La etnometodología PDF

Title La etnometodología
Author jmes mes
Course Psicologia social
Institution UNED
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Summary

Como teoría sociológica, la etnometodología también ha tenido influencia en otros enfoques teóricos procedentes de la sociología, como la teoría de la estructuraci6n de Giddens, o el análisis conversacional de Sacks (1989,1992), o de la psicología social elaborada en el contexto de la psicología, ...


Description

PSICOLOGIA SOCIAL. P ERSPECTIVAS PSICOLOGICAS Y SOCIOLOGICAS

La Etnometodología Otra de las corrientes teóricas de la sociología que se encuentran fuertemente vinculadas a la psicología social sociológica es la etnometodología. Influida por la sociología fenomenológica de Schutz, la etnometodología supone también una reivindicación del análisis microsociológico de la realidad social. Se trata, por tanto, de otra de las corrientes que surgieron como oposición al funcionalismo estructural. Como teoría sociológica, la etnometodología también ha tenido influencia en otros enfoques teóricos procedentes de la sociología, como la teoría de la estructuraci6n de Giddens, o el análisis conversacional de Sacks (1989,1992), o de la psicología social elaborada en el contexto de la psicología, como el análisis del discurso, de Potter y Wetherell (1987) y el enfoque ret6rico de Billig (1991). Uno de los objetivos principales de los etnometodólogos es analizar los procedimientos mediante los cuales las personas dan sentido y ordenan el mundo social y simbólico en el que viven. Al contrario que en la concepción durkheimiana, en la que el orden social era concebido en términos de fuerzas externas que acaban por imponerse a los individuos, para Harold Garfinkel, principal representante de la etnometodología, los hechos sociales son el resultado de las acciones de aquellos. Los seres humanos no están a merced ni de hechos externos ni de motivaciones internas, sino que constantemente crean su mundo social en la interacción con otras personas. Para Garfinkel, las estructuras sociales no son algo externo que se realiza al margen de nuestras interacciones: En contraposición a algunas opiniones del pensamiento de Durkheim según las cuales la realidad objetiva de los hechos sociales es el principio fundamental de la Sociología, nosotros proponemos, como política de investigación fundamental para los sociólogos, que la realidad objetiva de los hechos sociales debe ser entendida como realizaci6n continua de las actividades concertadas de la vida cotidiana de sus miembros, los cuales conocen, usan, y consideran como obvios los procedimientos ordinarios e ingeniosos para esta realizaci6n. (Garfinkel, 1967; p. VII)

De forma similar, Garfinkel y los etnometodólogos se oponen a la idea funcionalista de considerar el orden social como el resultado del consenso que hace que las personas se adapten a las normas. Al contrario que Parsons, Garfinkel piensa que el orden social no es algo estable sino una realidad que debe ser constantemente construida a través de las practicas interpretativas de los individuos. Los etnometodólogos rechazan la idea de que la conducta de las personas es el resultado de la interiorización de normas o valores preestablecidos; su objetivo, mas bien, es analizar cómo los miembros de una sociedad se organizan para hacer inteligibles sus decisiones, realizaciones, planes; en resumen, las propiedades racionales de sus actividades practicas.

El objetivo de Garfinkel es estudiar las instituciones sociales como una construcción de los individuos realizada a través de sus interacciones cotidianas. El orden social, para este sociólogo, no es otra cosa que las reglas sociales con las que los miembros de una sociedad se enfrentan a las tareas del día a día. Dichas reglas no son fijas, sino inestables y deben ser constantemente recreadas en el curso de las interacciones cotidianas. En este sentido, la etnometodología puede ser considera- da como una psicosociología de la vida cotidiana en la que la acción es entendida como algo práctico y no racional. Para los etnometodólogos las personas dan sentido a su mundo social a través de un proceso psicológico que consiste en seleccionar aquellos aspectos de una situaci6n social que nos dan un patrón o norma a partir de la cual somos capaces de establecer el sentido de la interacción e interpretar cualquier acontecimiento que pueda suceder durante el transcurso de la misma. A partir de la definici6n dada por Garfinkel de etnometodología podemos desarrollar algunas de las principales ideas de este enfoque te6rico: Utilizo el termino etnometodología para referirme a la investigaci6n de las propiedades racionales de las expresiones indexicales y otras acciones practicas como partes de las continuas realizaciones que logramos gracias a nuestra destreza en la organizaci6n de las practicas de la vida diaria. (Garfinkel, 1967; p.11)

La noción de indexicalidad a la que se refiere Garfinkel es utilizada para dar cuenta tanto de las declaraciones y manifestaciones que empleamos en el curso de la conversación como de las actividades de orden práctico que realizamos cotidianamente. Desde el punto de vista conversacional, la indexicalidad se refiere a la necesaria comprensión de nuestras manifestaciones o locuciones como parte de un proceso conversacional donde aquellas cobran sentido. Mediante las expresiones indexicales los miembros de una sociedad construyen y dan sentido a sus actividades cotidianas. Para Garfinkel, no existe una definición ultima de la situación dado que el significado de las palabras con las que la definimos siempre es el resultado de su relación con otras palabras y del contexto conversacional en el que se utilizan. En el curso de la interacción siempre podemos hacer la pregunta ¿qué quieres decir?, con lo que podemos cuestionar , constantemente, el sentido de nuestras locuciones. Es así como vamos construyendo nuestro conocimiento práctico y de sentido común del mundo y reconstruimos incesantemente el orden social. El interés que los etnometodólogos muestran por los procedimientos interpretativos utilizados por diferentes grupos sociales para lograr el orden y la estabilidad en su vida cotidiana, les lleva a dar una gran importancia al análisis conversacional . El objetivo del mismo es demostrar cómo los miembros de una sociedad utilizan la conversación como una actividad reflexiva que les permite comprender la realidad. En el curso de las conversaciones cotidianas, a veces, se producen rupturas en el conocimiento común compartido por los hablantes que dan lugar a esfuerzos por mantener y compartir el sentido de nuestras acciones. Uno de los ejemplos que utiliza Garfinkel para dar cuenta de las propiedades del discurso común que permiten la

interacción es aquel referido al cuestionamiento que un estudiante (E) de Garfinkel hace a una conocida (S) sobre el sentido de sus observaciones: (S): -Se me ha pinchado una rueda. (E): -¿Qué quieres decir con que tienes una rueda pinchada? Ella parecía momentáneamente aturdida. Entonces me contestó de una manera hostil: "¿Qué quiere decir, qué quieres decir?" Una rueda pinchada es una rueda pinchada. Es o es lo que quiero decir. Nada especial. Vaya una pregunta absurda. (Garfinkel, 1967; p. 42)

Un rasgo importante de la etnometodología es la equiparación que establece entre el conocimiento de los científicos sociales y el conocimiento de sentido común. Esta idea lleva a los etnometodólogos a acusar a las ciencias sociales convencionales de no dar cuenta de sus propias explicaciones de la realidad social. Las explicaciones que utilizan los científicos sociales deben ser, a su vez, objeto, de explicación. La etnometodología no se interesa por los fundamentos epistemológicos del conocimiento, sino por las prácticas que el razonamiento sociológico y el conocimiento de sentido común comparten. Tanto los científicos sociales como el resto de los miembros de una sociedad utilizan los mismos procedimientos para hacer narrables y descriptibles sus razonamientos de carácter práctico. Para analizar tanto el conocimiento de sentido común como el conocimiento científico, los etnometodólogos proponen una actitud de indiferencia etnometodológica. Se trata de abandonar nuestras categorías de análisis e hipótesis sobre el mundo social y analizar, sin prejuicios o categorías previas, los procesos que hacen posible las actividades cotidianas de los miembros de una comunidad. En este sentido, los etnometodólogos están más interesados en las maneras en que las personas describen o explican lo que está sucediendo en el curso de la interacción que en lo que realmente acontece. Tanto los sociólogos como los psicólogos sociales utilizamos y hacemos uso de nuestra "reflexividad para producir , realizar, reconocer o demostrar la adecuaciónracional-para-todo-prop6sito-de-caracter-practico de nuestros procedimientos y descubrimientos" (Garfinkel, 1967; p.8). Desde este punto de vista, los etnometodólogos son muy críticos con respecto a diferentes concepciones procedentes de distintos campos de las ciencias sociales, como la psicología social, la antropología o la sociología que dan una idea de la persona como idiota cultural -cultural dope-. Un ejemplo de este tipo de teorías lo tendríamos en el funcionalismo de Parsons, que pretende explicar la acción social sobre la base de normas interiorizadas: Por idiota cultural entiendo la persona que, en la sociedad del sociólogo, hace posibles los rasgos estables de dicha sociedad de acuerdo a lo que establecen las alternativas legitimas para la acci6n que provee la cultura común, (Garfinkel, 1967; p, 68)

Tanto los científicos sociales como los demás miembros de una sociedad tienen la competencia comunicativa necesaria para hacer inteligibles o descriptibles -accountable- los procedimientos que utilizan para llevar a cabo las actividades

cotidianas. Ambos utilizan el mismo método en su comprensión del mundo social: el método documental. Como método de interpretación, lo utilizamos para conocer el significado de nuestras acciones, el patrón subyacente a las mismas o la manera en que llegamos a dar cuenta de los acontecimientos de la vida cotidiana. Para demostrar el funcionamiento del método documental, Garfinkel diseñó un experimento en el Departamento de Psiquiatría de su universidad en el que tomaron parte diez estudiantes y un falso consejero. Los estudiantes fueron informados de que iban a participar en una nueva forma de psicoterapia. Cada estudiante discutía individualmente acerca de sus problemas personales con el supuesto consejero. El consejero debía contestar con un sí o un no a cada pregunta que le hiciera el estudiante a través de un micrófono que conectaba las dos salas en las que se encontraban ambos. Las respuestas del consejero a las preguntas de los estudiantes seguían una secuencia aleatoria, de manera que no dependían de la pregunta realizada. La conclusión de Garfinkel es que las personas intentaban dar sentido a la situación de intercambio a través de las respuestas del falso consejero; para ello, cada estudiante entendía cada respuesta como parte de un patrón o esquema de interpretación que iba estableciendo en el curso de la conversación. La aleatoriedad de las respuestas del falso consejero provocaba continuos esfuerzos, por parte del estudiante, por reordenar el sentido de las mismas, de forma tal que cada respuesta alteraba el sentido de la anterior, hasta construir un modelo interpretativo con el que poder entender el conjunto de respuestas y orientar así su acción futura. La descripción de las reglas que gobiernan nuestros encuentros cotidianos es estudiada por los etnometodólogos a través de los experimentos de ruptura -breachin experiments-. No se trata de experimentos propiamente dichos, sino de demostraciones sobre la ruptura del curso normal de una interacción en situaciones de la vida cotidiana. Estos experimentos muestran como las personas se esfuerzan por restaurar el orden de la interacción sobre la base de un conocimiento social compartido. Asimismo, permiten estudiar las propiedades de todo intercambio conversacional y las reglas que dan sentido a nuestras interacciones cotidianas. Uno de los experimentos diseñados por Garfinkel consistía en que sus propios estudiantes se comportasen como extraños en su propia casa y recogiesen las reacciones de sus padres en su intento de dar sentido a esa ruptura del orden establecido en la interacción entre padres e hijos. Dentro de los estudios etnometodológicos podemos distinguir diferentes tipos de preocupaciones e intereses. De entre los mismos, cabe destacar el análisis conversacional (véase Capitulo 5) desarrollado por Harvey Sacks, Emmanuel Schegloff y el propio Garfinkel, entre otros, y la sociología cognitiva de Aaron Cicourel. Los analistas de la conversación tienen como objetivo estudiar las propiedades de las conversaciones cotidianas: su carácter interactivo, su orden secuencial y su inteligibilidad contextual. En el curso de las conversaciones cotidianas damos por supuestas todas estas características que solo se manifiestan cuando pedimos a uno de

los interlocutores en una conversación cualquiera que explique el sentido de cada intervención. Un breve extracto de una conversación familiar transcrita por uno de los alumnos de Garfinkel nos sirve para ilustrar como, en el transcurso de la conversación, vamos construyendo el sentido de lo que decimos, y desarrollamos un conocimiento de carácter practico que permite la interacción con los demás sobre la base de un entendimiento mutuo:

Marido :

Dana logró poner un Esta tarde, al volver del colegio, nuestro hijo de cuatro penique en el años Dana, fue capaz de introducir un penique en el parquímetro sin ayuda. parquímetro (…) mientras que antes siempre tenía que ayudarle.

Esposa:

¿Le llevaste a la tienda de discos?

Si logró introducir un penique quiere decir que te paraste mientras ibas con él. Sé que paraste en la tienda de discos a la ida, antes de recogerle, o a la vuelta (…).

Marido :

No, a la zapatería.

No, pare en la tienda de discos cuando iba a recogerle y en la zapatería cuando volvía a casa y el estaba conmigo.

Esposa:

¿Para qué?

Conozco un motivo por el cual tuvieras que ir al zapatero, pero ¿cual fue exactamente ese motivo?

Marido :

Me compre cordones para zapatos.

unos los

Te acordarás que se me rompió uno de los cordones de mis zapatos marrones el otro día, así que decidí parar para comprar unos nuevos (…).

(Garfinkel, 1967; p. 25-26)

El análisis de esta conversación nos revela un aspecto fundamental de nuestras prácticas cotidianas: las personas parten, para su mutua comprensión, de un conjunto de aspectos dados por supuestos que posibilitan la comunicación. Para hacer inteligible el significado de la conversación las personas utilizan aspectos de la situación conocidos por ellas y que no son mencionados en el curso de la interacción. En cuanto a la sociología cognitiva de Aaron Cicourel, comparte con Garfinkel su crítica a la concepción funcionalista del orden social y a conceptos propios de este enfoque como son los de estatus, rol o expectativa de roles. Su opinión al respecto queda claramente expresada en la siguiente cita: La idea según la cual la acción concertada es posible gracias a un conjunto de normas y orientaciones de valor comunes que tienen la capacidad de generar consenso ha sido un tema particularmente persistente a lo largo del tiempo en las ciencias sociales. El argumento presentado con anterioridad afirma que las personas son capaces de una acción concertada en ausencia de consenso, o en una situación de conflicto, o como en el caso de los niños que no poseen una noción clara de las normas y mucho menos de los elementos de un sistema de valores compartido. Con esto no pretendo decir que

los valores son irrelevantes o que son innecesarios, pero el papel que juegan en el origen, mantenimiento o cambio en el escenario de la acción, depende de las propiedades de los recursos interpretativos. (Cicourel, 1973; p.72)

Lo característico del enfoque de Cicourel, que lo diferencia del de otros etnometodólogos, es la relación que establece entre procesos cognitivos y procesos lingüísticos. Cicourel, sin apartarse del enfoque etnometodológico, se interesa por el vinculo entre procesos cognitivos como la memoria, por ejemplo, y procesos de carácter simbólico. Por el contrario, los analistas de la conversación de raíz etnometodológica se centran en las propiedades del discurso sin relacionarlo con procesos mentales, olvidándose de la reflexividad como característica básica de toda interacción. En opinión de Cicourel, el teórico de las ciencias sociales utiliza, al igual que el actor social, procedimientos interpretativos, a través de los cuales crea un mundo de significados compartidos con los que da sentido a sus interacciones con otras personas. La adquisición de dichos procedimientos interpretativos nos permite guiar nuestras acciones e influir en las acciones de los demás. Estos procedimientos interpretativos en los que se basa la interacción, sirven para dar a los miembros de una comunidad una competencia interaccional que les ayuda a programar sus actividades de manera socialmente aceptable. La etnometodología, lógicamente, ha sido objeto de diversas críticas entre las que cabe destacar la escasa relevancia social de los temas que aborda, su incompleta explicación del orden social y de las estructuras de poder, así como su carácter descriptivo y no explicativo de la acción social. Pese a estas críticas, la etnometodología ha supuesto la incorporación de diversos planteamientos de otras perspectivas teóricas como la sociología fenomenológica y el interaccionismo simbólico, con los que realiza un análisis de la interacción social y de los procedimientos a través de los cuales damos sentido a nuestra vida cotidiana....


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