Latinoamericana TP 4 PDF

Title Latinoamericana TP 4
Author Florencia Romanello
Course Cultura y Literatura Latinoamericana I
Institution Universidad Nacional de Mar del Plata
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Cuarto Práctico Modernismo Rubén Darío ...


Description

Universidad nacional de Mar del Plata Facultad de Humanidades Carrera de Letras Literatita y cultura Latinoamericana I. Ciclo lectivo 2017.

Trabajo Practico N° 4 Prosas Profanas Rubén Darío La Figura de la Mujer en “Para una cubana” y “Para la Misma”

Florencia Romanello Mat: 10994 Dra. Cristina Fernández Prof. Monserrat Brizuela

La figuración de la mujer americana en dos poemas de Prosas Profanas de Rubén Darío.

“… es un prodigioso repertorio de ritmos, formas, colores y sensaciones. No la historia de una conciencia sino las metamorfosis de una sensibilidad.” Octavio Paz, El caracol y la sirena

En el poemario Prosas Profanas de 1896, Rubén Darío publica una serie de poemas escritos con anterioridad durante los periplos de sus viajes y en la cuidad de Buenos Aires lugar de la edición. En el caso de los poemas “Para una Cubana” y “Para la misma” ambos publicados en el diario “El Fígaro”, de la Habana el 31 de julio de 1892, destacan su anterioridad respecto del momento de su escritura; así como la figuración de la mujer americana. Ambos poemas son los únicos dentro del poemario que modelan, tematizan y figuran a la mujer americana; ellos conviven con otros poemas donde la mujer resulta de importancia temática como “Divagación” y su catálogo cultural respecto de los diferentes tipos de mujeres o “Sonatina” donde la mujer adquiere el rasgo de princesa entre otros. La mujer y el erotismo será una recurrencia a través de todo el poemario en una “perpetua búsqueda de lo extraño, a condición de que sea nuevo – y de lo nuevo a condición de que sea único- es la avidez de presencia más que de presente” (Paz: 21-22) pulsión que renueva en su repetición, que instaura diferencia en la figuración de la mujer. La textualidad poética recupera a nivel de los procedimientos la tensión que habita en el titulo, donde el término “prosas” remite a los himnos que se cantaban en las misas; y “profanas” adquiere una significación calificativa opuesta a lo sagrado que introduce un universo de significado, en gesto de desafío. En los dos poemas el placer y su relación con la figura de mujer es el tema, donde ella encarna la experiencia artística como visión instintiva del mundo. En “Para una cubana” inicia su primer cuarteto con una invocación a la poesía “Poesía dulce y mística” que a través de la conjunción pone en relación la referencia gustativa con el universo religioso de la mística. El verbo “busca” en presente del indicativo de la tercera persona del singular ofrece la marca morfológica que construye la situación dilógica entre la voz poética y la poesía como presencia y su transitividad introduce el sintagma nominal el objeto de deseo: “blanca cubana” calificada a través del

adjetivo blanco, con su valor semántico asociado a la pureza y la virginidad. Con la referencia a la “ventana” instaura un espacio cotidiano que a la vez funciona como encuadre de la figura femenina que es calificada como “visión artística”. En el segundo cuarteto su primer verso cobra la forma de un sintagma nominal coordinado donde los sustantivos “misteriosa” y “cabalística” construyen una figura femenina que condensa cualidades enigmáticas que la tejen a la tradición medieval judaica de la cábala. El tema de los celos por la bella se conecta con la tradición clásica a través de una alusión en tono comparativo con “Diana” o Artemisa, la diosa de la caza y la naturaleza que integra la triada junto a Afrodita y Minerva en la disputa por la mayor beldad que tiene a Paris como juez. La referencia a lo blanco construye un campo semántico con términos como “porcelana” y “blancura eucarística” que remite a la ostia, entrelazando el discurso clásico pagano con el discurso sagrado cristiano. En el primero de los dos tercetos finales, el rostro es calificado mediante el adjetivo de “enigmático” y a su vez se lo relaciona con el referente cultural de “prestigio asiático”. El foco se desliza a un atributo preciso como la boca que es asociada a los colores “roja” y “púrpura” en una asociación con el deseo, en el caso del primero; y con lo imperial y papal en el segundo. Todo mediante el recurso de un hipérbaton que pospone al final de la frase el verbo “finge” tomando como modelo la sintaxis latina. El valor semántico del verbo en tercera persona del singular –ella- supone un cambio que pasa de la búsqueda y la posibilidad a la simulación o artificio. El último terceto mediante el verbo pronominal “sonreírse” produce un desplazamiento de la boca a la acción de sonreír que con el cambio de persona en el verbo “vi” a la primera del singular –yo- introduce el punto de vista de la voz poética. La imagen visual de “esplendor de una estrella” implica un cambio de plano, abandonando la vida terrenal para acceder a una instancia cósmica que a su vez se entrelaza con la interioridad trascendental y misteriosa de “alma de una esfinge” Imagen que condensa la unión de lo pagano y lo sagrado con la referencia al ser mitológico con rostro de mujer, cuerpo de león y alas de ave. El poema “Para la misma” consta de la misma estructura y tema, dos cuartetos y dos tercetos con la figuración de la mujer cubana. Recupera la visión artística en la referencia al “retrato” articulado mediante el verbo en primera persono del indicativo “miré” que

incorpora otra disciplina artística como la pintura en el universo del poético. En el marco de una escena interior y diurna “sentarme a la mesa” y “bañado por la luz del día”, se introduce el objeto de deseo que surge particularizado mediante el nombre propio María, de referencia católica que convive con el sintagma nominal “la cubana-japonesa”. Lo exótico y lo americano se entrelazan en la construcción de la mujer, la diferencia no es excluyente, lo heterogéneo se yuxtapone: “La inclinación de los modernistas por el pasado más remoto y las tierras más distantes –leyendas medievales y bizantinas, figuras de la América precolombina y de los orientales (…) - es una de las formas de su apetito por presente” (Paz: 20). La figuración femenina dariniana la étnico y lo nacional no se fronteras identitarias pues la libertad rige el orden estético. El segundo cuarteto se presenta como

una descripción dinámica donde lo

evanescente del “aire” se transforma en “caricia” a modo del beso de un “amante”. El objeto de deseo es particularizado en el rasgo de su cabellera que es adjetivada mediante los términos “orgullosa” y “espesa”. En el primer terceto se produce un cambio de persona gramatical con el verbo “diera” a la tercera del singular –él-

que abre al poema a un

dimensión discusiva de evocación medieval y exótica. La imagen del “tesoro” como prenda de intercambio por la amada, el vocablo “princesa y su adjetivación mediante el término “gentil” remite a un pasado cortesano de los cuentos de hadas que se entrelaza con una referencia cultual oriental como “Maikado” término usado en el Japón para nominar al emperador. El último terceto recupera el arte y la acción de pintar como una forma de exaltación de la mujer americana como figura “digna” de ser representada igualándola a todas aquellas mujeres frutos del interés pictórico europeo. La instala en una escena arquetípica “la pinte junto a una flor /en un vaso de marfil” codificada en la tradición europea de la flor y enaltecida con la referencia un material de lujo como es el mineral utilizado en las clásicas esculturas de la época clásica:” Darío no opone lo universal a lo cosmopolita, al contrario, el arte nuevo es universal porque es cosmopolita.” (Paz: 24)

La mujer en los poemas de Rubén Darío cumple la función de ser

canal de

expresión, fuente de inspiración y materia poética, excediendo la mera tematización. A modo de concierto el poeta, la poesía y la mujer construyen las resonancias de una buscada

que iguala el placer carnal y de los sentidos con la creación artística. Pare ello dispone un registro y escena de orden prosaico o cotidiano que se ve sacralizado mediante referencias cultural y asociaciones cromáticas, donde lo americano es lo oriental y el blanco virginal con el rojo de la pasión. El discurso poético hace coexistir opuestos culturales tales como el orden simbólico de lo católico con lo judaico y lo pagano como la unión de lo occidental americano con lo oriental japonés, instaurando una visión cosmopolita. La libertad se torna en un gesto innovación en la expresión de las sensaciones en una sacralización de lo pagano como en las formas métricas, al tomar el molde del soneto pero modificar la extensión de los versos de los tercetos que rompen la división silábica al pasar de ser endecasílabos a transformarse en octosílabos. En la reflexión de Ángel Rama se encuentra una síntesis analítica de la poética de la “selva negra”: “… Darío irá construyendo su “selva sagrada” mediante una articulación de símbolos, de tal modo que ella sea lo que no es la sociedad humana: una ardiente unidad en que todos los opuestos puedan coexistir sin dañarse ni negarse mutuamente, dentro de un clima de vitalidad y de verdad, de luz espiritual (…) reúne los contrarios que la religión separa: el placer carnal y el espíritu, la concupiscencia

y el arte libre, el animal y el alma, el

hedonismo terrenal y la salvación inmortal.” (Rama: 32) La poesía de Rubén Darío encarna una metamorfosis liberada de las sensaciones donde la mujer americana no queda relegada sino que es un rostro más de la polimorfa, heterogenia y cambiante identidad Americana.

Bibliografía Darío Rubén (1986). “Prosas profanas”. En Poesía Tomo I. Edición de Ángel Rama. Buenos Aires, Biblioteca Ayacucho. Paz Octavio (1964). “El caracol y la sirena”. En Cuadrivio. México: Ediciones Joaquín Mortiz. Rama Ángel (1986). “Prólogo”. En Rubén Darío. Poesía Tomo I. Buenos Aires: Biblioteca Ayacucho....


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