Introducción a la obra de Melanie Klein cap 1 y 2 - copia PDF

Title Introducción a la obra de Melanie Klein cap 1 y 2 - copia
Author Lola Puentes
Course Teoría Psicoanalítica II
Institution Universidad de Belgrano
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resuemen de los textos de toda la cursada....


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Introducción a la obra de Melanie Klein Capitulo 1 FANTASIA.

Cuando describe el superyó, Freud no quiere decir que nuestro inconsciente contenga realmente un hombrecito, sino que ésta es una de nuestras fantasías inconscientes sobre los contenidos de nuestro cuerpo y nuestra psique. Freud nunca se refiere específicamente al superyó como a una fantasía; sin embargo, está claro que esta parte de la personalidad se debe a una introyección -en la fantasía- de una figura parental, una figura parental fantaseada, distorsionada por las proyecciones mismas del niño. En su obra, M. Klein amplió mucho el concepto freudiano de fantasía inconsciente y le dio mayor importancia Las fantasías inconscientes están siempre presentes y activas en todo individuo Es decir que su presencia no es índice de enfermedad ni de falta de sentido de la realidad, así como no lo es la presencia del complejo de Edipo. Lo que determinará el estado psíquico del sujeto es la naturaleza de estas fantasías inconscientes y su relación con la realidad externa. Freud no elabora sus concepciones sobre el origen de las fantasías inconscientes ni la fase del desarrollo en que aparecen por primera vez, y cuando describe fantasías inconscientes específicas, generalmente se refiere a las que surgen después del segundo o tercer año de vida. Según Melanie Klein, la fantasía inconsciente es la expresión mental de los instintos y por consiguiente existe, corno éstos, desde el comienzo de la vida. Por definición los instintos son buscadoresde-objetos. En el aparato mental se experiencia al instinto vinculado con la fantasía de un objeto adecuado a él. De este modo, para cada impulso instintivo hay una fantasía correspondiente. Al deseo de comer, le corresponde la fantasía de algo comestible que satisfaría ese deseó: el pecho. Lo que Freud describe como "realización alucinatoria de deseos" se basa según Melanie Klein en que una fantasía inconsciente acompaña y expresa al impulso instintivo. Crear fantasías es una función del yo. La concepción de la fantasía como expresión mental de los instintos por mediación del yo supone mayor grado de organización yoica del que postula Freud. Supone que desde el nacimiento el yo es capaz de establecer -y de hecho los instintos y la ansiedad lo impulsan a establecer- relaciones objetales primitivas en la fantasía y en la realidad. Desde el momento del nacimiento el bebe se tiene que enfrentar con el impacto de la realidad, que comienza con la experiencia del nacimiento mismo y prosigue con innumerables experiencias de gratificación y frustración de sus deseos. Estas experiencias con la realidad influyen inmediata. mente en la fantasía inconsciente, que a su vez influye en ellas. La fantasía no es tan sólo una fuga de la realidad; es una concomitante constante e inevitable de las experiencias reales, en constante interacción con ellas. Se puede ver un ejemplo de fantasías que influyen en la reacción ante la realidad en el caso del bebe irritado por el hambre que, en vez de aceptar el pecho, se aparta de él y no quiere mamar. En este caso, el bebe puede haber hecho la fantasía de que ha atacado y destruido el pecho, al que siente ahora malo y atacándolo a su vez. Por eso, en el momento de la mamada, cuando reaparece el pecho externo real ya no lo siente como un pecho bueno que lo alimenta, sino que sus fantasías lo han distorsionado convirtiéndolo en un perseguidor terrorífico.

Si bien la fantasía inconsciente influye y altera constantemente la percepción o la interpretación de la realidad, lo inverso también es cierto: la realidad ejerce su impacto sobre la fantasía inconsciente. Se la experiencia e incorpora, y ejerce fuerte influencia sobre la fantasia inconsciente misma. El ambiente tiene, de hecho, importantísimos efectos sobre la infancia y la niñez, pero no es verdad que sin un ambiente malo no existirían ansiedades ni fantasías agresivas o persecutorias Se puede considerar que la gratificación proveniente de la fantasía es una defensa contra la realidad externa de la privación. Es, sin embargo, más que eso: es también una defensa contra la realidad interna. Cuando el sujeto hace una fantasía de realización de deseos; no está evitando solamente la frustración y el reconocimiento de una realidad externa displacentera; también está (lo que es incluso más importante) defendiéndose contra la realidad de su propia hambre y de su propia ira, o sea, contra su realidad interna. Además, algunas fantasías se pueden utilizar como defensa contra otras fantasías. Un caso típico es el de las fantasías maníacas, cuya finalidad principal es impedir que aparezcan subyacentes fantasías depresivas. Una típica fantasía maníaca es la de que el Yo I contiene un objeto ideal cuyo resplandor cae sobre el yo. esta es una defensa contra la fantasía subyacente de contener un objeto irreparablemente destruido y vengativo cuya "sombra" cae sobre el yo. Al considerar la utilización de la Iaruasia inconsciente corno defensa nos preguntamos cuál es exactamente su relación con los mecanismos de defensa. En pocas palabras, la distinción reside en la diferencia entre el proceso real y su representación meno tal detallada, específico Lo que un observador puede describir como mecanismo, la persona misma lo siente y describe como una fantasía detallada. . El material siguiente presenta un ejemplo más complicado: Un paciente que había comenzado su análisis hacía poco tiempo solía llegar tarde, faltaba a menudo y olvidaba gran parte de lo que se había analizado. Tanto para mí como para mi paciente era bastante claro (y hasta merecía ponerse rótulo al proce· so) que en la situación analítica estaba utilizando como defensa los mecanismos de escisión y negación. Un día llegó tarde, perdiendo exactamente la mitad de la sesión. Dijo que se había extraviado en Loudon Hoad, una calle cercana a mi casa, y allí había pasado la primera mitad de la sesión. Pocos días después surgió una oportunidad de interpretarle su relación con el pecho, y en ese momento tuvo una fantasía muy vívida. Se vio de pronto tomando un cuchillo enorme, cortando mi pecho y arrojándolo a la calle. Tan vívida fue la fantasía que el paciente se angustió mucho. Se pudo comprender entonces que lo que se había hablado en términos de un proceso de escisión y negación el paciente lo había sentido en realidad como una fantasia extraordinariamente vívida La negación ele sentirse perseguido por su analista la vivió como cortar el vínculo entre los dos pechos, el bueno y el malo. Después d~ esta sesión, disminuyeron mucho la escisión y la negación y pudo asistir regularmente al análisis. Esta experiencia, como

muchas otras, confirma el hecho de que generalmente es ineficaz interpretar mecanismos de defensa hasta tanto aparezca la oportunidad de interpretarlos en función de lo que el paciente realmente siente que le está haciendo con ellos al analista en la transferencia, a sus otros objetos o a partes de su yo, y hacerlos de este modo significativos para él. Cuando consideramos la relación entre la fantasía y los mecanismos de introyección y proyección se aclara en cierta medida la compleja relación existente entre fantasía inconsciente, mecanismos y estructura mental. Freud describió al yo como un "precipitado de catexias de objeto abandonadas". Este precipitado está compuesto por objetos introyectados. El primero de dichos objetos descrito por Freud mismo es el superyó. El análisis de tempranas relaciones objetales proyectivas e introyectivas ha revelado fantasias de objetos introyectados en el yo desde la más temprana infancia, comenzando por la introyección de los pechos ideal y persecutorio. Primero se introyectan objetos parciales: el pecho y luego el pene. Después se introyectan obj etos totales: la madre, el padre, la pareja parental. Cuanto más temprana es la introyección, más fantásticos son los objetos introyectados, y más distorsionados están por lo que se ha proyectado en ellos. A medida que prosigue el desarrollo y se acrecienta el sentido de realidad, los objetos internos se aproximan más a las personas reales del mundo exterior. El yo se identifica con algunos de estos objetos: identifica función introyectiva, Estos obj etos son asimilados por el yo y contribuyen a su desarrollo y características. Otros permanecen como objetos internos separados y el yo mantiene relación con ellos (el superyó es uno de estos objetos}. También se siente a los objetos internos en relación mutua; por ejemplo, se siente que los perseguidos internos atacan al objeto ideal tanto como al yo. De este modo se va construyendo un complejo mundo interno. La estructura de la personalidad está determinada en gran parte por las fantasías más permanentes del yo sobre sí mismo y los objetos que contiene. El hecho de que haya tan estrecha relación entre estructura y fantasía inconsciente es importantísimo: es esto lo que hace posible influir en la estructura del yo y del superyó mediante el análisis. Pues justamente al analizar las relaciones del yo con los objetos, internos y externos, y al modificar las fantasías sobre estos objetos, es que podemos influir esencialmente sobre la estructura más permanente del yo la proyección de' sus propios instintos agresivos en su padre. Podemos ver aquí la interrelación entre fantasía y realidad externa, pues la proyección altera un aspecto de la realidad: la verdadera personalidad del padre. Su principal mecanismo de defensa, la represión, está representado en la fantasía por la presión combinada del almirantesuperyó y del oficial naval-yo, que tratan de dominar a los instintos

capítulo 2. La posición esquizoparanoide. Para que una descripción de los procesos implicados tenga sentido, debe comenzar describiendo al yo. Según Melanie Klein, hay suficiente yo al nacer como para sentir ansiedad, utilizar mecanismos de defensa y establecer primitivas relaciones objetales en la fantasía y en la realidad. Esta concepción no difiere por completo de la de Freud. Algunos conceptos de

Freud implican, al parecer, la existencia de un yo temprano. Freud describe también un mecanismo de defensa temprano, la deflexión del instinto de muerte, que ocurre al comienzo de la vida, y su concepto de realización-alucío natoria-de-deseos implica un yo capaz de establecer una relación objetal en la fantasía. Suponer que desde el principio el yo es capaz de sentir ano siedad, utilizar mecanismos de defensa y establecer relaciones objetales no significa que al nacer el yo se parezca mucho al de un bebe bien integrado de seis meses, no digamos al de un niño o de un adulto plenamente desarrollado. Al principio el yo está muy desorganizado, pero de acuerdo con la orientnción general del crecimiento fisiológico y psicológico tiene desde el comienzo la tendencia a integrarse. A veces, bajo el impacto del instinto de muerte yde una ansiedad intolerable, esta tendencia pierde toda efectividad y se produce una desintegración defensiva, de la que luego se dirá más. Por lo tanto, en las primeras etapas del desarrollo el yo es lábil, se haIla en estado de constante fluencia, su grado de integración varía de día en día, y hasta de un momento a otro. El yo inmaduro del bebe está expuesto desde el nacimiento a la ansiedad provocada por la innata polaridad de los instintos -el conflicto inmediato entre instinto de vida e instinto de muerte. Está también inmediatamente expuesto al impacto de la -realidad externa, que le produce situaciones de ansiedad, por ejemplo el trauma del nacimiento, pero también le da vida, por ejemplo el calor, amor y alimento provenientes de la madre. Cuando se ve enfrentado con la ansiedad que le produce el instinto de muerte, el yo lo deflexiona. Esta deflexión del instinto de muerte, descrita por Freud, consiste, según Melanie Klein, en parte en una proyección, en parte en la conversión del instinto de muerte en agresión. El yo se escinde y proyecta fuera su parte que contiene el instinto de muerte, poniéndola en el objeto externo original: el pecho. Es así como el pecho -al que se siente conteniendo gran parte del instinto de muerte- llega a experienciarse como malo y amenazador para el yo, dando origen a un sentimiento de persecución. De este modo, el miedo original al instinto de muerte se transforma en miedo a un perseguidor.

Parte del instinto de muerte que queda en el yo se convierte en agresión y se dirige contra los perseguidores. Al mismo tiempo .:;e establece una relación con el objeto ideal. Así como se proyecta fuera el instinto de muerte, para evitar la ansiedad que surge de contenerlo, así también se proyecta la libido, a fin de crear un objeto que satisfaga el impulso instintivo del yo a conservar la vida. Lo mismo que pasa con el instinto de muerte, pasa con la libido. El yo proyecta parte de ella fuera, y la restante la utiliza para establecer una relación libidinal con ese objeto ideal. De este modo, muy pronto el yo tiene relación con dos objetos: el objeto primario, el pecho, está en esta etapa disociado en dos partes, el pecho ideal y el persecutorio. La fantasía del objeto ideal se fusiona con experiencias gratificadoras de ser amado y amamantado por la madre externa real, que a su vez confirman dicha fantasía. En forma similar la fantasía de persecución se fusiona con experiencias reales de !,rivación y dolor, atribuidas por el bebe a los objetos persecutorios.

A su vez la privación se convierte no sólo en falta de gratificación, sino también en amenaza de ser aniquilado por los perseguidores. El objetivo del bebe es tratar de adquirir y guardar dentro de sí al objeto ideal, e identificarse con éste, que es para él quien le da vida y lo protege, y mantener fuera el objeto malo y las partes del Yo que contienen el instinto de muerte. La ansiedad predominante de la posición esquizoparanoide es que el objeto u objetos persecutorios se introducirán en el yo y avasallarán y aniquilarán tanto al objeto ideal como al Yo. Estas características de la ansiedad y de las relaciones objetales experienciadas durante

esta fase del desarrollo llevaron a Melanie Klein a denominarla posición esquizo-paranoide, ya que la ansiedad predominante es paranoide, y el estado del yo y de sus objetos se caracteriza por la escisión, que es esquizoide. Contra la abrumadora ansiedad de ser aniquilado el yo desarrolla una serie de mecanismos de defensa. siendo probablemente el primero el uso defensivo de la introyección y de la , proyección. Hemos visto que, como expresión de los instintos y a la vez como recurso defensivo, el yo se esfuerza por introyectar lo bueno y proyectar lo malo. Pero no es ésta la única forma en que se utilizan la introyección y la proyección. Hay situaciones en que se proyecta lo' bueno, para mantenerlo a salvo de lo que se siente como abrumadora maldad interna, y situaciones en que se introyectan los perseguidores e incluso se hace una identificación con ellos, en un intento de controlarlos. El rasgo constante es que en situaciones de ansiedad aumenta la disociación y se utilizan la proyección y la introyección para mantener a los objetos persecutorios tan alejados como sea posible de los objetos ideales, a la vez que se mantiene a ambos bajo control. hipocondríaco. La escisión se vincula con la creciente idealización del objeto ideal, cuyo propósito es mantenerlo bien alejado del objeto persecutorio y hacerlo invulnerable, Esta idealización extrema se vincula también con la negación mágica omnipotente. Cuando la persecución es tan intensa que se haee insoportable, se la puede negar completamente. Esta negación mágica se basa en la fantasía de total aniquilación de los perseguidores. Otra forma de utilizar la negación omnipotente como defensa contra la persecución excesiva es idealizar al objeto perseguidor mismo, y tratarlo como ideal. A veces el yo se identifica con este objeto pseudo-ideal. Este tipo de idealización y negación omnipotente de la persecución se ve a menudo en el análisis de pacientes esquizoides, que en su infancia fueron "bebes perfectos", que nunca protestaban ni lloraban, como si toda experiencia hubiera sido buena para ellos. En la vida adulta, estos mecanismos conducen . a una falta de discriminación entre lo bueno y lo malo y a fijaciones en objetos malos que deben ser idealizados. De la proyección original del instinto de muerte surge otro mecanismo de defensa, extremadamente importante durante esta fase del desarrollo: la identificación proyectiva. En la identificación proyectiva se escinden y apartan partes del Yo y objetos internos y se los proyecta en vel objeto externo, que queda entonces poseído y controlado por las partes proyectadas, e identificado con ellas. La identificación proyectíva tiene múltiples propósitos: se la puede dirigir hacia el objeto ideal para evitar la separación, o hacia el objeto malo para obtener control de la fuente de peligro. Se pueden proyectar varias partes del Yo con diversos propósitos: se pueden proyectar partes malas del Yo tanto para librarse de ellas como para atacar y destruir al objeto; se pueden proyectar partes buenas para evitar la separación o para mantenerlas a salvo de la maldad interna. o para mej orar al objeto externo a través de una especie de primitiva reparación proyeetiva. La identificación proyectiva comienza en cuanto se instala la posición esquizoparanoide en relación con el pecho, pero persiste y muy a menudo se intensifica cuando se percibe a la madre como objeto total y la identificación proyec· tiva penetra en todo su cuerpo. Un ejemplo tomado del análisis de una niñita de cinco años ilustra algunos aspectos de la identificación proyectiva. Hacia el final de una sesi ón que tuvo lugar pocas semanas antes de una larga interrupción, derramó goma de pegar sobre el piso del cuarto de juegos y sobre sus zapatos. En esa época el contenido de las sesiones giraba especialmente alrededor de los embarazos. Le interpreté que quería pegarse al suelo para no tener que irse al final de la sesión, que representaba la interrupción del tratamiento. Confirmó verbalmente esta interpretación, y a continuación se puso a embadurnar con la goma, ensuciando más, y haciendo un verdadero "revoltijo". Con gran satisfacción me dijo: "Pero también es un vómito, ahí encima de tu piso". Le interpreté que no sólo quería pegarse al interior de la habitación,

sino también al interior de mi cuerpo donde crecían nuevos bebes, y ensuciar y hacer un "revoltijo" en mi interior con el vómito. Al día siguiente me trajo un gran geranio rojo. Y señalando el tallo y los numerosos brotes que lo rodeaban, me dijo: "¿Ves? Todos estos bebes salen del tallo. Este es un regalo para ti". Le interpreté que ahora quería darmee1 pene y todos los bebitos que salen de él para compensar el "revoltijo" que sentía que había hecho con mis bebes y el interior de mi cuerpo el día anterior. Más tarde, durante esa misma sesión, la pariente volvió a tomar la goma de pegar y dijo que iba a dibujar un animal en el piso, un foxglove 1. Después vaciló, y dijo: "No, el foxglove (dedalera) ' es una flor". Lo que quería decir era fox (zorro) . No sabía el nombre de la flor que me había regalado. "Puede ser un foxglove, también". Mientras pintaba el zorro en el piso, usando la goma de pegar como pintura, siguió hablando de zorros. "Entran arrastrándose sin que nadie se dé cuenta. Tienen boca grande y dientes grandes y comen pollitos y. huevos". Y agregó, con gran satisfacción: "Este era un zorro muy resbaladizo, porque nadie lo podía ver sobre el piso y la gente se resbalaba y se rompía las piernas". De modo que la flor foxglove que me había ofrecido era una expresión de su parte de "zorra resbaladiza". Era su parte "zorra resbaladiza", mala, dañina (identificada también con el pene de su padre), lo que quería deslizar dentro de mí para que siguiera viviendo en mi interior y destruyera mis huevos y mis bebes. Al hacerlo conseguía librarse de una parte de sí misma 'que no le gustaba y de la que se sentía culpable, y al mismo tiempo, en su fantasía tomaba posesión del cuerpo de su madre-analista y destruía a los otros bebes, como había estado haciendo C0n su vómito en la sesión anterior. Como se había librado de su parte mala, podía sentirse buena, la nenita buena que ofrece una flor a su analista, cuando en realidad la está dañando secretamente. El "zorro resbaladizo" que nadie podía ver se convertía así en símbolo también ...


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