L.10 Producción Oral del Lenguaje del libro de \"Psicología del lenguaje (Cuetos, González y de Vega, 2015)\" PDF

Title L.10 Producción Oral del Lenguaje del libro de \"Psicología del lenguaje (Cuetos, González y de Vega, 2015)\"
Course Procesos Psicológicos Básicos IV
Institution Universidad de Deusto
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Producción Oral del LenguajeNuestra capacidad de hablar se hace presenta cuando producimos mensajes a través de oraciones adecuadas gramaticalmente, que se incluyen en un discurso coherente.Podemos emitir unas 150 palabras/min de nuestra lengua materna y podemos duplicar el número. Un adulto de educ...


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Producción Oral del Lenguaje Nuestra capacidad de hablar se hace presenta cuando producimos mensajes a través de oraciones adecuadas gramaticalmente, que se incluyen en un discurso coherente. Podemos emitir unas 150 palabras/min de nuestra lengua materna y podemos duplicar el número. Un adulto de educación media tiene un vocabulario de unos 30.000 vocablos, y éstos deben organizarse en unidades sintácticas. Aunque aparentemente llevamos con facilidad la producción del lenguaje, no hay que olvidar el entramado de operaciones mentales, muchas veces automáticas, que llevamos a cabo para comunicarnos y su materialización en una cadena de sonidos articulados.

FUENTES DE DATOS Características temporales del habla: pausas y vacilaciones Teniendo en cuenta que el habla se puede caracterizar como una sucesión de períodos de fonación y períodos de silencio o pausas, estas últimas se han considerado como indicadores de actividad cognitiva comprometida en los procesos de producción. Generalmente a las pausas se les reconoce tres funciones muy distintas en la producción verbal: a) Fisiológica, para permitir la inspiración de aire b) Cognitiva, en relación con los procesos de planificación del lenguaje c) Comunicativa, facilitando la comprensión del oyente al ejercer un papel demarcativo de la estructura lingüística. Desde el punto de vista psicolingüístico, el interés se centra en la segunda función. La dificultad reside en que no es posible establecer una relación biunívoca entre funciones y pausas; no cabe hablar de pausas meramente comunicativas o respiratorias frente a pausas de naturaleza cognitiva. Dos o más funciones pueden converger simultáneamente en una misma interrupción del habla y nada impide, por ejemplo, que el hablante, dado el control que tiene sobre el habla, modifique su conducta respiratoria haciendo coincidir las interrupciones necesarias para inspirar con las impuestas por los procesos de planificación del discurso. Sin embargo, se sabe que las pausas no se distribuyen al azar ni se ajustan únicamente a los requisitos fisiológicos, sino que tienden a surgir entre las grandes unidades lingüísticas -cláusulas y sintagmas- y, cuando son internas, aparecen en los puntos de la cadena hablada con mayor incertidumbre estadística, es decir, en las transiciones menos predecibles. También se distingue entre pausas vacías —silencio— y pausas llenas -«aah», «eeh»- y se estudia si ambas tienen una significación funcional distinta. Los análisis han mostrado una estructura cíclica del habla espontánea, en la que períodos titubeantes, con una alta proporción de pausas y vacilaciones, son seguidos de períodos fluidos con un predominio de los tiempos de fonación. De acuerdo con esta estructura cíclica, Goldman-Eisler propuso una concepción del habla como una sucesión alterna de períodos de planificación, en los que la cadena hablada se suspende

porque los recursos cognitivos y atencionales se dedican a los procesos más centrales de planificación, y períodos de ejecución, en los que se realiza de modo más automatizado lo planificado anteriormente. Sin embargo, no siempre es fácil identificar estos ciclos, y algunos autores han considerado esta hipotética estructura cíclica como un mero artefacto de naturaleza aleatoria. En un nivel más local del discurso, la distribución de las pausas constituye un claro indicador de operaciones de selección léxica, y éstas tienden a colocarse ante elementos léxicos de baja frecuencia de uso, tanto en inglés como en castellano y en otros idiomas. El análisis de las auto-correcciones que los propios hablantes realizan mientras hablan es una interesante fuente de datos, tanto en situaciones espontáneas como experimentales. En el primer caso, su estudio se incluye dentro del examen de las vacilaciones, pausas y otras disfluencias que acabamos de reseñar. Wijk y Kempen presentaban a los sujetos escenas dibujadas que debían ser descritas verbalmente; en el transcurso de la descripción, los dibujos eran inadvertidamente sustituidos por otros similares que presentaban algunas modificaciones respecto a los originales, lo que provocaba autocorrecciones en el participante. Errores del habla Ocurren por cambios en el mismo nivel (fonológico…) Una de las fuentes más valiosas en el estudio de la producción oral son los lapsus linguae que se producen durante el habla normal que no se corresponden con aquello que el hablante pretende decir. En inglés se denominan también spoonerims en recuerdo del reverendo de Oxford William A. Spooner. Los autores parten del supuesto de que son el resultado de un mal funcionamiento momentáneo de los mismos procesos responsables del lenguaje libre de errores y pueden desvelar algunos detalles de los mecanismos que normalmente pasan inadvertidos. En España 4.410 errores. Hay que precisar, como puntualiza Del Viso, que los errores son muy diversos, pero en ningún modo aleatorios, sino que constituyen un fenómeno sistemático y sometido a reglas. El cansancio o el estrés pueden incrementar la cantidad de errores, pero no altera su cualidad o características básicas. Los errores del habla se encuentran sujetos a determinadas restricciones de carácter gramatical. Afectan a sintagmas, palabras, morfemas o fonemas, pero, por ejemplo, raramente afectan a sílabas. El elemento erróneo y el elemento pretendido casi siempre pertenecen a la misma clase gramatical. Cuando hay una sustitución de una palabra por otra se pone generalmente de manifiesto una relación entre ambas, bien fonológica, bien semántica, o ambas a la vez, según los casos. Por último, hay restricciones en cuanto a la buena forma gramatical, de modo que normalmente los errores dan lugar a secuencias «legales» o

aceptadas en la gramática de cada lengua, ocasionando modificaciones en los elementos circundantes para mantener la concordancia de género y número o verbal. Los errores de movimiento —en particular los desplazamientos e intercambios- son especialmente informativos sobre los procesos mentales de secuenciación y ordenación que ocurren mientras planificamos el lenguaje en tiempo real, ya que son una interacción entre dos elementos que, de algún modo, deben estar presentes simultáneamente en la representación mental de lo que se va a decir. La distancia que media entre ellos puede dar una idea del tamaño o amplitud de las unidades de planificación en un momento dado. Baars, Motley y McKay los provocaron experimentalmente a través de una técnica que consiste en dar a leer a los participantes pares de palabras que han sido seleccionadas para incrementar la probabilidad de error, cuya tasa alcanza un 10-15 % de los estímulos. Con el mismo fin, ShattuckHufnagel ha empleado eficazmente una técnica basada en los trabalenguas. Estados de «punta de la lengua» Sensación de tener una palabra en la «punta de la lengua» que no logramos localizar en nuestra memoria, pero tenemos la certeza de que la sabemos y parece que está a punto de surgir en cualquier momento. Durante este fenómeno, el hablante suele disponer de información parcial sobre la forma de la palabra -su longitud aproximada, algunos fonemas o fragmentos…- y siempre cuenta con la información semántica: puede responder a preguntas sobre su significado. Parece que el fenómeno corresponde a una interrupción en un estado intermedio de la activación léxica, una especie de foto fija de algo que normalmente sucede de forma rápida. Pone de manifiesto que la recuperación de las unidades léxicas desde nuestro diccionario mental se realiza a través de dos tipos de representaciones cognitivas: una correspondiente a la información fonológica de la palabra y otra a su contenido semántico. Esto concuerda con el esquema de Levelt sobre la estructura interna de las palabras. De acuerdo con su planteamiento, habría claramente dos elementos: 1. El lemma, que incorporaría información semántica sobre el significado de la palabra y también información sintáctica 2. El lexema o forma de la palabra, que abarcaría información morfológica y fonológica (los sonidos que la componen). Habitualmente, toda la información se activa y está disponible en la mente del hablante, pero en ocasiones como en el fenómeno de la «punta de la lengua», el paso del lemma a la forma podría quedar interrumpido y sólo estaría disponible la información contenida en el lemma. En lenguas como el castellano la persona es capaz de señalar el género de la palabra, lo que indica que en este periodo esta disponible la información sintáctica.

¿Cómo se estudian los fenómenos de la «punta de la lengua» experimentalmente? Se inducen en el laboratorio a través de una metodología que inauguraron Brown y McNeill. Estos autores presentaron definiciones de palabras relativamente raras (sextante, ámbar, cloaca...) a los participantes, y la tarea de éstos consistía en escribirlas. En ocasiones, los participantes caían en situaciones de fenómeno de la «punta de la lengua» y en esas circunstancias se les pedía por escrito que hicieran conjeturas acerca de características parciales de la palabra en cuestión. Los resultaron demostraron que, durante un estado de «punta de la lengua», el hablante posee importante información acerca de la palabra que no consigue recuperar, sobre todo la letra inicial y final, el número de sílabas y la posición del acento. También se ha examinado en sus condiciones naturales a través de la cumplimentación de un diario, que el participante lleva consigo durante un período de tiempo, o mediante información retrospectiva respondiendo a un cuestionario.  

Frecuencia: uno semanal como promedio. La forma en que se resuelven: puede ocurrir a los pocos minutos o muchas horas después. Puede ocurrir de manera espontánea o resolverse mediante la búsqueda activa del individuo, consultando alguna fuente o a otras personas. o A veces, los hablantes adoptan ciertas estrategias, como repetir muchas veces una palabra relacionada.

Estos fenómenos se producen sobre todo ante palabras poco frecuentes del idioma o nombres propios de lugares, personas conocidas.., y se hacen más habituales con el envejecimiento. Por otra parte, hay que recordar que el fenómeno es un estado transitorio en los hablantes sanos, pero existen situaciones clínicas originadas por lesiones cerebrales en las que fallos semejantes se dan con asiduidad, como es el caso de las anomias. Cuando un hablante experimenta el fenómeno e intenta recuperar la palabra que lo causa, es probable que se activen en su mente otras palabras, entre las cuales a veces destaca una de forma recurrente a modo de un intruso que se interpone en el proceso de búsqueda, a pesar de que se reconoce como erróneo. Estudios experimentales cronométricos Cattell descubrió que nombrar una lista de 100 objetos dibujados con líneas requería el doble de tiempo que nombrar (leer) sus correspondientes nombres impresos. La explicación más aceptada es que hay una ruta de acceso directo entre la palabra escrita y el código fonológico, mientras que el dibujo activa primero la representación conceptual del objeto y sólo después su código fonológico, lo que supone un paso extra. En los estudios actuales se utilizan bases de dibujos proporcionadas a la comunidad científica para desarrollar normas de referencia sobre los tiempos de reacción al ser nombrados. John Stroop (conocido como tarea de Stroop), en el que los estímulos -nombres de coloresestaban coloreados de diferentes colores y los participantes tenían que nombrar rápidamente el color de la tinta, intentando ignorar el significado de la palabra. Se producía una interferencia, un notable enlentecimiento en la respuesta si el color de la tinta era distinto del

color indicado por la palabra. Sin embargo, el autor no halló el efecto recíproco si la tarea consistía en nombrar — leer— la palabra, en lugar del color de la tinta. Lo que buscan es ver qué pasa si meto conflicto en el nivel semántico. Denominar la imagen es más difícil que leer, porque leer es inconsciente. ¿Que pasa cuando la palabra tiene un asociado fonológico? Ayuda.

NIVELES DE PROCESAMIENTO EN LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE Cuando las personas hablan en la lengua que dominan, ponen en marcha un mecanismo mental complejo que parte de una intención inicial de comunicar algo y acaba en la articulación de una emisión verbal. La producción del lenguaje se diferencia así de la comprensión en la direccionalidad de los procesos; en esta última se parte de un estímulo externo y termina en la construcción del significado. William James ofreció una descripción subjetiva de la producción del lenguaje que implicaba dos partes:  

Un proceso de pensamiento, que es holístico y global, Un proceso de habla que es serial y comporta un ensamblaje lineal de sonidos.

Wundt también reconoció esta naturaleza dual del habla; concibió las oraciones como lineales y, al mismo tiempo, existiendo en su totalidad en la conciencia del hablante. 1. En el instante en que nos disponemos a hablar partimos inicialmente de una intención comunicativa de decir algo. Esta intención previa, que James identificaba con un estado de conciencia, corresponde a un momento que no es específico de la actividad lingüística. Los procesos cognitivos y motivacionales comprometidos en esta primera fase no son exclusivos del lenguaje y atañen a facultades mentales «horizontales», comunes a toda actividad cognoscitiva. 2. La persona selecciona el contenido de su mensaje a partir de representaciones ya activadas donde entran en juego, además de sus pensamientos y conocimientos previos, sus deseos, temores y experiencia emocional en su conjunto. 3. A partir de aquí, ese mensaje inicial tiene que ser transformado y revestido de una forma verbal para que pueda ser comunicable a través del lenguaje. 4. El hablante tiene que construir oraciones significativas y gramaticalmente aceptables dentro de su lengua; es decir, debe codificar y formular el mensaje haciendo uso de su conocimiento gramatical y léxico. 5. Finalmente, dichas oraciones tienen que ser pronunciadas por los órganos fonoarticuladores, para transformarse en una conducta explícita y externa, que pueda ser analizada por su interlocutor. La mayoría de los autores reconocen la existencia de tres niveles de procesamiento en la producción del lenguaje: conceptual o de planificación, nivel lingüístico de construcción de las estructuras sintácticas y selección de las palabras que se insertan en esas estructuras y, , un nivel fonológico para la generación de los fonemas y su posterior articulación.

Planificación conceptual del mensaje En esta fase los hablantes generan internamente un mensaje, seleccionando su contenido comunicativo. Esta fase tiene un carácter intencional y en ella el individuo se sirve de su conocimiento general del mundo y del modelo de situación que ha elaborado, para seleccionar unos contenidos o «ideas» frente a otras y establecer cierto orden entre ellas. El resultado de la conceptualización es un mensaje preverbal. Estas primeras operaciones de planificación del mensaje no son de naturaleza lingüística, puesto que no entrañan la utilización de conocimiento gramatical. Implican la concepción, por parte del hablante, de un determinado significado acerca de lo que pretende comunicar y de una intención comunicativa. El código exacto que utilicen estas primeras representaciones mentales ha de ser independiente de cualquier lengua específica, ya que el mismo contenido se puede expresar en distintos idiomas e, incluso, por otros medios distintos, como gestos, dibujos... Por tanto, debe de tratarse de un código de representación común a todos los hablantes de distintos idiomas, que no puede ser estrictamente «lingüístico» porque, en ese caso, sería imposible traducir las ideas de un idioma a otro. En realidad, se trata de una cuestión central, no ya en la psicología del lenguaje, sino en la psicología cognitiva en general, porque tiene que ver con un interrogante básico en torno a la naturaleza de la representación del conocimiento humano. De algún modo, los mensajes se encuentran codificados en forma de unidades individuales abstractas de significado sujetas a valores de verdad. Estas representaciones preverbales deben contener información acerca de los referentes, o sea, los objetos o entidades sobre los que se asevera algo, y los predicados básicos, o aquello que se asevera sobre los referentes. Levelt distingue dos niveles 1. Procesos de macroplanificación, en los que el hablante organiza las grandes líneas de su discurso global y debe tomar dos decisiones sobre el contenido del mensaje: la información específica que va a aparecer en el enunciado y el orden en que va a presentar dicha información 2. Procesos más locales de microplanificación, en los que el hablante adopta una perspectiva, un punto de vista. El resultado de la acción coordinada de ambos procesos sería una representación preverbal de cada oración, que en realidad correspondería a la estructura profunda de las gramáticas generativas.

Codificación gramatical y lexicalización El resultado de la planificación del mensaje es una representación preverbal de la oración, que debe ser codificada lingüísticamente para adquirir un formato verbal. Esta transformación comprende la selección de los conceptos léxicos apropiados del vocabulario del hablante y la construcción de la estructura sintáctica en la que éstos se insertan. Son operaciones que generalmente no son accesibles a la conciencia, al igual que sucede en los procesos de comprensión del lenguaje; reclaman nuestra atención sólo si hay un fallo o disrupción. Sin embargo, al contrario que en la comprensión, estas disrupciones son habitualmente eventos

públicos observables, de manera que los errores del habla y otros fallos, como ya se ha mencionado, revelan información valiosa al respecto. El hablante debe pasar de la semántica a la sintaxis; desde entidades conceptuales, no lingüísticas, a entidades ya lingüísticas relacionadas entre ellas. Se trata de un paso obligado que es contemplado por la mayoría de los modelos de producción y bastante discutido en sus detalles. Aquí hay dos operaciones básicas que debe ejecutar el hablante de forma automática, sin ser consciente de ellas: la selección léxica, y la construcción del marco estructural sintáctico, es decir, la selección de palabras y su relación sintáctica. Construcción de la estructura sintáctica Uno de los primeros problemas de esta fase consiste en especificar qué elementos servirán como sujetos de la incipiente emisión verbal y cuáles actuarán como objetos, y de qué clases. Esta proyección entre papeles conceptuales y relaciones sintácticas no es una relación sencilla de uno a uno, como pudiera parecer a simple vista. No hay que olvidar que las lenguas, así como tienen léxicos distintos, disponen de sintaxis diferentes en muchos aspectos. ¿Qué va antes: la selección léxica o la estructura sintáctica? No hay acuerdo. 



Algunos autores se decantan por una selección léxica previa a la creación del marco estructural, es decir, se trata una visión en la que la construcción sintáctica se halla «guiada lexicalmente». Otros han mantenido la hipótesis de la «sintaxis primero», según la cual, la estructura sintáctica se construye primero y luego se insertan en ella las palabras. Su principal apoyo reside en el hecho de que en la mayoría de los errores del habla la palabra errónea pertenece a la misma categoría gramatical que la palabra pretendida, lo cual evidencia quizá la existencia previa de un corsé sintáctico.

Probablemente, la respuesta se halla alejada de una posición extrema; por una parte, no hay pruebas que demuestren que se seleccionan todas las palabras clave del enunciado para después combinarlas entre sí, y, por otra, es imposible planificar una estructura sintáctica sin tener ningún conocimiento de cuáles serán las piezas léxicas que se van a emplear. En todo caso, parece que los verbos desempeñan un papel especial, porque podría decirse que muchos ya «vienen con la estructura puesta». En un primer momento se seleccionan una o varias palabras clave, seguramente un nombre o un verbo que determina una estructura por sus propiedades de subcategorización e inmediatamente después se insertarían los restantes elementos léxicos en los «huecos» (slots) de la ...


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