Adam Donat, Isabel Bernabeu Díaz

como el proceso de formación de un concepto o juicio acerca de una persona o situación de forma anticipada o preconcebida, e implica la elaboración de ideas, creencias, actitudes, juicios u opiniones antes de someterlos a la primacía de la evidencia (4). Si el estereotipo aludía al componente cognitivo de las actitudes, el prejuicio apelaría al componente afectivo. Ambos se relacionan, a su vez, con el componente comportamental o conativo que se materializa en las conductas discriminatorias y estigmatizantes4, como podemos observar en el siguiente esquema:

Estereotipo

Prejuicio

Estigma

Tabla 1: Categorías sociales que activan estereotipos y prejuicios

Cuando aplicamos los estereotipos y los prejuicios, lo hacemos bajo la influencia de todas estas categorías o variables sociales que aparecen en la tabla 1.

Situación laboral

Edad

Religión

Estado civil

Estatus profesional

Clase social

Etnia

Apariencia o aspecto general

Estatus migratorio

Nivel educativo

Nacionalidad

Fuente: elaboración propia a partir de Velasco Arias, S. (2009) y Lemus Martín, S. de (2007).

Por último, el estigma se puede entender como la serie de rasgos, aspectos o atributos que justifican la exclusión social de quienes los poseen. A partir de este concepto, se puede clasificar a las personas en dos grandes grupos: a) normales: individuos que no se desvían negativamente de las expectativas particulares concebidas para su grupo.

Fuente: elaboración propia a partir de S. de Lemus Martín (2007).

En todo caso, la fuerte conexión entre prejuicios y estereotipos se mediatiza por las categorías a las que pertenecen las personas5. Es decir, que cuando aplicamos los estereotipos y los prejuicios, lo hacemos bajo la influencia de múltiples categorías o variables sociales. Los estereotipos se atribuyen a los grupos sociales por pertenencia a un determinado sexo, nacionalidad, cultura, etnia o clase social, entre otros. De modo que nos encontramos estereotipos y prejuicios diferentes para cada grupo social. Así, expresiones tales como ‘las mujeres latinas son muy cariñosas’ o ‘los alemanes son muy fríos’ son ejemplos de atribuciones estereotipadas (5).

Sexo

b) estigmatizados: sujetos que padecen actitudes y conductas de evitación, discriminación o rechazo, que reducen sus posibilidades de convivir dentro del grupo (6). Ante el acoso, la discriminación o el rechazo, el individuo estigmatizado mostraría respuestas que abarcan desde la vergüenza y el auto desprecio hasta los intentos de corregir aquello que considera el fundamento objetivo de su deficiencia6. Por ejemplo, las mujeres que aceptan someterse a cirugía estética para responder a determinados cánones sociales de belleza y que llegan a la aversión hacia su propio cuerpo, animadversión confirmada y legitimada por profesionales y expertos de la salud y la belleza (7).

2. Estereotipos sociales de género Los estereotipos sociales de género aluden a un conjunto estructurado de creencias y expectativas compartidas, dentro de una sociedad, acerca de las características que poseen (componente descriptivo) y deben poseer (componente prescriptivo)

4 5

Lemus Martín, S. de (2007), p. 18. Lemus Martín, S. de (2007), p. 20.

22

6

GAP (2000), p. 32.

Estereotipos y prejuicios de género: factores determinantes en Salud Mental

las mujeres y los hombres como grupos, sexual y genéricamente, diferentes7. Las creencias y expectativas que conforman los estereotipos sociales de género incluyen: rasgos de personalidad (subordinación/dominio), roles (cuidadora/sustentador económico de la familia), profesiones (secretaria/empresario), mandatos (subordinarse a las necesidades y expectativas de los hombres/demostrar siempre potencia y creer que su cuerpo es una máquina invencible), exigencias sociales (silenciar la propia fortaleza e inteligencia/ocultar las debilidades) (8). En resumen, la feminidad se identifica con subordinación, entrega, pasividad y seducción, mientras que la masculinidad presupone poder, propiedad y potencia8. En cualquier caso, el género no puede verse únicamente como una simple estructura binaria y heteronormativa; sino que se compone de estructuras sociales mutables y flexibles, que cambian y se regeneran constantemente marcando lugares diferenciados para las mujeres y para los hombres. Este abordaje, en el que se aúnan los estereotipos de género con múltiples variables sociales

se conoce como perspectiva interseccional (9). La intersección origina un contexto complejo de desigualdades que operan de forma dinámica y que condicionan las relaciones de género. En este contexto interseccional, las personas se significan en términos de estructuras sociales que comportan relaciones de poder derivadas de diversas categorías: patriarcado, racismo, clasismo o heterosexismo entre otras. Así, por ejemplo, no categorizamos del mismo modo a una mujer blanca, española y joven, que a otra mujer negra, migrante y madura. Todo ello tiene implicaciones claras en términos de SM cuando constatamos, por ejemplo, que la depresión es más prevalente en mujeres que en hombres, y que lo es aún más en mujeres de mediana edad que pertenecen a clases sociales desfavorecidas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el género determina de manera fundamental la salud mental y también las enfermedades mentales. Como podemos ver en la tabla 2 sobre prevalencia psiquiátrica, las diferencias entre mujeres y hombres se mantienen a lo largo de los veinte años que separan los diferentes trabajos.

Tabla 2: Prevalencia psiquiátrica en estudios comunitarios realizados en España Autor (año)

Área

Muestra

Instrumento9

Prevalencia psiquiátrica (%) Hombres

Mujeres

Muñoz et al. (1979)

Navarra

NC

PSE

11.6

23.6

Vázquez-Baquero et al (1982,1982)

Navarra

1156

CIS

19.2

28.3

Seva-Diaz et al (1982)

Soria

404

GHQ 30

-

34.2

Vázquez-Baquero et al (1987)

Cantabria

1232

PSE

8.1

20.6

Herrera et al (1987)

Barcelona

811

GHQ 60

15.9

30.8

Mateos et al (1989)

Galicia

2510

GHQ 60

20.8

33.6

Canals et al (1997)

Cataluña

290 (18 años)

SCAN

21.7

36.1

Rajmil et al (1998)

Cataluña

12.415

GHQ 12

15.8

18.7

Roca et al (1999)

Formentera

697

GHQ 28

15.0

23.6

Fuente: Montero, I. (2004). 789

Lemus Martín, S. de (2007), p. 19. Velasco Arias, S., (2009), p. 155. 9 GHQ: Cuestionario General de Salud, utilizado en las versiones de 12, 28, 30 y 60 ítems; PSE: Examen del Estado Actual; CIS: Cuestionario de Entrevista Clínica; SCAN: Cuestionario para la Evaluación Clínica en Neuropsiquiatría. 7 8

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Isabel Pla Julián, Antoni Adam Donat, Isabel Bernabeu Díaz

Los estereotipos sociales de género mediatizan la prevalencia de los trastornos mentales comunes (TMC): depresión, ansiedad y quejas somáticas. Trastornos que afectan aproximadamente a una de cada tres personas en la comunidad, que predominan entre las mujeres y que constituyen un grave problema para la salud pública. Según las predicciones de la OMS, la depresión mayor será la segunda causa de discapacidad mundial en 2020, y esta enfermedad es, ahora mismo, dos veces más frecuente entre las mujeres que entre los hombres. Por tanto, reducir el número de mujeres que sufren depresión contribuiría de manera significativa a disminuir la discapacidad causada por los TMC (10, 11).

3. Estereotipos de género y salud 10 Los estereotipos pueden observarse en todos los ámbitos y actividades de la sociedad e influyen en las expectativas que mantienen los profesionales de la salud, dando lugar a los sesgos de género en la atención sanitaria. Así, el estereotipo de que las mujeres se quejan demasiado, porque son más débiles y probablemente no estén realmente enfermas, procede del modelo tradicional de género. Los estereotipos mediatizan las distintas formas que tienen los pacientes de consultar los servicios sanitarios: según este modelo tradicional, las mujeres tienden a acudir más veces y antes a los servicios generales y también manifiestan más quejas psicosociales. Por su parte, los hombres acuden con más frecuencia a urgencias o a los servicios hospitalarios y les cuesta mucho más verbalizar sus quejas. Este modelo también incide en el estado de salud y en las formas de enfermar. Así, las cargas derivadas del rol dependiente y de cuidadora son los procesos psicosociales más frecuentes encontrados entre mujeres con TMC. En cambio el primer proceso psicosocial asociado a la salud de los hombres tiene que ver con los conflictos de pareja. Por otra parte, la incorporación de las mujeres a la educación, al trabajo formal y al espacio público ha dado paso al modelo de género en transición. Este nuevo modelo, aún en evolución, 10

Véase al respecto el capítulo titulado “Análisis de los determinantes psicosociales de género para la salud” en el libro de Sara Velasco Arias, Sexos, género y salud (2009), pp. 147-186.

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ha modificado las relaciones sociales pero en el espacio de la intimidad las personas todavía conservan valores tradicionales. El modelo de género en transición, y el consiguiente cambio en las relaciones de poder-subordinación, ha comportado para las mujeres y los hombres diferentes procesos protectores ante la enfermedad. La autonomía, la independencia, el nivel cultural y la participación en la vida pública serian factores de protección para la salud de las mujeres; mientras que para los hombres lo serían liberarse de la carga de mantener el poder y la potencia, y acceder a la sensibilidad y a la afectividad, antes vedadas. Al mismo tiempo, este modelo presupone una vulnerabilidad diferenciada para las mujeres, que se atribuye a la acumulación de roles antiguos y nuevos, acumulación que da como resultado la doble jornada laboral con carga monoparental en soledad o también conocida como jornada interminable. La sobrecarga resultante es mucho más grave cuando los recursos económicos son escasos, hasta el punto de que se reconoce como el primer proceso psicosocial determinante de salud en las mujeres. En cambio, para los hombres se mantienen los conflictos de pareja como primer proceso psicosocial asociado a la enfermedad. Si a lo largo del siglo XX, la salida de las mujeres del lugar de subordinación dio paso al modelo de género en transición, a finales del mismo siglo y principios del XXI el cambio del capitalismo de producción por el de consumo ha dado lugar al desplazamiento desde unos valores sociales hacia una realización individual y un éxito personal medidos por la capacidad de consumo de bienes materiales. Debido a este mandato de éxito material, el cuerpo se convierte en la representación del individuo y pasa a ser el portador de su identidad. El cuerpo refleja los signos del éxito y de la belleza, y la imagen corporal deviene el paradigma de la vulnerabilidad en el nuevo modelo de género contemporáneo. En este modelo la diferencia por sexos ya no se encuentra en los roles, sino que se manifiesta en la percepción del propio cuerpo. El ideal femenino de belleza es débil, infantil y enfermizo, frente al masculino que es fuerte, sano y potente. A diferencia de los modelos anteriores, en este nuevo modelo las mujeres y los hombres presentan los conflictos de pareja como el proceso psicosocial que con más frecuencia se asocia a TMC.

Estereotipos y prejuicios de género: factores determinantes en Salud Mental

Tabla 3: Modelos de género y determinantes de salud Modelos

Determinantes

Tradicional

- mujeres: cargas del rol de subordinación y de cuidadora - hombres: conflictos de pareja

En transición

- mujeres: sobrecarga de roles y recursos económicos escasos - hombres: conflictos de pareja

Contemporáneo

- mujeres y hombres: conflictos de pareja

Fuente: elaboración propia a partir de Velasco Arias, S. (2009).

4. Enfoque integrado de género en problemas de salud11 Una vez analizados los estereotipos de género en salud, ¿cómo se gestionan estos conceptos?, ¿cómo se puede aplicar el enfoque de género en la práctica clínica? En primer lugar, deberíamos reconocer que la unidad mínima de observación y análisis ya no es la persona, sino las muje...


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