Fides ET Ratio Paula Amador Morales PDF

Title Fides ET Ratio Paula Amador Morales
Author Paula Amador
Course Religión, Cultura y Valores
Institution Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir
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Summary

LIBRO QUE TENEIS QUE LEER PARA APROBAR LA ASIGNATURA...


Description

FIDES ET RATIO La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y en definitiva, de conocerle a él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad CAPÍTULO I. LA REVELACIÓN DE LA SABIDURÍA DE DIOS JESÚS REVELA AL PADRE En el primer capítulo el Papa presenta el conocimiento que viene de la fe ‘’la revelación como conocimiento que Dios mismo ofrece al hombre’’. La Revelación, al expresar el misterio, impulsa a la razón a intuir unas razones que ella misma no puede pretender agotar, sino sólo acoge. La iglesia es depositaria de un mensaje que tiene su origen en Dios. Es un conocimiento que no viene de la razón o especulación, pero sí de la fe en la palabra de Dios. Esta verdad no se puede alcanzar solamente con las capacidades de la razón, Dios se revela y este conocimiento es peculiar de la fe. Para la filosofía se necesita la experiencia y se mueve a la luz de la inteligencia para la fe es guiada e iluminada por el Espíritu Santo. Dios se revela al hombre por su hijo. Jesucristo es la plenitud de la revelación la verdad palpable que llama al hombre de amigo, que camina con él. La iglesia camina por los siglos hasta que se cumpla plenamente las palabras de Dios. La acción de Dios se constata en la historia, las respuestas que el hombre busca están en Cristo, a la luz de su encarnación, pasión, muerte y resurrección. Quiso Dios con su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad. doble orden de conocimiento: razón natural y fe divina. Misterios escondidos no revelados: el terno entra en el tiempo, el Todo se esconde en la parte y Dios asume el rostro del hombre. LA RAZÓN ANTE EL MISTERIO La fe: la revelación está llena de misterio. A ella el hombre se somete con la fe que no es un atentado contra la libertad, pero la persona aquí decide vivir en la certeza de la verdad. Cuanto más el hombre se acerca a la verdad (Dios) más desea saberla porque Dios es infinito. El hombre puede encontrar la verdad, pero es necesario tener fe porque hay un misterio por detrás de la revelación. Esta verdad revelada es anticipación de la visión de Dios que es objeto de estudio de la filosofía y de la teología Solo la fe permite penetrar en el misterio, favoreciendo su comprensión coherente. El concilio enseña que cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe, la fe es respuesta de obediencia a Dios. La persona al creer lleva a cabo el acto más significativo de la propia existencia, en él, en efecto la libertad alcanza la certeza de la verdad y decide vivir en la misma. Cristo está verdaderamente presente en la Eucaristía ya que santo Tomás decía lo que no comprendes y no ves lo atestigua una fe viva. Pascal decía como Jesucristo permaneció desconocido entre los hombres, del mismo modo su verdad permanece, entre las opciones comunes, sin diferencia exterior. La relación entre libertad y verdad llega al máximo y se comprende en su totalidad la palabra del Señor. 1

CAPÍTULO II CREDO UT INTELLEGAM ‘’LA SABIDURÍA TODO LO SABE Y TODO LO ENTIENDE’’ El segundo capítulo, a continuación, aborda la unidad entre el conocimiento de razón y el conocimiento de fe, demostrando cómo el pensamiento bíblico, basado en esta unidad, había ya descubierto una vía maestra hacia el conocimiento de la verdad: la imposibilidad de prescindir del conocimiento ofrecido por Dios, si se quiere conocer plenamente el camino que todo hombre debe recorrer para responder a las preguntas fundamentales sobre la existencia. Además, se destaca que en la Sagrada escritura está la seguridad de que hay una intensa unidad entre el discernimiento de la razón y el de la fe y que ciertamente no podemos prescindir del conocimiento que allí nos entrega Dios si es nuestro de tener respuestas sobre nuestra existencia. En la Biblia se ve la convicción de que hay una profunda e inseparable unidad entre el conocimiento de la razón y el de la fe. Se demuestra como el pensamiento Bíblico, basado en esta unidad había ya descubierto una vía maestra hacia el conocimiento de la verdad: la imposibilidad de prescindir del conocimiento ofrecido por Dios, si se quiere conocer plenamente el camino que todo hombre debe recorrer para responder a las preguntas fundamentales sobre la existencia. Todo hombre desea conocer. Cuando se separa la razón y la fe, el conocimiento que podemos tener del mismo hombre, del mundo y de Dios se ve limitado. La fe y la razón no compiten una está dentro de la otra y cada una tiene su propio espacio de realización. Dios y el hombre cada uno en un mundo se encuentran en una relación única Dios como el origen y el hombre con la misión de investigar la verdad. El conocimiento que el hombre busca es un camino que no tiene fin. Cuando el hombre niega la existencia de Dios niega la verdad y por esto se aparta de ella, de su origen y de su destino. El hombre puede descubrir a Dios en la naturaleza. El hombre por la razón iluminada, por la fe puede llegar a la verdad. ADQUIERE LA SABIDURÍA, ADQUIERE LA INTELIGENCIA Para continuar el camino hacia la verdad el hombre recibe la fuerza de la certeza de que fue creado por Dios como explorador y no debe desanimarse por las dudas sino seguir su camino y apoyado en Dios se dirige hacia lo bello, lo bueno y lo verdadero. Cuando entra el pecado en la historia la razón se oscurece, Cristo entra en el tiempo para redimirla por sí misma. La filosofía es capaz de reconocer el camino transcendente del hombre hacia la verdad, pero guiada por la fe acoge también la locura de la cruz y la crítica de los cuales dicen poseer la verdad. En este segundo capítulo, aborda la unidad entre el conocimiento de razón y el conocimiento de fe, demostrando cómo el pensamiento bíblico, basado en esta unidad, había ya descubierto una vía maestra hacia el conocimiento de la verdad: la imposibilidad de prescindir del conocimiento ofrecido por Dios, si se quiere conocer plenamente el camino que todo hombre debe recorrer para responder a las preguntas fundamentales sobre la existencia.

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CAPÍTULO III. INTELLEGO UT CREDAM. ‘’CAMINANDO EN BUSCA DE LA VERDAD’’. Este capítulo cuenta que San Pablo al pasar por Atenas se admira de la fe que los atenienses tienen en las divinidades, llega a decirles que de todos los pueblos ellos son los más respetuosos a lo divino. El hombre sigue un camino de búsqueda de la verdad, camino que expresa en la actividad humana, en la música, en la pintura, en la arquitectura… Además, la vida del hombre se reduce en un buscar constantemente a la verdad, a ella él se adhiere con agrado, y cuando descubre que estaba en algo falso, la deja. Esto puede hacerse más palpable en las investigaciones que constantemente se hacen. El hombre se pregunta sobre su vida: Qué sentido tiene mi vida?, Hacia dónde se dirige? Quiere saber si después de esta vida habrá algo más, y esto lo lleva a reflexionar el sentido de su existencia y el valor de la vida desde los primeros filósofos. Para contestar estas preguntas ya los hombres primitivos recorrieron a las escuelas filosóficas. Son preguntas que se hace para direccionar el sentido de su vida, de su existencia y también por la sed de la verdad. Con esto él sigue buscando la verdad, si hay una verdad universal y absoluta o no. DIVERSAS FACETAS DE LAS VERDAD EN EL HOMBRE El hombre puede ser definido como aquel que busca la verdad. En esta búsqueda, no siempre será fácil, ya que algunas veces esta verdad se torna oscura en su corazón. También el hombre puede huir de la verdad, y haciendo esto, no funda su vida en la duda, pues esto lo angustiaría, pero en la verdad misma. Esta verdad el hombre piensa que la puede alcanzar, caso contrario no emprendería su búsqueda. Prescindir de esta búsqueda sería comprometer la propia existencia humana, ya que todos tenemos constantes preguntas donde buscamos una respuesta en la vida. Hay diversas formas de verdad, las que son inmediatas, estas están presentes en la vida cuotidiana y en la experiencia científica, y las verdades filosóficas que son las que se plantea en la religión. Son importantes, pues la verdad hace que el hombre busque una forma para orientar su vida. El hombre es un ser que busca la verdad, es pues también un ser que vive de creencias, ya que la mayoría de las verdades que tiene el hombre, no son frutos de su reflexión (filosofía) personal, sino de verdades que escuchó hablar, y que a ellas se adhiere. En el camino de la verdad, la Iglesia ayuda el hombre en esta búsqueda dirigiéndole a Jesucristo, que es la verdad. Esta búsqueda que hace el hombre interminable, solamente Jesucristo puede saciar su corazón. Cristo es la plena verdad, que revela el Padre. Ninguna verdad complementa la suya, pero en él todas las otras verdades encuentran sentido. El hombre encontrándose con Cristo, que es la verdad, ya no siente necesidad de búsqueda, porque posee en él la verdad plena.

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CAPÍTULO IV. RELACIÓN ENTRE LA FE Y LA RAZÓN. ‘’ETAPAS MÁS SIGNIFICATIVAS EN EL ENCUENTRO ENTRE LA FE Y LA RAZÓN’’. El hombre pasó de creer en los mitos y supersticiones y profundizar con la razón en la verdad de la divinidad, en este contexto entran los primeros cristianos, que no deberían explicar la verdad de la fe solamente con mitos, pero con argumentos filosóficos. Ya desde los primeros padres de la Iglesia, la explicación de la revelación pasó a ser filosófica para dar una respuesta convincente al hombre. La religión podría confundirse con alguna corriente filosófica mundana, y no realmente con la revelación de Jesucristo, esto sería malo. En los días actuales el esoterismo también tiene confundido muchos hombres. Era difícil para los primeros cristianos estudiar la filosofía, ya que para ellos lo más importante era testimoniar y revelar a los hombres a Jesucristo, la verdad, pero sabían que deberían dar razón de la fe, y por eso entraban con gusto en la filosofía. Algunos autores dijeron que solamente hay una filosofía y esta es Jesucristo, otros dijeron que el evangelio es la verdadera filosofía. La filosofía griega encontró en la cristiana el complemento, Orígenes de Platón sacó una primera teología, así la idea de la inmortalidad del alma, la divinización del hombre y el origen del mal encontraron en la filosofía cristiana un nuevo sentido. San Agustín afirma que la verdadera filosofía encontró en la Iglesia. Él fue el primero que sintetizó y unió la filosofía griega y latina, y gracias a él, los cristianos han encontrado materia por muchos años para la más alta especulación filosófica y teológica que el occidente conoció. Los padres de la Iglesia tradujeron la fe a la filosofía, la racionalizaron para hacerla asequible a todos. Así, la filosofía de los primeros autores griegos encontró su máxima forma, ya que Jesucristo es la verdad plena. La fe no es incompatible con la razón. La razón está llamada a emitir un juicio sobre los contenidos de la fe. Hay entre ambas una armonía y la fe quiere que su objeto sea comprendido por la razón (con su ayuda). NOVEDAD PERENNE DEL PENSAMIENTO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO. Santo Tomás dice que no hay contradicción entre fe y razón ya que ambas proceden de la luz de Dios, comenta también que por la naturaleza, objeto propio del estudio de la filosofía se puede llegar al Criador, objeto propio del estudio de la fe. Tomás muestra desde las primeras páginas de la suma teología que la sabiduría es don del Espíritu Santo y que ayuda a madurar la ciencia humana. Él es un modelo de los que incansablemente buscaron la verdad en sus vidas. El magisterio de la Iglesia admira su amor por la búsqueda de la verdad EL DRAMA DE LA SEPARACIÓN ENTRE FE Y RAZÓN. Al aparecer las universidades, la teología se confrontaba directamente con otras realidades, San Alberto mago y Santo Tomás reconocieron que filosofía y teología deberían tener su propia autonomía, lo que llevó poco a poco la separación de ambas. Lo que había sido posible por el pensamiento patrístico occidental como la unión entre las dos realidades, de la teología y de la

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filosofía, ahora comienza a tener la idea de que el conocimiento racional debe ser separado de la fe. Hubo radicalizaciones. En el occidente son conocidas y visibles. El pensamiento filosófico moderno se formó, separándose de la Revelación Cristiana. Llega a contraposiciones explícitas. Idealismo: tienta transformar la fe y sus contenidos (los misterios de la pasión y muerte de Nuestro Señor también) en estructuras que se pueden entender por la sola luz de la razón. El nihilismo ha surgido aquí también, afirman que no se puede alcanzar la verdad. Así, la vida no tiene sentido, no es bueno asumir compromisos, todo es inestable, todo es fugaz, todo es provisional. La filosofía en la modernidad pasó a ser solamente una forma a más de la razón humana, así el hombre ya no se esfuerza por buscar una verdad que es absoluta, sino se queda en el utilitarismo, aquello que es útil para mí ahora, piensa que ya no puede conocer la verdad absoluta, algunas veces hasta niega de ella. En los últimos tiempos, la separación entre fe y filosofía creció de forma considerable. Al mismo tiempo que hay muchas corrientes que las separan, surgen buenos pensadores que las unen entre sí y que hablan de los sentidos profundos de la vida, de la muerte.

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CAPÍTULO V. INTERVENCIONES DEL MAGISTERIO EN CUESTIONES FILOSÓFICAS. ‘’EL DISCERNIMIENTO DEL MAGISTERIO COMO DIACONÍA DE LA VERDAD.’’ La Iglesia no propone ninguna filosofía en específico, pero sí interviene cuando alguna corriente filosófica intenta desviar la verdad revelada del rumor que debe seguir. La razón humana por naturaleza busca la verdad. Es deber de la Iglesia proteger la verdad revelada de las teorías que amenazan la comprensión, haciendo así entrar la mala semilla de la duda en los fieles. Los obispos, como testigos de la verdad, deben intervenir para aclarar aquellas corrientes o pensamientos filosóficos que no van de acuerdo con la fe de la Iglesia. Estas intervenciones que la iglesia puede hacer no son para disminuir el pensamiento filosófico, sino para orientarlo a la búsqueda de la verdad y promover el recto pensamiento. Esta intervención de la iglesia en cuestiones filosóficas no es de ahora, des de mucho tiempo se combate los pensamientos y doctrinas que no están de acuerdo con la fe. Hay que distinguir aquí varias corrientes actuales, por una parte el fideísmo, por otra el tradicionalismo radical, también el racionalismo y el ontologismo que dicen que las verdades de fe pueden ser también cognoscibles a la luz de la razón. El concilio vaticano habló sobre la relación de la fe y de la razón, haciendo hincapié entre la fe que está por encima de la razón, pero que no puede haber entre ellas dificultades en conjunto, ya que Dios puso también en el hombre la razón, y el hombre puede llegar a la verdad por ella, y no solamente la fe. El magisterio habló también sobre la importancia de los filósofos y teólogos cristianos como custodios de la verdad. La Congregación para la Doctrina de la Fe trabaja también en este sentido. Los problemas encontrados en el pasado vuelven a aparecer en la actualidad, tal como solamente la escritura es la palabra de Dios, olvidándose así del magisterio de la Iglesia o de la Tradición Apostólica. También se llega a dar casos de fideísmo, se ha olvidado en parte la tradición filosófica y la terminología tradicional. En la actualidad, los filósofos no deben solamente contentarse con verdades parciales, pero deben buscar siempre las verdades últimas y absolutas, no pueden perder el deseo de búsqueda por la verdad. EL INTERÉS DE LA IGLESIA POR LA FILOSOFÍA El magisterio acompaña la filosofía no solamente combatiendo sus errores, pero también renovando su pensamiento y enseñando las vías concretas a seguir. León XIII, sobre todo en su encíclica Aeterni Patris habla directamente de la filosofía. Gracias a esta encíclica, siempre actual en su pedagogía e ideas, y al Doctor Angélico, muchos filósofos y teólogos modernos estuvieron cerca del tomismo, entrando así en la Escuela de Santo Tomás. Memorables son los autores que siguiendo la corriente tomista o neo tomista se empeñaron por escribir síntesis y de hacer reflexiones filosóficas y teológicas de alto nivel, no saliendo de la verdad.

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El Vaticano II subrayó la filosofía que deben estudiar los candidatos al sacerdocio. Estos deben adquirir un gran conocimiento del hombre, del mundo y de Dios para afrontar las exigencias del mundo contemporáneo y darles una respuesta adecuada. Si el magisterio de la iglesia tuvo que intervenir en el pensamiento filosófico al largo de la Historia, fue porque la filosofía se desvió de la enseñanza del magisterio. Muchos teólogos tienen cierto desinterés por el estudio de la filosofía. La filosofía precede los estudios teológicos y es importante, ya que en la edad media se construyó una armonía entre filosofía y teología. El sacerdote hoy debe saber dialogar con el hombre y la cultura, y la filosofía lo ayudará a entenderlo. La iglesia se preocupa por mantener esta armonía entre la filosofía y la teología y se interesa con ella para la formación del clero en el contexto de que deberán llevar también los hombres a la verdad. El pensamiento filosófico no debe ser discordante de la fe.

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CAPÍTULO VI. LA INTERACCIÓN ENTRE FE Y FILOSOFÍA. ‘’LA CIENCIA DE LA FE Y LAS EXIGENCIAS DE LA RAZÓN FILOSÓFICA’’ La Palabra de Dios es dirigida a todos los hombres, en todos los rincones de la tierra. La teología debe ser precedida con una buena base filosófica para que entendiendo cada cultura, pueda transmitir con mayor facilidad la palabra revelada. Además, la teología se organiza como ciencia de la fe, y la filosofía la ayuda en la comprensión de la escritura y del magisterio de la iglesia. La teología dogmática y especulativa presupone una filosofía fundada en la verdad objetiva sobre el hombre, el ser y el mundo. Ambas utilizan los mismos conceptos. La razón necesita fortalecerse por la fe para descubrir horizontes que no sería capaz de llegar por sí misma. La teología fundamental tiene la misión de dar razón de la fe, por eso debe encargarse de una manera particular de justificar y explicitar la relación entre fe y reflexión filosófica. La teología moral aún más necesita de la filosofía hoy en día, ya que muchos de los valores perdieron su brillo, haciendo que los hombres ya no sigan las reglas de la moral. El evangelio regula la vida social y personal del hombre. La consciencia moral debe ayudarle a descubrir estos principios para su vida. Solamente la verdad y no las opiniones humanas pueden servir de ayuda a la filosofía. En la actualidad, los teólogos deberían acudir más a la filosofía que a otras formas del saber. Se dice en la filosofía que la iglesia recomienda es muy eurocéntrica o anticuada y que debería la filosofía ser de un contexto más de cada cultura. Esto es negar el patrimonio filosófico asumido por la iglesia. La revelación que es una llega a todos los pueblos. Esto se da con el anuncio de la palabra de Dios. Cada pueblo puede descubrir la mano de Dios en la humanidad por la naturaleza, ya los antiguos lo descubrían allí. La Iglesia no está cerrada a las culturas de los distintos pueblos, reconoce que hay riquezas en cada una de las culturas. Es cierto que la filosofía de la iglesia encontró su camino en las fuentes griegas desde su origen pero no está cerrado a las aportaciones de otras culturas, desde que estas están de acuerdo con la verdad revelada y con el magisterio de la iglesia. DIFERENTES ESTADOS DE LA FILOSOFÍA Cuando la filosofía se cierra a la verdad de la revelación se está cerrando a un paso más profundo de la verdad, dejando así la misma filosofía. Algunos llaman de filosofía separada. La filosofía es ayudada por la doctrina cristiana, pues aquí la razón es purificada por la fe. Algunas verdades que propone la revelación no pueden ser entendidas por la razón, pero si no hubiesen sido reveladas, no se las conocerían. La filosofía debe respetar las verdades de la fe. Se la llama la ancilla de la teología no para menospreciarla, sino porque comprende un área mayor. Un filósofo no puede excluir la teología, como un teólogo no puede excluir la filosofía. Ambos entran e...


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