Economia colaborativa PDF

Title Economia colaborativa
Author ana limideiro
Course Socioloxía
Institution Universidade da Coruña
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Trabajo final de sociologia...


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A la atención de: Prof/a. Francisco José León Medina Sociología Universidade da Coruña

ECONOMÍA COLABORATIVA

Grupo 2 Curso 2019/2020

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Índice 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

Economía colaborativa Tipos de economía colaborativa Ejemplos de economía colaborativa El futuro del consumo en la economía colaborativa Éxito o fracaso Economía colaborativa vs capitalismo Criticas y regulación Bibliografía

Economía colaborativa La economía colaborativa engloba todas aquellas actividades que suponen un intercambio entre particulares de bienes y servicios a cambio de una compensación pactada entre ambos, se realiza entre varias personas. La economía colaborativa simplemente se resume como: lo que es mío es tuyo, a cambio de una pequeña contra-prestación, se basa en transacciones que se realizan con o sin ánimo de lucro entre particulares a través de plataformas, las cuales pueden ser digitales o no digitales. Antes, el consumo colaborativo se limitaba a nuestro entorno más cercano. Pero gracias a internet, es posible conectar con personas de todo el mundo con intereses comunes. La digitalización de la sociedad y la crisis económica favoreció el desarrollo de nuevos modelos de negocio y nuevas formas de consumo. La economía colaborativa crea nuevas oportunidades para consumidores y emprendedores. Con lo cual esta puede contribuir de manera importante al empleo y el crecimiento en la Unión Europea si se fomenta y desarrolla de manera responsable. Impulsados por la innovación, los nuevos modelos empresariales pueden contribuir significativamente a la competitividad y el crecimiento. El éxito de las plataformas colaborativas es a veces difícil para los actuales operadores y prácticas del mercado, pero al permitir a los ciudadanos ofrecer servicios fomentan también nuevas oportunidades de empleo, modalidades de trabajo flexibles y nuevas fuentes de ingresos. Para los consumidores, la economía colaborativa puede aportar ventajas mediante nuevos servicios, la ampliación de la oferta y precios más bajos. Puede también promover un mayor reparto de los activos y un uso más eficaz de los recursos, que pueden contribuir a la agenda de sostenibilidad de la UE y a la transición a la economía circular. Tipos de economía colaborativa Consumo colaborativo Es la forma más conocida de la economía colaborativa. Los usuarios comparten, alquilan, intercambian o comercian bienes y servicios a través de plataformas digitales.

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Conocimiento abierto

Este tipo de economía colaborativa promueve la difusión del conocimiento sin barreras legales o administrativas. Es la base de la economía colaborativa, pues se fundamenta en prácticas y herramientas abiertas que permiten un crecimiento y una distribución más rápidos de los que tendría la economía tradicional. -

Producción colaborativa

Este tipo de economía se fundamenta en la cultura Do It Yourself (Hazlo tú mismo). Son células que, además de ofrecer, también producen. Se promueve así la difusión de proyectos o servicios de todo tipo de forma digital. -

Finanzas colaborativas

Son microcréditos, préstamos, ahorros, donaciones u otras vías de financiación como el crowfunding. Está basado en la confianza, puesto que, si la gente no confía en que el proyecto vaya a salir adelante, no lo financiará. Además, aquí también entra en juego el auge de las monedas virtuales o criptomonedas, como una nueva forma de intercambio de valor. Ejemplos de economía colaborativa Los últimos años de crisis han ayudado a que crezca el consumo y la economía colaborativa planteando nuevas maneras de consumir y nuevos hábitos de consumo. Los consumidores de las ciudades han cambiado la manera de tomar sus decisiones y eso ha favorecido el desarrollo de muchas empresas que satisfacen a estos consumidores. A continuación, os presentamos algunos ejemplos de las plataformas más comunes de consumo colaborativo:  Transporte colaborativo: Compartir tu viaje en coche. Ejemplos: BlaBla Car o Uber  Alojamiento colaborativo: Compartir una habitación de tu casa o el apartamento completo cuando no está habitado. Ejemplos: Airbnb o HomeAway  Financiación colaborativa, que se manifiesta de diversas formas: - Crowdfunding: permite financiar proyectos emprendedores a partir de pequeñas aportaciones de varias persones. Ejemplo: Verkami. - Crowdlending: préstamos entre particulares que permiten financiar proyectos o facilitar el consumo y la inversión a tipos más bajos que los bancos. Ejemplo: Zank.  Comercio colaborativo: Compra venta de segunda mano. Ejemplos: Ebay, Wallapop o Chicfy.  Conocimiento colaborativo: Compartir conocimientos de manera altruista. Ejemplos: Wikipedia, realizar MOOCS en Coursera o intercambiar y aprender idiomas en HelloTalk.

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 Espacios colaborativos, en diversos aspectos como compartir maletero con Shipeer, compartir trastero con LetMeSpace o compartir espacio de trabajo y experiencias en los «coworking». El futuro del consumo en la economía colaborativa La era de la economía colaborativa supone un cambio cultural en el que pasamos básicamente de una economía de propiedad y de tenencia a una economía de acceso. Ya no compramos ese bien que apenas vamos a utilizar, sino que accedemos a él pagando a uno de nuestros pares una pequeña cantidad cuando realmente lo necesitamos. En éstos nuevos negocios de economía colaborativa la reputación del prestador del servicio es muy importante. De hecho, es la base de las personas para saber si podemos obtener un mejor servicio o no. Por ejemplo, si nos vamos a montar en un coche con otro usuario, vamos a saber, sobre la base de las opiniones de los demás, si ese conductor es puntual, si es responsable, si sobrepasa los límites de velocidad o no lo hace, es decir, la reputación es el valor más tomado en cuenta. Uno de los principales obstáculos es la existencia de la seguridad jurídica o la confianza por parte de los consumidores para que se pueda consolidar un modelo de economía colaborativa. Existen modelos que se basan en la confianza del consumidor, que debe ser lo más amplia posible como para que los usuarios puedan tener garantías de que los entornos y plataformas, y las operaciones que están realizando, no van a acabar en una estafa o fraude. A partir de aquí, nos debemos plantear el futuro de la economía colaborativa y su evolución. No hay duda de que los servicios se ampliarán y los que ya existen están aquí para quedarse. Estos sectores que están ahora poniendo barreras a la entrada de estos nuevos oferentes verán cómo todo lo que tiene que ver con las leyes en materia regulativa se transforma o se reforma y esto provocará que ambos modelos se terminen fusionando.

Éxito o fracaso Por una parte, le economía colaborativa ha tenido mucho éxito porque han aprovechado recursos existentes, pero que nunca han sido utilizados. A modo de ejemplo, hay que preguntarse: ¿cuántos asientos de coches hay vacíos al día en trayectos entre ciudades o a la oficina? ¿cuántas habitaciones están desocupadas durante meses, sin nadie que les use? ¿cuántas segundas viviendas existen que quedan vacías durante largas temporadas? La economía colaborativa se aprovecha de estos recursos para generar nuevos servicios y riqueza a sus proveedores. Es por ello por lo que esta nueva mentalidad gana con más y más frecuencia partidarios. Porque se obtienen servicios que antes se creían inalcanzables y se viven experiencias enriquecedoras y más humanas. EN ciudades como Ámsterdam – nombrada oficialmente como la primera “Ciudad Colaborativa de Europa” – las autoridades municipales trabajan con distintos agentes de la comunidad, incluidos negocios convencionales y empresas colaborativas, para integrar a estas últimas en la economía regular.

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Ya sea por ocio o un viaje para un intercambio cultural o aprender un idioma nuevo, la economía colaborativa puede ser una alternativa para quienes tengan un presupuesto ajustado. Y al mismo tiempo, lo puede ser para quienes simplemente deseen una experiencia mucho más cercana con el sitio a visitar. ¿Si todas las partes salen ganando, por qué no intentarlo? No solo se emplean recursos inutilizados de una forma astuta. En muchos casos se genera un impacto positivo en el medio ambiente, debido a la utilización más eficiente de recursos. A pesar de su éxito, las posiciones con respecto a este nuevo modelo de negocio son dispares. Por un lado, algunos gobiernos municipales han tomado la determinación de prohibir algunas de estas plataformas de manera cautelar, por considerar que perjudican los modelos económicos tradicionales. Existen casos en los que es la regulación la que «tira» los proyectos, y en otros casos es la falta de rentabilidad del mismo. Uno de los casos más sonados fue Uber, cuando se prohibió en diversos países por tratarse de competencia desleal. Pero ha habido más. En España un ejemplo importante es EsLife. Se trata de una plataforma que permitía encontrar personal de limpieza de modo muy sencillo y económico. En este momento al entrar en su página vemos la «carta de despedida» del CEO Richard Gracia y podemos leer como se trató como un «jaque a las plataformas de limpieza en España». Un gigante como es Helping, con Rocket detrás, también decidió salir de España por la regulación contra su modelo de negocio Economía colaborativa vs capitalismo Son muchos Son mucho quienes ven como rivales por excelencia a la economía colaborativa y al capitalismo. Asimismo, existen quienes aseguran que la primera será la responsable de acabar con el sistema capitalista. Este pensamiento se fundamenta en que, si trabajamos sin intermediarios, habría más libertad y menos dependencia. Pero curiosamente, son plataformas como Airbnb y Uber, exponentes de la economía colaborativa, quienes han demostrado que la competitividad del sistema capitalista parece no dejar indiferentes a nadie. Dando como resultado que las empresas en lugar de desaparecer se adapten a las necesidades de los clientes interesados en esta clase de servicio. Lo cierto es que no hay ejemplos de economía colaborativa como la demostrada en los ejemplos mencionados, que puedan seguir funcionando a gran escala. Estos medios requieren de grandes sumas de capital y empleados. Criticas y regulación La preocupación principal sobre la economía colaborativa es la incertidumbre regulatoria. Nos encontramos ante un sector sin regulación que da lugar a quejas y protestas de los sectores afectados, ya que consideran que se puede incurrir en competencia desleal porque no se puede ofrecer los servicios en las mismas condiciones. Además, el consumidor final no cuenta con garantías de la calidad del producto, o de que las personas con las que se está compartiendo, sean de confianza y no generen problemas. Son riesgos que se corren a cambio de un precio más bajo.

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Existen dudas y un vacío legal en cuanto a contribuciones impositivas, cobertura de seguros y responsabilidad legal: ¿deberían los cuartos de alquiler estar sujetos a impuestos de hotel, por ejemplo?, ¿qué compañía aseguradora debería cubrir los gastos en caso de que un coche de alquiler sufra un accidente, la aseguradora de la plataforma o la aseguradora individual del conductor? El 11 de junio de 2014 tuvo lugar una huelga de taxis en las principales ciudades europeas para protestar por el intrusismo de los transportes alternativos contratados a través de plataformas digitales como Uber y Blablacar. Un portavoz de Uber, que en sólo cuatro años de existencia opera en 132 países y vale 18 000 millones de dólares, declaró: «Las protestas son excesivas y lo único que pretenden es mantener la industria en un estado inmovilista» Airbnb, dedicada a compartir alojamiento, también ha sido objeto de polémicas. A principios de 2014 la fiscalía de Nueva York inició una investigación ya que en la ciudad es ilegal alquilar un apartamento completo por menos de 30 días. Un portavoz de la empresa afirmó: «Queremos trabajar con todas las partes implicadas en una regulación justa que permita a las personas alquilar de forma ocasional la casa en la que viven». España es el tercer mercado más importante para Airbnb donde cuenta con más de 57 000 propiedades en su oferta de alquileres.

Motivos para avanzar hacia la economía colaborativa La pregunta que nos hacemos es ¿qué beneficios traen estas iniciativas para nuestras ciudades? Las alternativas son diversas: 1) Ponen a disposición activos públicos que se encuentran en desuso: como por ejemplo sus inmuebles, y generan nuevos recursos a través de mecanismos colaborativos. 2) Contribuyen al desarrollo de zonas de bajos recursos: según un estudio elaborado por Daniel Rauchand de la Universidad de Yale, y David Schleicher, profesor de la facultad de derecho George Mason, de la misma forma en la que se exige a los promotores desarrollar vivienda a precios asequibles, podrían establecerse este tipo de obligaciones a las compañías dedicadas a la economía colaborativa. Por ejemplo, podría exigírseles ampliar o desarrollar sus operaciones en zonas con menos recursos de las ciudades, descuentos obligatorios en estas áreas, o ventajas en la contratación de trabajadores con menos recursos. 3) Ayudan a regular la informalidad: mediante la aceptación y regulación de la economía colaborativa, los gobiernos pueden desincentivar que estas actividades, que ya se vienen produciendo en las ciudades, formen parte de una economía sumergida. Mediante su regulación, no sólo se beneficia al trabajador y al consumidor, si no que se generan ingresos formales en las economías locales lo que incidirá en la competitividad de las ciudades. 4) Fomentan actividades más sostenibles: por ejemplo, el uso de vehículos compartidos es una alternativa de movilidad con menor impacto sobre el medio ambiente. Bajo esta

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premisa, el Ayuntamiento de Barcelona firmó el pasado mes de enero un convenio de colaboración con la Universitat de Barcelona y la Universitat Politècnica de Catalunya para promocionar el uso del coche compartido en el Campus Diagonal, a través de la aplicación FesEdit que ya funciona en la Universitat de Girona. 5) Facilitan la provisión de servicios públicos: las ciudades pueden hacer uso de las plataformas colaborativas para impulsar sus servicios sociales, tomando como ejemplo el seguido por GoodGym, o promocionar el turismo en sus municipios, mediante iniciativas colaborativas que ofrezcan experiencias locales a los turistas. Por todas estas razones, la economía colaborativa ofrece oportunidades que pueden ser aprovechadas por las ciudades en su crecimiento sostenible, teniendo en cuenta la demanda de sus ciudadanos y sus características propias. Para ello, los gobiernos deben jugar un papel activo, no sólo emprendiendo sus propias iniciativas de economía colaborativa, si no también apoyando aquellas privadas, tanto a nivel local como nacional. Todo ello, sin olvidar la necesidad de establecer la legislación específica que establezca la responsabilidades y derechos de estas plataformas, garantizando la protección de consumidores, trabajadores, así como la competencia efectiva con los sectores de economía tradicional.

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Bibliografía - Chaves, R. & Monzón, J.L. (2018). La economía social ante los paradigmas económicos emergentes: innovación social, economía colaborativa, economía circular, responsabilidad social empresarial, economía del bien común, empresa social y economía solidaria, CIRIEC España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, 93, 5-50, DOI: 10.7203/CIRIECE.93.12901. - Carazo Alcalde, J. (2016). Economía Colaborativa. Economipedia, haciendo fácil la economía. Recuperado de https://economipedia.com/definiciones/economiacolaborativa.html - Katchborian, P. (2017). Economia colaborativa: o que é, principais conceitos, termos e exemplos. Free the Essence. Recuperado de https://www.freetheessence.com.br/novaeconomia/consumo-colaborativo/economia-colaborativa-o-que-e/ - Miranda, A. (2016). La economía colaborativa también fracasa. La Tribu Colaborativa. Recuperado de http://latribucolaborativa.com/llega-el-cierre-de-plataformas-de-economiacolaborativa/

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