LA Lengua MÁS Antigua DEL Mundo PDF

Title LA Lengua MÁS Antigua DEL Mundo
Course Quimica Analitica
Institution Universidad Técnica de Cotopaxi
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LA LENGUA MÁS ANTIGUA DEL MUNDO El origen del lenguaje en la especie humana ha sido un tema debatido por varios eruditos a través de los siglos. A pesar de esto, no existe un consenso sobre su origen definitivo o su antigüedad. Uno de los problemas que dificulta el estudio de esta temática es la carencia de evidencia directa. Según los expertos, puede haber unas 4000 o 5000 lenguas en el mundo. A losfilólogos, les causa intriga el hecho de que haya tantas lenguas, y son escépticos en cuanto a que hayan surgido de manera espontánea. Por eso, han surgido dos explicaciones básicas científicas, y una religiosa, la cual, la mayoría de los expertos, se niegan a creer: «Ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero» Génesis 11|7, (i) Según la Biblia, en el relato del capítulo 11 del Génesis, hubo un hombre llamado Nimrod, el cual quiso construir una enorme torre que pudiese llegar hasta el cielo. Este hecho era contrario al propósito de Yahveh.Para evitarlo Yahveh (Jehová) "confundió el lenguaje de toda la gente que estaba allí para impedir que sigan construyendo la torre, y así los esparció sobre la faz de la tierra".Por eso la torre quedó con el nombre de Babel que significa confusión. Cualquiera puede observar que el español, el italiano y el portugués se parecen mucho, y es lógico: tienen un origen común en el latín (junto al francés, el catalán, el rumano y otros). También son obvias las semejanzas entre el inglés, el alemán y el sueco. No fue tan simple, sin embargo, la observación de William Jones, un juezinglés residente en la India a fines del siglo XVII, que se entretenía estudiando sánscrito. Jones vio que muchas de las palabras de esta lengua clásica india se parecían sospechosamente a palabras latinas y griegas y lanzó la hipótesis, aventurada y luego confirmada, de que el sánscrito, el latín y el griego tenían un origen común. Desde la obra pionera de Jones, la lingüistica se ha enriquecido hasta el punto de que, hoy en día, está casi completo –pese a las lagunas y a las dudas- el árbol genealógico de los lenguajes que el hombre habló desde su historia más temprana. Toda la humanidad desciende de un grupo específico originario del este de Africa: del lenguaje que hablaron aquellos remotos antecesores hace cien mil años descienden todos los lenguajes humanos. Ese lenguaje originario ha sido llamado “protomundo”, y se han descubierto los grandesrasgos de su evolución hasta las múltiples lenguas que se hablan hoy en día a lo largo del planeta. Parece un árbol que se ramifica. El protomundo se dividió en dos ramas: de la rama “khoisiana”, la más antigua, salieron algunos lenguajes hablados al sur de Africa. La otra rama, la “congosaharaui”, se bifurcó a su vez: por un lado dio origen a idiomas del centro y norafricanos, y por el otro a las tres protolenguas que habló mas tarde el resto de la humanidad: el “amerindio” (de donde derivan la mayoría de los lenguajes americanos), el “denecaucásico” (de él vienen, entre otros, el sinotibetano, raíz del chino, el vasco, el etrusco e incluso algunos lenguajes originarios de América del Norte, llevados a cuestas de migraciones a través del estrecho de Behring) y el “nostrático”. Hace trece mil años, el “nostrático” empezó a fragmentarse en familias, lenguas y dialectos: el “afroasiático”, el “altaico” y el “indoeuropeo”, idiomas que se hablaron hace unos diez u ocho mil años. Hace nueve mil años, del “afroasiático” se generó el “semítico”, raíz del árabe y el hebreo. Del “altaico” dio origen al turco, el japonés, el coreano y otras lenguas de Oriente. El “indoeuropeo”, por su parte, se dividió en varias grandes lenguas: el “celta”, el “teutónico”, el “báltico”, el “eslavo”, el “iranio” (raíz del sánscrito), el “índico” y el “itálico” (de donde viene el latín y luego las lenguas romances como el español, el francés o el italiano). Del celta descienden idiomas como el galés y el irlandés. Del teutónico, el alemán, el inglés, el sueco, el islandés, el danés y otras lenguas nórdicas. Del eslavo, el ruso y el polaco. Pero lo más interesante de todo es que un cuidadoso estudio de las reglas de transformación lingüística en los idiomas conocidos (por ejemplo, siguiendo con cuidado la manera con que las vocales y consonantes se transforman del pasar del latín al castellano, italiano y otras lenguas derivadas de aquel) permitió reconstruir partes de las protolenguas originarias; y así tenemos una colección de algunos centenares de palabras del indoeuropeo, por ejemplo. En los años sesenta las cosas fueron mucho mas allá: se reconstruyó en parte el “nostrático”, antecesor del indoeuropeo: “yo”, por ejemplo, en nostrático se decía “mi”, y “majra” significaba “hombre joven”. Palabras como “mari” (“marido”, en francés), “marido” en español y “marry” (casarse, en inglés) son rastros de aquel remoto término. La palabra nostrática “luba” (sediento) aún perdura en el “love” (amor) del inglés. Esto no es todo; en los últimos cinco años se dio un paso más: la reconstrucción de alrededor de doscientas palabras del protomundo, el lenguaje original. Hace cien mil años, en aquel lejano idioma “lengua” se decía “tel”: el término inglés “tell”, decir, contar, es un tataranieto reconocible. “Yo” se decía “ngai”; “changa” significaba “naríz” y también “olor”. ¿Pero cual es el valor de estas reconstrucciones teóricas? La comparación con los datos que proporcionan la arqueología, la antropología y aun los análisis basados en el ADN las confirman. El derrotero de las migraciones, tal como lo pintan los restos arqueológicos, corresponde al árbol de lenguajes; el fechado de huesos y utensilios encaja con los tiempos necesarios para la transformación de las lenguas; las distancias genéticas, medidas por las diferencias entre el material hereditario de distintas poblaciones, coinciden entre raíces lingüísticas.

Las teorías lingüísticas recientes (generativistas y racionalistas) nos hablan de que el lenguaje, mucho más que un fenómeno cultural, es un hecho natural. Dichas teorías nos dicen que hay en todos los seres humanos unos rasgos innatos -todos los tenemos al nacer- que nos permiten el aprendizaje de cualquier lengua. Cuando un bebé nace, está dotado para entender y reproducir los sonidos de cualquier lengua, aunque esta habilidad se pierda con el tiempo; igualmente, está dotado para aprender también las estructuras sintácticas y morfológicas de cualquier lengua. Esto llevó a Noam Chomsky a formular el concepto de Gramática Universal. Según esta idea, existe, por un lado, una facultad innata del ser humano para adquirir el lenguaje, algo que llamamos "aprender a hablar" pero que no es exactamente un aprendizaje, sino un desarrollo de unas potencialidades que están ahí desde que esa persona nace. Por otro lado, la Gramática Universal representa algo que Chomsky y muchos otros lingüistas han buscado con mucho ahínco en el último medio siglo; me refiero a los llamados "universales lingüísticos", rasgos comunes que comparten todas las lenguas del mundo y que hace que lingüistas como Chomsky, por ejemplo, se digan: "¿El francés? ¿Y eso qué es? No existe tal cosa". En efecto, Chomsky está convencido de que lo que existe es esa Gramática Universal, es decir, cualidades comunes que comparten todas las lenguas, pero que, a veces, menospreciamos porque las diferencias entre unas lenguas y otras son muy visibles. Así, por ejemplo, todas las lenguas del mundo tienen sujeto, verbo y objeto, algo que puede parece muy elemental; sin embargo, si pensamos en otros lenguajes como el musical, nos daremos cuenta de que en las partituras musicales no existe ningún sujeto ni nadie busca verbo alguno, porque esos rasgos son específicos del lenguaje humano. Finalmente, todas las lenguas humanas son sistemas combinatorios discretos, es decir, hay un número limitado de elementos que se combinan con posibilidades infinitas, lo que convierte cada acto de habla en un acto de creación casi único e individual. Este concepto de Gramática Universal que elabora Chomsky le lleva a decir que, si un científico marciano aterrizara en la Tierra, consideraría que sólo hay un único lenguaje humano con diferencias meramente marginales. Además de estos factores estructurales, intrínsecos y comunes a todas las lenguas, y de las dos funciones señaladas (servir a los hablantes para conocer el mundo y comunicarse), todas las lenguas tienen idénticas potencialidades expresivas. En efecto, no se conoce ninguna comunidad humana a la que, de hecho, se le haya tenido que enseñar a hablar. La observación puede parecer evidente, pero tiene bastante importancia porque a lo largo de la historia ha habido civilizaciones más desarrolladas o evolucionadas que, de repente, han descubierto otras civilizaciones que no conocían la navegación, determinadas técnicas de construcción, etc. Sin embargo, todas las comunidades humanas -por muy atrasado que fuera su desarrollo en otros aspectosestaban dotadas siempre del lenguaje. Incluso las teorías cognitivas del lenguaje, que contradicen en algunos aspectos la gramática generativa de Chomsky, coinciden en esos factores universales de las lenguas sobre ese armazón común, sobre esa base lingüística de la que estaba dotado el puñado de lenguas que existió inicialmente. Llegamos así a otro asunto sobre el que los lingüistas han debatido durante siglos: ¿existió una lengua original, o, por el contrario, fueron varias? Hoy día se tiende a aceptar, más o menos, que hubo entre media docena y una docena de lenguas originales, de las que surgió la diversidad lingüística actual (entre cinco mil y seis mil lenguas). Toda esta diversidad lingüística está motivada, por una parte, por unos pequeños factores lingüísticos que son la voluntad de cambio (por ejemplo, los cambios que introduce cada nueva generación en la lengua que hereda) y, por la otra -y sobre todo-, por factores extralingüísticos como las migraciones de los pueblos a través de todo el planeta y el relativo aislamiento en el que, cuando las comunicaciones no eran tan fáciles como ahora, fueron quedando algunos pueblos. Por ello, los pueblos que se van separando son los que van dando origen a la diversidad lingüística. Sin embargo, muchos tenemos todavía en la cabeza el mito de Babel, que nos dice justamente lo contrario: Dios separó las lenguas de los hombres y, con ello, los pueblos. Pues bien, la investigación lingüística demuestra que ocurrió justamente lo contrario, que la diversidad de lenguas que existe actualmente en el mundo es fruto en gran medida del azar, de circunstancias casuales. Sin embargo, sobre esas teorías babélicas y, sobre todo, basándose en las teorías románticas que vinculan las lenguas a un espíritu nacional, a un espíritu de los pueblos, los románticos definen comunidades que consideran naturales: las comunidades definidas por las lenguas. Es decir, en las teorías románticas, la lengua compartida por un grupo de seres humanos condiciona un determinado espíritu, un determinado carácter que, a la postre, es el fundamento de las naciones. Son teorías que en su momento tuvieron su eficacia en determinados procesos nacionales como el alemán o el italiano, pero hoy día, como teorías románticas que son (alimentadas en gran medida en la irracionalidad y en lo sentimental) están descartadas en muchos aspectos. Teorías puro longuiii científicas Monogénesis: (de mono: único, y de génesis: origen), es la teoría que dicta que, en el pasado todas las personas hablaban una lengua común, y por causas culturales, geográficas, sociales, físicas, o espirituales, la lengua fue cambiando, convirtiéndose en dialectos de una misma lengua, y así se convirtieron en lenguas sumamente diferentes, como lo es el chino del portugués. Esta teoría es muy parecida a la teoría religiosa, pero en diferencia, cambia las razones del porqué de la confusión, o la separación o diferenciación de la lengua madre. Poligénesis: (de poli: varios, y de génesis: origen), es la contraria a la anterior. Dicta que, más o menos, en una forma simultánea, surgieron en distintos lugares, lenguas diferentes, que pudieron dar origen a las lenguas madre, que dieron origen, a los diferentes dialectos y lenguas actuales. 

TEORIA VALENCIANISTA Se trata de una teoría continuista. Los árabes no arrasaron al pueblo valenciano, convivieron con él, ¿cuántos árabes se ubicaron en el Reino de Valencia, como para borrar la lengua hablada, el romance valenciano, uno más entre los romances occitano, catalán, aragonés? Con la dominación musulmana (anoten que no digo árabe) es evidente que el romance valenciano del siglo VIII evolucionó, como demuestran “palabras y toponimias”. Discutir ahora la inexistencia de mozárabes es como buscar el sexo de los ángeles. Pero

además sucede que la ciencia se olvida de los muladíes, valencianos convertidos al Islam sin cambiar de raza, diglósicos, que seguían hablando el romance valenciano en sus casas aunque tuvieran que utilizar el árabe administrativo. Un ejemplo actual refuerza esta idea correcta. En la Gramática normativa de la AVL se reconoce la diglosia entre el “valenciano formal” administrativo, por cierto “obligatorio”, y el “valenciano poco formal”, por cierto voluntario, que “puede” utilizar el pueblo “para ir por casa”. Esta teoría que los científicos no reconocen, está más próxima a la realidad “lógica” si utilizamos uno de los argumentos de Eiximenis: la proximidad al latín, o ¿es que en el siglo VIII, era diferente la romanización catalana de la romanización valenciana, ambas encima de un sustrato ibero? Entre el VIII y el XIII, el romance valenciano se enriqueció con arabismos, más que otros romances. Y nadie niega que tras la Conquista siguió enriqueciéndose, según la tesis de Eiximenis, con otros préstamos aragoneses, castellanos, catalanes y por supuesto no se olvide, occitanos. Piensen ustedes, y no olviden los científicos que fue al parecer ‘Ausias March’, ya en el siglo XV, el primero en abandonar el estilo de los trovadores occitanos (también utilizado por los catalanes) para escribir en la lengua de su pueblo, Beniarjó. Lo que tiene que preocupar a los científicos filólogos, es qué pasó y cómo se comunicaban entre sí, cristianos, moros y judíos en 1238 en la babélica Valencia, y años después en el Reino a medida que la conquista avanzaba hacia el Sur, a menos que los catalanes repobladores fuesen políglotas que dominasen no sólo todos los romances, sino también el latín, el árabe y el hebreo. Pasó como en los problemas de calidad/precio, traducidos a conquistadores/conquistados. Los datos numéricos del Repartiment no pueden alterarse, y por simple sentido común 1.000/2.000 catalanes no pueden imponer una lengua, ni una cultura, a más de cien mil conquistados. No debe olvidarse que San Pedro Pascual, hijo de mozárabes, debía tener ya nueve años cuando entró en Valencia Jaime I, y que Arnau de Vilanova, hijo de occitanos, nació en 1238-39. El término “valencianesch” aparece en un proceso judicial de 1343-48, pero el texto “valenciano” de Els Furs es de 1261, cargados del verbo “arromansar” ¿a qué lengua estaban “arromanzados”? El “Valeri Maxim” de Canals se fecha en 1395 (“lengua valenciana”). Y tal lengua alcanza el Oro, en el XV, antes que ningún otro “romance español” con autores tan señeros como Canals, Bonifacio y Vicente Ferrer, Jaume Roig, Joanot Martorell y Ausias March. La consolidación llega hasta el XVI (1523), con Roiç de Corella, Sor Isabel de Villena, Fenollar, Miquel Pérez, Joan Esteve, Tomás Vesach, Fenollet, Juan Moreno, Gassull, Vinyoles… entre muchos más. ¿Cómo es posible que los aprendices “valencianos” de la lengua catalana (¿?) alcanzasen su Siglo de Oro, antes que sus propios maestros? La ciencia nunca debe confundir préstamos ocasionales, con estructuras definitivas.

Historia De acuerdo con la Biblia, Dios, para evitar el éxito de la edificación, hizo que los constructores comenzasen a hablar diferentes idiomas y se dispersaron por toda la Tierra. Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en la región de Sena-ar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego». Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa . Luego dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la Tierra». Mas Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros». Así, Yahveh los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel,1 porque allí confundió Yahveh la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie. Génesis 11:1-92

Nimrod, quien fue el primero en hacerse rey después del Diluvio, y a quien la Biblia identifica como un poderoso cazador opuesto a Yahveh, es señalado como el verdadero gestor de la idea de llevar a cabo esta enorme empresa. Algunos han intentado identificarlo con Sharrukin o Sargón I de Akkad, el fundador del primer Imperio semita (acadio) de que se tiene memoria. Otros creen ver en este vigoroso cazador la figura del dios asirio Ninurta, dios de la guerra y de la caza que, como Nemrod, se placía en cazar a sus enemigos. Al no disponer de piedra para la construcción, se decidió fabricar ladrillos. Y como tampoco contaban con cal, usaron betún como argamasa. El tiempo aproximado de su construcción puede deducirse de la siguiente información. Péleg (cuyo nombre se perpetuó en el de una ciudad en la confluencia del Éufrates con elKhabor, mencionada en las tablillas de la ciudad de Mari, en el Éufrates medio, y que en la época grecorromana llevó el nombre de Phaliga) habría vivido desde aproximadamente 2269 hasta aproximadamente 2030 a.C. Su nombre significa "División", porque "en sus días se dividió la tierra", esto es, "la población de la tierra"; "de allí los había esparcido Yahvêh sobre toda la superficie de la tierra".3 Un texto cuneiforme de Shar-kali-sharri, rey de Akkad (y sucesor de Sargón I de Akkad), quien vivió en el

tiempo de los patriarcas, menciona que restauró una torre-templo en Babilum (Babel, Babilonia), con lo que da a entender que tal edificio existía antes de su reinado. De hecho, en los registros sumerios aparece mencionada como Kadingira, que es el equivalente sumerio del akkadio Babilum. Todos los arqueólogos occidentales intentaron ubicar esta famosa construcción en la zona del actual Irak. Entre otros sitios, fue buscada en Akar Quf (al oeste de Bagdad), donde antaño existió Dur Karigalzu (las ruinas retorcidas de cuyo zigurat, identificado por algunos viajeros con la Torre de Babel, todavía desafía a los vientos que la han modelado); y en Birs Nimrud, donde se encuentran las ruinas de la antigua Borsippa, situada cerca de los restos de la antigua Babilonia, hacia el suroeste. En 1913, el arqueólogo Robert Koldewey encontró una estructura en la ciudad de Babilonia que él identificó como la torre de Babel. Esta torre habría sido destruida y reconstruida en numerosas ocasiones, debido al cambiante destino de la zona. La destruyeron los asirios y también los arameos. Y fue reconstruida en varias oportunidades por los príncipescaldeos, entre ellos Nabopolasar (625-605 a. C.). Se estima que la construcción más antigua de la «Casa de la Fundación del Cielo y de la Tierra» se construyó durante el III milenio antes de Cristo. La base de esta torre habría sido un cuadrado de 92 m de lado, y su altura original habría sido aumentada en tiempos de Nabopolasar y Nabucodonosor II (605-592 a. C.), para hacerla una digna exponente de su poderío y grandeza. Cálculos basados en otras excavaciones arqueológicas determinaron que esta torre escalonada pudo haber tenido entre 60 y 90 m de altura. Se conserva una muy interesante y detallada descripción de este zikkurratu (zigurat) en los escritos de Heródoto , llamado el "Padre de la Historia", quien visitó Babilonia. En medio de cada un...


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