Lectura David Buss PDF

Title Lectura David Buss
Course Anatomía Humana
Institution Universidad de La Laguna
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Lectura tema 2, motivación y emoción, primer grado en psicología ...


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David M. Buss.(1996). La evolución del deseo. Madrid: Alianza

El problema se complica por el papel fundamental que desempeña el amor en la vida humana. Los sentimientos amorosos nos hipnotizan cuando los experimentamos, y si no lo hacemos, pueblan nuestras fantasías. La angustia del amor predomina, por encima de cualquier otro tema, en la poesía, la música, la literatura, los «culebrones» y las novelas rosas. Contrariamente a lo que se suele creer, el amor no es un invento reciente de las clases occidentales acomodadas. En todas las culturas se siente amor y se han acuñado palabras específicas para denominarlo1. Su difusión nos convence de que el amor, con sus elementos clave de compromiso, ternura y pasión, forma parte inevitable de la experiencia humana y se halla al alcance de todos2. Nuestra incapacidad para comprender la naturaleza real y paradójica de la pareja humana tiene un coste elevado, tanto científico como social. Desde el punto de vista científico, la falta de conocimientos deja sin respuesta algunos de los interrogantes más desconcertantes de la vida, como por qué la gente sacrifica años de su vida.buscando amor y luchando por conseguir una relación. Desde el punto de vista social, nuestra ignorancia nos deja frustrados y desamparados cuando nos duele que la conducta de emparejamiento fracase en el lugar de trabajo, en una cita en el hogar. Tenemos que reconciliar el amor profundo que buscan os seres humanos con el conflicto que impregna nuestras :elaciones más queridas. Tenemos que ajustar nuestros sueños a la realidad. Para comprender estas desconcertan:es contradicciones, debemos mirar hacia atrás, hacia nuestro pasado evolutivo, un pasado que nos ha dejado huellas tanto en la mente como en el cuerpo, tanto en :mestras estrategias de emparejamiento como en las de superviviencia

Capítulo 1 Orígenes de la conducta de emparejamiento Nunca hemos abandonado del todo la idea de que, en algún lugar, hay personas que viven en perfecta armonía con la naturaleza y entre sí, y de que podríamos hacer lo TIÚsmo si no fuera por la corruptora influencia de la 'cultura occidental

La conducta de emparejamiento de los seres humanos nos deleita y divierte y es objeto de nuestros cotilleos, pero es asimismo profundamente inquietante. Pocos campos de la actividad humana generan tanta discusión, tantas leyes o rituales tan elaborados en todas las culturas. Sin embaro, hay elementos de esta conducta que desafían nuestra comprensión: hombres y mujeres eligen a veces una pareja que los maltrata física y psicológicamente; los esfuerzos para atraer a un compañero suelen fracasar; surgen conflictos en las parejas que producen espirales de culpa y desesperación; a pesar de sus buenas intenciones y promesas de amor eterno, la mitad de los matrimonios se divorcia… El dolor, la traición y la pérdida contrastan fuertemente con los conceptos románticos habituales sobre el amor. Crecemos creyendo en el amor verdadero, en encontrar a nuestro «único» amor. Suponemos que cuando lo hagamos, nos casaremos, seremos felices y comeremos perdices. Pero la realidad rara vez coincide con nuestras creencias. Una rápida ojeada a la tasa de divorcios, al porcentaje del 30 por 100 al50 por 100 de incidencia de las relaciones extramatrimoniales y a los ataques de celos que atormentan tantas relaciones echa por tierra estas ilusiones. El desacuerdo y la disolución de las relaciones de pareja suelen considerarse signos de fracaso; se contemplan como una distorsión o perversión del estado natural del matrimonio; se cree que son señales de falta de adecuación personal, inmadurez, neurosis, falta de voluntad o, simplemente, falta de acierto en la elección de pareja. Esta concepción es radicalmente falsa: el conflicto en la pareja es la regla, no la excepción. Comprende desde la furia del hombre ante la mujer que rechaza sus insinuaciones amorosas hasta la frustración de la esposa cuyo marido no la ayuda en las labores del hogar. Este patrón general no se puede explicar fácilmente. Interviene algo más profundo, más revelador de la naturaleza humana, algo que no comprendemos del todo.

Raíces Evolutivas Hace más de un siglo, Charles Darwin dio una explicación revolucionaria a los misterios del emparejamiento. Le intrigaba la forma desconcertante en que los animales habían desarrollado características que parecían estorbar a la supervivencia. El complicado plumaje, la gran cornamenta y otros rasgos manifiestos que despliegan muchas especies parecían ser muy costosos desde el punto de vista de la supervivencia. Se preguntaba cómo podía haber evolucionado el brillante plumaje de los pavos reales, y volverse común, cuando suponía una amenaza evidente para su supervivencia, puesto qué actuaba como señuelo manifiesto para los depredadores. La respuesta de Darwin fue que había evolucionado porque conducía al éxito reproductor individual y suponía una ventaja en la competición por una pareja deseable y en la continuidad de la línea genética de ese

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evolucionista. Cuando comencé a trabajar en este campo se sabía muy poco sobre la conducta real de emparejamiento de los seres humanos. Había una frustrante falta de datos cienntíficos sobre el emparejamiento en el amplio conjunto de las poblaciones humanas y casi ninguna base documentada para una teoría evolucionista. No se sabía si hay ciertos deseos de emparejamiento que son universales, si determinadas diferencias sexuales son características de las personas en todas las culturas o si la cultura ejerce una influencia lo suficientemente poderosa como para anular las preferencias evolutivas que pudieran existir. Así que me aparté del camino tradicional de la psicología general para investigar qué características de la conducta de emparejarse procedían de principios evolutivos. Al principio, sólo quería verificar algunas de las predicciones evolucionistas más evidentes sobre las diferencias sexuales en las preferencias de emparejamiento: por ejemplo, si los hombres buscan juventud y atractivo físico en la pareja y si las mujeres desean una buena posición y seguridad económica. Con tal fin entrevisté y pasé cuestionarios a 186 adultos casados y a 100 estudiantes universitarios solteros de Estados Unidos. El paso siguiente fue comprobar si los fenómenos psicológicos descubiertos por este estudio eran característicos de nuestra especie. Si los deseos de emparejamiento y otros rasgos de la psicología humana meran producto de nuestra historia evolutiva, tendrían que hallarse en todas partes, no sólo en los Estados Unídos. Así que inicié un estudio internacional para explorar cómo se elegía pareja en otras culturas, empezando con países europeos como Alemania y Holanda. Pronto me di cuenta, sin embargo, de que, como las culturas europeas comparten muchos rasgos, no proporcionaban pruebas rigurosas de los principios de la psicología evolucionista. Durante cinco años amplié el estudio, incluyendo a cincuenta colaboradores de treinta y siete culturas localizadas en seis continentes y cinco islas, de Australia a Zambia. Los residentes locales pasaban el cuestionario sobre los deseos de emparejamiento en su lengua nativa. Obtuvimos muestras de grandes ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo (Brasil), Shangai (China), Bangalore y Ahmadabad (India), Jerusalén y Tel Aviv (Israel) y Teherán (Irán). También obtuvimos muestras de poblaciones de zonas rurales: hindúes del estado. de- Gujarat y zulúes de Suráfrica. Incluimos tanto a personas con una buena educación como a personas de educación escasa, de todas las edades desde los catorce a los setenta años, y de lugares de todo el abanico de sistemas políticos: capitalistas, comunistas y socialistas. Se hallaban representados todos los principales

pavo. La evolución de una característica debido a sus beneficios reproductores, no a sus beneficios en términos de supervivencia, se denomina.selección sexual. Según Darwin, la selección sexual adopta dos formas. En una de ellas, los miembros del mismo sexo compiten entre sí, y d resultado de la competición confiere al ganador mayor acceso sexual a los miembros del sexo opuesto. Dos ciervos luchando con los cuernos entrelazados es la imagen prototípica de esta competición intrasexual. Las características- que conducen al éxito en contiendas de este género, como tina mayor fuerza, inteligencia o capacidad de ganar aliados, evolucionan porque los vencedores se aparean con más frecuencia y, por tanto, transmiten más genes . .En el otro tipo de selección sexual, los miembros de un sexo eligen una pareja basándose en sus preferencias por determinadas cualidades de ésta. Estas características evolucionan en el sexo opuesto porque los animales que las poseen son elegidos con mayor frecuencia como parejas, y sus genes prosperan. Los animales que carecen de las características deseadas son excluidos del emparejamiento y sus genes desaparecen. Puesto-que la pava real prefiere payos con plumas brillantes y centelleantes, los machos de plumaje apagado se pierden- en el polvo evolutivo. Los pavos reales actuales poseen plumas brillantes porque, ert el curso de la historia evolutiva, las pavas han preferido aparearse con machos deslumbrantes y llenos de colorido. a cam por una pareja y la lucha por ella. Pero, durante un siglo, los científicos (varones) se opusieron enérgicamente a ésta teoría, en parte debido a que la elección activa de pareja parecía conferir un poder excesivo a las hembras, que, según se creía, debían permanecer pasivas en el proceso de emparejamiento. Los científicos sociales también se opusieron a la teoría de la selección sexual porque su descripción de la naturaleza parecía basarse en la conducta instintiva, minimizando de este modo la unicidad y flexibilidad de los seres. humanos. Se suponía que la cultura y la conciencia nos habían liberado de las fuerzas evolutivas. El avance de aplicar la selección sexual a los seres humanos se produjo a finales de los años setenta y ochenta, en forma de progresos teóricos que mis colegas y yo iniciamos en los campos de la psicología y la antropología4. Tratamos de identificar los mecanismos psicológicos subyacentes producto de la evolución, mecanismos que contribuyen a explicar tanto la extraordinaria flexibilidad de la conducta humana como las estrategias de emparejamiento activo que desarrollan hombres y mujeres. Esta nueva dsciplina se denomina psicología

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grupos raciales, religiosos y étnicos. En total, estudiamos a 10.047 personas del mundo entero. Este estudio, el más amplio que se ha llevado a cabo sobre los deseos de emparejamiento de los seres humanos, era simplemente el principio. Los hallazgos tenían implicacioes que afectaban a todas las esferas de la vida de la pareja, del noviazgo al matrimonio, pasando por las relaciones extramatrimoniales y el divorcio. También eran relevantes para importantes temas sociales de actualidad como el acoso sexual, los malos tratos en el hogar, la-pornografía y el patriarcado. Para investigar tantos campos relacionados con la conducta de emparejamiento como fuera posible, llevé a cabo más de cincuenta nuevos estudios sobre miles de personas, incluyendo a hombres y mues en busca de pareja en bares de solteros y en campus universitarios, novios con diverso grado de compromiso, matrimonios en sus primeros cinco años de casados y matrimonios que acabaron divorciándose. Los hallazgos de todas estas investigaciones crearon controversia y confusión entre mis colegas, ya que contradecían en muchos aspectos el pensamiento convencional y provocaron un cambio radical en la concepción de la psicología sexual clásica de hombres y mujeres. Uno de los objetivos de este libro es formular, a partir de estos hallazgos, una teoría del emparejamiento humano que se base no en conceptos románticos o en anticuadas teorías científicas, sino en pruebas científicas actuales. Gran parte de lo que he descubierto sobre el emparejamiento humano no es agradable. En la implacable búsqueda de objetivos sexuales, por ejemplo, los hombres y las mujeres atentan contra sus rivales, engañan a los miembros del otro sexo e incluso atacan a la propia pareja. Estos descubriimientos me perturban; preferiría que no existiesen los aspectos competitivos, conflictivos y manipuladores del emparejamiento humano. Pero un científico no puede cerrar los ojos ante los hallazgos desagradables. En último término hay que enfrentarse a los aspectos preocupantes del emparejamiento humano si se quieren mejorr sus consecuencias negativas.

tales problemas requiere analizar las estrategias sexuales. Las estrategias son esenciales para sobrevivir en la lucha por emparejarse. Las adaptaciones son soluciones evolutivas a problemas planteados por la supervivencia y la reproducción. Durante millones de años de evolución, la selección natural ha creado en nosotros mecanismos como el hambre para solucionar el problema de proporcionar nutrientes al organismo; las papilas gustativas son sensibles a la grasa y al azúcar para solucionar el problema de qué llevamos a la boca (frutos secos y bayas, no tierra o gravilla); las glándulas sudoríparas y los mecanismos que provocan escalofríos resuelven ~J problema del frío y el calor extremos; las emociones como el miedo y la ira, que provocan la huida y la lucha, sirven para luchar contra los depredadores o los competidores agresivos; y un complejo sistema inmunitario, para combatir enfermedades y parásitos. Estas adaptaciones son soluciones hU,manas a problemas de la existencia que plantean las fuerzas hostiles de la naturaleza; son nuestras estrategias de supervivencia. Quienes fueron incapaces de desarrollar las características apropiadas no sobrevivieron. Del mismo modo, las estrategias se~ales son soluciones adaptativas a los problemas de emparejamientp. Quienes en nuestro pasado evolutivo no consiguieron emparejarse de forma adecuada no se convirtieron en nuestros antepasados. Todos nosotros descendemos de una larga y continua línea de antepasados que compitieron con éxito por parejas deseables, atrajeron a compañeros valiosos desde el punto de vista reproductor, los retuvieron lo suficiente para reproducirse, rechazaron a rivales interesados y solucionaron los problemas que podían haber impedido el éxito reproductor. Pervive en nosotros d legado sexual de esas historias de éxito. Cada estrategia sexual se ajusta a un problema adaptativa específico, como identificar un compañero deseable o superar a los competidores a la hora de atraerlo. Por debajo de toda estrategia sexual hay mecanismos psicológicos, como las preferencias por una pareja concreta, los sentimientos amorosos, el deseo sexual o los celos. Cada mecanismo psicológico es sensible a la información o las señales del mundo exterior, como los rasgos físicos, los 9gnos de interés sexual o las indicaciones de infidelidad potencial. Nuestros mecanismos psicológicos son asimismos sensibles a la información sobre nosotros mismos como la capacidad de atraer a una pareja que puede ser hasta cierto punto deseable. El objetivo de este libro es poner al descubierto los estratos de problemas adaptativos que los hombres y las mujeres se han enfrentado la historia del emparejamiento y revelar las complejas estrategias sexuales que han desarrollado para solucionarlos. Aunque el término estrategias sexuales es una metáfora útil para pensar en soluciones sobre los problemas de enmparejamiento induce a error en el

as. Puede parecer extraño considerar que el emparejamiento humano, el idilio, el sexo y el amor son intrínsecamente estratégicos. Pero , ni la atraemos de forma indiscriminada, ni vencemos a nuestros rivales por aburrimiento. La forma de emparejarse es estratégica y l~s estrategias se diseñan para resolver problemas concretos para tener éxito a la hora de emparejarse. Comprender cómo se_resuelven

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tiempo, energía y esfuerzo a nuestra familia sena una gran ventaja. Debido a las poderosas ventajas de supervivencia y reproducción que obtuvieron aquellos de nuestros antepasados que eligieron compañero de forma acertada, evolucionó lo que se deseaba de una pareja. Como descendientes de aquellas personas, sus deseos perviven hoy en nosotros. Muchas otras especies han desarrollado preferencias en la búsqueda de compañero. Un claro ejemplo lo proporciona el pájaro tejedor africano6. Cuando el macho descubre una hembra en los alrededores, exhibe su nido recién construido colgándose boca abajo de su parte inferior y aleteando con fuerza. Si el macho pasa la prueba, la hembra se acerca al nido, entra en él y examina los materiales con que se ha construido, picoteándolos y tirando de ellos durante diez minutos. Mientras realiza esta inspección, el macho canta para ella desde un' lugar cercano. En cualquier momento de esta secuencia, la hembra puede decidir que el nido no cumple los requisitos y se marcha a inspeccionar otro. Si un nido es rechazado por varias hembras, el macho suele destruido y empezar de nuevo. Al demostrar la preferencia por los machos que construyen los mejores nidos, la hembra del tejedor soluciona el problema de proteger sus futuras crías y de proveer sus necesidades. Sus preferencias evolucionaron porque suponían una ventaja reproductora sobre otros tejedores sin preferencias qué se apareaban con cualquier macho. Las mujeres, al igual que los tejedores, prefieren hombres con...


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