Jean Bottero La religión más antigua Mesopotamia PDF

Title Jean Bottero La religión más antigua Mesopotamia
Author Christian Chikago
Course El pensamiento en Egipto Mesopotamia e Irán
Institution UNED
Pages 158
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Summary

Libro de Jean Bottero, dentro de la biobliografía complementaria para realizar la pregunta libre....


Description

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PLIEGOS DE ORIENTE textos 1. MITOS, LEYENDAS Y RITUALES DE LOS SEMITAS OCCIDENTALES Ediciónj traducción de Gregorio del Olmo Lete

2. CÓDIGOS LEGALES DE TRADICIÓN BABILÓNICA Ediciónj traducción de Joaquín Sanmartín

3. MORADAS DE LOS CORAZONES Abu-l-Hasan al-Nürï de Bagdad Traducción del árabe, introducción y notas de Luce López-Baralt

4. CIENCIA DE LA COMPASIÓN, ESCRITOS SOBRE EL ISLAM, EL LENGUAJE MÍSTICO Y LA FE ABRAHÁMICA Louis Massignon Edición y traducción de Jesús Moreno Sanz

5. LA LEY MÁS ANTIGUA. TEXTOS LEGALES SUMERIOS Ediciónj traducción de Manuel Molina

6. LA CIENCIA DEL BRAHMÁN. ONCE UPANISAD ANTIGUAS

Traducción del sánscrito, introducciónj notas de Ana Agud y Francisco Rubio

monografías 1. INTRODUCCIÓN A LA EGIPTOLOGÍA. ESTADO, MÉTODOS, TAREAS Erik Hornung , Traducción de Francesc Ballesteros Balbastre

2. LA RELIGIÓN MÁS ANTIGUA: MESOPOTAMIA Jean Bottero Traducción de María Tabuyo y Agustín López

3. EBLA, UNA CIUDAD OLVIDADA. ARQUEOLOGÍA E HISTORIA Giovanni Pettinato Traducción de Manuel Molina

La religión más antigua: Mesopotamia

Jean Bottéro Traducción de María Tabuyo y Agustín López

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Esta obra se beneficia del apoyo del Ministerio francés de Asuntos Exteriores y del Servicio Cultural de la Embajada de Francia en España en el marco del programa de Participación en la Publicación (P.A.P. García Lorca) PLIEGOS DE ORIENTE SERIE PRÓXIMO ORIENTE: MONOGRAFÍAS DIRECTOR: MANUEL MOLINA Título original: La plus vieille religion en Mésopotamíe © Editorial Trotta. S.A.. 2OOI Sagasta, 33. 28004 Madrid teléfono: 91 5939040 fax: 91 5939111 e-mail: [email protected] http://www.trotta.es © Éditions Gallimard. 1998

© María Tabuyo y Agustín López, 2OOI diseño de colección JOAQUÍN GALLEGO ISBN: 84-8164-452-8 depósito legal: P-IO5/2OOI impresión Simancas Ediciones. S.A. Venta exclusiva en España (prohibida en Latinoamérica)

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ÍNDICE

ÍNDICE.................................................................................................................... 3 PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA Jesús García Recio............................. 4 LA RELIGIÓN MÁS ANTIGUA: MESOPOTAMIA.............................................. 6 NORMAS DE TRANSCRIPCIONES Y TRADUCCIONES................................... 7 Transcripciones .................................................................................................. 7 Traducciones ...................................................................................................... 8 LA RELIGIÓN Y LAS RELIGIONES .................................................................... 8 MESOPOTAMIA Y SU HISTORIA ..................................................................... 12 LA PREHISTORIA............................................................................................. 12 LA HISTORIA.................................................................................................... 15 DIAGRAMA HISTÓRICO:................................................................................ 19 LAS FUENTES Y LO QUE DE ELLAS SE PUEDE ESPERAR .......................... 21 EL SENTIMIENTO RELIGIOSO ......................................................................... 25 TESTIMONIOS .................................................................................................. 25 LA VENERACIÓN............................................................................................. 32 HENOTEÍSMO................................................................................................... 34 LAS REPRESENTACIONES RELIGIOSAS ........................................................ 36 LOS DIOSES ...................................................................................................... 36 LA MITOLOGÍA DE LO DIVINO..................................................................... 46 LA MITOLOGÍA DEL MUNDO........................................................................ 58 LA MITOLOGÍA DEL HOMBRE...................................................................... 71 EL COMPORTAMIENTO RELIGIOSO............................................................... 83 EL CULTO TEOCÉNTRICO ............................................................................. 83 Los templos ......................................................................................................... 83 EL CULTO «SACRAMENTAL» ........................................................................ 122 IRRADIACIÓN Y SUPERVIVENCIAS ............................................................. 143 IRRADIACIÓN ................................................................................................ 143 SUPERVIVENCIAS ......................................................................................... 147 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................. 156 CONTRAPORTADA .......................................................................................... 158

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PREFACIO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA Jesús García Recio La religión más antigua: Mesopotamia salió por vez primera a la calle de la imprenta Presses Universitaires de France en 1952, como gran esquema preliminar de un joven, deseoso de esbozar delante de sí el armazón de la tradición religiosa a la que iba a consagrar sus talentos. Y regresó, por segunda vez, de los talleres de Gallimard a manos del gran público en 1998, como síntesis, refrendada esta vez por los años y la dilatada experiencia de lectura y exégesis de la literatura religiosa mesopotámica, de un maestro fiel y conforme al trazado de sus lúcidas primeras intuiciones. El libro ha acompañado al autor en el retiro solitario de su estudio desde antes de los 34 años a los 84 cumplidos. Es decir, que en manos y unte los ojos de sus lectores reposa medio siglo de la tarea intelectual de Jean Bottéro. Escrito inicialmente sobre pedido de las preocupaciones de su autor, que le reclamaban aclaración a los interrogantes que le venían de los textos religiosos que escudriñaba, pasó a ser bien común, en el momento que logró exponer clara y distintamente su visión de la religión mesopotámica, y los editores se interesaron por su manuscrito. Honestidad, claridad y mirada alta son tres rasgos escogidos que, junto a otros muchos, bien pueden caracterizar la textura del escrito. El autor ofrece honestamente lo que él rumió previamente, haciendo de fácil comprensión el resultado costoso de muchos días de indagación en la historia remota de la planicie mesopotámica. La claridad es una constante, capítulo a capítulo: ir a lo esencial, sin perderse en los detalles, o hacer tan buen uso de ellos, que dejando a un lado el enredo de lo minúsculo, conduzcan a lo fundamental. La mirada alta preside el libro y su propósito: rehacer, pieza a pieza, con los restos que nos han llegado de aquella venerable civilización, el extraordinario edificio de su religión, para apreciar y contemplar toda su estructura, de los cimientos a la cúspide. En el rigor histórico y el afecto del corazón tiene echados sus cimientos La religión más antigua... Lo primero, el rigor histórico en busca de lo acontecido en Mesopotamia, es inseparable del espíritu del autor, nada amigo de las fantasías. Y lo segundo, el afecto del corazón, le sale de su natural. Desde la hondura de su experiencia de Dios ha podido simpatizar con la experiencia religiosa del pasado y adentrarse por sus vericuetos. No es cosa de un día. Ha estado pendiente del sentimiento religioso de aquellas gentes la mayor parte de su vida. De allí su «debilidad» por esta obra. De la primera a última página late el decidido propósito de ir al encuentro de los hombres ribereños del Eufrates y del Tigris, conducido por los textos que nos han llegado en herencia. Ellos están detrás del amasijo de escritos cuneiformes que traducen en dos lenguas, el sumerio y el acadio, su apertura a la Transcendencia, y al final de la ingente y escondida labor filológica de traducirlos y seleccionarlos para el manual. Las tablillas, sus apografías, es decir, la transposición de los signos cuneiformes rehundidos en arcilla a la tinta de su dibujo en papel, la transcripción en caracteres latinos de los valores de los signos, por lo general silábicos, y su traducción a una lengua viva son porciones de «humanidad entre las manos» del autor, y a ella remiten. Es una constante de la lectura el paso del generosísimo número de textos que salpican el libro a los hombres, de las oraciones, himnos o rituales al sentimiento que dejan entrever. Jean Bottéro quiere hacernos apreciar el fenómeno religioso desde el «ángulo individual», partiendo del hombre en el que reposa el «sentimiento», el «presentimiento» de un orden de cosas que le sobrepasa absolutamente. El orden pedagógico conduce la exposición, que comienza por abordar la cuestión primera,

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 previa a cualquier análisis de una tradición religiosa, que es la de tratar del hecho religioso en cuanto tal. Luego vendrá la descripción de una manifestación particular del mismo en Mesopotamia, delimitada por los parámetros de su geografía y temporalidad, así como por los avatares de su historia, y su reducción a los elementos esenciales que habrán de ser justamente ponderados. Dos llamarán poderosamente la atención del lector: el antropomorfismo, es decir, la representación del Transcendente según modelos humanos, y un acendrado politeísmo en tensión hacia el henoteísmo. Las vías de acceso al hecho religioso en Mesopotamia son las tres presentes en el esquema del año 1952, e igualmente válidas para la articulación de cualquier otra tradición religiosa: el sentimiento, la representación y el comportamiento religiosos. Su justificación es palmaria. Salta a la vista que, si la realidad fundante de la religión es el Absoluto, su existencia provocará sentimientos, inspirará representaciones al modo racional humano, y pondrá en movimiento determinados comportamientos respecto a su centralidad para el hombre. Las limitaciones del libro no podían escapar al sagaz aviso de su autor. Entre aquel pasado remoto y nuestro presente median milenios, los enfoques a la realidad, los sistemas de pensamiento y la cultura son distintos. Los sujetos de aquella experiencia religiosa que se trata de reconstruir están en una orilla y nosotros en la de enfrente. Les podemos ver, pero de lejos. Por consiguiente, habrá que armarse de cautelas, si se quiere ir por el camino de la franca verdad al encuentro de su experiencia del Absoluto, conscientes como lo es el autor de lo que no se sabe, por el silencio de las fuentes, y de la interpretación subjetiva de los datos disponibles. El autor, y esto le importa sobremanera al lector de su obra, se adentró en el venerable hogar de la religión mesopotámica conducido por el vivo deseo de ver lo que se escondía «detrás de la Biblia» y «antes de la Biblia», para, de ese modo, «comprenderla mejor». Si en el lector estuviera arraigado o arraigara, aunque nada más fuese, que Una pizca de la misma inquietud, gustará del libro como de algo propio, acorde con sus preocupaciones, y hallará respuestas, compartidas o no, a algunos o a muchos de los interrogantes de su experiencia religiosa fundada en la Biblia. Si no fuera así, conviene saber que el libro está inspirado, en gran medida, por otro libro que encantó al autor el día que lo leyó, de comienzo a final, sin dejar nada para el siguiente. Se trata de Lo santo de Rudolf Otto. El fenómeno religioso en cuanto tal, visto desde los individuos que lo viven, y teniendo muy en cuenta las estructuras básicas que lo articulan, le dio las pautas al autor para llevar lo común del hecho religioso al estudio de una tradición particular. La religión en Mesopotamia le interesa, por consiguiente, al historiador de las religiones, al profesor que explica alguna de ellas o al inquieto por el hecho cierto de la apertura del hombre a la Transcendencia. Es verdad que aquellos antepasados por los que se interesa este libro cerraron sus ojos hace muchos siglos, y que con ellos quedó enterrada su experiencia de Dios. Pero lo mismo que acontece en los procesos de la naturaleza, que lo que se sumerge bajo el suelo renace con vigor y totalmente nuevo, así lo sembrado a orillas del Eufrates y del Tigris, la experiencia religiosa de tantas generaciones, se hizo raíz de la tradición religiosa judeo-cristiana, por la que sigue corriendo algo de su savia. Vibrar de «aprecio» y «simpatía» por tan remotos parientes ruega el autor a los que compartan unas horas o días de sus años de estudio, leyéndole. Tres milenios densos de religiosidad pueden estar muy próximos a los que, educados por la cultura occidental, tanto adeudamos a nuestros antepasados de Oriente.

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LA RELIGIÓN MÁS ANTIGUA: MESOPOTAMIA

La religión más antigua de la que tenemos un conocimiento real y suficientemente explícito, gracias a la cantidad de monumentos exhumados, incluso en ruinas —lugares, imágenes y objetos de culto—, y sobre todo por una documentación prodigiosa de varios cientos de miles de documentos indígenas, inteligibles y a menudo detallados, es el sistema religioso de la antigua Mesopotamia, entre el cuarto milenio y los comienzos de nuestra era. Otro privilegio excepcional, que sólo el antiguo Egipto le podría disputar, es que nos es posible seguir su desarrollo a lo largo de tres milenios, hasta su muerte. Esta doble circunstancia favorable, que, por el momento, en vano se buscaría en otras partes, debería ciertamente introducirnos, mediante la visita a tan monumental edificio, en el marco de la vida cotidiana, la reflexión y el corazón de aquellos antiguos mesopotamios desaparecidos, en los que finalmente se ha reconocido, hoy día, a los más antiguos de nuestros parientes discernibles y observables en nuestro pasado más lejano, los primeros constructores de la civilización que todavía nos sostiene y que hemos difundido ampliamente por el mundo. Pero, además de eso, debería también procurar a nuestra reflexión luces inesperadas, susceptibles de iluminar comparativamente muchos de los problemas que nos plantean siempre la existencia, la evolución y la comprensión no sólo de las otras religiones y de la nuestra, sino del fenómeno religioso en sí, de la religión como tal. Preparado a petición del editor , el presente opúsculo no es, a fin de cuentas, más que la consciente recuperación de un manual escrito en 1948, y publicado en 1952 en Presses Universitaires de France, con el título de La religión babylonienne, desaparecido del mercado hace algunos años. No era quizá superfluo publicarlo de nuevo: desde hace medio siglo ha corrido abundante agua bajo los puentes de la asiriología; muchos logros anteriores han sido mejor percibidos y digeridos; se han hecho numerosos descubrimientos; muchas incertidumbres y errores han sido detectados y corregidos... Por otra parte, la misma problemática se ha desplazado más de una vez: así, la cuestión del semitismo profundo de la religión de Mesopotamia, que en otro tiempo me pareció bastante perentoria y digna de «demostración», ya no debería dar pie en nuestros días a una oposición seria, y al estar ya las cosas más claras, he insistido mucho menos (y de otra manera) en este asunto. Aun conservando, más o menos, la disposición general del manual, he preferido reescribirlo en gran parte, aunque eventualmente haya podido reproducir algunos pasajes. Tanto más cuanto que su nuevo editor ha admitido gustosamente que introdujera en el texto traducciones más generosas: especialmente en los ámbitos del imaginario y de los sentimientos, obligatoriamente coextensivos en el campo de cualquier religión, nada mejor que el contacto con los documentos originales para penetrar las cosas y comulgar con ellas, mucho mejor que limitarse u las explicaciones, más detalladas, más eruditas, pero digeridas por nosotros, y abstractas. Por último, para señalar mejor que se trata, despulís de todo, de un trabajo renovado, en concordancia con Mésopotamie (p. 13, n. Este libro no habría visto la luz sin el estímulo, la ayuda y la amistad de É. Vigne y su equipo (S. Simón y B. Pcyret-Vignals), que han trabajado mucho y muy inteligentemente en él. De manera que el lector lo agradecerá igual que yo.

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 1), he preferido sustituir el título Babylone por el de Mésopotamie, como para insistir de este modo en el punto más original y relevante, que enseguida pondremos de relieve, de ese sistema religioso: su antigüedad excepcional y su muy larga vida, paralela a la de un país venerable. Espero que no se me reproche si, para hacerle justicia explicándolo de la mejor manera posible, he renunciado a toda erudición en el discurso, comenzando por una cronología puntillosa y complicada, desmoralizadora para los no profesionales, que extraerán una más clara visión de lo que en él se expone en razón inversa a la complejidad de tales datos. Si he remitido aquí y allá (de forma más bien discreta) a obras técnicas es más, aparte de para facilitar el control por medio de las citas, para justificarme como es debido a los ojos de mis colegas que para remitir a ellas a los lectores no especialistas, que no necesitan para nada esos densos volúmenes, ilegibles para quienes no formen parte de la sociedad secreta de los asiriólogos. Como reflejo de lo que estoy planteando, mi plan debería ser lógico y límpido. Debo, en primer lugar, definir y explicar el objeto propio de la investigación aquí emprendida: la religión, cuyos componentes esenciales ordenan la estructura de lo que de ella tengo que decir (pp. 21 ss.). Después, deberé trazar, en pocas palabras, el marco histórico en el que nació y creció este sistema: Mesopotamia y su historia (pp. 27 ss.). Antes de plantear la cuestión prejudicial de en qué medida, y dentro de qué límites, una religión tan lejana en el tiempo, extinguida desde hace dos mil años, puede ser todavía objeto de un conocimiento indirecto suficientemente seguro, debería dar alguna idea crítica de las fuentes de que disponemos (pp. 43 ss.), especialmente las documentales, compuestas y escritas por sus adeptos y en las que nos ha quedado algo de su experiencia religiosa. Solamente entonces, en exposiciones más detalladas, será más fácil y más fructífero introducirnos, por los monumentales pórticos del Sentimiento religioso (pp. 51 ss.), las Representaciones religiosas (pp. 67 ss.) y el Comportamiento religioso (pp. 141 ss.), en el inmenso y polvoriento santuario de La religión más antigua. Y todavía habrá que preguntar, antes de despedirse de ella, en qué medida pudo influir en su entorno y si algo de ello sobrevivió (pp. 233 ss.)1.

NORMAS DE TRANSCRIPCIONES Y TRADUCCIONES Transcripciones Los antropónimos y los topónimos se dan generalmente en su transcripción corriente (Hammurabi, Assurbanipal, Nínive) salvo en los casos en que, por una u otra razón, resultaba preferible insistir en su composición (Âsu-su-namir; Atra-hasîs). La misma observación es válida para los nombres divinos, que aparecen siempre en cursiva (Marduk; Utu, Nin-hursag). Los nombres comunes del sumerio son transcritos en redonda, los del acadio, en cursiva; su separación silábica se marca mediante guiones cortos (dam-kar; tam-ka-ru). Para una y otra lengua, la mayor parte de las consonantes y vocales utilizadas en las transcripciones conservan su valor corriente, pero: 1

En esta obra, salvo indicación contraria, todas las fechas son «antes de nuestra era».

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 — h corresponde más o menos a la j española; — s equivale a la ch francesa; — s, t y q dan los matices llamados «enfáticos», desconocidos en nuestro sistema fonético. — El acento circunflejo sobre una vocal, e...


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