El enigma del Retorno PDF

Title El enigma del Retorno
Author Arnaldo Valero
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ESEÑA Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela ISSN 1856-7134. Depósito legal pp 200602ZU2376 AÑO 8 N° 14. ENERO - JUNIO 2013 ~ pp. 75 - 76 El enigma del regreso DANY LAFERRIÈRE. Traducción: Elena Michelle Cano e Íñigo Sánchez Paños. Ali...


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El enigma del Retorno Arnaldo Valero

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ESEÑA Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela ISSN 1856-7134. Depósito legal pp 200602ZU2376 AÑO 8 N° 14. ENERO - JUNIO 2013 ~ pp. 75 - 76

El enigma del regreso DANY LAFERRIÈRE. Traducción: Elena Michelle Cano e Íñigo Sánchez Paños. Alianza Editorial, Madrid. 2012. 313 pp. Dany Laferrière (Port-au-Prince, 1953) se granjeó la condición de celebridad literaria en 1985, cuando publicó Comment faire l’amour avec un Nègre sans se fatiguer, una novela en la que exploró con profundo espíritu iconoclasta el tema tabú de la libido colonial: el sexo entre negros y blancas. Un par de años más tarde publicó Éroshima, libro en el que volvió a decantar narrativamente el erotismo interracial, pero en decidido contraste con ese período histórico signado por el temor al Apocalipsis nuclear. De manera notable, la figura tutelar de este oasis erótico negro-japonesa (vudú-budismo) en pleno reinado de Tánatos es Bashô, legendario maestro del haiku. De ahí que la mayor parte de los pasajes de este segundo libro exuden lirismo y brevedad: Imaginad el CHOQUE. La sexualidad volcánica de las sabanas contra la sensualidad minuciosa de Kyoto. NEGRO CONTRA AMARILLO. Tras semejante debut, el escritor que debió partir de Haití en 1976 para no ser otra víctima de Jean Claude Duvalier ha publicado una variada gama de libros que van desde Cette grenade dans la main du jeune Nègre est-elle une arme au un fruit? (1993), fruto de un recorrido por los Estados Unidos realizado a solicitud del editor, pero orientado por la mirada de Whitman, Kerouac y Capote, hasta L’odeur du café (1991) y Le charme de après-midi sans fin (1997), conmovedores retablos de la memoria en tiempo presente, escritos con el único propósito de “volver a ver a Da”, su abuela, una anciana sabia y venerable que solía tomar café en la galería de su casa de Petit-Gôave mientras cuidaba de Vieux Os, el niño que alguna vez fue Dany Laferrière.

Este profuso trayecto de escritura, memoria y exilio ha desembocado en L’enigme du retour, un libro que, en virtud de la relevancia que posee la figura del padre, exhibe correspondencias con Between Father and Son. Family Letters (1999) de V.S. Naipaul y My Ear at His Heart (2004) de Hanif Kureishi; además, siendo el regreso del autor a su patria uno de los móviles que propicia la diégesis, Cahier d’un retour aux pays natal (1939) de Aimé Césaire y Pays sans chapeau (1996), del mismo Laferrière, serían dos de sus más notables precedentes en el ámbito de la literatura antillana.

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ITU RTE REVISTA ARBITRADA DE LA FACULTAD EXPERIMENTAL DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. AÑO 8 Nº 14. ENERO - JUNIO 2013

Escrita en una dinámica combinación de prosa y verso libre, El enigma del regreso es un libro con visos de crónica de viajes y de testimonio generacional. Su punto de partida es una llamada telefónica: “La llamada fatal/que todo hombre en edad madura/ recibe un día”. La muerte del padre, un hombre que se vio obligado a abandonar su tierra, su lengua, su esposa y sus hijos por haber enfrentado a François Duvalier, motiva la reflexión sobre el exilio, sobre las profundas lesiones que causa y sobre la dura determinación a cultivar para soportar la soledad y la estrechez económica lejos del hogar. De cierta manera, ese padre muerto una mañana de invierno en el hospital de un país ajeno es semejante a Toussaint Louverture, el líder de la insurrección que hizo de Haití la primera república negra del mundo, quien, apresado por Napoleón, murió de frío en el invierno de 1803 en el fuerte de Joux, Francia. Por eso, al leer ese pasaje del Cahier d’un retour aux pays natal que dice: “Lo que es mío es un hombre prisionero de lo blanco”, Dany Laferrière infiere que una de las particularidades de su isla natal es que “toda familia tiene a su ausente en el retrato de grupo”, pero esa ausencia modela. Del padre ausente, el escritor quiso heredar “sus ideas de justicia social, su intransigencia frente al poder, su desprecio por el dinero y su pasión por los demás”. No es casual que a sus veinte años “formara parte de la reducida banda que le mostraba sus dientes al poder” hasta que, el 1º de junio de 1976, su compañero Gasner Raymond fue asesinado por los tontons macoutes. Entonces, a semejanza de su padre y de Toussaint Louverture, se vio obligado a padecer los rigores del invierno. Tras asistir a las exequias del padre, el escritor decide regresar a Haití para darle la noticia a su madre. Consigo lleva una sola certeza: El exilio del tiempo es más despiadado aún que el del espacio. A mi infancia la echo de menos con más dolor que a mi tierra.

Al hablar con los viejos amigos de su padre, irá descubriendo cuáles fueron sus inquietudes y sus convicciones. Tras observar cómo la pobreza, el hambre y la violencia se han apoderado de Port-au-Prince, emprenderá un viaje a Baradères, la aldea natal de su padre. Un sobrino, escritor en ciernes, será su acompañante en esta odisea antillana. Entonces, sabrá de poblados que no figuran en ningún mapa, de lugares donde el simple hecho de vivir es un milagro. Al ir de un pueblo a otro, experimentará la sensación de cambiar de mundo, asistirá a festividades campestres y ceremonias vudú, y descubrirá que: Circulamos por calles iluminadas de las grandes metrópolis del mundo con modales urbanos y educación aprendida ignorando que nuestras vidas rebosan de sentimientos secretos y cánticos sagrados olvidados en alguna parte de nosotros y que resurgirán tan solo en nuestras exequias. Escrita con los dones de quien escucha, observa y reflexiona, El enigma del regreso es una obra sin estridencias, representativa de un escritor que ha sabido depurar sus afectos, sus recuerdos y su estilo. Además, podría decirse que está escrita en un estilo que oscila entre la tesitura de un bluesman (tan propia de un antillano que ha debido soportar décadas de exilio en el invierno) y el universo cromático cultivado por los pintores naíf y Jean-Michel Basquiat. Tras su lectura, se podría inferir que ese hombre que se vio obligado a abandonar su isla natal a los veintitrés años todavía atesora un par de cosas que acertó a llevarse en su humilde maleta de lata: una mirada en créole y la risa. Por eso, superada la barrera del medio siglo de vida y las tres décadas de exilio, es capaz de decir: La cosa más subversiva que existe, y me la paso la vida diciéndolo, es hacer todo lo posible por ser feliz en las barbas del dictador. El dictador exige ser el centro de nuestra vida y lo mejor que yo he hecho en la mía es haberlo sacado de mi existencia. Arnaldo E. Valero Instituto de Investigaciones Literarias Gonzalo Picón Febres Universidad de los Andes, Venezuela

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ESEÑA Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela ISSN 1856-7134. Depósito legal pp 200602ZU2376 AÑO 8 N° 14. ENERO - JUNIO 2013 ~ pp. 77 - 78

La casa de la bahía. Memorias de Manuel Trujillo Durán ALEXIS FERNÁNDEZ. (Novela Ilustrada). PDVSA, Maracaibo, Venezuela. 2013. 380 pp. El profesor, escritor, editor y gestor cultural zuliano Alexis Fernández (Sur del Lago, 1951), de dilatada y reconocida trayectoria como profesor emérito de la Universidad del Zulia, Director de Cultura (1992-1996), Presidente de APUZ-Ciencias (1996-2000), creador de la Editorial y Revista Kuruvinda (2005) y autor de más de una veintena de poemarios, una novela e investigaciones histórico-literarias, completa su extensa obra con esta novela ilustrada sobre uno de los personajes más importantes que han nacido en esta “tierra del sol amada”. La casa de la bahía. Memorias de Manuel Trujillo Durán, es una novela apasionada y apasionante para leerla ininterrumpidamente y conocer de primera mano no solo la biografía novelada del empresario, cineasta, fotógrafo, astrónomo, editor e inventor Manuel Trujillo Durán (Maracaibo 1871-1933), sino de la historia cultural y social de esta ciudad porteña a finales de siglo XIX y comienzos del XX. Todas las leyendas, historias y cuentos sobre aquella Maracaibo de antaño cobran vida en esta novela ilustrada de Alexis Fernández, quien invirtió casi una década en el proceso investigativo sobre el protagonista, su época y sus circunstancias, así como también en la labor de recopilación minuciosa de fotos, afiches, cartas, mapas y reseñas periodísticas a lo largo y ancho de toda Venezuela y la zona fronteriza colombo-venezolana, donde dejó huella este intrépido pionero. La novela se divide en veinte y ocho capítulos desgranados en una envolvente prosa poética que no por ello descuida la investigación histórica– plasmada en

la última parte del libro, la cual detalla la fuente de citas e ilustraciones–. Cada capítulo nos abre el telón hacia alguna etapa en la historia de vida de un hombre que desde su adolescencia comienza su labor como promotor cultural, empresario, fotógrafo, cineasta e inventor, a pesar de las dificultades económicas propias y del aislamiento político de la región durante los gobiernos de Guzmán Blanco, Cipriano Castro o Juan Vicente Gómez–quienes siempre favorecieron el desarrollo cultural, social y político de la región capital en detrimento del resto del país. La casa de la bahía. Memorias de Manuel Trujillo Durán nos narra en primera y tercera persona las aventuras, encuentros y empresas llevadas a cabo por los Hermanos Manuel y Guillermo Trujillo Durán, desde su hogar situado justo enfrente del Teatro Baralt, en la Casa

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No. 6 de la Calle Venezuela (donde ahora se encuentra el Café Baralt), en permanente intercambio y colaboración con sus primos y amigos, entre los que se encuentran personajes tan importantes para la historia cultural del Zulia como: Aniceto Serrano Durán, Udón Peréz, Ildefonso Vásquez, Régulo March, Julio Árraga, Manuel Puchi Fonseca, Luis Manuel Méndez, José Ramón Yépez, Rafael Yépez Serrano, Octavio Hernández y Juan Bautista Maggiolo (padre de su primera esposa Atilana Maggiolo Osorio), entre muchos otros. Estos jóvenes poetas, artistas y abogados de aquella Maracaibo dieron el apoyo y el estímulo solidario al inventor y cineasta Manuel y al poeta Guillermo Trujillo Durán, para que hicieran realidad todos los proyectos culturales de esta época dorada en la Maracaibo de antaño, entre otros: el estreno del vitascopio de Tomas A. Edison el sábado 11 de julio de 1896, así como también del cinemascopio de los Hermanos Lumière el sábado 28 de enero de 1897, ambos en el Teatro Baralt de Maracaibo, cuando se estrenaron las primeras películas producidas en esta tierra de gracia por Manuel Trujillo Durán: Muchachas bañándose en la laguna de Maracaibo y Célebre especialista sacando muelas en el Hotel Europa, previo a la presentación de la Compañía Lírica Italiana. Estos artilugios cinematográficos fueron también introducidos por primera vez a los públicos ávidos de novedades, en sitios tan distantes como La Guaira, Caracas, Puerto Cabello, Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal, Mérida, Cúcuta y Bucaramanga por el visionario empresario Manuel Trujillo Durán. El periódico Gutemberg, gestado el sábado 26 de noviembre de 1910, se creó, redactó y difundió (hasta 1914) desde la imprenta de los Hnos. Trujillo Durán, ubicada en los zaguanes de la Casa No. 6 de la Calle Venezuela, donde también funcionaba el Estudio Fotográfico de los Hnos. Trujillo Durán y se daban cita todos los personajes de la época para dejar registradas sus bodas, nacimientos, bautizos y saraos; además de contar para la historia escenas del puerto, de la vida económica en la Plaza Baralt, de los adelantos de la época, como el Gran Ferrocarril del Táchira, gracias al ojo experto del fotógra-

fo y artista Manuel Trujillo Durán. De igual manera, el primer experimento de alcanzar la luna a través de un telescopio fue emprendido por este pionero en la isla de Toas, de esta experiencia crearon la revista Urania. Asimismo, en la esquina de la calle Carabobo y Páez, Manuel Trujillo Durán fundó y dirigió en colaboración con sus amigos el Circo-Teatro Variedades, donde se exhibieron desde óperas y películas hasta acrobacias y encuentros boxísticos. Y en estos mismos espacios creó una incipiente fábrica de hojalata, donde envasó las primeras hallacas que se exportaron a Europa. De todos estos inventos dieron fe los periódicos de la época, tales como El Cronista, El Avisador, La conciencia Pública, El Tipógrafo, El Fonógrafo, Ecos del Zulia, además del registro fotográfico realizado por Manuel Trujillo Durán para El Zulia Ilustrado y El Cojo Ilustrado (de Caracas). Alexis Fernández recopila para la Historia Regional del Zulia todos estos logros del pionero Manuel Trujillo Durán a través de cartas, recortes de prensa, fotos y mapas, así como de inéditas entrevistas a testigos presenciales de todos estos hechos, entre quienes destaca el legendario Régulo Segundo Díaz (Kuruvinda). La vida y obra de Manuel Trujillo Durán continúa vigente a través de sus herederos, sus hijos Roque y Ciro Trujillo Altuve (hijos de Agripina Altuve Uzcátegui, su fiel amiga y compañera, oriunda de los Andes venezolanos), cuyos nietos han sido la fuente de primera mano para la elaboración de esta novela ilustrada y del legado permanente que ha dejado a Maracaibo, primera ciudad de Venezuela que conoció el vitascopio de Edison, el cinematógrafo de Lumière, y donde se filmaron las primeras películas venezolanas. La casa de la bahía. Memorias de Manuel Trujillo Durán, del profesor y escritor Alexis Fernández, se constituye desde ahora y para la posteridad en lectura obligada de niños, jóvenes y adultos que anhelen conocer con la profundidad de un historiador y la sensibilidad de un poeta, la transformación cultural que vivió esta “tierra del sol amada” durante el tránsito del siglo XIX al siglo XX.

Emperatriz Arreaza Camero Profesora Titular Emérita de la Universidad del Zulia, Venezuela. Vicepresidenta de la Fundación Manuel Trujillo Durán

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