Ensayo Freud La base inconciente de la mente PDF

Title Ensayo Freud La base inconciente de la mente
Author Oscar Armando Tovar Velasco
Course Psicología
Institution Universidad de Nariño
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Summary

El segundo punto es la estricta aplicación del determinismo el principio de que todo acontecimiento tiene causas que le preceden- al ámbito de lo mental. Freud pensó que los pensamientos y la conducta que se hablan considerado anteriormente poco significativos para comprender a las personas. Determi...


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RESUMEN FREUD: LA BASE INCONSCIENTE DE LA MENTE Sigmund Freud nació en Moravia en 1856, pero en 1860 su familia se trasladó a Viena, donde vivió y trabajó hasta sus últimos días. Ya en su época escolar, sus precoces intereses se extendían al conjunto de la vida humana, y cuando ingresó en la Universidad de Viena como estudiante de medicina no se limitó a esta disciplina, sino que asistió a clases de otras materias, tales como las impartidas por el influyente filósofo Freud en un principio dedica sus esfuerzos a la investigación de la Biología, posteriormente centra su atención en el análisis y posibles tratamientos de la llamada histeria, fenómeno en el cual identificó una relación con experiencias emocionales en sus pacientes, logrando así importantes avances en el campo de lo que hoy se conoce como psicoanálisis. La segunda fase en la carrera de Freud, en la que aparecieron los grandes títulos que exponían su teoría madura, se puede fechar convenientemente en la publicación en 1900 de La interpretación de los sueños, el libro que más apreciaba. A él le siguió, en 1901, la Psicopatología de la vida cotidiana, en el que analizaba las causas inconscientes de errores cotidianos tales como los lapsus Lingue, y en 1905, sus tres ensayos sobre la teoría sexual. Estas obras aplicaban la teoría psicoanalítica al conjunto de la vida mental normal y no sólo a los casos de neurosis. Desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta su muerte desplegó la tercera fase de su obra, a lo largo de la cual introdujo cambios importantes en sus ~teorías fundamentales y realizó ambiciosos intentos especulativos de aplicar sus ideas a las cuestiones sociales. En 1920 apareció Más allá del principio del placer, donde introdujo por primera vez el concepto del «Instinto de muerte» (para explicar la agresividad y la autodestrucción), así como de los «instintos de vida» (auto conservación y sexualidad). Posteriormente presentó la estructura mental del ello, yo y el superyó (1923). En términos de su nueva estructura tripartita. La mayor parte de los últimos años de Freud estuvieron consagrados a la teoría social. (En 1913 ya había intentado aplicar sus teorías a la antropología en Tótemy tabú.) En El futuro de una ilusión (1927). Respecto a la teoría de la naturaleza humana Su primer supuesto básico es el materialismo. Freud distinguía entre estados mentales (cuerpo y mente) afirmando una base fisiológica para los diversos estados mentales. El segundo punto es la estricta aplicación del determinismo el principio de que todo acontecimiento tiene causas que le preceden- al ámbito de lo mental. Freud pensó que los pensamientos y la conducta que se hablan considerado anteriormente poco significativos para comprender a las personas. Determinados por causas ocultas en la mente. Freud afirmaría que existen causas desconocidas que determina nuestra elección. Se da un interesante paralelismo con Marx en este tema, ya que ambos creían que los contenidos de nuestra conciencia, lejos de ser perfectamente «libres» y exclusivamente

«Racionales», están determinados por causas de las que no somos normalmente conscientes. Pero, mientras que Marx afirmaba que estas causas son de naturaleza social y económica, Freud decía que son individuales y psicológicas, enraizadas en nuestros impulsos biológicos. Durante la década de 1920 Freud introdujo en su teoría un nuevo concepto estructural de la mente que no coincide. Con la distinción entre consciente, preconsciente e inconsciente que había usado hasta entonces. En esta fase tardía distinguió tres sistemas dentro del «Aparato mental». El contenido de los impulsos instintivos que persiguen una satisfacción. Inmediata como si se tratara de un bebé (se dice que operan sobre el «Principio de placer»); el yo contiene los estados mentales conscientes, y su función consiste en percibir el mundo real y decidir cómo actuar, entre el mundo y el ello (está gobernado por «el principio de realidad»). Todo lo que puede volverse consciente está en el ~o (aunque también contiene elementos que permanecen inconscientes), mientras que todo lo que hay en el ello es inconsciente de una forma permanente. El súper yo se identificó con una parte especial de la mente que contiene la conciencia, las normas morales heredadas de los padres y de las personas que nos influyeron en nuestra primera niñez. El súper yo también presenta una íntima conexión con el ello, ya que, a la manera de un padre severo, puede confrontar al yo con reglas y prohibiciones. Las fuerzas represivas se sitúan en el yo y en el súper-yo, y operan típicamente de una manera inconsciente. Los instintos o «impulsos» forman el cuarto rasgo principal de la teoría de Freud. Son fuerzas motivadoras que se encuentran en el aparato mental, y toda la «energía» de nuestras mentes procede de ellos. Freud usó este lenguaje mecánico o eléctrico de una manera casi literal, influido por su educación científica y por la teoría psicofísica de su Proyecto de 1895, en el que escribió con clarividencia sobre flujos de cargas eléctricas que recorren las neuronas en el cerebro. Su modelo de los impulsos mentales describe éstos como cargas reprimidas o como descargas de un cierto voltaje. El quinto punto principal de la teoría de Freud es su interpretación evolutiva o histórica del carácter humano individual. No se trata de la trivial evidencia de que la personalidad depende de la experiencia tanto como de las dotes hereditarias. Freud partió del descubrimiento de Breuer de que ciertas experiencias «traumáticas», aunque aparentemente olvidadas, pueden seguir ejerciendo una influencia nociva en la salud mental de las personas. La teoría plenamente desarrollada del psicoanálisis generaliza esta observación y afirma la vital importan~ ia que tienen para el carácter adulto las experiencias de la niñez y de la primera infancia. Sostiene que los cinco primeros años son la época en la que se establecen los cimientos de cada personalidad individual. Al igual que Platón, Freud afirma que el bienestar o la salud mental del individuo dependen de una relación armoniosa entre las diversas partes de la mente y entre la persona y el mundo social externo en el que él o ella tienen

que vivir. El yo debe reconciliar el ello, el súper-yo y el mundo externo selección. De las oportunidades para satisfacer las exigencias instintivas sin transgredir las normas morales requeridas por el súper-yo, representante interno de la sociedad. Hay un proceso mental en particular que Freud consideró de extrema importancia en el origen de las enfermedades neuróticas: la represión. En una situación de conflicto mental extremo, en el que alguien experimenta un impulso instintivo claramente compatible con las normas a las que siente que deba adhesión, lo más probable es que lo reprima, esto es, lo destierre de la conciencia, huya de él, pretenda que no existe. La represión es uno de los «mecanismos de defensa» mediante los cuales las personas tratan de evitar conflictos internos. El método se desarrolló gradualmente a partir del descubrimiento de Breuer de que se podía ayudar a una paciente histérica animándola a hablar sobre los pensamientos y fantasías que llenaban su mente, y se la podía curar aparentemente si se le podía inducir a recordar las experiencias «traumáticas» que habían provocado sus problemas. Freud comenzó a usar su «cura mediante el habla», y, asumiendo que los recuerdos patógenos continuaban de alguna manera en la mente de la persona, pidió a sus pacientes que hablaran de una forma desinhibida, con la esperanza de que podría interpretar las fuerzas inconscientes que operaban detrás de lo que decían. Les alentaba para que dijesen lo primero que se les viniera a la cabeza, por muy absurdo o embarazoso que pudiera resultar (el método de la «asociación libre»). Pero a menudo sucedía que el flujo se detenía, el paciente afirmaba que no tenía más que decir e incluso se oponía a continuar con la exploración. Cuando se producía esta «resistencia», Freud la interpretaba cómo una señal de que la conversación estaba llegando al complejo reprimido. Creía que el inconsciente del paciente se daba cuenta de esto de alguna manera e intentaba evitar que aflorase a la conciencia la dolorosa verdad, al igual que alguien al que le duele cierta parte del cuerpo puede negarse a ser examinado. Sin embargo, si el material reprimido pudiera ser reintegrado a la conciencia, sería posible devolverle al yo el poder sobre el ello que había perdido, y el paciente se curaría de su neurosis. El analista debe intentar llegar a la interpretación correcta de los estados mentales inconscientes del paciente. Los sueños proporcionan un material de interpretación muy fructífero, pues, según la teoría de Freud, el contenido «manifiesto» de un sueño es la realización encubierta de los deseos inconscientes que componen su contenido real o «latente». También puede interpretarse que los errores y las acciones fallidas revelan su origen inconsciente. El paciente puede reemplazar la poco saludable represión de los instintos por un control racional y consciente de ellos (supresión mejor que represión), puede tener la capacidad de desviar los instintos y deseos por canales aceptables (sublimación), o tal vez decida satisfacerlos después de todo. Pero, según Freud, no hay necesidad de temer que esos instintos primitivos vayan a

apoderarse del sujeto, pues su poder se ve de hacho reducido al ser traídos a la conciencia. Se ha sugerido que el psicoanálisis no es primariamente un conjunto de hipótesis científicas que han de ser contrastadas empíricamente, sino más bien una manera de comprender a las personas, de ver un significado en sus acciones, errores, bromas, sueños y síntomas neuróticos. Aun cuando aceptemos que los estados mentales inconscientes pueden explicar la hipnosis y ciertos tipos de neurosis, el éxito en estos casos tan especiales está lejos de demostrar el conjunto de las teorías de Freud. El problema de muchos de los estados inconscientes freudianos es la falta de claridad de los criterios que permiten inferir su presencia o ausencia en una persona particular. Podemos describir como instintiva cualquier forma de comportamiento que no se haya aprendido durante la vida del individuo (aunque a menudo puede resultar difícil mostrar que no ha sido aprendida de una forma u otra). Pero ése añade algo al remitir el comportamiento instintivo a un instinto como su causa, si se afirma que sólo hay un cierto número de instintos básicos, ¿cómo podríamos decidir cuáles son básicos y cómo se pueden distinguir y contar? Si el impulso sexual se esconde tras los comportamientos que no reconocemos primariamente como sexuales, tales como la creación artística o la persecución del poder político, ¿cómo decidiremos quién tiene razón?...


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