La razón y la belleza - Historia de la belleza - Umberto Eco PDF

Title La razón y la belleza - Historia de la belleza - Umberto Eco
Author Dorian Dárgelos
Course Literature
Institution Universidad de Guanajuato
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Summary

Resumen del capítulo "La razón y la belleza" del libro Historia de la belleza, por Umberto Eco. El tema es el romanticismo, su influencia e impacto posterior. Posee ejemplos claros y ordenados de acuerdo a los subtemas presentados....


Description

1.1 Arte: La razón y la belleza.

Dialéctica de la belleza: Conjunto de razonamientos y argumentaciones de un discurso o una discusión y modo de ordenarlos.

Siglo XVIII: Racional, coherente, algo frío y distante. Pero no concuerda con pintura y la música de la época. Ejemplo: Barry Lyndon de Stanley Kubrick. Se agitaban pasiones desenfrenadas y violentas, sentimientos arrebatadores, hombres y mujeres tan refinados como crueles. Podríamos decir que en el siglo XVIII la persistencia de la belleza barroca se justifica en el gusto aristocrático del abandono a la dulzura del vivir. El neoclásico se corresponde al culto de la razón, disciplina y del cálculo (características de la burguesía en acenso). Podemos distinguir una nobleza emprendedora más joven (de la vieja) y dinámica, de gustos y costumbres que ya son de hecho burgueses, modernizadora y reformista. Identificamos el burgués. Dialéctica del gusto. La belleza del rococó no se opone un único clasicismo, sino muchos que responden a exigencias diversas, contradictorias entre sí a veces. Ejemplo: El filósofo pide liberación de la mente, pero simpatiza con el monarca absoluto y los gobiernos autoritarios. La razón ilustrada es luminosa en Kant, pero tiene un lado oscuro e inquietante en el teatro de Sade.

Rigor y liberación. El carácter innovador del clasicismo nace de una exigencia de mayor rigor, una adecuación a la realidad surja una superación del realismo. Ejemplo: El teatro del XVII había reaccionado con la tragedia clásica contra las reglas de unidad de tiempo, lugar y acción para adecuarse a la realidad (cómo algo de mucho tiempo se hace en poco y cómo en dos actos puede pasar tanto tiempo). Es una exigencia del naturalismo para comprimir tiempos y a reducir los lugares, aumentar espacio de la ilusión escénica y lo esencial de las acciones para coincidir. Se sustituye la realidad por una belleza estilizada, se inserta una realidad violentamente alterada, en la que el hombre es el centro del drama y no necesita oropeles.

Palacios y jardines. El neoclasicismo es una reacción a un falso clasicismo en nombre de un naturalismo más riguroso: cierto, presente en la arquitectura inglesa del siglo XVIII.

Expresa sobriedad y buen gusto, afirma un distanciamiento de los excesos del barroco. La aristocracia se somete a las reglas de la arquitectura clásica. La barroca es bella en la medida en que sorprende, asombra y descoloca con sus excesos, sus redundancias y sus líneas curveadas. A los ojos del siglo XVIII es absurdo y artificioso. El jardín barroco, casi negativo (por barroco) y el inglés no crea nada, sino refleja la belleza de la naturaleza, no encanta con el exceso, sino por armonía.

Clasicismo y neoclasicismo. En el neo, se encuentran dos exigencias distintas pero convergentes (unirse en un punto), propias del espíritu burgués: 1) El rigor individualista. 2) La pasión arqueológica. Atención a la dimensión por lo privado, al domicilio como expresión del individualismo se concretan por la búsqueda y en la aplicación de normas rígidas y severas. El nuevo clasicismo se impone como el canon de una belleza realmente clásica. Concuerda con el neoclasicismo arqueológico, expresión del creciente interés del siglo XVIII por la arqueología. Es una moda en la segunda mitad, se manifiesta la pasión por los viajes a tierras lejanas, en busca de una belleza exótica alejada de los cánones europeos. Los descubrimientos no bastan para explicarlo, lo demuestra la indiferencia de la opinión pública por las excavaciones de Herculano (1738). Se consolidó una profunda transformación del gusto europeo. Es decisivo el descubrimiento de la imagen del renacimiento como la época de la decadencia. La belleza clásica en realidad es una deformación efectuada por humanistas, rechazada, se dio inicio la búsqueda de la verdadera antigüedad. Aquí, nace el carácter innovador de las teorías sobre la belleza en la segunda mitad del XVIII, la búsqueda del estilo originario implica la ruptura de los estilos tradicionales y el rechazo de los temas y actitudes tradicionales en favor de una mayor libertad expresiva. No solo los artistas, según Hume, el crítico solo puede determinar las reglas del gusto si tiene capacidad para liberarse de los usos y de los prejuicios que desde el exterior determinan su juicio. Debe basarse en cualidades internas (buen sentido y la libertad de prejuicio), también método, delicadeza, habilidad. Hume presupone una opinión pública en la que las ideas son objeto de circulación, de discusión y también de mercado. Presupone (como act. De crítico) la liberación definitiva del gusto de las reglas clásicas, un movimiento que se inicia como muy tarde en el manierismo, Hume llega a un subjetivismo estético que roza con el escepticismo. Fundamentalmente, es que la belleza no es inherente a las cosas, sino que se forma en la mente del crítico, del espectador libre de las influencias externas.

No es tan importante como el carácter subjetivo de las cualidades de los cuerpos (frío-caliente) de Galileo. A la subjetividad del gusto corporal (que un alimento tenga sabor dulce o amargo no depende de su naturaleza, sino de los órganos del gusto de quien lo pruebe) le corresponde una subjetividad análoga del “gusto personal, puesto que no existe un criterio de valoración objetivo o intrínseco a las cosas. El mismo objeto es bello a mis ojos y feo al vecino.

Héroes, cuerpos y ruinas. La estética de las ruinas expresa la ambivalencia de la belleza neoclásica. Es una novedad que tiene su origen en el rechazo a los objetos tradicionales y en la búsqueda de temas nuevos, al margen de los estilos canónicos. No se puede comparar la mirada racional y melancólica de Diderot o de Winchelmann ante los restos de un edificio con la mirada de David ante el cuerpo de Marat, que ningún pintor de su grupo pintó la bañera. En este caso, la necesidad de respetar hasta el detalle la verdad histórica no significa una máxima reproducción de la naturaleza, sino una mezcla de sentimientos contradictorios. El revolucionario asesinado hace de la belleza de sus miembros el vehículo para reafirmar la fe en los valores de la razón y de la revolución. Sin embargo, el cuerpo muerto expresa tristeza profunda por la caducidad de la vida y la irrecuperabilidad de aquello que el tiempo mata. Diderot lo menciona: La belleza de los monumentos antiguos nos advierte que no olvidemos el tiempo, refuerza la fe en la posibilidad de reconstruir con fidelidad absoluta un origen que se creía perdido. Existe una nostalgia por una belleza lineal, clara y simple, la misma que Rousseau experimenta por la pureza originaria del hombre natural. Existe un sentimiento de rebelión contra la hueca abundancia de las construcciones rococó.

Nuevas ideas, nuevos temas. El debate estético presenta rasgos innovadores respecto al renacimiento y el siglo XVII. Una relación entre intelectuales y público, de la afirmación de los salones femeninos y el papel de la mujer aparecen como temas nuevos. Ahora están menos sometidos a una dependencia de mecenas, hay independencia económica gracias a la expansión editorial (antes se vendían por cinco, ahora treinta mil). Esto prepara a la revolución, no es casual que la belleza del neoclasicismo se adopte como emblema de este acontecimiento mientras que el rococó como corrupto. El filósofo se confunde con el crítico y con el escritor de artículos, se crea mayor público (República de las Letras) donde se adquieren mayor importancia a éstas. Los + famosos: 1) Addison: Valora de nuevo la imaginación como capacidad de captar empíricamente tanto la belleza artística como la natural.

2) Diderot: Con el eclecticismo que lo caracteriza, estudia la belleza como produto de la interacción entre el hombre sensible y la naturaleza, en el seno de una multiplicidad de relaciones sorprendentes y variadas, se fundamenta en el jucio de lo bello. En ambos, la propagación depende de la prensa. El mercado editorial provoca formas de reacción y frustración (Hogarth excluido por la protección a los artistas extranjeros por parte de la aristocracia británica. Su pintura y teoría estética expresan una belleza que contrasta con la aristocracia. Rechaza el vínculo clásico entre belleza y proporción, parecido a Burke. Expresa una belleza edificante en su pintura y narrativa. En lo segundo, pierde todo aspecto ideal y al no estar vinculada con la perfección, puede expresarse en nuevos temas).

Mujeres y pasiones. Don Juan falla. La mujer aparece en la vida pública. La mujer barroca es superada por otra menos sensual pero libre, sin corsé y con melena libre. La mujer participa en salones sobre las discusiones de la naturaleza del amor. La novela de amor es vista como el ojo interior de las pasiones, en forma de diario íntimo: una nueva forma literaria que contiene todo el primer romanticismo, pero se abre paso a la convicción (contribución de las mujeres a la filosofía moderna) de que el sentimiento no es una simple perturbación de la mente, expresa junto con la razón y la sensibilidad una tercera facultad del hombre. El sentimiento, el gusto y las pasiones pierden pues el aura negativa de la irracionalidad, al ser conquistados por la razón, se convierten en protas de una lucha contra la dictadura de la propia razón. Un sentimiento para rebelarse contra la belleza moderna artificiosa y decadente, recuperando para el ojo y el corazón el derecho de sumergirse en una belleza originaria e incorrupta, con un sentimiento de nostalgia melancólica.

El libre juego de la belleza. Kant sitúa en la base de la experiencia estética el placer desinteresado que se obtiene contemplado la belleza. Bello es aquello que agrada de forma desinteresada sin ser originado a un concepto. Por eso el gusto es la facultad de juzgar desinteresadamente un objeto a través del placer o desagrado, el objeto de este placer es lo que se llama bello. Creemos que al considerar bello algo se convierte en un valor universal nuestra opinión. Pero al ser algo que no exige existencia de un concepto, es algo subjetivo la interpretación de lo bello. Ejemplo: Sentir con el intelecto. La belleza cruel y tenebrosa.

El lado oscuro de la razón en Kant: La independencia de la razón respecto de la naturaleza y la necesidad de una fe inmotivada en una naturaleza buena. La razón puede separar cualquier objeto cognitivo para reducirlo en concepto a su propio dominio o independizarse. El uso cruel y despiadado de la razón induce a sospechar que la naturaleza no es en sí misma ni buena ni bella. La crueldad (como Sade) coincide con la naturaleza humana, el sufrimiento es el medio para alcanzar el placer, único objetivo en un mundo iluminado por la luz violenta de la razón sin límites que puebla el mundo en sus pesadillas. La belleza de los cuerpos ya no tiene connotación espiritual, expresa el placer cruel o el suplicio de la víctima. Es el triunfo del reino del mal sobre el mundo (y de la experiencia de un efecto con algunas características objetivas de la cosa considerada bella). Que lo bello es algo que así nos parece a nosotros que lo percibimos, que está vinculado a los sentidos, al reconocimiento de un placer, es una idea que domina en ambientes filosóficos diversos, y también es en ambientes filosóficos donde se va abriendo paso a la idea de lo sublime....


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