Formación en Sexualidad Afectividad y Género PDF

Title Formación en Sexualidad Afectividad y Género
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SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO

FORMACIÓN EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO

La redacción de este documento se ha hecho a través de un lenguaje inclusivo, es decir, un lenguaje que visibilice los géneros femenino y masculino. No obstante, con la finalidad de facilitar la fluidez de la lectura, en algunos párrafos se han usado vocablos en masculino con el sentido incluyente de ambos géneros (por ejemplo, “los profesores”, “los docentes”, “los directores”, “los estudiantes”, entre otras palabras).

FORMACIÓN EN SEXUALIDAD Y AFECTIVIDAD Material elaborado por Ministerio de Educación División de Educación General Unidad de Transversalidad Educativa Texto contratapa traducido por Programa de Intercultural Bilingüe Lengua Aymara: Traducido por: Felino Garcia Choque. Lengua Rapa Nui: Traducido por: Christian Madariaga Paoa. Lengua Mapuzugun: Traducido por Javier Quidel Cabral. Lengua Quechua: Traducido por Julia Quispe Yukra. Registro de Propiedad Intelectual Nº 218.884 Santiago de Chile Junio 2013 36.000 ejemplares © Ministerio de Educación Todos los derechos reservados. Permitida su reproducción total o parcial indicando la fuente. Ministerio de Educación República de Chile. Alameda 1371, Santiago. Fono: (56-2) 406 6000 Diseño Prado Gráfica y Comunicaciones E.I.R.L. www.mineduc.cl www.convivenciaescolar.cl

SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO

FORMACIÓN EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO

CARTILLA SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO 1.- PRESENTACIÓN.......................................................................................................................................................................................................................................3 2.- INTRODUCCIÓN......................................................................................................................................................................................................................................4 3.- POR QUÉ ES NECESARIO FORMAR EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO................................................................................................. 6 4.- ENFOQUE FORMATIVO EN LA EDUCACIÓN EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO COMO ESTRATEGIA DE PREVENCIÓN...... 9 5.- FORMACIÓN EN SEXUALIDAD/CURRÍCULUM:......................................................................................................................................................................10 5.1. Oportunidades curriculares............................................................................................................................................................................................................................ 10 5.2. Espacios en que se puede abordar la formación en sexualidad...................................................................................................................................... 12 5.3. Aspectos a considerar en una oferta curricular............................................................................................................................................................................ 14 5.4. Los docentes frente a la formación en sexualidad..................................................................................................................................................................... 16 6.- FORMACIÓN EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO DE ACUERDO A LOS REQUERIMIENTOS DE CADA ETAPA DE DESARROLLO.... 18 7.- CONTENIDOS Y TEMAS CLAVES PARA LA FORMACIÓN EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO.................................................... 20 8.- GLOSARIO DE TÉRMINOS.................................................................................................................................................................................................................27 9.- BIBLIOGRAFÍA SUGERIDA................................................................................................................................................................................................................31

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1. PRESENTACIÓN Este material se enmarca en el Plan Escuela Segura, promoviendo en las comunidades educativas la formación en prevención y autocuidado; su contenido profundiza sobre los énfasis y lineamientos formativos constitutivos de un programa de sexualidad, afectividad y género en los establecimientos educacionales. Entre las temáticas abordadas, se contemplan las definiciones de sexualidad, afectividad y género, las oportunidades curriculares para su formación, los distintos espacios donde se pueden abordar los contenidos en sexualidad, roles y actitudes sugeridas para las y los docentes frente a esta tarea, junto con conceptos y temas claves de acuerdo a los requerimientos por etapa de desarrollo de los estudiantes, entre otros. El material está dirigido a docentes y equipos directivos, y su finalidad es entregar elementos y herramientas conceptuales que orienten sobre ámbitos, temáticas y espacios curriculares pertinentes para abordar la formación en sexualidad, afectividad y género. Conforme a lo anterior, es que esta cartilla es complementaria a la entregada previamente por el Ministerio de Educación, “Orientaciones para el diseño e implementación de un programa en sexualidad, afectividad y género”, con el fin de contribuir con los establecimientos educacionales para la elaboración de programas propios de educación en sexualidad, acordes a su Proyecto Educativo Institucional y dando respuesta a lo mandatado por la Ley 20.418 de Salud.

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2. INTRODUCCIÓN La formación en sexualidad es un ámbito en el que existen múltiples y variadas visiones, dado que implica valores, creencias, convicciones y costumbres que se van transmitiendo de generación en generación; la creciente complejidad de las sociedades, el reconocimiento de la diversidad y la multiculturalidad, la virtualidad de las relaciones que nos permite acceder a un mundo cada vez más globalizado, entre otros, dan cuenta de una creciente multiplicidad de valoraciones y expresiones sociales acerca de la sexualidad y las relaciones afectivas. No existe un modelo único sobre formación en sexualidad y afectividad, pero existe consenso en la necesidad de formar niños y jóvenes capaces de asumir responsablemente su sexualidad, desarrollando competencias de autocuidado, de respeto por sí mismos y por los demás, consolidando valores y actitudes positivas que les permitan incorporar esta dimensión a su desarrollo. El rol de la familia en este ámbito es prioritario, relevante e ineludible: compete a la familia, en primer lugar, el derecho y el deber de educar a sus hijos, tal como lo reconoce la Ley General de Educación1, y le corresponde la responsabilidad primordial en su crianza y desarrollo, teniendo como preocupación fundamental el interés superior de niños y jóvenes2. La familia es la base de la afectividad y es el espacio donde se construyen los vínculos primarios, en el que niños y jóvenes comienzan a desarrollar su identidad, incorporando nociones acerca de los afectos, el amor, la experiencia de la maternidad y la paternidad, lo considerado correcto e incorrecto en relación al cuerpo y la sexualidad. La familia contribuye desde su particularidad y sus experiencias en el proceso formativo, transmitiendo a sus hijos los conocimientos y valores sobre sexualidad y afectividad que se ajustan a sus creencias y costumbres; así entendida, la sexualidad humana está en gran medida determinada culturalmente, pero es, a la vez, una experiencia particular que cada sujeto vive de manera diferente según su capacidad de cuestionar, valorar, dar sentido y significado al mundo que le rodea. De allí la importancia de entregar a niños y jóvenes las herramientas que les permitan asumir responsablemente su sexualidad y relaciones de afecto, promoviendo su libertad de conciencia y su autonomía progresiva. 1 2

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Ley General de Educación, art. 4°. Convención Sobre los Derechos del Niño, artículo 18.

Sin embargo, las familias no siempre cuentan con las herramientas necesarias para abordar adecuadamente la formación en sexualidad y afectividad de sus hijos; por diversas razones, como desconocimiento, temor o por experiencias dolorosas que les han impedido, incluso de adultos, desarrollar su sexualidad de manera natural y responsable, así como establecer vínculos afectivos sanos, de modo tal, que no les es fácil transmitir valores y sentimientos positivos sobre el tema. Por otra parte, las encuestas dan cuenta de que los adolescentes estiman que existe un bajo nivel de comunicación con sus padres y madres3, lo que refleja las dificultades que las propias familias presentan para afrontar el tema. No obstante, la familia no está sola en esta tarea; es deber del Estado garantizar una educación que permita alcanzar el pleno desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico de niños y jóvenes, asumiendo la formación en sexualidad y afectividad como dimensión constitutiva del ser humano, ésta debe ser abordada a través del proceso educativo en escuelas y liceos, resguardando la autonomía de los establecimientos educacionales y en concordancia con su Proyecto Educativo Institucional. De esta manera, el sistema escolar tiene el deber de hacerse cargo, como complemento al rol prioritario de la familia, de la formación en sexualidad y afectividad, apoyando que niños y jóvenes accedan a una educación oportuna y adecuada a su edad. Ella debe proporcionarles información científicamente rigurosa, clara y veraz, enmarcada en un contexto de afectividad, que les permita desarrollarse plena e integralmente, garantizando, a la vez, “la libertad de pensamiento y conciencia de los ciudadanos, asegurando la expresión de las diversas orientaciones y concepciones presentes en nuestra sociedad”4. Los niños y jóvenes son seres sexuados, que requieren del acompañamiento, orientación y apoyo por parte de los adultos para descubrir y valorar esta dimensión de su desarrollo como sujeto integral. De ahí la relevancia que cobra la formación que se brinda desde la familia y la escuela, abordando esta dimensión de manera positiva y entregando oportunidades de aprendizajes significativos para su vida cotidiana. En este proceso formativo se requiere de la participación activa de los padres, madres y apoderados, tanto como actores individuales, como a través de las instancias de participación que les competen (Centro de Padres y Apoderados, Consejo Escolar), no en calidad de espectadores sino interviniendo con ideas, propuestas y disposición. 3 El 50.3% de los jóvenes, entre 15 y 19 años declaran poca comunicación con sus padres, en tanto que el 50.1% declara estar en desacuerdo con sus padres en temas relacionados con la sexualidad y las relaciones de pareja. VI Encuesta Nacional de Juventud, Injuv, 2010. 4 Plan de Educación en Sexualidad y Afectividad, Ministerio de Educación, 2006.

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3. POR QUÉ ES NECESARIO FORMAR EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO Se suele reducir la sexualidad exclusivamente a lo que respecta a las relaciones sexuales, sin embargo, la sexualidad trasciende con creces esta reducción. En la definición de la Organización Mundial de la Salud, la sexualidad integra elementos físicos, emocionales, intelectuales, culturales y sociales, que deben ser desarrollados a través de medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien en las personas la comunicación y el amor. Señala también que en la sexualidad intervienen las emociones y/o sentimientos, la relación con el cuerpo y sus procesos y los conocimientos sobre él.

La sexualidad es una dimensión central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual; se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones interpersonales. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. Esta comprensión integradora de la sexualidad humana adquiere pleno sentido al plantearse conjuntamente con el desarrollo afectivo. La afectividad es, también, una dimensión del desarrollo humano, se refiere a un conjunto de emociones, estados de ánimo y sentimientos que permean los actos de las personas, incidiendo en el pensamiento, la conducta y la forma de relacionarse con uno mismo y con los demás.

Una afectividad sana se desarrolla a partir de diversos componentes, entre los cuales se encuentran los vínculos tempranos de apego y cuidado, la conformación de una autoestima positiva y la posibilidad de desarrollar relaciones de confianza e intimidad con otros. Un desarrollo afectivo sano apunta directamente al desarrollo de una sexualidad sana y responsable.

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Por lo tanto, formar en sexualidad implica la educación de una sexualidad responsable, ligada a la dimensión emocional y afectiva, que debe apuntar al desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes que permitan a niños y jóvenes tomar decisiones informadas, autónomas y consecuentes. La investigación nacional e internacional avala la necesidad de formar en sexualidad y afectividad: según datos aportados por SENAME, el 9.72% de los niños y jóvenes ingresados en sus centros de protección, han sido víctimas de algún tipo de abuso sexual. Muchas de estas situaciones se mantienen en el tiempo, debido a que los niños desconocen que están siendo víctimas de un tipo gravísimo de maltrato, dado que con frecuencia el agresor realiza acciones de seducción orientadas a convencerlos de que se trata de algo “normal” o de una expresión especial de afecto. Hablar abiertamente sobre sexualidad y relaciones afectivas sanas permite que niños y jóvenes accedan a información que les permitirá protegerse y/o contar con figuras adultas a quienes recurrir para evitar y detener el abuso. Por otra parte, los datos que arroja la VI Encuesta Nacional de Juventud5, señalan que el 47.9% de los jóvenes entre 15 y 19 años, declara haberse iniciado sexualmente: entre los hombres, la edad de inicio sexual es a los 16.4 años, mientras que en las mujeres es a los 17.1 años en promedio. De estos jóvenes, casi la mitad (41.7%) declara no haber utilizado ningún método de protección frente al embarazo o ante infecciones de transmisión sexual. Esta realidad se debe, fundamentalmente, a la falta de información de los y las jóvenes y a la baja percepción de riesgo que tienen en torno a su comportamiento sexual. Es así, como de los 250 mil niños que nacen al año en Chile, 40 mil son hijos de madres adolescentes. El 80% de estas niñas deserta del sistema escolar6 y más de la mitad de ellas, en menos de dos años, es madre por segunda vez: al respecto, la Encuesta Nacional de Salud 2009 revela que, mientras un 82,2% de los adolescentes entre 15 y 19 años no ha tenido embarazos, un 14,7% de ellos ha tenido un embarazo (considerando también a aquellos casos en que no ha llegado a término) en tanto un 2% ha tenido dos o más. El embarazo adolescente es una problemática social a nivel mundial, y en Chile, “entre 1960 y 2001 la única tasa de fecundidad específica que tendió a permanecer constante y que no cayó abruptamente fue la del grupo de 15 a 19 años, mientras que en este mismo período la fecundidad total y la de otros grupos etarios se redujo por lo menos en un 50%. Adicionalmente, utili5 6

Instituto Nacional de la Juventud. Diagnóstico de la Situación del Embarazo en la adolescencia en Chile, FLACSO – Ministerio de Salud, 2008

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zando datos censales que van desde 1982 hasta el 2002, se puede observar que la probabilidad de ser madre ha aumentado durante el período, lo que sustenta las hipótesis que postulan una creciente precocidad de la maternidad adolescente” 7 Los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2009 indican que un 8,1% de los adolescentes entre 15 y 19 años son padres o madres, mientras que la VI Encuesta Nacional de la Juventud revela que un 6,3% de las y los adolescentes tienen hijos.8 En el mismo sentido, de acuerdo a la VI Encuesta Nacional de Juventud, del INJUV, “entre las personas jóvenes que declararon haber tenido un embarazo no planificado, el 6,7% señala haber experimentado un aborto, ya sea en la persona de la entrevistada o en la pareja”. En lo que respecta a las relaciones de pareja, el 2.5% de los jóvenes en el mismo tramo etario (15 a 19 años), declara haber mantenido relaciones sexuales con un “recién conocido”, en tanto que el 12.5% declara haber tenido 3 o más parejas sexuales. Uno de los objetivos centrales de la formación en sexualidad y afectividad debe ser, por tanto, reducir los riesgos asociados al inicio precoz de las relaciones sexuales y a la consolidación de vínculos afectivos consistentes. Otro aspecto que ratifica la necesidad de abordar la formación en sexualidad, afectividad y género, es el alto índice de violencia declarada entre las parejas jóvenes: entre los 15 y los 19 años, el 10% reconoce la existencia de violencia psicológica con su pareja, en tanto que el 4.6% reconoce violencia física y el 1% señala la existencia de violencia sexual. El aprendizaje de estos jóvenes se basa en relaciones abusivas y controladoras, que les impedirán establecer en lo sucesivo relaciones afectivas sanas y respetuosas, así como desarrollar armónicamente su sexualidad. De allí la relevancia de abordar el tema de manera clara y directa, ofreciendo a niños y jóvenes las herramientas necesarias para que logren relacionarse de la mejor manera, lo que les permitirá finalmente un crecimiento integral. Formar en sexualidad, afectividad y género es, por lo tanto, una necesidad urgente y prioritaria, que compete en primer lugar a la familia y luego a las instituciones educativas, pero que concierne a la sociedad en su conjunto.

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Estudio cualitativo: Representaciones y significaciones sobre el embarazo adolescente de padres y madres de hasta 19 años. Instituto Nacional de la Juventud, noviembre de 2011. Ibid. págs. 18-19. Estudio cualitativo: Representaciones y significaciones sobre el embarazo adolescente de padres y madres de hasta 19 años. Instituto Nacional de la Juventud, noviembre de 2011.

4. ENFOQUE FORMATIVO EN LA EDUCACIÓN EN SEXUALIDAD, AFECTIVIDAD Y GÉNERO COMO ESTRATEGIA DE PREVENCIÓN El enfoque formativo aborda la educación integral de niños, niñas y adolescentes como un proceso continuo, permanente y participativo, construido en conjunto con otros, con el apoyo del grupo familiar, la institución escolar y otros agentes educativos y sociales. La formación debe orientarse a desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las dimensiones del ser humano (ética, espiritual, intelectual, afectiva, estética y física), con el fin de lograr su realización plena en la sociedad. Esto significa concebir a la persona como un ser individual y social, articulando las experiencias y conocimientos provenientes de las diferentes disciplinas de estudio, con las experiencias y conocimientos del ámbito personal y social, de modo que se complementen en la experiencia de vida del y la estudiante, capacitándolos para conducir sus vidas en forma satisfactoria9. Formar en sexualidad, afectividad y género, implica, necesariamente, un componente preventivo10, expresado en el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes que permitan formar personas autónomas, capaces de tomar decisiones personales y de anticiparse a las situaciones. En este sentido, la dimensión preventiva implica superar la noción de riesgo11 y no se limita a informar o prohibir, sino que proyecta hacia una formación que actúa con anticipación.

Esta formación requiere tener presente que no existe una relación lineal entre lo que se enseña y lo que un sujeto aprende, así como el reconocimiento de que en todo aprendizaje hay un proceso de enseñanza que puede venir dado por uno mismo o los demás y que de una misma situación cada quien puede aprender cosas diferentes, precisamente debido a que en el proceso de aprendi...


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