Etapa cientifica de la criminologia PDF

Title Etapa cientifica de la criminologia
Author Maria Jose Redondo
Course Teorías Criminológicas
Institution Universidad de Alicante
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LA ETAPA CIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA a) LA ANTROPOLOGÍA DE LOMBROSO Lombroso (1835-1909) se dedicó a la medicina, psiquiatría, antropología y la política, fue un hombre polifacético. Representa la directriz antropobiológica. Su obra “Tratado Antropobiológico experimental del hombre delincuente” marca los orígenes de la moderna criminología, siendo considerado el fundador de ésta. Su aportación principal a la Criminología fue el método empírico, a pesar de diseñar la famosa tipología donde destaca la categoría del “delincuente nato”. Ésta fue formulada a la vista de los resultados de más de cuatrocientas autopsias de delincuentes y seis mil análisis de delincuentes vivos. El atavismo que caracteriza al tipo criminal contó con el estudio minucioso de veinticinco mil reclusos de cárceles europeas. Desde un punto de vista tipológico, Lombroso distinguía seis grupos de delincuentes:      

El nato (atávico) El loco moral (morbo) El epiléptico El loco El ocasional El pasional

Esta tipología la enriquecería, posteriormente, con el examen de criminalidad femenina y el delito político. Lombroso, mitigaría sus planteamientos tipológicos iniciales con su obra “El crimen, causas y remedios”, que implica el reconocimiento de la trascendencia de factores sociales y exógenos en el delito. En cuanto a la teoría lombrosiana de la criminalidad, ocupa un lugar destacado la categoría del delincuente nato, esto es, una subespecie o subtipo humano, degenerado, atávico, producto de la regresión y no de la evolución de las especies, marcado por una serie de estigmas que le delatan e identifican, y se transmiten por vía hereditaria. Lombroso inició sus investigaciones antropológicas a raíz de los hallazgos que creyó encontrar

al examinar el cráneo de un delincuente. Basó el atavismo o carácter regresivo del tipo criminal en el examen del comportamiento de ciertos animales y plantas, en el de tribus primitivas y salvajes de civilizaciones aborígenes e, incluso, en ciertas actitudes de la psicología infantil profunda. A su juicio, el delincuente padece una serie de estigmas degenerativos corporales, psicológicos y sociales. En su teoría de la criminalidad, Lombroso interrelaciona el atavismo, la locura moral y la epilepsia: el criminal nato es un ser inferior, atávico, que no ha evolucionado; igual que un niño o un loco moral; individuo que, además, padece alguna forma de epilepsia, con sus correspondientes lesiones cerebrales. La tesis lombrosiana ha sido muy criticada. Se reprocha a Lombroso su particular evolucionismo, carente de toda base empírica, ya que ni el comportamiento de otros seres vivos es extrapolable al hombre, ni se ha demostrado la existencia de tasas superiores de criminalidad entre las tribus primitivas, sino todo lo contrario. Suele censurarse, también, el supuesto carácter atávico del delincuente nato y el significado que Lombroso atribuye a los estigmas, a su entender, degenerativos. No parece que exista correlación entre los estigmas y la tendencia criminal. Por tanto, es una evidencia que ni todos los delincuentes padecen tales anomalías ni los no delincuentes están libres de ellas. No existe, pues, el tipo criminal, de corte antropológico, diferente de cualquier otro individuo no delincuente, dotado de determinadas señas de identidad que le delaten. En suma, tampoco es correcto examinar el crimen desde la sola óptica del autor, prescindiendo de la relevancia de factores exógenos, sociales, etc.

b) LA SOCIOLOGÍA CRIMINAL DE FERRI Ferri (1856-1929) fue profesor universitario, abogado célebre, político militante y reputado científico, suele ser considerado el padre de la moderna Sociología Criminal. Fundó la revista «La Scuola Positiva», órgano difusor del positivismo criminológico italiano, y la conocida «Avanti», portavoz del ideario socialista. Representa la directriz sociológica del positivismo.

Respecto a la reflexión política, podemos resaltar las contradicciones y debilidades de Ferri, autor que dijo de sí mismo haberse sentido marxista. Propugnó, como buen positivista, las excelencias del orden social y la necesidad de su defensa a ultranza. De ahí su ingenua confianza en el régimen fascista. La mentalidad positivista aparece ya en la primera obra de Ferri, su tesis doctoral, en la que rechaza el libre albedrío, calificando éste de mera ficción. Pero tal determinismo, incompatible con las enseñanzas de su maestro Carrara, no mereció el total reconocimiento por parte de Lombroso, quien no le consideró suficientemente positivista. La estancia de Ferri en París, con el antropólogo Quatrefages, le permitió analizar el trabajo y materiales de los estadísticos morales, así como familiarizarse con las concepciones antropológicas, que avivaron su admiración por Lombroso. A partir de ahí, visitó cárceles y examinó cráneos, comprendiendo la observación empírica, el análisis de los hechos, y la experimentación del método positivo, único método, a su juicio, científico que debiera sustituir al silogismo y a la deducción académica. Ferri es conocido por su equilibrada teoría de la criminalidad, por su programa ambicioso político-criminal (sustitutivos penales) y por su tipología criminal, asumida por la Scuola Positiva. Reprocha a los clásicos que renuncien a una teoría de la génesis de la criminalidad, conformándose con partir de la constatación fáctica de ésta, una vez que se ha producido. Y propugna, en su lugar, un estudio etiológico del crimen, orientado a la búsqueda científica de sus causas. Para Ferri, el delito no es producto exclusivo de ninguna patología individual, esto va contra la tesis antropológica de Lombroso, sino resultado de la acción de factores individuales, físicos y sociales. Distinguió factores antropológicos o individuales (constitución orgánica del individuo, constitución psíquica del mismo, caracteres personales de éste como raza, edad, sexo, estado civil, etc.), factores físicos o telúricos (clima, estaciones, temperatura, etc.) y factores sociales (densidad de la población, opinión pública, familia, moral, religión, educación, alcoholismo, etc.).

Entiende, pues, que la criminalidad es un fenómeno social más, que se rige por su propia dinámica; de modo que el científico podría predecir el número exacto de delitos, y la clase de éstos, que van a producirse en una determinada sociedad y en un momento concreto, si contase con todos los factores individuales, físicos y sociales antes citados y fuera capaz de cuantificar la incidencia de cada uno de ellos. Porque, bajo tales premisas, no se comete ni un delito más ni un delito menos (ley de la «saturación criminal»). No menos importante es la teoría de los «sustitutivos penales», con la que sugiere Ferri un programa político-criminal de lucha y prevención del delito prescindiendo del Derecho Penal. Su planteamiento es el siguiente: el delito es un fenómeno social, con una dinámica propia y etiología específica, en la que predominan los factores sociales. En consecuencia, la lucha y prevención del delito debe llevarse a cabo a través de una acción realista y científica de los poderes públicos que se anticipe a aquel, e incida con eficacia especialmente, en los factores sociales criminógenos que lo producen, en las esferas, neutralizandolos. La pena, según Ferri, sería ineficaz si no va precedida y acompañada de las oportunas reformas económicas, sociales, etc., orientadas por un análisis científico y etiológico del crimen. De ahí que el autor propugne, como instrumento de lucha contra el delito, no el Derecho Penal convencional sino una Sociología Criminal integrada, cuyos pilares serían la Psicología Positiva, la Antropología Criminal y la Estadística Social. En cuanto a la tipología de Ferri, basta con recordar que parte de la existencia ideal de cinco tipos básicos de delincuentes (nato, loco, habitual, ocasional y pasional), que añadirá la categoría del delincuente involuntario (imprudente), si bien admite la combinación en la vida cotidiana de características de los respectivos tipos en una misma persona, lo que otorga flexibilidad a su tipología.

c) EL POSITIVISMO MODERADO DE GARÓFALO Garófalo (1852-1934). Ocupó diversos cargos en la fiscalía y la judicatura, así como en el Ministerio de Gracia y Justicia, políticamente conservador. Es considerado uno de los precursores de la criminología, y el máximo representante del positivismo criminológico (denominado en su tiempo, la «Nuova Scuola») Fiel a las premisas metodológicas del positivismo (método empírico), la moderación y el equilibrio caracterizó el pensamiento de Garófalo, que equidistó tanto de la antropología lombrosiana como del sociologismo de Ferri. Cuyos aspectos fundamentales serían los siguientes: su concepto del delito natural, su teoría de la criminalidad y el fundamento del castigo o teoría de la pena en el pensamiento del autor. Según Garófalo, sus correligionarios positivistas se habían esforzado por describir las características del delincuente, del criminal, en lugar de definir el propio concepto de crimen como objeto específico de la nueva disciplina. Garófalo, por ello, pretendió aportar una categoría privativa de la Criminología, que permitiría, a su juicio, delimitar autónomamente el objeto de ésta más allá de la exclusiva referencia al sujeto o a las definiciones legales. Dicha categoría es el delito natural, con el que apunta a una serie de conductas nocivas “per se”, para cualquier sociedad y en cualquier momento, con independencia incluso de las valoraciones legales cambiantes. En cuanto a su definición, difícilmente puede elaborarse un catálogo absoluto y universal de crímenes, y todavía menos en torno a conceptos tan ambiguos como “piedad” y “probidad”, prescindiendo de los mandatos penales. La explicación de la criminalidad de Garófalo tiene indudables connotaciones lombrosianas, por más que conceda alguna importancia a los factores sociales y que exija la contemplación del hecho mismo y no sólo las características de su autor. Niega, ciertamente, la posibilidad de demostrar la existencia de un tipo criminal de base antropológica. Pero reconoce el significado y relevancia de determinados datos anatómicos (el tamaño excesivo de las mandíbulas o el superior desarrollo de la región occipital respecto a la frontal), aunque mitigue o incluso rechace la interpretación lombrosiana de los estigmas. Lo característico de la teoría de

Garófalo es la fundamentación del comportamiento y del tipo criminal en una supuesta anomalía -no patológica-psíquica o moral; Se trataría, a su juicio, de un déficit en la esfera moral de la personalidad del individuo, de base orgánica, endógena, de una mutación psíquica (pero no de una enfermedad mental), transmisible por vía hereditaria y con connotaciones atávicas y degenerativas. Garófalo distinguió cuatro tipos de delincuentes: (el asesino, el criminal violento, el ladrón y el lascivo), siendo, a su juicio, el primero de ellos el más fácil de identificar, incluso por las características del propio hecho. Pero la principal aportación de la Criminología de Garófalo es su filosofía del castigo, de los fines de la pena y su fundamentación, así como de las medidas de prevención y represión de la criminalidad. Parte de un determinismo moderado que contrasta con la dureza y el rigor penal que el propio Garófalo propugna para la eficaz defensa del orden social; orden social al que subordina radicalmente los derechos del individuo. Igual que la naturaleza elimina a la especie que no se adapta al medio, así también el Estado debe eliminar al delincuente que no se adapta a la sociedad y a las exigencias de la convivencia, afirma Garófalo. Este defensismo a ultranza le lleva a entender la pena de muerte en ciertas hipótesis (criminales violentos, ladrones profesionales y criminales habituales) y penas de particular severidad, que, a su juicio, forman parte de las penas de un sistema racional. Para Garófalo, la pena ha de estar en función de las características concretas de cada delincuente, sin que sean válidos otros criterios convencionales como el de la retribución o expiación, la corrección o incluso la prevención. Descartó, pues, la idea de proporción como medida de la pena, del mismo modo que descartó también, la idea de responsabilidad moral y libertad humana como fundamento de aquélla. Se opuso a la supuesta finalidad correccional o resocializadora del castigo, por considerar que lo impide el sustrato orgánico y psíquico, innato, que subyace en la personalidad criminal. Tampoco estimó acertada la idea de la prevención, como fundamento de la pena, porque, a su juicio, ésta no permite determinar el “quantum” del castigo.

d) EL POSITIVISMO CRIMINOLÓGICO EN ESPAÑA Está representado principalmente por Dorado Montero, Salillas y Bernaldo de Quiros. Dorado Montero Introdujo el positivismo en España y es considerado representante del correccionalismo español. Propugna un nuevo derecho protector de los criminales, dirigido a modificar y corregir la voluntad delictiva individual con ayuda de la psicología. Propone en su pedagogía correccional que los magistrados y abogados sean sustituidos por funcionarios especializados. Rafael Salillas Su orientación es la sociología, más que el análisis empírico estudia el análisis médico y el entorno de este, ve al delincuente como una criatura del medio en el que vive. “La raíz inmediata del delito se encuentra en la construcción psíquica y orgánica, su causa fundamental está en el medio físico y social que conforma su psiquis.” A estos rasgos sociales se le añaden los genéticos, elabora una sistematología para analizar las etapas evolutivas. Constancio Bernaldo Fue discípulo de Giner de los Ríos. Hizo diversas investigaciones sobre la criminalidad de su tiempo, como “el bandolerismo andaluz” y la “delincuencia de sangre” destacando la importancia de los factores antropológicos y sociológicos. “La mayoría de las personas que sienten la honradez en las acciones no sienten la tentación de delinquir y otras la sienten pero la resisten y la vencen. El vencido está marcado por un estado morboso particular pero no bastaría este solo para el delito si el entorno social no lo excitara”

2. ESCUELAS INTERMEDIAS Y TEORIAS AMBIENTALES Los estadísticos morales y el pensamiento de Ferri inauguran una nueva concepción criminológica, en primer lugar la Escuela de Lyon, opuesta

radicalmente a las ideas lambrosianas y al positivismo. En segundo lugar los planteamientos eclécticos de la “Terza Scuola” y de la “Defensa social” que significan un dualismo moderado de base sociológica.

a) Escuela de Lyon y las teorías ambientales Estaba integrada fundamentalmente por médicos, se vio muy influenciada por la escuela del químico Pasteur, de ahí que se acuda con gran frecuencia al microbio para explicar la relación del medio social a la génesis de la delincuencia. “El microbio es como el criminal que permanece sin importancia hasta el día que encuentra el caldo de cultivo para poder brotar”

-Lacassagne (1843-1924) Es considerado el fundador de la Escuela de Lyon. Defiende que las sociedades tienen los criminales que se merecen, para asi resaltar la importancia del medio social. Estima que el hombre delincuente carece de más anomalías corporales y anímicas que el hombre no delincuente y esto está relacionado directamente con el entorno social. En estas anomalías tienen gran relevancia la pobreza y las condiciones socioeconómicas. En uno de sus estudios se comprobaba que los delitos contra el patrimonio estaban directamente relacionados con las estructuras económicas. Distingue tres clases de hombre de acuerdo a la topografía cerebral, según el emplazamiento en el cerebro de las tres funciones básicas del ser humano, las intelectivas, las volitivas y las afectivas. El desequilibrio en cualquiera de estas zonas ya nos indicaría la presencia de un delincuente. En su segundo trabajo publicado en 1882 comparaba la criminalidad rural con la urbana y pudo comprobar que el factor delictivo tiene en cada caso su propia etiología.

No debemos confundir la Escuela francesa de Lyon con la Escuela clásica, esta última defiende que no existe diferencia cualitativa entre el hombre

delincuente y el no delincuente. El crimen es producto de un acto de libre albedrio y explicable por factores situacionales (la ocasión).

b)ESCUELAS ECLÉSTICAS Son una serie de escuelas que pretenden armonizar los postulados del positivismo con los dogmas clásicos, tanto en el plano metodológico como en el ideológico. No tienen ninguna teoría criminológica pero tratan de abordar los problemas esenciales para la reflexión criminológica, la relación entre disciplinas empíricas y normativas, defensa del orden social, prevención del crimen…etc.

a”) LA “TERZA SCUOLA” Hace una clara distinción entre disciplinas empíricas y normativas, y aceptan el hecho de que pueden influir factores endógenos y exógenos; se postula por el dualismo penal, es decir, usa penas y medidas para la prevención del delito. Tal y como dice uno de sus más importantes representantes, Alimena, el derecho penal no se debe dejar absorber por la sociología, pero es importante usar algunos conocimientos de ciencias no jurídicas como la antropología, la sociología, etc.

b”) ESCUELA ALEMANA SOCIOLÓGICA La Escuela de Marburgo se postuló por la colaboración entre distintas disciplinas como la sociología y la antropología para realizar una concisa y completa investigación científica del delito, de lo que puede causar esa acción criminal y averiguar cómo combatirlo. Esta escuela defiende la idea de que no se puede usar la filosofía como fuente principal de conocimiento, sino que debe usar las ciencias empíricas. Se postuló por una búsqueda de las causas del crimen mediante el uso del orden jurídico, el Derecho penal, y no por una reflexión filosófica como ya he dicho antes. También estudia la proporción de las penas y las medidas de seguridad respecto del grado de culpabilidad y peligrosidad de los delincuentes.

Uno de los cofundadores de esta escuela fue Franz von Liszt, jurista y político de origen alemán, nacido en Viena en 1851, conocido por su trabajo en el ámbito del derecho penal, tanto investigación y trabajo como enseñanza. Integró el derecho penal, junto con otras disciplinas como la antropología criminal y la sociología criminal, en la investigación del delito, de sus causas y de su prevención. Trabajó en distintas universidades como la de Berlín o la de Marburgo desde 1879 hasta 1916, pocos años antes de fallecer. Von Liszt se postula sobre la idea de crear una ciencia total del derecho penal, junto con otras disciplinas ya nombradas, para crear un conocimiento científico de las causas y su prevención. De esta forma demuestra que está en contra de los clásicos, ya que analiza las causas de forma empírica, y también de los positivistas, porque defiende las garantías y derechos individuales de los ciudadanos, mientras que los positivistas se decantan más por la defensa social.

C”) ESCUELA DE LA DEFENSA SOCIAL La Escuela o Movimiento de la defensa social es una filosofía sobre lo penal que surgió más o menos en la Ilustración, y cuyo ‘’creador’’ fue Adolphe Prins, uno de los cofundadores de la Escuela de Marburgo. La defensa social coordina el derecho penal, la criminología y la ciencia penitenciaria para defender la dignidad del delincuente, y su objetivo no es castigar al delincuente, sino proteger a la sociedad de él de un modo lo más humano y digno posible. Así que, lo que se pretende es tratar lo mejor posible al delincuente para que se vuelva a integrar en la sociedad y, de esta manera, proteger su dignidad como persona y a la sociedad de este tipo de acciones criminales. Adolphe Prins fue abogado licenciado de la Universidad Libre de Bruselas, en la que años más tarde ejerció como profesor y de la que fue decano. Algunas de sus teorías más conocidas son: la teoría de la defensa social, la crítica del sistema penitenciario.

D”) TEORÍA PSICOSOCIAL DE TARDE El pensamiento psicosocial de Tarde, jurista francés que fue director de Estadística criminal en el Ministerio de Justicia, que estaba en contra de las teorías de Lombroso en las que habla del delincuente nato y degenerado, y le da importancia a la...


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