EL Sarampión, encefalitis y varicela PDF

Title EL Sarampión, encefalitis y varicela
Course Fisiologia
Institution Universidad Nacional San Luis Gonzaga
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definición
causas
síntomas
diagnostico
tratamiento
prevención ...


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EL SARAMPIÓN

El sarampión es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus. En 1980, antes de que se generalizara el uso de la vacuna, el sarampión causaba cerca de 2,6 millones de muertes al año. El sarampión es causado por un virus de la familia de los paramixovirus que normalmente crece en las células de revestimiento de la faringe y los pulmones. Se trata de una enfermedad humana que no afecta a los animales.

Causas El sarampión se propaga por contacto con gotitas provenientes de la nariz, la boca o la garganta de una persona infectada. El estornudo y la tos pueden lanzar gotitas contaminadas al aire. Si una persona tiene sarampión, el 90% de las personas que entran en contacto con esa persona contraerá sarampión, a menos que estén protegidos. Las personas que tuvieron sarampión o que han sido vacunadas contra el sarampión están protegidas de la enfermedad. La vacunación funciona tan bien que, en 2000, el sarampión había sido eliminado en los Estados Unidos. Sin embargo, las personas no vacunadas que viajan a otros países donde el sarampión es común han traído la enfermedad de regreso a Estados Unidos. Esto ha llevado a los recientes brotes de sarampión en grupos de personas que no están vacunadas. Algunos padres no permiten que sus hijos sean vacunados. Esto es debido a temores infundados de que la vacuna triple vírica, que protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola, puede causar autismo. Los padres y los cuidadores deben saber que: Los grandes estudios realizados en miles de niños no han encontrado conexión entre esta o cualquier vacuna y el autismo.

Manifestaciones clínicas Aunque el sarampión es más conocido por la erupción que provoca en todo el cuerpo, los primeros síntomas de la infección suelen ser tener tos seca, secreción nasal, fiebre alta y ojos rojos. Los niños que tienen la enfermedad suelen desarrollar manchas de Koplik, unas

pequeñas manchas de color rojo, con un centro blanco o azulado, que aparecen en el interior de la boca. La erupción del sarampión comienza de 3 a 5 días después de iniciarse los primeros síntomas, y suele presentarse junto con fiebre de hasta 104 °F (40 °C). Esta erupción de manchas planas de color rojizo suele aparecer primero en la frente, para luego extenderse hacia la cara, el cuello, el tórax y el resto del cuerpo hasta los brazos, las piernas y los pies. La fiebre y la erupción desaparecen gradualmente después de varios días. Las personas que tienen sarampión son contagiosas (pueden pasar la enfermedad a otras personas) hasta 5 días antes y hasta 4 días después de que comience la erupción, y el contagio es aún mayor mientras el enfermo tiene fiebre, secreción nasal o tos.

Tratamiento No existe ningún tratamiento antiviral específico contra el virus del sarampión. Las complicaciones graves del sarampión pueden evitarse con un tratamiento de apoyo que garantice una buena nutrición, una ingesta suficiente de líquidos y el tratamiento de la deshidratación con las soluciones de rehidratación oral recomendadas por la OMS (para reponer los líquidos y otros elementos esenciales que se pierdan con la diarrea o los vómitos). Se deben prescribir antibióticos para tratar la neumonía y las infecciones de los oídos y los ojos. Todos los niños de los países en desarrollo diagnosticados de sarampión deben recibir dos dosis de suplementos de vitamina A con un intervalo de 24 horas entre ambas. Este tratamiento es eficaz para restaurar los niveles de vitamina A, que durante la enfermedad suelen ser bajos incluso en los niños bien nutridos, y puede ayudar a prevenir las lesiones oculares y la ceguera. Además, se ha demostrado que los suplementos de vitamina A reducen la mortalidad por sarampión en un 50%.

Prevención Por lo general, los bebés están protegidos del sarampión durante los primeros seis meses de vida debido a la inmunidad que les transmiten sus madres. Los niños mayores se protegen vacunándose contra el sarampión siguiendo las regulaciones estatales y escolares. Para la mayoría de los niños, la protección contra el sarampión es parte de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) que se administra entre los 12 y los 15 meses de vida y nuevamente entre los 4 y los 6 años de edad. Por lo general, la vacuna contra el sarampión no suele administrarse a los bebés menores de 12 meses. Si existiera un brote de sarampión, o su hijo viajara al exterior, se le dará la

vacuna si su hijo tiene entre 6 y 11 meses de edad. Más adelante, entre los 12 y los 15 meses, y entre los 4 y los 6 años, se le dará la vacuna MMR típica.

Como con cualquier calendario de vacunación, existen excepciones y circunstancias especiales. Su médico le dará la información y las recomendaciones más actuales sobre la vacunación. Los siguientes son grupos de alto riesgo que no deben recibir la vacuna contra el sarampión:    

mujeres embarazadas niños con tuberculosos, leucemia u otros tipos de cáncer para los cuales no están recibiendo tratamiento personas que, por alguna razón, tienen sus sistemas inmunológicos debilitados niños que tienen una historia clínica de reacciones alérgicas graves a la gelatina o al antibiótico neomicina, ya que pueden tener una reacción muy grave a la vacuna

BIBLIOGRAFIAS http://kidshealth.org/es/parents/measles-esp.html# https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001569.htm http://who.int/mediacentre/factsheets/fs286/es/

ENCEFALITIS La encefalitis es una inflamación difusa del encéfalo, es decir, del cerebro. Su principal causa son las infecciones virales. Se trata de una enfermedad cuya frecuencia es difícil de determinar; esto se debe a que la mayoría de las veces las encefalitis provocan síntomas leves y muy difusos, parecidos a la gripe o a un catarro. Por eso se sospecha que algunos cuadros gripales en realidad son encefalitis leves que se curan solas. Sin embargo, en un porcentaje pequeño de los casos las encefalitis pueden causar síntomas graves, que son la manifestación de un daño cerebral importante. Aunque la mortalidad de la encefalitis no es muy alta, sí que es frecuente que aparezcan secuelas neurológicas después de la enfermedad

Causas La causa de la encefalitis son infecciones por virus neurotropos, es decir, virus que tienen una especial afinidad por el sistema nervioso central. Estos virus se pueden transmitir de

diferentes formas; algunos de ellos por vía respiratoria (como el virus del sarampión), algunos por vía fecal-oral (como el virus de la polio) y otros incluso por vía sexual (como el virus del herpes simple tipo 2). Los principales virus que pueden causar encefalitis son: 

Virus del herpes simple tipo 1 ó 2 (VHS): son los virus que causan el inocente herpes labial o el herpes genital. El virus permanece en los ganglios nerviosos toda la vida, y de vez en cuando migra a la piel provocando ampollas y escozor. En algunos pocos casos el virus puede equivocarse y migrar hacia el sistema nervioso central provocando una encefalitis.



Otros virus tipo herpes: dentro del grupo de los virus del herpes hay otros que pueden provocar encefalitis, además de otras enfermedades. Algunos de ellos son el virus Epstein-Barr (responsable de la mononucleosis infecciosa), el citomegalovirus (CMV), o el virus de la varicela (que también produce el herpes zóster).



Virus transmitidos por mosquitos: son los llamados arbovirus. Aparecen sobre todo en regiones concretas de mundo, como el Virus del Nilo Occidental o el virus de la encefalitis japonesa (que se encuentra también en el sudeste asiático). Otros virus que producen encefalitis se transmiten por mordeduras de animales, como el virus de la rabia.



Virus pediátricos: el sarampión, las paperas y la rubéola pueden causar encefalitis agudas. La vacunación de todos los niños ha hecho que los casos disminuyan en toda la población.



VIH: el VIH puede producir una encefalitis desde el primer contacto (poco frecuente) o en alguna de las reactivaciones del virus por abandono del tratamiento antirretroviral. Entrar en contacto con alguno de estos virus no significa que vayas a desarrollar una encefalitis seguro. De hecho, muchos de estos virus son conocidos por otras enfermedades más específicas. Que aparezca una encefalitis depende además de otros factores como la edad (los más jóvenes y los ancianos tienen más riesgo) y el estado del sistema inmunológico.

Síntomas Los síntomas de la mayoría de las encefalitis parecen un cuadro gripal sin importancia. Puede persistir dolor de cabeza durante unos días, aparecer fiebre, dolores de articulaciones y musculares, y mucho cansancio. El cuadro puede durar de tres a diez días, igual que la gripe, y cuando sucede así no suele diagnosticarse encefalitis. En ocasiones los síntomas son más llamativos y dan la alarma de que hay un daño concreto en el cerebro. Los más frecuentes son: 

Alteración de la consciencia: estar somnoliento o tener el pensamiento muy lento son signos que indican daño cerebral. Se han dado casos de coma cerebral y muerte, aunque no es lo más frecuente.



  

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 

Ataxia: se llama así a la alteración de la marcha; las personas que padecen ataxia no pueden caminar sin separar mucho los pies y sin agarrarse a cualquier punto de apoyo. Dolor de cabeza muy intenso: mucho más de lo que cabe esperar en una gripe. Convulsiones: aparecen de forma súbita y en personas que no han tenido antes cuadros epilépticos. Pérdida de fuerza muscular o de la sensibilidad: simulan a un ictus, pero su aparición en el tiempo, los síntomas añadidos, y la distribución corporal, ayudan a diferenciarlo. Alucinaciones visuales u olfatorias: oler malos olores, ver doble o formas difusas con colores, son síntomas bastante frecuentes. Cambios de la personalidad: aunque parezca algo anecdótico, es un síntoma muy frecuente y característico. Puede suceder de forma súbita y es el dato que más alerta a los familiares. Náuseas y vómitos: sobre todo en niños pequeños. Irritabilidad y llanto continuo: puede ser el único síntoma en los niños menores de un año.

Diagnostico El diagnóstico precoz de la encefalitis es esencial para proporcionar un tratamiento específico, si lo hay, y controlar los síntomas para evitar un daño cerebral grave. El aspecto más importante para llegar al diagnóstico de esta patología son los síntomas clínicos, que pueden ayudar al médico a sospechar la enfermedad. Para ello, el médico realizará una entrevista clínica al paciente, y en la mayoría de los casos también a los familiares. Dentro de las pruebas complementarias para diagnosticar que se pueden realizar para diagnosticar la encefalitis la más importante es la punción lumbar. Gracias a ella se obtiene líquido cefalorraquídeo (que es el líquido que lubrica al cerebro), y se puede analizar en el laboratorio en busca de alteraciones características de infección viral. El análisis de laboratorio que resulta esencial es la PCR (reacción en cadena de la polimerasa), que detecta la presencia o no de los virus que provocan encefalitis más frecuentemente en el líquido cefalorraquídeo. Otras pruebas importantes para detectar una encefalitis son las pruebas de imagen del sistema nervioso central como la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RMN). La TC se debe realizar siempre antes de hacer una punción lumbar, para comprobar que no hay grandes alteraciones internas y que la punción se puede realizar bien. La RMN no es una prueba que se realice de urgencia, pero es útil hacerla los días u horas posteriores al inicio de los síntomas, porque a veces las encefalitis provocan un brillo del cerebro en estas imágenes. Una prueba también útil es el encefalograma (EEG) porque permite

conocer si hay daño de la actividad eléctrica cerebral y estima las probabilidades de que quede una epilepsia como secuela.

Tratamiento El tratamiento ideal de la encefalitis debe cumplir tres puntos clave: controlar los síntomas, eliminar el virus del sistema nervioso, y prevenir la aparición de secuelas neurológicas permanentes. Control de los síntomas: medidas generales como permanecer tumbado con la cabecera de la cama elevada, y beber abundantes líquidos, ayudan muchísimo a mejorar el malestar general y los dolores de cabeza y articulares. Se utilizan con mucha frecuencia analgésicos y antiinflamatorios (como el paracetamol o el ibuprofeno) para bajar la fiebre y eliminar el dolor. Los corticoides también se utilizan en todos los casos, ya que ayudan a disminuir la inflamación cerebral de forma directa y eso disminuye las probabilidades de aparición de secuelas. Eliminación del virus: no todos los virus tienen un tratamiento específico con el que eliminarlos del sistema nervioso. Tan sólo los virus de la familia del herpes pueden ser atacados mediante fármacos antivirales. El primero en descubrirse fue el aciclovir, que se utiliza también en la varicela de los adultos, o para prevenir el herpes genital. Otro fármaco conocido es el ganciclovir, que tiene especial utilidad en las infecciones del citomegalovirus (CMV). En los últimos años se han estudiado fármacos nuevos más potentes, como el foscarnet, y gracias a la gran inversión en investigación de VIH pronto estarán disponibles nuevos medicamentos antivirales. Prevención de secuelas permanentes: la aparición de secuelas se previene con el tratamiento precoz desde todos los frentes. Una vez finalizados los síntomas de la encefalitis se podrán realizar pruebas para comprobar realmente qué daño residual ha quedado en el cerebro y, una vez identificado, se pueden pautar distintas terapias:  Terapia del lenguaje: permite recuperar el habla, el entendimiento o la escritura de una lengua concreta.  Terapia física: consiste en ejercicios físicos para mejorar la fuerza muscular, la movilidad, la marcha y la coordinación. Terapia ocupacional: consiste en mejorar distintas capacidades neurológicas a través de la realización de actividades cotidianas (hacer la cama, cocinar, manualidades, etcétera).

Prevención de la encefalitis La prevención de la encefalitis viral consiste en adoptar las medidas básicas que previenen cualquier otra enfermedad viral, desde un catarro a una gastroenteritis. En los casos de virus

más específicos (rabia, encefalitis japonesa, VIH…) se tomarán medidas extra. En general, estos los consejos para prevenir la aparición de esta infección: 1. Respetar las medidas de higiene: lavarse las manos antes de comer o al ir al baño, estornudar en pañuelos y no compartir cubiertos, son algunas de ellas. 2. Lavar frutas y verduras antes de comerlas, con agua y dos gotas de lejía. 3. Mantener relaciones sexuales con preservativo. 4. Vacunarse y vacunar a los niños de los virus que con más frecuencia provocan esta enfermedad. 5. Protegerse de las picaduras de mosquitos en lugares de riesgo, utilizando manga larga, repelente de insectos, mosquiteras, etcétera.

Bibliografías http://www.webconsultas.com/salud-al-dia/encefalitis/prevencion-de-la-encefalitis-12581 http://kidshealth.org/es/teens/encephalitis-esp.html# https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/001415.htm

Varicela Definición La varicela es una enfermedad contagiosa causada por el virus de la varicela-zóster, de la familia de los herpes virus, también causante del herpes zóster. Es propia de la infancia. En los niños suele ser leve pero en adolescentes y adultos tiene mayor riesgo de complicaciones. Los síntomas duran una semana.1 Se inicia con un periodo prodrómico semejante a un cuadro gripal con fiebre leve o moderada; luego aparece un exantema maculo papular, con evolución a vesículas y costras. Se acompaña de adenopatía cervical y síntomas generales. Las lesiones dérmicas pueden producir cicatrices permanentes. Cómo se contagia La varicela sólo se transmite de persona a persona. El contagio puede ser por: Contacto directo Con las lesiones de la piel. Por vía aérea, mediante las secreciones que son expulsadas del tracto respiratorio al toser o estornudar. Contacto indirecto A través de objetos contaminados (aunque esta forma es poco frecuente). Al ser una enfermedad muy contagiosa, que se transmite con facilidad, es conveniente aislar al paciente para evitar que contagie a otras personas.

Síntomas y diagnóstico de la varicela Tras el contacto con el virus, el periodo de incubación de la varicela suele durar dos semanas aproximadamente. Pasado este tiempo aparece fiebre moderada durante dos o tres días, cansancio, dolor de cabeza y falta de apetito. Todo esto seguido de la aparición de

manchas rojizas y planas, que van adquiriendo relieve hasta convertirse en ampollas o vesículas. Cada ampolla pasa por una serie de fases: mácula, pápula, vesícula, pústula y costra. Cada una de las ampollas se encontrará en una fase independientemente de en qué fase se encuentre el resto. Las manchas comienzan a aparecer en el tórax, y se van extendiendo por todo el cuerpo, incluyendo boca, párpados, recto, vagina y vías respiratorias. En los niños sanos se desarrollan unas 500 vesículas aproximadamente. Se trata de ampollas que causan mucho picor y que se rompen con facilidad. Las costras que forman se desprenden y desaparecen en unas dos semanas. El 80–90% de las personas que convivan con pacientes y sean susceptibles van a contraer la varicela y, además, al tener una mayor exposición al virus, van a desarrollar un cuadro más grave. Existen una serie de colectivos en los que la varicela puede causar complicaciones:  Niños con problemas de piel como dermatitis o quemadura de sol reciente (pueden llegar a tener más de 1.500 ampollas).  Niños prematuros o menores de un año.  Recién nacidos cuyas madres han sufrido varicela antes o durante el parto.  Personas inmunosuprimidas.  Diagnóstico de la varicela La aparición de las ampollas y los demás síntomas son suficientemente característicos para reconocerlos. En caso de duda se puede analizar el líquido de las vesículas.

Pruebas y exámenes El médico puede a menudo diagnosticar la varicela observando la erupción y haciendo preguntas acerca de la historia clínica de la persona. Pequeñas ampollas en el cuero cabelludo por lo regular confirman el diagnóstico. Los exámenes de laboratorio pueden ayudar a confirmar el diagnóstico, en caso de ser necesario.

Tratamiento de la varicela En el caso de una varicela en un niño sano, el propio cuerpo es capaz de combatir la enfermedad. Tan solo se requiere tratamiento para aliviar los

síntomas. Se pueden emplear analgésicos, antihistamínicos, y cremas o lociones que alivien el picor. Es importante no suministrar aspirina (ácido acetilsalicílico), ya que se asocia con el desarrollo del síndrome de Reye. En su lugar se puede usar paracetamol.

La mayoría de las ampollas desaparecerán sin dejar cicatrices, excepto aquellas que resulten infectadas por bacterias a causa del rascado. Es conveniente aplicar compresas húmedas, y los baños tibios para limpiar las heridas originadas por el rascado y prevenir la aparición de infecciones. En caso de infección bacteriana se deben administrar antibióticos. Se utilizan medicamentos antivirales como el aciclovir (ACV) en una serie de casos: Para las varicelas generales no se utiliza. Sí en caso de adultos y adolescentes con afecciones cutáneas, pulmonares, o aquellos que han tomado esteroides recientemente. En ocasiones también se prescriben a las personas que han contraído la enfermedad al convivir con pacientes, ya que experimentan una varicela más grave. Para que sea efectivo se debe de administrar en las primeras 24 horas de la erupción. Bien aplicado contribuirá a disminuir el número y la duración de las lesiones vesiculosas. Hasta que todas las ampollas hayan formado costra o se hayan secado, hay que evitar el Prevención Debido a que la varicela es de transmisión aérea y muy contagiosa incluso antes de que aparezca la erupción, es difícil de evitar. Existe una vacuna para la varicela. La vacuna previene la aparición de la enfermedad hasta en un 80% de los casos. De hecho, apl...


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