Morfología descriptiva del español PDF

Title Morfología descriptiva del español
Course Morfología descriptiva del español
Institution Universidad de Cádiz
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Apuntes del profesor Rafael Crismán. Adaptación de las presentaciones en clase. ...


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MORFOLOGÍA DESCRIPTIVA DEL ESPAÑOL – PRESENTACIÓN I Morfología del griego Mopφo (forma) y λogos (tratado). La Morfología es el tratado o ciencia que se ocupa del estudio de la forma. Deriva de la distinción entre forma y sustancia de Aristóteles. Desde el punto de vista etimológico se puede definir como la ciencia que se ocupa de la forma o formas de los objetos que estudia una disciplina y de las variantes que estas formas pueden presentar. Los primeros tratados de utilización del término en Lingüística corresponden al siglo XIX, recogidos en el Oxford English Dictionary . Anteriormente, lo que actualmente conocemos como Morfología se conocía como Analogía o Etimología. La nueva terminología se introdujo en la Lingüística a raíz de la influencia de las Ciencias Naturales. La Morfología se ocupa de la estructura de las palabras, de sus componentes internos (raíces, temas, desinencias flexivas, desinencias derivativas o afijos…) En el estudio de las clases de palabras intervienen la Sintaxis (combinación de palabras, funciones) y la Morfología (la estructura interna de la palabra) (Gómez Torrego, 2002) La Morfología se refiere al estudio de los morfemas trabados, sus clases y su organización en el cuerpo de las palabras (p. 165) La Morfología abstrae las palabras de su contexto para clasificarlas en diferentes grupos según las funciones de que son capaces, estudia las diferentes formas que pueden adquirir para representar las categorías gramaticales y establece los medios que el idioma emplea para enriquecer su léxico formado nuevas palabras a base de las ya existentes (p. 349) (Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua Española, 1973) La Morfología se ocupa de la estructura de las palabras, su constitución interna y sus variaciones (Nueva Gramática de la Lengua Española , 2009: 3) La Morfología estudia la estructura de la palabra y de las unidades que se asimilan a ella (Nueva Gramática de la Lengua Española, 2009: 57) Suele dividirse la Morfología en dos grandes ramas: la Morfología Flexiva y la Morfología Léxica o Derivativa. La primera estudia las variaciones de las palabras que implican cambios de contenido de naturaleza gramatical que tienen consecuencias en las relaciones sintácticas, como en la concordancia (Ellos trabajan) o en la rección (para ti) (Nueva Gramática de la Lengua Española, 2009: 21). La Morfología léxica se denomina a menudo formación de palabras en la tradición gramatical hispánica. Estudia esta parte de la gramática la estructura de las palabras y las pautas que permiten construirlas o derivarlas de otras, como en “dormitorio “a partir de “dormir”, “sensatez”, a partir de “sensato” o “robustecer” a partir de “robusto” […]. La Morfología léxica

se ha denominado también Morfología Derivativa (Nueva Gramática de la Lengua Española , 2009: 21). La morfología estudia un subconjunto, un tipo de relaciones formales, aquellas que se dan dentro de la palabra entre las unidades significativas que la constituyen. La Sintaxis se ocupa de las relaciones formales entre los elementos que constituyen un sintagma o una oración. La Morfología y la Sintaxis son consideradas las dos partes fundamentales de la Gramática. No obstante, algunos lingüistas (Alarcos, Gómez Torrego) consideran también la Fonología como una parte más de la Gramática. Algunas escuelas entre las que destaca la Escuela de Copenhage (con Hjelmslev a la cabeza) han acuñado el término Morfosintaxis, considerando la misma una relación formal entre los signos. Según esta concepción, tanto la Fonética, como la Fonología y la Semántica quedarían fuera de la Gramática. La Morfología se encarga del estudio de la palabra desde un punto de vista aislado (fuera del dinamismo comunicativo), mientras que la Sintaxis estudia las relaciones formales entre las mismas, lo que conlleva considerar la jerarquía que presentan entre sí (relaciones de dependencia). Como resultado del anterior planteamiento, la Morfología se ocupa también de la definición y delimitación de la palabras, así como de su clasificación según su naturaleza o categoría lingüística. En este punto, los criterios de clasificación de la naturaleza de las palabras también es objeto de estudio por parte de la Morfología. La Morfología, pues, se ocupa básicamente de tres ámbitos de estudio: 1. La estructura interna de la palabra. 2. Los principales procedimientos o mecanismos de formación de palabras 3. La unidad lingüística de la palabra, tanto desde una perspectiva global (con significado pleno) como desde una perspectiva parcial (morfemas), así como los criterios para su clasificación y caracterización.

La estructura interna de la palabra: los morfemas Tradicionalmente el morfema se ha considerado la unidad mínima dotada de significación frente al fonema, que carece de significación (aunque puede distinguir significado, base de las relaciones paradigmáticas). El morfema es, pues, el signo lingüístico mínimo, dotado de significante y significado.

El morfema se manifiesta en el nivel de la expresión por lo que se denomina morfo, que se corresponde con la realización ortográfico o fonológica del morfema. Una palabra se compone de un o varios morfemas (los cuales suelen estar representados, generalmente, por sus correspondientes morfos). El morfo, a su vez, suele estar compuesto por uno o varios fonemas, los cuales son realizados en la expresión por los correspondientes sonidos normativos. El morfema suele manifestarse siempre con la misma forma, de modo que hay un único representante del significado morfológico. Ej.: Cant-aba, cant-ó, cant-aré No obstante, también es posible encontrar morfemas que presentan diferentes morfos para un mismo significado. Ej.: mor-ir; mor-tuorio, a-mor -tajar; muerto, Al igual que sucede en fonología con las diferentes variantes de realización de un fonema /b/: [b]; [ß], en Morfología podemos observar los alomorfos, es decir, las distintas variantes de realización de un morfema (olí, huelo). A partir de surgen los conceptos de morfo vacio y morfo cero. Tenemos un morfo vacío cuando hay un segmento formal al que no le corresponde significado. Un ejemplo lo tenemos en los interfijos. Ej.: Pie-cec-ito Tenemos un morfo cero cuando existe el significado morfológico pero no tiene una manifestación formal en el nivel de la expresión. Ej.: El lunes/los lunes (la información del plural) En muchas ocasiones (no siempre) la aparición de alomorfos responde a contextos fonológicos distintos, de modo que aparecen variantes formales de un mismo morfema. La Escuela de Praga introduce el concepto de morfofonema. Se trata de una unidad abstracta que se realiza como uno u otro de los alomorfos según los distintos contextos fonológicos. El morfofonema es una unidad abstracta convencional. Se considera la utilizada para denominar como una forma única el representante formal de un significado morfológico Ej.: pensar, pienso. Existe un morfema radical para el verbo pensar. El morfofonema debe representar las diferentes expresiones de este morfema. Ej.: /elektriθidád/

/eléktriko/

/elektriθísta/

El morfofonema sería electric, que es la unidad abstracta de acuerdo con el contexto. Ej.: la expresión del significado de profesión: peluquero, telefonista, soldad or… En estos ejemplos no están tan claro el morfofonema porque aquí no hablamos de distintos entornos fonológicos, sino de diferentes lexemas o temas. Ej.: la expresión de la negación: ilegal, irreal, incansable, imposible…

Aquí sí podemos considerar in como el morfofonema porque las variantes responden a diferentes contextos fonológicos, como es el caso de im o i (m antes de oclusiva bilabial o supresión de la nasal ante lateral vibrante –i en lugar de in-) De las variantes formales tendríamos que llegar a una invariante del nivel de la expresión, el morfofonema, unas invariantes del significante que representa una invariante del significado, que es el significado del morfema. Ello dará lugar a la aparición de una nueva disciplina, la Morfofonología en Europa, conocida como Morfofonémica en América. Esta disciplina se encarga de estudiar las relaciones entre las variantes de los morfemas y los entornos fonológicos. La Morfofonología tiene como objeto de estudio el valor morfológico que poseen los medios fonológicos de una lengua determinada, esto es, el reflejo de la repercusión en la Morfología de los medios fonológicos de una lengua concreta. La Escuela de Praga capitaneada por Trubetzkoy ideó este campo de estudio como una disciplina intermedia entre la Fonología y la Morfología. Otros autores como Martinet no ven razones para considerarla una disciplina autónoma, sino que la consideran una extensión de la Morfología. Según Trubetzkoy la Morfofonología se ocupa de tres estudios fundamentales: -

La descripción de la estructura fonológica de los morfemas. Esto se extiende a toda la información fonológica que está determinada por factores estrictamente morfológicos. Un ejemplo lo tendríamos en español en los sufijos flexivos nominales de género y número, los cuales son átonos. Ej.: niño/niños/niña/niñas

A diferencia de los sufijos flexivos, los sufijos derivativos son tónicos. Ej.: niñáto Esto demuestra que primero tiene lugar el proceso de derivación y después la aplicación de las reglas fonológicas relativas al acento (no se admite *níñato). -

La descripción de las modificaciones combinatorias que tienen lugar cuando los morfemas que forman parte de una palabra compleja entran en contacto.

Ej.: establecer/ estable/ estabilidad amar/ amable/ amabilidad soñar/ *soñable/ *soñabilidad A book/ an extra book/ an umbrella Ein Tag werde ich Lehrer Eines Tages werde ich Ihn finden Inicio/iniciar/inicializar Intención/intencionalidad

-

La descripción de las mutaciones fonológicas que tienen una función morfológica. La aspiración de las sibilantes que indican plural. Ej.: los vecinos / loh vecinoh

El fenómeno umlaut en las vocales del alemán der Apfel / die Äpfel o la duración frente a la brevedad de las mismas. Ej.: Im Raum spukt es/ Er spuckte Ihn ins Gesicht Básicamente, existen cuatro tipos de variaciones alomórficas (alternancias): 1. Variaciones alomórficas condicionadas por factores fónicos: alternancias fonológicas 2. Variaciones alomórficas condicionadas por factores morfofonológicos: alternancias morfofonológicas. 3. Variaciones alomórficas condicionadas por factores de índole gramatical: alternancias gramaticales o morfológicas. 4. Variaciones alomórficas condicionadas por otro tipo de factores no determinados: alternancias léxicas. 1. Son regulares y automáticas en función de un contexto fonológico determinado, con independencia de los morfemas que intervengan. Ej.: in + bilabial= im (impermeable); in + líquida = i (irracional). 2. En la alternancia morfofonológica aparece cierta base fónica debido a que tanto el contexto fonológico en el que se produce como el propio cambio producido puede describirse en términos fonológicos, pero este cambio no es fruto de una regla, sino de da cuando entren en juego determinados morfemas. Ej.: ascender/ ascensión; transmitir/ transmisión frente a perdición/ sugestión/ bastión cuanto la dental pertenece a un radical verbal y va seguida del sufijo –ión. La regla se cumple en algunos casos, pero no en todos, por lo que la alternancia no es fonológica, pues no es regular ni automática. 3. Estas alternancias están condicionadas por motivos gramaticales. Ej.: las tres conjugaciones de las formas personales de infinitivo, condicionadas por factores gramaticales, o bien las desinencias ía / aba para el pretérito imperfecto de indicativo. Otro ejemplo sería el uso del pronombre ustedes con las desinencias de la segunda persona del plural. Ej.: ¿ustedes os vais? 4. En las alternancias léxicas no hay reglas fonológicas ni gramaticales. Ej.: Un ejemplo lo tendríamos en el uso de determinados cultismos como bilingüe o magnánimo.

EL PARADIGMA VERBAL MORFOLÓGICO La noción de modo ofrece una gran polisemia dentro de la terminología lingüística (modos verbales: indicativo, subjuntivo e imperativo); modo de la acción verbal; verbos de modo o modales; adverbios o complementos circunstanciales de modo; modo de articulación, modo adverbial, modo conjuntivo, modo o modalidad oracional. Modos verbales: indicativo, subjuntivo ¿imperativo?

Criterio de clasificación lógico-semántico; pragmático, formales o sintagmáticos Tres posibilidades (Porto Dapena, 1991: 12): -

Criterio lógico-semántico: se concibe el modo como disposición de la mente. No distingue entre contenidos modales (semánticos) y su expresión o manifestación oracional (sintagmática), léxica y flexional.

-

Criterio pragmático-mentalista:

Como tipo de comunicación establecida entre el hablante y el oyente. Dictum y modus (significado estructural y significado óntico en Coseriu; locutivo, ilocutivo y perlocutivo en Austin). Ej.: Estudiáis todos los días/ ¿Estudiáis todos los días?/ Estudiad todos los días Como actitud del hablante frente a la acción o proceso verbal Se relaciona con las funciones del lenguaje de Bühler (1933) y Jakobson (1958). Ej.: ¡Quién supiera escribir! (Campoamor) Esos dos criterios son los más extendidos en la actualidad, no obstante, presentan algunas contrapartidas críticas. La más relevante es la imprecisión que supone aceptar la actitud como criterios de distinción entre los modos, así como las unidades formales mediante las cuales se muestra. A partir de ahí han surgido oposiciones modales con una amplia crítica: realidad/ irrealidad; objetividad/ subjetividad; actual/ inactual; posible o potencial/imposible entre los muchos investigadores (Nebrija, Gili Gaya, Alarcos, C. Hernández, Pottier, Lamíquiz o la propia RAE en diferentes versiones de sus Gramática) -

Criterio formalista

Como el resultado de un régimen ejercido por una palabra expresa o tácita del contexto. Se relaciona con la regencia del verbo y sus posibilidades de complementación. Algunos autores como Alarcos (1994) hablan de argumentos del verbo. Otros lingüistas (Tesnière) defienden la denominada teoría de la gramática de valencias. Ej.: Sale de la guerra, paz; de la paz, abundancia; de la abundancia, ocio; del ocio, vicio; del vicio, guerra (Quevedo) Este criterio presenta algunas críticas como el hecho de que algunas formas que integran el imperativo recurran a formas del modo subjuntivo, las cuales no podrían, por tanto, interpretarse como régimen de un verbo del mandato. Ej.: No cierres la puerta Ante esta situación los investigadores se han dividido entre quienes consideran que el imperativo no es propiamente un modo, sino una excepción (Bello lo llamada modo optativo) o quienes incluso niegan dicha excepción puesto que consideran el imperativo como algo ajeno a toda distinción u oposición modal, puesto que el subjuntivo puede proporcionar dichas posibilidades frente al indicativo. Ej.: Te digo que cierres la puerta

Otros investigadores como el propio Porto Dapena apoyan la existencia del modo imperativo. Según el investigador, la negación viene dada por la existencia de neutralizaciones o bien por la distribución defectiva de las formas correspondientes de imperativo. La interpretación del imperativo como variante del presente de subjuntivo viene dada en realidad por el hecho de que entre la oposición imperativo/ subjuntivo este último es el término menos caracterizado, por lo que asume en ocasiones las funciones de imperativo, lo que es visible en contextos como el de la negación de un mandato. Ej.: No cierres la puerta Sin embargo, estas neutralizaciones también se producen en indicativo. Ej.: No matarás, cuando entre la oposición entre indicativo y subjuntivo este último constituye el término no marcado de los dos, lo que sucede asimismo, entre la oposición subjuntivo/ imperativo La dificultad estriba en definir y caracterizar los rasgos diferenciales definitivos entre los tres modos, sin necesidad de acudir a excepciones (neutralizaciones) contextuales. Los modos primarios: indicativo y subjuntivo La oposición modal entre indicativo y subjuntivo se basa en los rasgos desde el punto de vista de la Gramática tradicional en la oposición semántica de realidad e irrealidad y en la oposición sintáctica de no subordinación/ subordinación (Bello) INCORRECTO Hernández Alonso (1979); existen ejemplos de expresión de hechos reales en subjuntivo. Ej.: Aunque seas mi amigo debe despedirte Existe la posibilidad de la subordinación también en indicativo. Ej.: Dime lo que sabes/ dime lo que sepas Porto Dapena (1991: 31): …pueden darse estas tres posibilidades al comparar las respectivas distribuciones de las formas de indicativo y subjuntivo, saber: 1ª Que las formas de uno u otro modo sean complementarias solo parciamente, de manera que unas y otras puedan conmutar en algunos casos. Ej.: No falta quienes dicen los contario/ No faltan quienes digan lo contrario 2ª Que en oraciones subordinadas el uso de ambos grupos de formas esté en correlación con una diferencia de modalidad, indicada en otra parte de la oración. Ej.: Me dijo que vendría mañana/ Me dijo que quizás viniera mañana 3ª El el uso de unas formas u otras no vaya asociado a ninguna correlación con el cambio de modalidad. Evidentemente solo en este último caso el cabría negar la existencia de una verdadera oposición modal entre indicativo y subjuntivo pero no en os otros dos. En el caso del español, aunque existen algunos contextos donde se da la tercera condición (“Aunque sea mi hijo lo castigaré”/ “Aunque es mi hijo lo castigaré”), también se detectan numerosos contextos en los que se dan las dos primeras, por lo que podemos afirmar la existencia de una oposición modal.

Así pues, no podemos hablar de distribución complementaria únicamente, como cabe en la tercera posibilidad, puesto que las dos primeras posibilidades demuestran que el uso de determinados elementos lingüísticos depende del contexto semántico o del plano del contenido y no exclusivamente del fonológico, morfológico o de las estructura sintáctica, esto es, del plano de la expresión. Notemos que por este camino todas las unidades significativas en distribución complementaria y, consecuentemente, no constituirían nunca oposiciones entre sí […] los modos verbales contienen un contenido d modalidad bastante general y abstracto, lo que explica, por ejemplo la aparición del subjuntivo tanto en contextos imperativos como desiderativos, dubitativos, de posibilidad, etc. […] La armonización semántica que selecciona el uso de un determinado modo en un contexto concreto no siempre tiene por que implicar una relación sintáctica de régimen, pues este supone dependencia entre regente y regido, cosa que no ocurre, por ejemplo en “Acaso tengas razón”, donde el subjuntivo viene exigido por el adverbio acaso, que más bien se subordina a “tengas” y no al contario […] Hay que reconocer que la elección de indicativo o subjuntivo puede obedecer en determinados contextos más a razones de uso o norma –determinada diacrónicamente- que propiamente semánticas o sintácticas. Así ¿qué característica semántica o sintáctica, podría justificar, por ejemplo, la utilización obligatoria del indicativo en “A lo mejor tiene razón” frente a la frase sinónima “Acaso tenga razón” donde por el contrario se prefiere el subjuntivo? De todos modos, esto no quiere decir que el uso de las formas de indicativo y subjuntivo sea absolutamente caprichoso y que entre ellas no exista verdadera oposición y, como tal, caracterizada por unos rasgos semánticos o diferencias significativas. Lo que ocurre es que, en algunos contextos, estas diferencias desaparecen merced al conocido fenómeno de la neutralización, en cuyo caso es el uso o norma lingüística la encargada de seleccionar la forma que deberá emplearse (Porto Dapena, 1991) Cuadro de los modos verbales en español según Porto Dapena Indicativo

Canto

(Modo Primario)

He cantado

Canté Cantaba Había cantado Hube cantado

Cantaré Habré cantado

De Posibilidad

Potencial

(Modo secundario)

Cantaría Habría cantado De Imposibilidad Subjuntivo

Cante

De Probabilidad


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