Los fantasmas de Goya PDF

Title Los fantasmas de Goya
Author Paola Alexandra Escobar Daza
Course LÍNGUA ESTRANGEIRA I
Institution Universidade do Algarve
Pages 39
File Size 3.9 MB
File Type PDF
Total Downloads 22
Total Views 126

Summary

Elenco obras de la película " Los fantasmas de Goya"...


Description

LOS FANTASMA DE GOYA Los fantasmas de Goya es una película dramática estadounidense de 2006 dirigida por Milos Forman. El registra dibuja un fresco histórico de España entre 1792 y principios de 1800, período relativamente corto en el que se produjeron cambios de época revolucionarios. Forman declaró que el interés por el tema se remonta a cincuenta años atrás, y fue despertado por un libro no especificado sobre la Inquisición, y que el terreno de España entre los dos siglos era el más adecuado para hablar metafóricamente sobre la expulsión de los nazis y la llegada del Ejército Rojo a Checoslovaquia en 1945. Un elemento que se destaca de la película es, sin duda, el papel de los personajes que se presentan como figuras fuertes y bien definidas. El padre Lorenzo suele ser un personaje siniestro, negativo, sin reales ideales y dispuesto a venderse por el poder, representa una especie de alegoría de la época. También importante es el papel de Goya, dotado de gran sarcasmo y al mismo tiempo de humanidad. En fin Inés, personificación de la locura humana y de la iglesia que creía de poder unir a sus fieles con la violencia y el miedo de Dios. Estos personajes actúan dentro de un contexto histórico complejo y oscuro. Forman decide no focalizarse en la vida del gran pintor español, sino que prefiere regalar una imagen de la época por medio de sus obras. La primera fotografía que nos presenta es 1792 donde el clima quietud precede a la revolución francesa, la segunda es 1807, nos presenta la tierra ibérica destrozada por las tropas napoleónicas y por el ejército restaurador de Wellington.

-------------------------------------------------------------------------------------

FRANCISCO GOYA Francisco Goya nació el 30 de marzo de 1746 en la localidad zaragozana de Fuendetodos, durante el reinado de Felipe V de Borbón. Durante su adolescencia, hasta el 1763 aproximadamente, fue discípulo de José Luzán, periodo en el cual aprendió los principios del dibujo copiando las estampas mejores que tenía. A final del 1763 se presentó al concurso convocado por la madrileña Academia de Bellas Artes de San Fernando, aunque fracasó en su intento, no paró su desiderio de afirmarse como artista y, pensando en cómo lanzar su carrera, debió de madurar la idea del viaje a Italia, donde permaneció hasta el verano de 1771. Inmerso en el cosmopolita ambiente del quartiere spagnolo y de Piazza di Spagna, no lejos de la Academia de

Francia, peregrinará por los lugares obligados para quienes acudían a completar su formación en Roma, como prueban sus copias de estatuas clásicas en el Cuaderno italiano. Sobrevivir en Italia con pocos recursos y sin ayuda era complicado. Debía optimizar su estancia y la mejor manera era obteniendo algún premio o reconocimiento de una institución académica. Decidió preparar, en 1771, un cuadro para la Academia de Bellas Artes de Parma.. A Goya le bastó la mención de honor recibida por su Aníbal vencedor, contemplando Italia por vez primera desde los Alpes, para obtener un marchamo internacional con el que optar a encargos de importancia en su patria. (1772-1779 → De Zaragoza a Madrid: un cartonista en la Corte de Carlos III): En junio de 1771 Goya obtiene la tarea de inmortalizar su nombre en los muros de la la bóveda del Coreto. A partir de entonces simultaneó esta actividad con otros encargos, como el de la Cartuja de Aula Dei entre 1772 y 1774. Entre tanto había contraído matrimonio con Josefa Bayeu el verano de 1773, en Madrid, siguiendo una tradición secular en los obradores de pintura por la que el discípulo aventajado emparentaba con la familia del maestro. Pero su objetivo era triunfar en Madrid. Goya comenzó su carrera como pintor de corte desde el escalón ínfimo, trabajando bajo la supervisión de su cuñado para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en los cartones que servían de modelos a los tapiceros. Tras realizar una serie para El Escorial, entre 1776 y 1779 se dedicará a los de los aposentos del príncipe de Asturias en el palacio del Pardo, fiado esta vez a su propia inventiva. Los reyes apreciaron la frescura del arte de Goya, que presentaba personajes pintorescos con gran viveza, y cuando le recibieron en su presencia su gozo no tuvo límites. El 25 de junio de 1786 viene nombrado pintor del rey por Carlos III. En vísperas de la Revolución francesa, los negocios de Goya van viento en popa. El 17 de enero de 1789, los príncipes de Asturias suben al trono de España. De los primeros retratos oficiales de Carlos IV y María Luisa de Parma se encargará Francisco de Goya, que el 25 de abril obtiene el ansiado nombramiento como pintor de cámara. Esto le acarreará otros honores, como su admisión en la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País el 22 de octubre de 1790, o en la Academia de Bellas Artes de Valencia el mismo mes. El invierno de 1792 Goya cayó gravemente enfermo y convaleció en Cádiz, en casa del rico negociante Sebastián Martínez, quien le había encargado su retrato. Tras su restablecimiento volvió a Madrid con la primavera, aunque la sordera que le había quedado como secuela cambiará su vida, obligándole, por ejemplo, a renunciar a la enseñanza académica. Seguirá pintando, ya no cartones para tapices sino cuadros de gabinete y retratos. Acabadas las hostilidades con Francia, al final del reinado del Terror durante el cual había sido guillotinado Luis XVI, la situación política en España se estabilizó bajo el liderazgo de Godoy, Entonces se gestaron los Caprichos, publicados en 1799. El 31 de octubre de 1799 Goya había sido ascendido a primer pintor de cámara, carrera que vendrá truncada por la guerra entre 1808 y 1814. En vísperas de la guerra con Napoleón, emperador de los franceses desde 1804, Goya estaba en el cénit de su carrera. Aún tuvo tiempo de retratar a Fernando VII tras abdicar en él su padre el 19 de marzo de 1808. Pero la monarquía española, arruinada económicamente y con un gobierno debilitado por las ambiciones de Godoy, a quien Napoleón había manipulado con falsas promesas, fue incapaz siquiera de oponerse a los franceses, siendo el pueblo quien se alzaría en armas. En ese momento pudo empezar a concebir Los desastres de la guerra.

En 1814 recuperó el trono español Fernando VII, adelantándose Goya en proponer al Consejo de Regencia la glorificación del heroico pueblo español por medio de sus pinceles. Así hizo los famosos cuadros del 2 / 3 de mayo. Rehabilitado en su cargo de pintor de cámara. En 1815 ejecutó el cuadro conmemorativo de la asistencia de Fernando VII a la junta de la Compañía de Filipinas el 30 de marzo de ese año, de la que era importante accionista el suegro de Javier Goya. Gracias también a los buenos oficios de Vicente López, pudo todavía realizar en 1816 un último encargo del Palacio Real, la Santa Isabel de Hungría asistiendo a un enfermo, para el gabinete de la reina Isabel de Braganza. La muerte en 1818 de Carlos IV y María Luisa, desterrados a Italia por su hijo, sellará el final de una época gloriosa para el pintor aragonés. En ella alcanzó su cima como grabador, pero siguió experimentando poniéndose a aprender la técnica de la litografía, cuyo primer taller se abrió en Madrid en 1819. La vida del septuagenario artista volvía a ensombrecerse, lo que le condujo a las amargas reflexiones vertidas en sus Pinturas negras, con que cubrió las paredes del comedor y el gabinete de la Quinta, y en la serie de los Disparates, grabados probablemente durante aquellos años. El 13 de noviembre de 1823, con la vuelta a Madrid del monarca, se desencadenó una ominosa represión y Goya decidió ponerse a salvo buscando la protección del abate José Duaso y Latre, aragonés bien introducido en la Corte, que le acogió durante el invierno de 1823-1824. En pago le hizo su retrato. A finales de mayo de 1825 volvió a caer gravemente enfermo. En cuanto salió de la crisis se puso a pintar y, habiendo conseguido nueva licencia para estar ausente de Madrid un año desde el 6 de julio, elabora las litografías de Los toros de Burdeos, cuya edición se anunció entre noviembre y diciembre de 1825. El invierno anterior había trabajado en unas cuarenta miniaturas pintadas sobre marfil, que representan composiciones al modo de los Caprichos. El 30 de mayo de 1826 se halla en Madrid, adonde había viajado para solicitar del rey su jubilación, que le fue concedida el 22 de junio con su sueldo íntegro de pintor de cámara y permiso para residir en Francia. El 2 de abril, ya en Burdeos, sufrió un ataque que le dejó hemipléjico. Francisco Goya muere en Francia en 1828. A su cabecera estaba el pintor Antonio de Brugada, exiliado desde 1823 y albacea testamentario del maestro. El funeral se celebró el 17 de abril y fue enterrado en el cementerio de la Chartreuse, en el panteón de los Martín de Goicoechea. Sus restos reposan hoy en la ermita de San Antonio de la Florida.

OBRAS Y ANÁLISIS QUE APARECIERON EN LA PELÍCULA

ÁLBUM F Los dibujos están realizados a pincel con tinta ferrogálica, probablemente realizado entre 1812 y 1823. La temática de este álbum es muy variada por esto fue denominado “Álbum de imágenes de España” con el posible intento, por parte del autor, de mostrar escenas de la vida cotidiana en las que se marca la miseria, la tragedia o la violencia de una época opresiva de la inmediata posguerra española.

Tortura de un hombre Pincel y tinta La Hispanic Society of America, Nueva York Gato. NO. 42, The Frick Collection En este dibujo Goya nos presenta un hombre con las muñecas atadas a la espalda, probablemente está siendo interrogado con la ayuda de una garrucha, un estrumento de tortura que causa una dolorosa dislocación de los hombros y los codos. Ocultando los rostros, Goya invita al espectador a concentrarse en el drama del hombre pateando en el aire, cuya gracia desmiente el horror de la escena.

LOS CAPRICHOS Estéticamente anticipan la sensibilidad moderna y el desplazamiento hacia un arte dominado por la subjetividad y la libertad creativa. Biográficamente, los Caprichos aparecen en una de las décadas más decisivas en la trayectoria vital y en la producción artística de Goya. Es por ello que las sucesivas generaciones de escritores, artistas e intelectuales de los dos últimos siglos no han podido sustraerse a su condición de símbolo: símbolo del fin del Antiguo Régimen, del cambio de gusto entre las estéticas clasicista y romántica, y de la crisis producida en la biografía y el arte de un creador universal.

Están calientes Es una lámina de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 13 en la serie de 80 estampas y se publicó en 1799. En esta obra son fuertes las alusiones clericales. El significado del título remite a la glotonería y la lujuria de los frailes, la comida se relaciona con la sensualidad, en definitiva, añade a la gula de los frailes su carácter lujurioso, sus apetitos carnales. Los frailes se encuentran en el refectorio comiendo con cadavéricas cabezas y las bocas extremadamente abiertas destacando las cucharas y la forma de engullir la sopa.

Linda maestra Grabado de la serie Los Caprichos, número 68 en la serie de 80 estampas, publicada en 1799. Esta estampa corresponde al grupo temático "sueños y brujas". Goya aborda este tema por medio de la representación del vuelo brujeril. Tradicionalmente se creía que las brujas se servían de una escoba para trasladarse por los aires y asistir en puntos muy alejados y apartados de su vivienda habitual al aquelarre. Goya al conocer bien los aspectos de la brujería, captaría el momento en el que una vieja bruja inicia a una joven en estas prácticas. La mayor parte de las escenas de brujería, se han interpretado como alusiones satíricas en contra de la Iglesia, sus dogmas, sus misterios, y sobre todo contra las órdenes religiosas.

Está vuestra merced... pues, como digo... ¡eh! ¡cuidado! si no... Grabado de la serie Los Caprichos número 76 en la serie de 80 estampas. Un señor vestido de militar y de corta estatura aparece en la escena, se apoya en un bastón de mando con las piernas abiertas y conversa con otro personaje sostenido por unas muletas. En la parte trasera dos personajes contemplan la escena.

Aguarda que te unten Grabado de la serie Los Caprichos, está numerado con el número 67 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Esta estampa corresponde al grupo temático "diabluras y brujas". Goya aborda este tema por medio de la representación del vuelo del macho cabrío. Goya conoce bien los aspectos relacionados con la brujería pero los aborda desde una posición ilustrada, sometiéndolos a crítica a través de una actitud irónica. El protagonista quiere volar y aún tiene un pie humano. En la demonología, el ungüento hace efecto a los protagonistas y vuelan, pero al no haber efecto los que se lo aplican pueden volar, y no hay posibilidad de término medio como pretende Goya en esta imagen.

Devota profesión Grabado de la serie Los Caprichos. Está numerado con el número 70 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Esta estampa corresponde al grupo temático "diabluras y brujerías". Goya aborda este tema por medio de la representación de un brujo con orejas de burro que canta misa, sostenido sobre los hombros del Diablo o Gran Cabrón. La escena es simbólica, representa a alguien haciendo los votos, por lo que la estampa continúa ofreciendo una inversión de lo religioso y como tal puede ser entendida como un mundo de condenados por la Inquisición y de brujas, personajes que se apoyan sobre la herejía y la voraz rapiña.

Se repulen Grabado de la serie Los caprichos, del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 51 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Estampa relacionada con los Caprichos 21 y 30. En la escena se representan a tres seres sobrenaturales que realizan una actividad propiamente humana. La acción de cortar o preparar las uñas se ha relacionado con el ejercicio del robo, siendo interpretado este Capricho como una sátira en contra de aquellos políticos que se ayudan y protegen entre ellos, o una sátira en contra de las impías prácticas de la Iglesia, y un irónico comentario sobre las ventajas que sacan de su astuta apariencia y el significado de la estampa se ha reducido a su contenido secundario como una sátira sobre la importancia de tener un aspecto adecuado.

Nadie nos ha visto Grabado de la serie Los caprichos, del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 79 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Este dibujo satiriza la conducta de aquellos religiosos que, en la privacidad de sus monasterios, transgreden las reglas de comportamiento virtuoso para dejarse llevar por los excesos mundanos, representados aquí a través de la bebida. Primero esbozado a lápiz, después con la sanguina matizó los contornos y creó las sombras que caracterizan la nocturnidad de la escena en la estampa definitiva.

manca 0:52

Subir y bajar Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 56 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Estampa donde se representa de manera alegórica a Godoy, quien subió al poder como amante de la reina. Este Capricho va colocado a continuación de las vanitas de la vieja coqueta, y se encuentra en el centro de un grupo de cinco estampas referidas al tema de la perversión sexual y el exceso. De acuerdo con esto último, los personajes representados serían los ministros caídos bajo las influencias de Godoy; de todas maneras, parece más probable la intención de insinuar un estado de ánimo general de inestabilidad política y desmoralización debido a la rápida y caprichosa sucesión de ministros.

¿No hay quién nos desate? Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 75 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Esta estampa corresponde al grupo temático "el engaño y la máscara". Goya aborda este tema por medio de la representación de un hombre y una mujer, fuertemente unidos el uno al otro por una cuerda que les ata a la cintura, haciendo vanos esfuerzos por desatarse. Un pájaro nocturno, está entre los dos ligándolos para siempre. Esta escena se convierte en una sátira en contra del matrimonio y la oposición del clero al divorcio.

¿Por qué esconderlos? Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 30 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.

En la escena se identifica al protagonista con un clérigo que procuraba esconder sus riquezas de los herederos y sacristanes que lo rodeaban. Goya, demuestra su interés por representar la vejez, por medio de unas líneas, luces y sombras, lo expresivo del cuerpo decrépito, del rostro lleno de arrugas, del gesto íntimo que resume su ignorancia. El autor critica el atesoramiento avaro de los clérigos, que fue fuertemente criticada por los ilustrados, a razón de atesorar bienes sustraídos a las necesidades públicas.

El vergonzoso Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 54 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.

En esta estampa Goya aborda la temática del mundo al revés. En la escena hay tres personajes, siendo el foco de atención el hombre que está comiendo, y trata de evitar todas las miradas, vergonzoso de los rasgos obscenos de su rostro. El artista ha indicado claramente su pensamiento al dibujar encima de la cabeza del personaje la cintura de unos pantalones. Las narices cobran una notable presencia en el rostro, y en el lenguaje popular “las narices” constituyen un claro eufemismo sexual. La forma de construir la cara, para que cejas, ojos y nariz evoquen el aparato genital masculino, reforzaría el mismo sentido.

Quién lo creyera! Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 62 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799. Esta estampa corresponde al grupo temático de "fortuna y muerte ". Goya aborda este tema por medio de la representación de una violenta batalla entre dos brujas que vuelan por el aire. Una está a horcajadas sobre la otra: pegándole y dominándole. Estas dos brujas, asediadas en el abismo por otros dos demonios, se pueden estar disputando por rivalidades en su arte maléfico, lo que recuerda y alude el despeñadero de los dirigentes del Estado español en el último decenio del siglo XVIII, que produce en los pensadores ilustrados responsables un sentido de naufragio, de irse a pique la nave del Estado llevándose los vastos designios y denodados esfuerzos de los decenios anteriores.

Hilan delgado Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 44 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.

En esta estampa Goya aborda el tema de la ignorancia del pueblo, y las creencias en la superstición, todavía extendidas entre el pueblo durante aquellos años. Las tres viejas de la estampa han sido interpretadas como Parcas. Cloto aparece dando la estopa e hilando, lo cual no se aleja demasiado de los recetarios iconográficos tradicionales; Laquesis, al no tener hebra que hilar, lleva la escoba y, finalmente, Atropos, caracterizada por su ceguera, tiene a su lado una cruceta de la que penden las almas, representadas como niños.

Obsequio al maestro Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 47 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.

En esta estampa Goya aborda el tema de la ignorancia del pueblo, y las creencias en la superstición, todavía extendidas entre el pueblo durante aquellos años. El artista representa la dogmática educación de las brujas y las relaciona con la sociedad del momento. En la escena destaca el protagonismo del ser diabólico, constante en el arte de Goya, junto a brujas al cual se obsequia un cadáver de niño.

¡Qué pico de oro! Grabado de la serie Los Caprichos del pintor español Francisco de Goya. Está numerado con el número 53 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.

En esta estampa Goya satiriza los vicios de las órdenes religiosas, criticando la degradaci...


Similar Free PDFs